AUDIOLIBRO
He inventado el mundo que veo.
1. Continuamos hoy desarrollando el tema de causa y efecto. 2No eres víctima del mundo que ves porque tú mismo lo inventaste. 3Puedes renunciar a él con la misma facilidad con la que lo construiste. 4Lo verás o no lo verás, tal como desees. 5Mientras desees verlo, lo verás; cuando ya no lo desees ver, no estará ahí para que lo puedas ver.
2. La idea de hoy, al igual que las anteriores, es aplicable tanto a tu mundo interno como al externo, que en realidad son lo mismo. 2Sin embargo, puesto que los consideras diferentes, las sesiones de práctica de hoy tendrán una vez más dos fases: una dedicada al mundo que ves fuera de ti, y la otra, al que ves en tu mente. 3Trata de introducir en los ejercicios de hoy el pensamiento de que ambos se encuentran en tu propia imaginación.
3. Una vez más, comenzaremos la sesión de práctica de por la mañana y la de por la noche repitiendo la idea de hoy dos o tres veces mientras miras a tu alrededor al mundo que consideras como externo a ti. 2Luego cierra los ojos y mira tu mundo interno. 3Procura tratarlos a ambos con la mayor igualdad posible. 4Repite la idea de hoy sin ningún apresuramiento y tan a menudo como desees mientras observas las imágenes que tu imaginación le presenta a tu conciencia.
4. Se recomiendan de tres a cinco minutos para las dos sesiones de práctica más largas, siendo tres el mínimo requerido. 2Si notas que hacer los ejercicios te relaja, los puedes alargar a más de cinco minutos. 3Para facilitar esa relajación, escoge un momento en el que no preveas muchas distracciones, y en el que te sientas razonablemente preparado.
5. Estos ejercicios se deben seguir haciendo asimismo a lo largo del día tan a menudo como sea posible. 2Las aplicaciones más cortas consisten en lentas repeticiones de la idea según exploras tu mundo externo o tu mundo interno. 3No importa cuál de ellos elijas.
6. La idea de hoy también debe aplicarse inmediatamente a cualquier situación que te pueda perturbar. 2Aplícala diciéndote a ti mismo:
3He inventado esta situación tal como la veo.
TEXTO
III. Amor sin conflicto
1. Es difícil entender lo que realmente
quiere decir "El Reino de los Cielos está dentro de ti". 2Ello
se debe a que no es comprensible para el ego, que lo interpreta como si algo
que está afuera estuviese adentro; lo cual no tiene sentido. 3La
palabra "adentro" es innecesaria. 4Tú eres el Reino de los
Cielos. 5¿Qué otra cosa sino a ti creó el Creador?, y ¿qué otra cosa
sino tú es Su Reino? 6Éste es el mensaje de la Expiación, mensaje
que, en su totalidad, transciende la suma de sus partes. 7Tú
también tienes un Reino que tu espíritu creó. 8Éste no ha dejado de
crear como consecuencia de las ilusiones del ego. 9Tus creaciones no
son huérfanas, de la misma manera en que tú tampoco lo eres. 10Tu
ego y tu espíritu nunca serán co-creadores, pero tu espíritu y tu Creador lo
serán siempre. 11Ten por seguro que tus creaciones están tan a salvo
como tú.
12El
Reino está perfectamente unido y perfectamente
protegido,
y el ego no prevalecerá contra él. 13Amén.
2. Esto se ha escrito en forma de oración
porque así puede serte más útil en momentos de tentación. 2Es una
declaración de independencia. 3La encontrarás muy provechosa si la
entiendes cabalmente. 4El que necesites mi ayuda se debe a que has
negado a tu propio Guía, y, por consiguiente, necesitas ser guiado. 5Mi
papel consiste en separar lo falso de lo verdadero, para que la verdad pueda
traspasar las barreras que el ego ha erigido y así brillar en tu mente. 6El
ego no puede imperar en contra de nuestra fuerza conjunta.
3. Es seguro que a
estas alturas resulta evidente por qué el ego considera que el espíritu es su
"enemigo". 2El ego surgió como resultado de la separación,
y la continuidad de su existencia depende de que tú sigas creyendo en la
separación. 3El ego tiene que ofrecerte algún tipo de recompensa
para que sigas abrigando esta creencia. 4Lo único que puede
ofrecerte es una sensación de existencia temporal que se origina con su propio
comienzo y termina con su propio final. 5Te dice que esa vida es tu
existencia porque es la suya propia. 6Frente a ésta sensación de
existencia temporal, el espíritu te ofrece el conocimiento de la permanencia y
de la inmutabilidad del estado de ser. 7Nadie que haya experimentado
la revelación de esto puede volver a creer completamente en el ego otra vez. 8¿Cómo
iba a poder imperar su miserable oferta por encima del glorioso regalo que Dios
te hace?
4. Tú que te
identificas con el ego no puedes creer que Dios te ame. 2No amas lo
que hiciste, y lo que hiciste no te ama a ti. 3El ego, que fue
engendrado como resultado de tú haber negado al Padre, no le guarda lealtad a
su hacedor. 4No puedes ni imaginarte la relación real que existe
entre Dios y Sus creaciones debido al odio que le tienes al ser que fabricaste.
5Proyectas sobre el ego tu decisión de estar separado, y esto entra
en conflicto con el amor que, por ser su hacedor, sientes por él. 6No
hay amor en este mundo que esté exento de esta ambivalencia, y puesto que
ningún ego ha experimentado amor sin ambivalencia, el amor es un concepto que
está más allá de su entendimiento. 7El amor aflorará de inmediato en
cualquier mente que de verdad lo desee, pero tiene que desearlo de verdad. 8Esto
quiere decir desearlo sin ninguna ambivalencia, y esta forma de desear está
completamente desprovista de la "compulsión de obtener" del ego.
5. Existe una clase de experiencia tan
diferente de todo lo que el ego pudiera ofrecerte que nunca más querrás volver
a encubrirla u ocultarla. 2Es necesario repetir que tu creencia en
la oscuridad y en la ocultación es la razón de que la luz no pueda pasar. 3La
Biblia hace referencia frecuentemente a los inconmensurables dones que te
aguardan, pero que tienes que pedir. 4Ésta no es una condición como
las que el ego establece, 5sino que es la gloriosa condición de lo
que tú eres.
6. Ninguna fuerza excepto tu propia voluntad
es lo suficientemente fuerte o digna como para poder guiarte. 2En
esto eres tan libre como Dios, y así será eternamente. 3Pidámosle al
Padre en mi nombre que te mantenga consciente de Su Amor por ti y del tuyo por
Él. 4Él nunca ha dejado de responder a este ruego, pues lo único que
éste pide es lo que Su Voluntad ya ha dispuesto. 5Quienes piden
sinceramente siempre reciben respuesta. 6No debes anteponer otros
dioses a Él porque no hay otros dioses.
7. Nunca se te ha ocurrido realmente
renunciar a todas las ideas que jamás hayas tenido que se oponen al
conocimiento. 2Conservas miles de retazos de temor que le impiden
la entrada al Santísimo. 3La luz no puede filtrarse a través de los
muros que levantas para obstruir su paso, y nunca estará dispuesta a destruir
lo que tú has hecho. 4Nadie puede ver a través de un muro, pero yo
puedo transponerlo. 5Mantente alerta contra los retazos de miedo que
aún conservas en tu mente o, de lo
contrario, no podrás pedirme que lo transponga. 6Sólo puedo ayudarte
tal como nuestro Padre nos creó. 7Te amaré, te honraré y respetaré
absolutamente lo que has hecho, pero no lo apoyaré a menos que sea verdad. 8Nunca
te abandonaré tal como Dios tampoco te abandonará, pero tengo que esperar,
mientras tú continúes eligiendo abandonarte a ti mismo. 9Debido a
que espero con amor y no con impaciencia, es indudable que me pedirás con
sinceridad que lo transponga. 10Vendré en respuesta a toda llamada
inequívoca.
8. Examina
detenidamente qué es lo que estás realmente pidiendo. 2Sé muy
honesto contigo mismo al respecto, pues no debemos ocultarnos nada el uno al
otro. 3Si realmente tratas de hacer esto, habrás dado el primer paso
en el proceso de preparar a tu mente a fin de que el Santísimo pueda entrar en
ella. 4Nos prepararemos para ello juntos, pues una vez que Él haya
llegado, estarás listo para ayudarme a preparar otras mentes a que estén listas
para Él. 5¿Hasta cuándo vas a seguir negándole Su Reino?
9. En tu propia mente, aunque negada por
el ego, se encuentra la declaración que te hará libre: 2Dios te ha
dado todo. 3Este simple hecho significa que el ego no existe, y esto
le atemoriza mortalmente. 4En el lenguaje del ego,
"tener" y "ser" significan dos cosas distintas, si bien
para el Espíritu Santo son exactamente lo mismo. 5El Espíritu Santo
sabe que lo "tienes" todo y que lo "eres" todo. 6Cualquier
distinción al respecto es significativa solamente cuando la idea de
"obtener", que implica carencia, ha sido previamente aceptada. 7Por
eso es por lo que no hacemos ninguna distinción entre tener el Reino de Dios y
ser el Reino de Dios.
10. Al sereno ser
del Reino de Dios, del que eres perfectamente consciente cuando estás en tu
sano juicio, se le expulsa sin miramientos de aquella parte de la mente que el
ego rige. 2El ego está desesperado porque se enfrenta a un
contrincante literalmente invencible, tanto si estás dormido como si estás
despierto. 3Observa cuánta vigilancia has estado dispuesto a ejercer
para proteger a tu ego, y cuán poca para proteger a tu mente recta. 4¿Quién,
sino un loco, se empeñaría en creer lo que no es cierto, y en defender después
esa creencia a expensas de la verdad?
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