LECCION DEL DIA

DESPERTAR AL AMOR

jueves, 31 de diciembre de 2020

31 DICIEMBRE: Te entrego este instante santo. Sé Tú Quien dirige, pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me brindará paz.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCION 365


Te entrego este instante santo.
Sé Tú Quien dirige, pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me brindará paz.


1. Y si necesito una palabra de aliento, Él me la dará. 2Si necesito un pensamiento, Él me lo dará también. 3Y si lo que necesito es quietud y una mente receptiva y serena, ésos serán los regalos que de Él recibiré. 4Él está a cargo a petición mía. 5Y me oirá y contestará porque Él habla en Nombre de Dios mi Padre y de Su santo Hijo.






Instrucciones para la práctica

Ver las instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.

LECCIONES FINALES

Propósito: Recibir el regalo que Dios ha prometido a Su Hijo. Dedicar nuestra mente a seguir el camino de la verdad y llevar allí a nuestros hermanos. Perdonar al mundo y acelerar el final del sueño que Dios ha fijado.

Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Tanto tiempo como sea necesario. • Utiliza las palabras sólo al comienzo, y únicamente para recordarte a ti mismo que estás intentando ir más allá de ellas. Deja el resto de la lección al Espíritu Santo. Ponle a Él a cargo de todo. Cualquier cosa que necesites, sea un pensamiento, una palabra, o quietud y serenidad, Él te lo dará.

Recordatorios cada hora: No hay instrucciones concretas.

Recordatorios frecuentes: No hay instrucciones concretas.

Respuesta a la tentación: No hay instrucciones concretas.

Comentario

¡La última lección del año! Pero ciertamente no, espero, nuestro último instante santo. Al acercarse el Nuevo Año, me encuentro pensando en esta lección como “Te entrego este año santo”. ¡Ah, lo siento resonar dentro de mí, descubriendo un sonido que se hace eco de un profundo y eterno anhelo!

Como dije ayer, el Epílogo habla de que nuestro viaje continúa después del estudio formal del Libro de Ejercicios, continuando con el Espíritu Santo como Guía a través de lo que todavía puede ser un largo viaje. El segundo punto en el que el Epílogo insiste mucho es que el final del viaje es seguro.

Tu llegada al hogar es tan segura como la trayectoria que ha sido trazada para el sol antes de que despunte el alba, después del ocaso y en las horas de luminosidad parcial que transcurren entremedias. De hecho, tu camino es todavía más seguro. (Ep.2:1-2)

Podemos caminar con Él, tan seguros de nuestro destino como lo está Él; tan seguros de cómo debemos proceder como lo está Él; tan seguros de la meta y de que al final la alcanzaremos como lo está Él (4:6). Pienso que a menudo mis sentimientos de “¿Cuánto tiempo más va a durar esto?” son realmente el miedo suprimido de “¿Voy a llegar alguna vez al Hogar?” Convertimos la duración del tiempo en un testigo de la idea de que nunca lo lograremos. Si realmente supiera que mi llegada al hogar es tan segura como la trayectoria que ha sido trazada para el sol, y todavía más segura, podría viajar “ligero de equipaje y sin contratiempos” (T.13.VII.13:4) sin que me importara cuánto dure.

Pienso que la actitud que el Curso nos anima a tener es:

1) Aferrarnos y mantener esta seguridad de que la llegada al Hogar es segura.

2) Y al mismo tiempo despreocuparnos de cuánto tiempo vaya a durar.

El Texto nos dice que cuánto tiempo es sólo una pregunta acerca del tiempo, y el tiempo es sólo una ilusión. Nos pide que no estemos inquietos ni preocupados, y señala que estar inquieto y preocupado en el viaje a la paz no tiene ningún sentido.

El final es seguro, y los medios también. A esto decimos "Amén". (Ep.5:1-2)

Yo también digo “Amén”. “Sí, así sea, y así es”. ¿Por qué es tan seguro el final? Porque tenemos al Espíritu Santo con nosotros. “Y Él hablará por Dios y por tu Ser, asegurándose así de que el infierno no te reclame, y de que cada decisión que tomes te acerque aún más al Cielo” (5:4). Él es la garantía. Su Presencia hace que el final sea seguro. Y Él está seguro porque sabe que el final depende de nosotros, y no hay nada más seguro que el Hijo de Dios.

Nos dirigimos a nuestro hogar a través de una puerta que Dios ha mantenido abierta para darnos la bienvenida. (Ep.5:7)

¡Ah, qué escena más hermosa! A mi librito “El Viaje al Hogar” podría haberle llamado por ese nombre “Al Hogar a través de una Puerta Abierta”.

Los ángeles de Dios revolotean a tu alrededor, muy cerca de ti. Su Amor te rodea, y de esto puedes estar seguro: yo nunca te dejaré desamparado. (Ep.6:7-8)

¿Qué más necesitamos? El Espíritu Santo está en nosotros. Los ángeles de Dios revolotean a nuestro alrededor. El Amor de Dios nos rodea y Jesús nos promete que Él nunca nos dejará sin consuelo ni nos abandonará.


¿Puedes sentirlo ahora que el año llega a su fin? ¿Puedes cerrar los ojos un momento y sentirles a tu alrededor? ¿Puedes darte cuenta de la santidad de este instante, el nacimiento de Cristo en ti que se extiende al mundo para cambiarlo con Su luz? Ellos están aquí, y Ellos están observando, y como Jesús dice a menudo en el Curso: Ellos te dan las gracias por estar dispuesto a abrirte a la Luz. Entonces, al acabar el año, démosles gracias a Ellos por darnos esta Luz a nosotros.






AUDIOLIBRO




EJERCICIOS

EPÍLOGO



1. Este curso es un comienzo, no un final. 2Tu Amigo te acompaña. 3No estás solo. 4Nadie puede llamarlo en vano. 5Sean cuales sean tus problemas ten por seguro que Él tiene la solución y que gusto­samente te la dará sólo con que te dirijas a Él y se la pidas. 6Él no se negará a darte todas las respuestas que necesites para cualquier cosa que parezca perturbarte. 7Él sabe cómo solventar todos los problemas y aclarar todas las dudas. 8Su certeza es tuya. 9Tan sólo necesitas pedírsela, para que te sea dada.

2. Tu llegada al hogar es tan segura como la trayectoria que ha sido trazada para el sol antes de que despunte el alba, después del ocaso y en las horas de luminosidad parcial que transcurren entremedias. 2De hecho, tu camino es todavía más seguro. 3Pues es imposible cambiar el curso de aquellos que Dios ha llamado a Su vera. 4Obedece, por lo tanto, tu voluntad, y sigue a Aquel a Quien aceptaste como tu voz, para que te diga lo que realmente quieres y necesitas. 5Suya es la Voz que habla por Dios y también por ti. 6Por lo tanto, Él habla de la libertad y de la verdad.

3. Ya no se asignarán más lecciones específicas, pues ya no son necesarias. 2En lo sucesivo, oye tan sólo la Voz que habla por Dios y por tu Ser cuando abandonas el mundo para buscar en su lugar la realidad. 3Él dirigirá tus esfuerzos, diciéndote exactamente lo que debes hacer, cómo dirigir tu mente y cuándo debes venir a Él en silencio, pidiendo Su dirección infalible y Su Palabra certera. 4Suya es la Palabra que Dios te ha dado. 5Suya es la Palabra que elegiste para que fuese la tuya propia.

4. Y ahora os pongo en Sus manos, para que seáis Sus fieles segui­dores y Él, vuestro Guía en toda dificultad o dolor que consideréis real. 2Él no os dará ningún placer pasajero, pues sólo da lo bueno y lo eterno. 3Dejad que Él os prepare aún más. 4Él se ha ganado vuestra confianza hablándoos diariamente de vuestro Padre, de vuestro hermano y de vuestro Ser. 5Y continuará haciéndolo. 6Ahora camináis con Él, tan seguros de vuestro destino como lo está Él; tan seguros de cómo debéis proceder como lo está Él; tan seguros de la meta y de que al final la alcanzaréis como lo está Él.

5. El final es seguro, y los medios también. 2A esto decimos "Amén".  3Cada vez que tengas que tomar una decisión se te indi­cará claramente cuál es la Voluntad de Dios para ti al respecto. 4Y Él hablará por Dios y por tu Ser, asegurándose así de que el infierno no te reclame, y de que cada decisión que tomes te acer­que aún más al Cielo. 5Así es como hemos de caminar con Él de ahora en adelante, recurriendo a Él para que nos guíe, nos brinde paz y nos ofrezca una dirección segura: 6El júbilo nos acompaña, 7pues nos dirigimos a nuestro hogar a través de una puerta que Dios ha mantenido abierta para darnos la bienvenida.

6. A Él le encomendamos nuestros pasos y decimos "Amén”. 2Continuaremos recorriendo Su camino en paz; confiándole todas las cosas.  3Yesperaremos Sus respuestas llenos de confianza, cuando le preguntemos cuál es la Voluntad de Dios en todo lo que hagamos. 4Él ama al Hijo de Dios tal como nosotros queremos amarlo. 5Y nos enseña cómo contemplarlo a través de Sus ojos y a amarlo tal cómo Él lo ama. 6No caminas solo. 7Los ángeles de Dios revolotean a tu alrededor, muy cerca de ti. 8Su Amor te rodea, y de esto puedes estar seguro: yo nunca te dejaré desamparado.

FIN
*    *    *

miércoles, 30 de diciembre de 2020

30 DICIEMBRE: Te entrego este instante santo. Sé Tú Quien dirige, pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me brindará paz.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCION 364


Te entrego este instante santo.
Sé Tú Quien dirige, pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me brindará paz.


1. Y si necesito una palabra de aliento, Él me la dará. 2Si necesito un pensamiento, Él me lo dará también. 3Y si lo que necesito es quietud y una mente receptiva y serena, ésos serán los regalos que de Él recibiré. 4Él está a cargo a petición mía. 5Y me oirá y contestará porque Él habla en Nombre de Dios mi Padre y de Su santo Hijo.



Instrucciones para la práctica

Ver las instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.

LECCIONES FINALES

Propósito: Recibir el regalo que Dios ha prometido a Su Hijo. Dedicar nuestra mente a seguir el camino de la verdad y llevar allí a nuestros hermanos. Perdonar al mundo y acelerar el final del sueño que Dios ha fijado.

Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Tanto tiempo como sea necesario. • Utiliza las palabras sólo al comienzo, y únicamente para recordarte a ti mismo que estás intentando ir más allá de ellas. Deja el resto de la lección al Espíritu Santo. Ponle a Él a cargo de todo. Cualquier cosa que necesites, sea un pensamiento, una palabra, o quietud y serenidad, Él te lo dará.

Recordatorios cada hora: No hay instrucciones concretas.

Recordatorios frecuentes: No hay instrucciones concretas.

Respuesta a la tentación: No hay instrucciones concretas.

Comentario

Sugiero que en estos dos últimos días de este año leas la lección y luego el Epílogo que hay detrás. Compartiré algunos comentarios sobre el Epílogo durante estos dos días, sin embargo, tu práctica debe ser con la última lección.

El Epílogo se hace eco de dos temas de la última lección: Seguir al Espíritu Santo como tu Maestro y Amigo en el camino, y la seguridad de alcanzar con éxito el final del camino.

Tu Amigo te acompaña. No estás solo. (Ep.1:2-3)

Tu llegada al hogar es tan segura como la trayectoria que ha sido trazada para el sol antes de que despunte el alba… De hecho, tu camino es todavía más seguro. (Ep.2:1-2)

Hoy voy a tratar el tema de seguir, y mañana la seguridad de llegar al hogar.

El Epílogo deja muy claro que aunque hayamos completado el Libro de Ejercicios y hayamos logrado el propósito que establece para nosotros, habiendo desarrollado la costumbre diaria de darle la dirección de nuestra vida al Espíritu Santo, sólo hemos empezado nuestro viaje y queda mucho trecho todavía. El camino por delante puede ser largo. Habrá dificultades a lo largo del camino. ¿Por qué haría Jesús hincapié en la seguridad del final si no creyéramos que hay razón para dudar?

Se nos dice que este curso es un comienzo, no un final (1:1). Podemos esperar problemas (1:5) y dudas (1:7). Todavía tendremos lecciones aunque no las “lecciones específicas” del Libro de Ejercicios (3:1). Se necesitarán “esfuerzos” (3:3).Habrá momentos en que experimentaremos dificultad, o dolor que pensaremos que es real (4:1). Aún estamos en el camino al Cielo, pero todavía no estamos allí (5:4). Necesitamos dirección (5:5), así que debe haber obstáculos o a veces el camino no parece claro. Todavía estamos en el camino que nos lleva a nuestro hogar (5:7). “Continuaremos recorriendo Su camino” (6:2). Jesús dice que nunca nos dejará sin consuelo, así que el consuelo seguirá siendo necesario (6:8).

Estoy señalando todo lo que nos indica que nos queda una parte muy importante de nuestro viaje todavía por delante, ya que con facilidad solemos pensar de otro modo, y nos volvemos impacientes y queremos que termine el viaje. Los puntos positivos de este Epílogo están planeados para eliminar el desánimo que puede entrarnos cuando nos damos cuenta de que todavía nos queda un largo recorrido.

Primero, tenemos un Amigo Que va con nosotros. “¡Un Amigo!” ¿Me ha enseñado eso mi experiencia con el Libro de Ejercicios? El Espíritu Santo es mi Amigo. (Tal vez para algunos de nosotros ese Amigo es Jesús). ¿Ha sido mi relación con Él suficiente para desarrollar mi confianza en Él? “hablándoos diariamente de vuestro Padre, de vuestro hermano y de vuestro Ser” (4:4). Se nos dan promesas maravillosas de Su dulzura y Su deseo de ayudarnos. No podemos invocarle en vano. Él tiene la respuesta a cualquier cosa que Le preguntemos o pidamos, y no nos las negará. Todo lo que tenemos que hacer es pedir. Él nos habla de “lo que realmente quieres y necesitas” (2:4).

Él dirigirá tus esfuerzos, diciéndote exactamente lo que debes hacer, cómo dirigir tu mente y cuándo debes venir a Él en silencio, pidiendo Su dirección infalible y Su Palabra certera. (Ep.3:3)

No necesitamos preocuparnos por la duración o la dificultad de nuestro viaje. Tenemos un Guía. El Libro de Ejercicios no es nuestro viaje, es un campo de entrenamiento que nos prepara para nuestro viaje, que nos presenta a nuestro Guía y que nos enseña a confiar en Él. Al hacer el Libro de Ejercicios hemos aprendido lo merecedor de nuestra confianza y lo
sabio que es; ahora estamos listos para empezar el viaje, caminando con Él con la confianza de que Él sabe cómo llevarnos al Hogar.





martes, 29 de diciembre de 2020

29 DICIEMBRE: Te entrego este instante santo. Sé Tú Quien dirige, pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me brindará paz.


AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCION 363


Te entrego este instante santo.
Sé Tú Quien dirige, pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me brindará paz.


1. Y si necesito una palabra de aliento, Él me la dará. 2Si necesito un pensamiento, Él me lo dará también. 3Y si lo que necesito es quietud y una mente receptiva y serena, ésos serán los regalos que de Él recibiré. 4Él está a cargo a petición mía. 5Y me oirá y contestará porque Él habla en Nombre de Dios mi Padre y de Su santo Hijo.



Instrucciones para la práctica

Ver las instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.

LECCIONES FINALES

Propósito: Recibir el regalo que Dios ha prometido a Su Hijo. Dedicar nuestra mente a seguir el camino de la verdad y llevar allí a nuestros hermanos. Perdonar al mundo y acelerar el final del sueño que Dios ha fijado.

Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Tanto tiempo como sea necesario. • Utiliza las palabras sólo al comienzo, y únicamente para recordarte a ti mismo que estás intentando ir más allá de ellas. Deja el resto de la lección al Espíritu Santo. Ponle a Él a cargo de todo. Cualquier cosa que necesites, sea un pensamiento, una palabra, o quietud y serenidad, Él te lo dará.

Recordatorios cada hora: No hay instrucciones concretas.

Recordatorios frecuentes: No hay instrucciones concretas.

Respuesta a la tentación: No hay instrucciones concretas.

Comentario

Una vez más repetimos esta lección del “instante santo”. Parece como si el autor nos dijera: “Habiendo recibido todos los pensamientos que te he dado, no te queda nada más por hacer excepto poner tu vida en manos del Espíritu Santo”. Helen Schucman, que algo después de haber completado el Curso escribió las primeras partes del Prefacio al Curso (la sección del Prefacio “¿Qué Postula?” la tomó del mismo dictado interno que el resto de los libros), dijo allí:

El Curso no afirma ser de por sí el final del aprendizaje, ni es el propósito de las lecciones del Libro de ejercicios llevar a término el aprendizaje del estudiante. Al final se deja al lector en manos de su propio Maestro Interno, Quien dirigirá el resto del aprendizaje a Su criterio. (Prefacio, página xii)

Eso es exactamente lo que estas cinco lecciones finales están reforzando, dejarnos en las manos del Espíritu Santo para que recibamos más instrucción.

El Libro de Ejercicios es una base, destinada a prepararnos para la instrucción del Espíritu Santo que viene después. Sirve como una especie de muleta mientras estamos demasiado débiles para mantenernos de pie. A veces me gusta pensar que el Libro de Ejercicios es como una especie de “rueditas de aprendizaje” para andar en nuestra bicicleta espiritual. Las ruedas están ahí para evitar que se caiga el niño que está aprendiendo a montar. Cuando aprende a mantener el equilibrio, las ruedas ya no son necesarias, y el niño va aprendiendo a andar en la bicicleta cada vez mejor, tal vez aprendiendo a hacer cabriolas, a andar sin manos, o incluso a hacer maniobras para evitar caerse al suelo. El aprendizaje no se ha terminado cuando acabamos el Libro de Ejercicios, todavía queda mucho que aprender.

El entrenamiento del Curso es un entrenamiento mental. El Libro de Ejercicios ofrece “rueditas de aprendizaje” mental: la estructura de los pensamientos diarios y los ejercicios de práctica que sugiere. Su propósito es iniciarnos en la forma de práctica espiritual del Curso, que consiste en comunicarnos mentalmente con Dios, mañana, noche y en cada momento a lo largo del día. Sus palabras nos dan algo a lo que agarrarnos mientras vamos formando esta nueva costumbre. Al principio está muy estructurado, y la estructura se vuelve bastante rígida. Con el paso del tiempo se vuelve más sencillo, suponiendo que hemos empezado a reforzar la costumbre que está intentando enseñarnos. Aquí, en las Lecciones Finales, la estructura está a punto de terminar, se están quitando las “rueditas de aprendizaje”. Se nos deja en manos del Espíritu Santo completamente, sin libro que nos guíe.

Tal vez alguno se sienta lo bastante motivado para aplicarse con dedicación durante todo el primer año que hacen el Libro de Ejercicios, siguiendo sus instrucciones cada día (o intentándolo). Ciertamente si alguien lo hiciera así, un solo año bastaría para establecer la costumbre de comunicarse espiritualmente con Dios. Sin embargo, para la mayoría de nosotros una sola vez no es suficiente.

Tengo que confesar en este escrito que este próximo año (1997) será la novena vez que hago el Libro de Ejercicios. Completar la primera vez me costó tres años. Desde entonces cada vez lo he hecho en un año, excepto un año que decidí que quería hacer algo diferente por un tiempo. Soy un alumno lento, al acabar este año todavía no he establecido las costumbres que el Libro de Ejercicios está intentando enseñarnos. Cada año lo hago mucho mejor, pero todavía es muy raro el día que recuerdo practicar la lección cada hora, mucho menos acordarme de ella brevemente cinco o seis veces cada hora, y en eso consiste nuestra práctica cuando llevamos varios meses con el libro. Por eso lo estoy haciendo de nuevo, no sólo para compartir los comentarios diarios con vosotros, compañeros, sino porque todavía me queda mucho que aprender.

Aunque no pienso que puedo hacer esta lección tal como se pretende, dejando el Libro de Ejercicios para continuar mi instrucción privada con el Espíritu Santo, aún puedo hacerla cada momento de práctica y de recordatorio durante el día. “Te entrego este instante santo”. Cada instante puede ser un instante santo. Intentemos recordarlo hoy tan a menudo como podamos. Cada vez que lo hagamos, recordemos entregarle el instante al Espíritu Santo para que Él lo haga santo. O más bien, vamos a entregárselo a Él para Sus propósitos en reconocimiento de que es santo.

Tal como la Introducción a esta lección hacía hincapié:

La meta que se nos ha asignado es la de perdonar al mundo. Ésa es la función que Dios nos ha encomendado. (L.Fl.In.3:2-3)

Ése es el propósito del Espíritu Santo, y cada instante que se Le entrega lo usa para ese propósito: perdonar al mundo. “Nuestra función es recordarlo a Él aquí en la tierra” (L.Fl.In.4:1). Le recordamos al perdonar: “Pues todo aquello que perdonamos es parte de Dios Mismo” (L.Fl.In.3:5). Nuestros hermanos son nuestros salvadores, al perdonarles, recordamos a Dios.