DESPERTAR AL AMOR

lunes, 18 de julio de 2011

18 JULIO: No soy un cuerpo. Soy libre.

AUDIOLIBRO
EJERCICIOS
LECCIÓN 199
No soy un cuerpo. Soy libre.
1. No podrás ser libre mientras te percibas a ti mismo como un cuerpo. 2El cuerpo es un límite. 3El que busca su libertad en un cuerpo la busca donde ésta no se puede hallar. 4La mente puede ser liberada cuando deja de verse a sí misma como que está den­tro de un cuerpo, firmemente atada a él y amparada por su pre­sencia. 5Si esto fuese cierto, la mente sería en verdad vulnerable.
2. La mente que está al servicio del Espíritu Santo es ilimitada para siempre y desde cualquier punto de vista, transciende las leyes del tiempo y del espacio; está libre de ideas preconcebidas y dispone de la fortaleza y del poder necesarios para hacer cual­quier cosa que se le pida. 2Los pensamientos de ataque no pue­den entrar en una mente así, toda vez que ha sido entregada a la Fuente del amor, y el miedo no puede infiltrarse en una mente que se ha unido al amor. 3Dicha mente descansa en Dios. 4¿Y quién que viva en la Inocencia sin hacer otra cosa que amar podría tener miedo?
3. Es esencial para tu progreso en este curso que aceptes la idea de hoy y que la tengas en gran estima. 2No te preocupes si al ego le parece completamente descabellada. 3El ego tiene en gran estima al cuerpo porque mora en él, y no puede sino vivir unido al hogar que ha construido. 4Es una de las partes de la ilusión que ha ayu­dado a mantener oculto el hecho de que él mismo es algo ilusorio.
4. Ahí se esconde y ahí se le puede ver como lo que es. 2Declara tu inocencia y te liberas. 3El cuerpo desaparece al no tener tú ninguna necesidad de él, excepto la que el Espíritu Santo ve en él. 4A tal fin, el cuerpo se percibirá como una forma útil para lo que la mente tiene que hacer. 5De este modo se convierte en un vehí­culo de ayuda para que el perdón se extienda hasta la meta todo­ abarcadora que debe alcanzar, de acuerdo con el plan de Dios.
5. Ten en gran estima la idea de hoy, y ponla en práctica hoy y cada día. 2Haz que pase a formar parte de cada sesión de práctica que lleves a cabo. 3No hay pensamiento cuyo poder de ayudar no aumente con esta idea, ni ninguno que de esta manera no adquiera regalos adicionales para ti. 4Con esta idea hacemos reso­nar la llamada a la liberación por todo el mundo. 5¿Y estarías acaso tú excluido de los regalos que haces?
6. El Espíritu Santo es el hogar de las mentes que buscan la liber­tad. 2En Él han encontrado lo que buscaban. 3El propósito del cuerpo deja de ser ahora ambiguo. 4Y su capacidad de servir un objetivo indiviso se vuelve perfecta. 5Y en respuesta libre de con­flicto e inequívoca a la mente que sólo tiene como objetivo el pensamiento de libertad, el cuerpo sirve su propósito y lo sirve perfectamente. 6Al no poder esclavizar, se vuelve un digno servi­dor de la libertad que la mente que mora en el Espíritu Santo persigue.
7. Sé libre hoy. 2Y da el regalo de libertad a todos aquellos que creen estar esclavizados en el interior de un cuerpo. 3Sé libre, de modo que el Espíritu Santo se pueda valer de tu liberación de la esclavitud y poner en libertad a los muchos que se perciben a sí mismos encadenados, indefensos y atemorizados. 4Permite que el amor reemplace sus miedos a través de ti. 5Acepta la salvación ahora, y entrégale tu mente a Aquel que te exhorta a que le hagas este regalo. 6Pues Él quiere darte perfecta libertad, perfecta dicha, así como una esperanza que alcanza su plena realización en Dios.
8. Tú eres el Hijo de Dios. 2Vives en la inmortalidad para siem­pre. 3¿No te gustaría retornar tu mente a esto? 4Practica entonces debidamente el pensamiento que el Espíritu Santo te da para el día de hoy. 5En él tus hermanos y tú os alzáis liberados; el mundo es bendecido junto contigo; el Hijo de Dios no volverá a llorar y el Cielo te da las gracias por el aumento de gozo que tu práctica le proporciona incluso a él. 6Dios Mismo extiende Su amor y feli­cidad cada vez que dices:
7No soy un cuerpo. 8Soy libre. 9Oigo la Voz que Dios me ha dado, y es sólo esa Voz la que mi mente obedece.
TEXTO
10. Por eso es por lo que el instante santo es tan importante para la defensa de la verdad. 2La verdad en sí no necesita defensa, mas tú necesitas ser defendido contra tu aceptación del regalo de muerte. 3Cuando tú, que eres la verdad, aceptas una idea tan peligrosa para la verdad, la amenazas con su destrucción. 4Y ahora se te tiene que defender, para poder así conservar intacta la verdad. 5El poder del Cielo, el Amor de Dios, las lágrimas de Cristo y la ale­gría de Su espíritu eterno son convocados para defenderte de tu propio ataque. 6Pues tú los atacas al ser parte de Ellos, y Ellos tienen que salvarte, pues se aman a Sí Mismos.
11. El instante santo es una miniatura del Cielo, que se te envía desde el Cielo. 2Es también un cuadro, montado en un marco. 3Mas si aceptas éste regalo no verás el marco en absoluto, ya que el regalo sólo puede ser aceptado cuando estás dispuesto a poner toda tu atención en el cuadro. 4El instante santo es una miniatura de la eternidad. 5Es un cuadro de intemporalidad, montado en un marco de tiempo. 6Si te concentras en el cuadro, te darás cuenta de que era únicamente el marco lo que te hacía pensar que era un cuadro. 7Sin el marco, el cuadro se ve como lo que representa. 8Pues de la misma manera en que todo el sistema de pensamiento del ego radica en sus regalos, del mismo modo el Cielo en su totalidad radica en este instante, que se tomó prestado de la eter­nidad y se montó en el tiempo para ti.
12. Se te ofrecen dos regalos. 2Cada uno de ellos es un todo en sí mismo y no puede ser aceptado parcialmente. 3Cada uno de ellos es un cuadro de todo lo que puedes tener, aunque desde una pers­pectiva muy diferente. 4No puedes comparar su valor compa­rando el cuadro de uno con el marco del otro. 5Debes comparar únicamente los cuadros, pues, de otro modo, la comparación no tendría ningún sentido. 6Recuerda que el cuadro es lo que consti­tuye el regalo. 7Y sólo sobre esa base eres realmente libre de elegir. 8Contempla los cuadros. 9Contempla los dos. 10Uno es un cuadro diminuto, difícil de ver bajo las pesadas sombras de su enorme y desproporcionado marco. 11El otro tiene un marco liviano, está colgado en plena luz y es algo maravilloso de contemplar debido a lo que es.
13. Tú que has tratado tan arduamente -y todavía sigues tratan­do- de encajar el mejor cuadro en el marco equivocado, y combi­nar de este modo lo que no puede ser combinado, acepta lo que sigue y regocíjate por ello: cada uno de estos cuadros está perfec­tamente enmarcado de acuerdo con lo que representa. 2Uno de ellos está enmarcado de forma que el cuadro esté desenfocado y no se pueda ver. 3El otro, de forma que su cuadro se vea con perfecta claridad. 4El cuadro de muerte y de tinieblas se hace cada vez menos convincente según logras dar con él entre todo lo que lo envuelve. 5A medida que se expone a la luz cada una de las piedras inertes que en la oscuridad parecían brillar desde el marco, dichas piedras se vuelven opacas y sin vida y cesan de desviar tu atención del cuadro. 6Y por fin miras al cuadro en sí, viendo finalmente que, sin la protección del marco, no tiene sen­tido.
14. El otro cuadro tiene un marco muy liviano, pues el tiempo no puede contener a la eternidad. 2No hay nada en él que te pueda distraer. 3El cuadro del Cielo y de la eternidad se vuelve más convincente a medida que lo contemplas. 4Y ahora, después de haberse hecho una verdadera comparación, puede por fin tener lugar una transformación de ambos cuadros. 5Y a cada uno de ellos se le da el lugar que le corresponde una vez que se ve en relación con el otro. 6Cuando llevas el cuadro tenebroso ante la luz, no lo percibes como algo temible, sino que por fin te das cuenta del hecho de que no es más que un cuadro. 7Y en ese momento reconoces lo que ves ahí tal como es: un cuadro de algo que pensabas que era real, y nada más. 8Pues más allá de ese cuadro no verás nada.
15. El cuadro de luz, en claro e inequívoco contraste, se trans­forma en lo que está más allá del cuadro. 2A medida que lo con­templas, te das cuenta de que no es un cuadro, sino una realidad. 3No se trata de una representación pictórica de un sistema de pensamiento, sino que es el Pensamiento mismo. 4Lo que representa está ahí. 5El marco se desvanece suavemente y brota en ti el recuerdo de Dios, ofreciéndote toda la creación a cambio de tu insignificante cuadro, que no tenía ningún valor ni ningún signi­ficado.
16. A medida que Dios ascienda al lugar que le corresponde y tú asciendas al tuyo, volverás a entender el significado de las relacio­nes, y sabrás que es verdad. 2Ascendamos juntos hasta el Padre en paz, permitiendo que adquiera predominancia en nuestras men­tes. 3Todo se nos dará al darle a Él el poder y la gloria, y al no conservar ninguna ilusión con respecto a dónde se encuentran éstos. 4Se encuentran en nosotros gracias a Su predominio. 5Lo que Él ha dado, es Suyo. 6Resplandece en cada parte de Él, así como en la totalidad. 7La realidad de tu relación con Él radica en la relación que tenemos unos con otros. 8El instante santo refulge por igual sobre todas las relaciones, pues en él todas las relaciones son una. 9En el instante santo sólo hay curación, ya completa y perfecta, 10pues Dios está en él, y donde Él está, sólo lo que es perfecto y completo puede estar.

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