DESPERTAR AL AMOR

martes, 30 de junio de 2020

30 JUNIO: Confío en mis hermanos, que son uno conmigo.

AUDIOLIBRO




EJERCICIOS

Introducción a las lecciones 181-200

 

1. El propósito de estas próximas lecciones es intensificar tu buena voluntad a fin de fortalecer tu débil compromiso y de fun­dir todos tus variados objetivos en un solo empeño. 2No se te pide que tu dedicación sea total todo el tiempo. 3Pero sí que prac­tiques ahora a fin de llegar a alcanzar la sensación de paz que, aunque sólo sea de manera intermitente, tal compromiso unifi­cado brinda. 4Experimentar eso es lo que hará que estés comple­tamente dispuesto a seguir el camino que este curso señala.

2. Nuestras lecciones están ahora orientadas específicamente a ampliar tus horizontes, y a tratar de manera directa con determi­nados obstáculos que mantienen tu visión constreñida y dema­siado limitada para dejarte ver el valor de nuestro objetivo. 2Lo que nos proponemos ahora es trascender esos obstáculos, aun­que sólo sea brevemente. 3Las palabras en sí no pueden transmi­tir la sensación de liberación que se experimenta una vez que se han eliminado dichos obstáculos. 4Mas la experiencia de libertad y de paz que descenderá sobre ti cuando renuncies a tu férreo control de lo que ves será más que suficiente para convencerte. 5Tu motivación se intensificará de tal manera que las palabras dejarán de ser relevantes. 6Sabrás con certeza lo que quieres y lo que no tiene valor.

3. Así pues, comencemos la jornada que nos llevará más allá de las palabras, concentrándonos en primer lugar en lo que todavía supone un escollo para tu progreso. 2La experiencia de lo que existe más allá de toda actitud defensiva sigue siendo inalcanza­ble mientras se siga negando. 3Quizá esté ahí, pero tú no puedes aceptar su presencia. 4De modo que lo que nos proponemos ahora es ir más allá de todas las defensas por un breve intervalo cada día. 5No se te pide nada más porque no se necesita nada más. 6Ello será suficiente para garantizar que todo lo demás llegue.




INTRODUCCIÓN A LAS LECCIONES 181 A 200

30 Junio a 19 Julio

Recordarás que se nos ha dicho dos veces que ahora estamos preparándonos para la Segunda Parte del Libro de Ejercicios. Esta Introducción nos explica más concretamente cómo las siguientes veinte lecciones están planeadas para prepararnos.

Lo primero de todo, el propósito global es fortalecer nuestro compromiso y unificar nuestras metas en un solo propósito. La meta inmediata de practicar estas lecciones es la experiencia de la paz, la liberación y libertad que el compromiso unificado puede traer, instantes santos en los que tenemos un anticipo de la mente recta.

El método de hacer que esa experiencia sea fácil de conseguir es estar alerta a los obstáculos a ella que todavía quedan, con la intención de quitar esos obstáculos, aunque sea por un corto tiempo.

Si la meta total es confirmar nuestro deseo de comprometernos más fuertemente con el camino del Curso, entonces está claro que el Libro de Ejercicios está reconociendo que en este momento, a mitad del Libro de Ejercicios, probablemente todavía no nos hemos decidido del todo, y que nuestro compromiso es menos que total. “No se te pide que tu dedicación sea total todo el tiempo todavía” (1.2). Probablemente hay algunos de entre nosotros que se sienten muy aliviados al oír eso. Tenemos que tener en cuenta esa palabra “todavía”, indicando que “dedicación total todo el tiempo” está en algún momento de nuestro futuro, es a donde se nos está llevando. Pero no deberíamos reñirnos por no tener esa dedicación total ahora.

Lo que se nos pide es que practiquemos. La experiencia del instante santo en este punto de nuestro crecimiento espiritual se espera que tenga lugar “aunque sólo sea de manera intermitente” (1.3). Fíjate en que es algo que se repite varias veces en estos tres párrafos. Vamos a trascender esos obstáculos, “aunque sólo sea brevemente” (2:2). Nos proponemos ir más allá de todas las defensas “por un breve intervalo cada día” (3:4). Cada día, practicamos evitar un bloqueo importante a la consciencia de la presencia del amor, aunque sólo sea por unos instantes. No tenemos que preocuparnos por hacer de éste nuestro estado mental permanente, todavía no. Es la experiencia acumulada de estos instantes santos la que nos dará la motivación para esa dedicación total, sin la experiencia acumulada no estamos suficientemente motivados.

Experimentar eso es lo que hará que estés completamente dispuesto a seguir el camino que este curso señala. (1.4)

Tu motivación se intensificará de tal manera que las palabras dejarán de ser relevantes. Sabrás con certeza lo que quieres y lo que no tiene valor. (2:5-6)

No se te pide nada más porque no se necesita nada más. Ello será suficiente para garantizar que todo lo demás llegue. (3:5-6)

En el Capítulo 13 del Texto se nos dice: “Alégrate de que tu función sea curar” (T.13.VIII.7:1).Y según avanzamos a lo largo del Libro de Ejercicios, tenemos que alegrarnos de practicar, que es lo mismo. Nuestra experiencia de la gracia en esta etapa puede ser intermitente todavía, sólo un momento cada día, eso vale, y podemos estar en paz si así es. Sólo ese poco cada día será suficiente para garantizar que llegará lo que falta, por eso no hay que tener miedo ni desanimarnos. Con hacer la práctica, la iluminación vendrá sin ninguna duda, ésa es la promesa que aquí se hace.




AUDIOLIBRO





EJERCICIOS


LECCIÓN 181


Confío en mis hermanos, que son uno conmigo.



1. Confiar en tus hermanos es esencial para establecer y sustentar tu fe en tu propia capacidad para trascender tus dudas y tu falta de absoluta convicción en ti mismo. 2Cuando atacas a un her­mano, proclamas que está limitado por lo que tú has percibido en él. 3No estás viendo más allá de sus errores. 4Por el contrario, éstos se exageran, convirtiéndose en obstáculos que te impiden tener conciencia del Ser que se encuentra más allá de tus propios erro­res, así como de sus aparentes pecados y de los tuyos.

2. La percepción tiene un enfoque. 2Eso es lo que hace que lo que ves sea consistente. 3Cambia de enfoque, y, lo que contemples, consecuentemente cambiará. 4Ahora se producirá un cambio en tu visión para apoyar la intención que ha reemplazado a la que antes tenías. 5Deja de concentrarte en los pecados de tu hermano, y experimentarás la paz que resulta de tener fe en la impecabilidad. 6El único apoyo que esta fe recibe procede de lo que ves en otros más allá de sus pecados. 7Pues sus errores, si te concentras en ellos, no son sino testigos de tus propios pecados. 8Y no podrás sino verlos, lo cual te impedirá ver la impecabilidad que se encuentra más allá de ellos.

3. En nuestras prácticas de hoy, por lo tanto, lo primero que vamos a hacer es dejar que todos esos insignificantes enfoques den paso a la gran necesidad que tenemos de que nuestra impeca­bilidad se haga evidente. 2Damos instrucciones a nuestras mentes para que, por un breve intervalo, eso, y sólo eso, sea lo que bus­quen. 3No vamos a preocuparnos por objetivos futuros. 4Lo que vimos un instante antes no nos preocupará en absoluto dentro de este lapso de tiempo en el que nuestra práctica consiste en cam­biar de intención. 5Buscamos la inocencia y nada más. 6Y la busca­mos sin interesarnos por nada que no sea el ahora.

4. Uno de los mayores obstáculos que ha impedido tu éxito ha sido tu dedicación a metas pasadas y futuras. 2El que las metas que propugna este curso sean tan extremadamente diferentes de las que tenías antes ha sido motivo de preocupación para ti. 3Y también te has sentido consternado por el pensamiento restric­tivo y deprimente de que, incluso si tuvieses éxito, volverías ine­vitablemente a perder el rumbo.

5. ¿Por qué habría de ser esto motivo de. preocupación? 2Pues el pasado ya pasó y el futuro es tan solo algo imaginario. 3Preocupa­ciones de esta índole no son sino defensas: para impedir que cam­biemos el enfoque de nuestra percepción en el presente. 4Nada más. 5Vamos a dejar de lado estas absurdas limitaciones por un momento. 6No vamos a recurrir a creencias pasadas, ni a dejar que lo que hayamos de creer en el futuro nos estorbe ahora. 7Damos comienzo a nuestra sesión de práctica con un solo propósito: ver la impecabilidad que mora dentro de nosotros.

6. Reconoceremos que hemos perdido de vista este objetivo si de alguna manera la ira se interpone en nuestro camino. 2Y si se nos ocurre pensar en los pecados de un hermano, nuestro restringido foco nos nublará la vista y nos hará volver los ojos hacia nuestros propios errores, que exageraremos y llamaremos "pecados". 3De modo que, por un breve intervalo, de surgir tales obstáculos, los transcenderemos sin ocuparnos del pasado o del futuro, dando instrucciones a nuestras mentes para que cambien de foco, según decimos:

4No es esto lo que quiero contemplar.
5Confío en mis hermanos, que son uno conmigo.

7. Y nos valdremos asimismo de este pensamiento para mante­nernos a salvo a lo largo del día. 2No estamos interesados en metas a largo plazo. 3Conforme cada uno de los obstáculos nuble la visión de nuestra impecabilidad, lo único que nos interesará será poner fin, por un instante, al dolor que, de concentrarnos en el pecado experimentaríamos, y que, de no corregirlo, persistiría.

8. No vamos en pos de fantasías. 2Pues lo que procuramos con­templar está realmente ahí. 3Y conforme nuestro foco se extienda más allá del error, veremos un mundo completamente impecable. 4Y cuando esto sea lo único que queramos ver y lo único que busquemos en nombre de la verdadera percepción, los ojos de Cristo se volverán inevitablemente los nuestros. 5El Amor que Él siente por nosotros se volverá también el nuestro. 6Esto será lo único que veremos reflejado en el mundo, así como en nosotros mismos.

9. El mundo que una vez proclamó nuestros pecados se convierte ahora en la prueba de que somos incapaces de pecar. 2Y nuestro amor por todo aquel que contemplemos dará testimonio de que recordamos al santo Ser que no conoce el pecado, y que jamás podría concebir nada que no compartiese Su impecabilidad. 3Éste es el recuerdo que queremos evocar hoy cuando consagramos nuestras mentes a la práctica. 4No miramos ni hacia adelante ni hacia atrás. 5Miramos directamente al presente. 6Y depositamos nuestra fe en la experiencia que ahora pedimos. 7Nuestra impeca­bilidad no es sino la Voluntad de Dios. 8En este instante nuestra voluntad dispone lo mismo que la Suya.



RESUMEN DE LA PRÁCTICA


Instrucciones generales: Tiempo de quietud por la mañana/ noche, recordatorios cada hora, Respuesta a la tentación. Ver la Lección 153.

Propósito: Dejar a un lado el obstáculo de la desconfianza en tus hermanos y de abarrotar nuestra mente en metas futuras o pasadas. Esto aumentará tu motivación y fortalecerá tu compromiso.

Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Por lo menos cinco minutos; lo ideal es treinta minutos o más. 
  • Deja de concentrarte en los pecados de los otros. 
  • Deja a un lado tus creencias y tus metas pasadas y futuras. 
  • Estate decidido a una cosa: a mirar a tu propia santidad. Confía en esta experiencia que estás pidiendo. Si piensas en el pecado de un hermano, que te produce enfado y te bloquea el camino, di: “No es esto lo que quiero contemplar. Confío en mis hermanos, que son uno conmigo”.

Recordatorios cada hora: Uno o dos minutos, a la hora en punto, (menos si las circunstancias no lo permiten).

Respuesta a la tentación: Si piensas en los pecados de un hermano, di de inmediato: “No es esto lo que quiero contemplar. Confío en mis hermanos, que son uno conmigo”.

Comentario

Esta lección no trata de animar una ceguera ingenua a los defectos de la gente. No dice que dejes la casa y el coche abiertos ni el dinero en el suelo de la calle, confiando en que nadie te lo va a robar. Sino que habla de lo que está más allá de los errores (sus egos) para ver su perfecta inocencia. Habla de ser consciente de los errores de una persona (teniéndolos en cuenta con fines prácticos), mientras que al mismo tiempo los pasamos de largo manteniendo su perfecta inocencia en nuestra mente. No viendo los errores como pecados que tienen que ser condenados y castigados. Como mi amiga Lynne dijo una vez acerca de un hombre que había sido grosero con ella: “Puedo amar a una serpiente de cascabel, pero eso no significa que tenga que dormir con ella”.

El obstáculo que esta lección nos está ayudando a vencer (aunque sea por poco tiempo) es nuestra atención a los pecados de nuestros hermanos. La lección nos dice que no busquemos los errores de la gente, sino lo que está bien. El asunto es que, al centrarnos en los errores de otros, no podemos ver su verdadero Ser y, de ese modo, tampoco no podemos ver el Ser dentro de nosotros. Si no puedo pasar por alto los errores de mis hermanos, no puedo pasar por alto los míos. “La percepción tiene un enfoque” (2:1). Necesitamos cambiar nuestro enfoque, nuestra atención. “Deja de concentrarte en los pecados de tu hermano, y experimentarás la paz que resulta de tener fe en la impecabilidad” (2:5). Recuerda el propósito de estas veinte lecciones: eliminar un obstáculo y, así, experimentar algo diferente, en este caso “la fe en la perfecta inocencia”.

Como dijo la Introducción, ¡no estamos intentando hacer esto todo el tiempo! (todavía no) ¿Tienes a alguien a quien no puedes perdonar? ¿Qué tal si tratas de perdonarle, sólo durante cinco minutos? Sólo durantes unos momentos estate dispuesto a abandonar tus juicios sobre él, olvidar el pasado y olvidar el futuro, y buscar la inocencia en él, verle como un santo Hijo de Dios, merecedor de todo Su Amor. ¿Qué tal si intentas, aunque sólo sea durante cinco minutos, desear esta experiencia? No te preocupes por el hecho de que en el último mes, o año, o el tiempo que haya sido, has querido matarle; no te preocupes por el hecho de que dentro de diez minutos estarás imaginándote que le llegará lo que se merece. Quizá te lo imaginarás. “¿Por qué habría de ser esto motivo de preocupación? (5:1). Las preocupaciones por el pasado o por el futuro “no son sino defensas: para impedir que cambiemos el enfoque de nuestra percepción en el presente” (5:3). Si, aunque sólo sea por unos instantes, nos permitimos a nosotros mismos experimentar lo que se siente al buscar la inocencia, dejando de lado sus pecados, esa experiencia será suficiente para motivarnos a seguir adelante por ese camino.

Os animo a todos y a mí mismo a mantener estas instrucciones en la mente, no sólo para la lección de hoy, sino para el resto del Libro de Ejercicios. Cuando te sientas para un instante de quietud, dejas de lado todo lo que sentías un momento antes, y no te preocupas por cómo te sentirás después. “No estamos interesados en metas a largo plazo” (7:2). Todo lo que buscamos es la experiencia de un instante de liberación, porque eso es todo lo que se necesita. En cualquier momento del día podemos pararnos y decir: “En este instante nuestra voluntad dispone lo mismo que la Suya” (9:8). Ese instante es todo lo que se necesita.

En cierta manera, pensamos que podemos cambiar del ego más completo a la inmediata espiritualidad. Pensamos que si pasamos cinco minutos con Dios por la mañana, debería cambiarse completamente de inmediato. Nuestra resistencia es demasiado grande para que suceda eso, hemos aprendido demasiado bien las lecciones del ego, y desaprenderlas necesita esfuerzo. El ego nos dice que “No está funcionando, porque „perdonamos‟ a nuestro hermano en esos cinco minutos por la mañana y pasamos la mayor parte del día imaginando modos de hacerle sufrir”. Pero algo está sucediendo, el ego está intentando hacernos sentir culpables porque sabe que algo está sucediendo. Esos cinco minutos, en los que dejamos de lado nuestro juicio, nos traen una experiencia de paz interior que nunca antes habíamos conocido, y conocemos algo que es bueno cuando lo vemos o sentimos. Nuestra motivación para perdonar crecerá cada vez más. La experiencia de “poner fin, por un instante, al dolor que, de concentrarnos en el pecado experimentaríamos” (7:3) será un alivio tan grande que lo buscaremos una y otra vez, hasta que crezca y se extienda a toda nuestra mente durante todo el tiempo. Todo lo que se necesita es estar dispuesto a practicarlo.






TEXTO

II. El poder de la santidad





1. Puede que aún pienses que no es posible entender lo que es la santidad porque no puedes ver cómo se puede extender de manera que incluya a todo el mundo. 2se te ha dicho que para que sea santa tiene que incluir a todo el mundo. 3La extensión de la santidad no es algo que te deba preocupar, pues no compren­des la naturaleza de los milagros. 4Tampoco eres tú el que los obra. 5Esto lo demuestra el hecho de que los milagros se extien­den más allá de los límites que tú percibes. 6¿Por qué preocuparte por cómo se va a extender el milagro a toda la Filiación cuando no entiendes lo que es el milagro? 7Un atributo no es más difícil de entender que el todo del que forma parte. 8Si los milagros existen, sus atributos tienen que ser milagrosos al ser parte de ellos.

2. Existe una tendencia a fragmentar, y luego a ocuparse de la verdad de una pequeña porción del todo. 2Eso no es más que un intento, de evitar el todo o de no querer contemplarlo, concen­trándote en lo que crees que te sería más fácil entender, 3lo cual no es sino otra manera en la que aún tratas de limitarte a tu propio entendimiento. 4Otra manera de considerar los mila­gros -que es mucho mejor y más útil- es ésta: los milagros son algo que no entiendes ni total ni parcialmente. 5Pero se han mani­festado a través de ti. 6Por lo tanto, tu entendimiento no es nece­sario. 7Mas sigue siendo imposible llevar a cabo lo que no entiendes. 8Así que debe haber Algo en ti que sí entiende.

3. Es imposible que los milagros te parezcan naturales porque lo que has hecho para hacerle daño a tu mente, la ha vuelto tan anti­natural que no recuerda lo que le es natural. 2cuando se te dice lo que es natural, no puedes comprenderlo. 3El reconocimiento de que la parte es igual al todo y de que el todo está en cada parte es perfectamente natural, pues así es como Dios piensa, y lo que es natural para Él es natural para ti. 4Una percepción completamente natural te mostraría de inmediato que es imposible que haya gra­dos de dificultad en los milagros, pues ello estaría en contradic­ción con su significado. 5Y si pudieses comprender su significado, sus atributos no podrían causarte perplejidad.

4. Has obrado milagros, pero es muy evidente que no los has obrado solo. 2Cada vez que te extendiste hasta otra mente y te uniste a ella tuviste éxito. 3Cuando dos mentes se unen y compar­ten una idea por igual, se establece el primer eslabón de la con­ciencia de que la Filiación es una. 4Cuando estableces esta unión tal como el Espíritu Santo te pide, y se la ofreces para que Él se valga de ella como crea conveniente, la percepción que natural­mente tiene de dicho regalo le permite a Él comprenderla, y a ti usar Su comprensión en beneficio propio. 5Es imposible conven­certe de la realidad de lo que sin duda se ha logrado por el hecho de haber estado tú dispuesto a ello, mientras creas que a menos que tú lo entiendas no es real.

5. ¿Cómo puedes tener fe en la realidad mientras sigas empeñado en querer hacerla irreal? 2¿Crees realmente que te encuentras más salvo afirmando que las ilusiones son reales que aceptando jubilosamente la verdad tal como es y dando gracias por ella? 3Honra la verdad que se te ha dado, y regocíjate de que no la comprendas. 4Los milagros son algo natural para Aquel que habla por Dios, 5pues Su tarea es traducir el milagro al conocimiento que repre­senta, pero que se encuentra vedado para ti. 6Permite que el entendimiento que Él tiene de los milagros te baste, y no les vuel­vas la espalda a los testigos que Él te ha dado, quienes dan fe de Su realidad.

6. No hay prueba que pueda convencerte de la verdad de lo que no deseas. 2No obstante, tu relación con Él es real. 3No veas esto con miedo, sino con regocijo. 3Aquel que invocaste está contigo. 5Dale la bienvenida y honra a los testigos que te traen las buenas nuevas de Su llegada. 6Es cierto, tal como temes, que reconocerlo a Él supone la negación de todo lo que crees saber. 7Pero lo que crees saber nunca fue verdad. 8¿De qué te sirve aferrarte a ello y negar las pruebas en favor de la verdad? 9Pues estás demasiado cerca de la verdad como para poder renunciar a ella ahora, y no podrás sino ceder ante su irresistible atracción. 10Puedes demorar esto ahora, pero sólo por un tiempo. 11El Anfitrión de Dios te ha llamado y tú le has oído. 12Nunca jamás volverás a estar completamente dispuesto a no escuchar.

7. Éste es un año de júbilo, en el que escucharás cada vez más y en el que la paz aumentará en igual medida. 2Tanto el poder de la santidad como la debilidad del ataque se están llevando a tu con­ciencia. 3Y esto se ha logrado en una mente que está firmemente convencida de que la santidad es debilidad y el ataque poder. 4¿No es este milagro prueba suficiente de que tu Maestro no pro­cede de ti? 5Pero recuerda también que cada vez que escuchaste Su interpretación los resultados te produjeron júbilo. 6¿Preferi­rías acaso los resultados de tu interpretación, teniendo en cuenta honradamente cuáles han sido dichos resultados? 7Dios dispone para ti algo mejor. 8¿No podrías contemplar con más caridad a quien Dios ama con perfecto amor?

8. No hagas interpretaciones que se opongan al Amor de Dios, pues tienes muchos testigos que hablan de él tan claramente, que sólo los ciegos y los mudos podrían no verlos ni oírlos. 2Decídete este año a no negar lo que Dios te ha dado. 3Despierta y compár­telo, pues ésa es la única razón por la que Él te ha llamado. 4Su Voz ha hablado claramente, pero tienes muy poca fe en lo que oíste debido a que has preferido tener más fe en el desastre que has ocasionado. 5Resolvamos hoy juntos aceptar las buenas nue­vas de que ese desastre no es real, y de que la realidad no es un desastre. 6La realidad es algo seguro, está a salvo y es completamente bondadosa con todo el mundo y con todas las cosas. 7No hay amor más grande que aceptar esto y alegrarse. 8Pues el amor sólo pide que seas feliz, y te dará todo lo que contribuya a tu felicidad.

9. El Espíritu Santo jamás ha dejado de resolver por ti ningún problema que hayas puesto en Sus manos, ni jamás dejará de hacerlo. 2Cada vez que has tratado de resolver algo por tu cuenta, has fracasado. 3¿No es hora ya de que conectes todos estos hechos y te des cuenta de lo que significan? 4Éste es el año en que debes poner en práctica las ideas que se te han dado. 5Pues las ideas son fuerzas poderosísimas que deben ponerse en práctica y no dejar en desuso. 6Ya te han dado suficientes pruebas de su poder como para que desees depositar tu fe en ellas y no en su negación. 7Dedica este año a la verdad y déjala obrar en paz. 8Ten fe en Aquel que tiene fe en ti. 9Piensa en lo que realmente has visto y oído, y acéptalo. 10¿Cómo puedes estar solo con seme­jantes testigos?




lunes, 29 de junio de 2020

29 JUNIO: QUINTO REPASO. Repaso de las lecciones 169 y 170

AUDIOLIBRO





EJERCICIOS

LECCIÓN 180


Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.



1. (169) Por la gracia vivo. 2Por la gracia soy liberado.
3Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo. 

2. (170) En Dios no hay crueldad ni en mí tampoco.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.




Instrucciones para la práctica

Propósito: Dedicar más tiempo y esfuerzo a practicar, para que puedas acelerar el paso en tu viaje a Dios. Reconocer la verdad de la idea central (“Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo”). Hacer de este repaso un regalo a Jesús, y un tiempo en el que compartes con Él una experiencia nueva y sin embargo antigua.

La oración: Usa la oración de los párrafos 2 y 3 para dedicar el repaso a Dios. Le pides a Dios que dirija tus prácticas y que te llame de vuelta cuando te retrasas en tus prácticas, para que puedas progresar más rápido por el camino que te lleva a Él.

El pensamiento central: El centro del repaso es esta idea (“Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo”). El propósito de este repaso es llevarnos a un lugar donde entendemos y experimentamos esta idea de verdad. Y el propósito de las ideas que se repasan es apoyar la idea central, sacar diferentes aspectos de ella, y hacerla “más significativa, más personal y verdadera” (L.rV.In.4:2). Por lo tanto, haz que esta idea domine cada uno de estos diez días del repaso. Empieza y termina el día con ella, empieza y termina cada periodo de práctica, y envuelve con ella cada repetición de las ideas del repaso.

Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Por lo menos cinco minutos; lo ideal es treinta minutos o más.
Pasa un rato repitiendo el pensamiento central (“Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo”). Y las dos ideas del repaso. Envuelve cada idea del repaso con el pensamiento central. Usa las ideas del repaso para que iluminen algún aspecto del pensamiento central y hazlo más significativo para ti.
Luego entra en lo que llamamos “meditación de la mente abierta”. Mantén tu mente quieta y silenciosa, sin palabras. Las palabras son como señales indicadoras: señalan al significado; pero ahora estás buscando la experiencia directa del significado, y para esto las palabras se interponen. En este vacío de palabras, simplemente espera con “silenciosa expectación” (L.94.4:1) la experiencia de lo que nos hablan las palabras, la experiencia de nuestro verdadero Ser. Toda tu atención está esperando en “tranquila expectación” (L.157.4:3). Tu mente está en reposo, sin embargo también preparada. Toda tu consciencia está esperando que surja la comprensión y se extienda. Concéntrate en esto sin palabras. Sin embargo, cuando tu mente se distraiga, lo que sucederá de vez en cuando, repite el pensamiento central para recordarte a ti mismo lo que estás esperando: la experiencia de tu propio Ser; y luego vuelve a tu espera sin palabras.
Termina repitiendo el pensamiento central una vez más.

Recordatorios cada hora: Uno o dos minutos, a la hora en punto (más corto si las circunstancias no lo permiten).
Sugerencia: Repite las dos ideas del repaso, rodeando cada una de ellas con el pensamiento central. Luego dale gracias a Dios por Sus regalos en la hora anterior, y pídele Su dirección para la hora que comienza. Termina con el pensamiento central.

Comentario

Párrafo 12 de la Introducción al Quinto Repaso:

Ayer pensamos de nuevo sobre los medios de practicar que se nos enseñan, las repeticiones frecuentes de los pensamientos del día. El párrafo de hoy nos recuerda que las palabras son sólo ayudas. Su propósito es simplemente “recordarle a la mente su propósito, según lo dicte la necesidad” (12:1). El propósito es la experiencia, la unión con Dios que sentimos cuando vamos a los instantes santos. “Ponemos nuestra fe en la experiencia que se deriva de las prácticas, no en los medios que utilizamos” (12:2).

¿Cuál es el propósito de la mente que se nos está recordando? Es recordar Quién somos, y compartirlo con el mundo, recordando a los otros su verdadero Ser, que comparten con nosotros. La repetición de las palabras nos trae esta memoria de un Ser que está en unión constante con Su Padre y Consigo Mismo, que es la extensión de Su Padre. La meta de nuestra práctica es sentir ese estado de mente recta, de unidad, aunque sólo sea por un momento. Estamos recordando que lo que somos es únicamente Amor, porque eso es todo lo que Dios es. Si eso es así, no puede haber crueldad en Dios ni tampoco en nosotros.

La experiencia del Ser es lo que nos trae la convicción (12:3). Las palabras “Dios es sólo Amor y, por tanto, eso es lo que soy yo” o “Por la gracia vivo” no nos traen convencimiento ni certeza. La experiencia de ello no sólo puede traer el convencimiento sino que lo trae. La meta de la práctica es ir de las palabras a la experiencia, a “su significado, el cual está mucho más allá de su sonido” (12:4).

¿Cómo sucede eso? No puedo decírtelo, nadie puede. Pero puedo decirte que de verdad sucede. No sucederá sin la práctica. La práctica no hace que suceda, pero prepara a la mente. Abre la puerta. Limpia a la mente con pensamientos completamente puros, y la prepara para la experiencia que siempre está ahí, siempre esperando. Y en esa experiencia, encontramos nuestro descanso.







TEXTO


Capítulo 16


EL PERDÓN DE LAS ILUSIONES


I. La verdadera empatía


1. Sentir empatía no significa que debas unirte al sufrimiento, pues el sufrimiento es precisamente lo que debes negarte a com­prender. 2Unirse al sufrimiento de otro es la interpretación que el ego hace de la empatía, de la cual siempre se vale para entablar relaciones especiales en las que el sufrimiento se comparte. 3La capacidad de sentir empatía le es muy útil al Espíritu Santo, siem­pre que permitas que Él la use a Su manera. 4La manera en que Él la usa es muy diferente. 5Él no comprende el sufrimiento, y Su deseo es que enseñes que no es comprensible.. 6Cuando se rela­ciona a través de ti, Él no se relaciona con otro ego a través del tuyo. 7No se une en el dolor, pues comprende que curar el dolor no se logra con intentos ilusorios de unirte a él y de aliviarlo com­partiendo el desvarío.

2. La prueba más clara de que la empatía, tal como el ego la usa, es destructiva, reside en el hecho de que sólo se aplica a un deter­minado tipo de problemas y a ciertos individuos. 2Él mismo los selecciona y se une a ellos. 3Pero nunca se une a nada, excepto para fortalecerse a sí mismo. 4Al haberse identificado con lo que cree entender, el ego se ve a sí mismo y procura expandirse com­partiendo lo que es como él. 5No dejes que esta maniobra te engañe, aEl ego siempre utiliza la empatía para debilitar, y debili­tar es atacar. 6Tú no sabes lo que es la empatía. 7Pero de esto puedes estar seguro: sólo con que te sentases calmadamente y permitieses que el Espíritu Santo se relacionase a través de ti, sentirías empatía por la fortaleza, y, de este modo, tu fortaleza aumentaría, y no tu debilidad.

3. Tu papel consiste únicamente en recordar esto: no quieres que nada que tú consideres valioso sea lo que tiene lugar en una rela­ción. 2No decides hacer nada a tu manera para deteriorarlas o para crear armonía en ellas. 3No sabes lo que es curar. 4Todo lo que has aprendido acerca de la empatía procede del pasado. 5no hay nada del pasado que desees compartir, pues no hay nada del pasado que desees conservar. 6No te valgas de la empatía para otorgarle realidad al pasado y así perpetuarlo. 7Hazte a un lado tranquilamente y deja que la curación se lleve a cabo por ti. 8Mantén un solo pensamiento en la mente y no lo pierdas de vista, por muy grande que sea la tentación de juzgar cualquier situación, y de determinar tu reacción basándote en los juicios que has hecho de la misma. 9Concentra tu mente sólo en esto:

                       10No estoy solo, y no quiero imponer el pasado a mi Invitado.
11Lo invité y Él está aquí.
12No tengo que hacer nada, excepto no interferir.

4. La verdadera empatía procede de Aquel que sabe lo que es. 2Tú aprenderás a hacer la misma interpretación que Él hace de ella si le permites que se valga de tu capacidad para ser fuerte y no débil. 3Él no te abandonará, pero asegúrate de que tú no lo abandonas a Él. 4La humildad es fuerza sólo en este sentido: reconocer y aceptar el hecho de que no sabes, es reconocer y aceptar el hecho de que Él sí sabe. 5No estás seguro de que Él desempeñará Su función porque tú nunca has desempeñado la tuya completamente. 6Es imposible que sepas cómo responder a lo que no comprendes. 7No caigas en esta tentación ni sucumbas al uso triunfante que el ego hace de la empatía para su propia vanagloria.

5. El triunfo de la debilidad no es lo que deseas ofrecerle a un hermano. 2Sin embargo, no reconoces otro triunfo que ése. 3Eso no es conocimiento, y la forma de empatía que suscitaría es tan distorsionada, que no haría sino aprisionar lo que quiere liberar. 4Los que no han sido redimidos no pueden redimir, sin embargo, tienen un Redentor. 5No trates de ser Su maestro. 6Tú eres el estu­diante. aÉl, el Maestro. 7No confundas tu papel con el Suyo, pues eso nunca le brindará paz a nadie. 8Ofrécele tu capacidad de sen­tir empatía, pues lo que deseas compartir es Su percepción y Su fortaleza. 9Y permite que Él te ofrezca Su fortaleza y Su percep­ción, para que puedan ser compartidas a través de ti.

6. El significado del amor se pierde en cualquier relación: que vaya en busca de la debilidad y espere encontrar amor en ella. 2El poder del amor, que es su significado, radica en la fuerza de Dios que se cierne sobre ella y que la bendice silenciosamente al envol­verla en sus alas sanadoras. 3No intervengas en esto, ni trates de reemplazarlo con un "milagro" tuyo. 4He dicho que si un her­mano te pide que hagas algo que a ti te parece absurdo, que lo hagas. 5Pero ten por seguro que esto no significa que tengas que hacer algo que pudiese ocasionarte daño a ti o a él, pues lo que le hace daño a uno, le hará daño al otro. 6Las peticiones absurdas son absurdas sencillamente porque son conflictivas, ya que siem­pre contienen ciertos elementos del deseo de ser especial. 7Sólo el Espíritu Santo reconoce las necesidades absurdas así como las rea­les. 8Y Él te enseñará cómo satisfacer las dos sin que ninguna quede excluida.



7. Tú intentarás hacer esto únicamente en secreto. 2Y pensarás que al satisfacer las necesidades de uno, el otro no se ve afectado por­que los mantienes separados y ocultos el uno del otro. 3No es ése el camino que debes seguir, pues no conduce ni a la verdad ni a la vida. 4Ninguna necesidad quedará insatisfecha por mucho tiempo si la pones en manos de Aquel Cuya función es satisfa­cerla. 5Ésa es Su función, no la tuya. 6Él no satisfará ninguna nece­sidad en secreto, pues quiere compartir todo lo que des a través de Él. 7Por eso es por lo que lo da. 8Lo que tú das a través de Él es para toda la Filiación, no sólo para una parte de ella. 9Deja Su función en Sus manos, pues Él la llevará a cabo sólo con que lo invites a formar parte de tus relaciones y a bendecirlas por ti.

domingo, 28 de junio de 2020

28 JUNIO: QUINTO REPASO. Repaso de las lecciones 167 y 168

AUDIOLIBRO





EJERCICIOS


LECCIÓN 179


Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.



1. (167) Sólo hay una vida, y ésa es la vida que comparto con Dios.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.

2. (168) Tu gracia me es dada. 2La reclamo ahora.
3Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.


          


Instrucciones para la práctica

Propósito: Dedicar más tiempo y esfuerzo a practicar, para que puedas acelerar el paso en tu viaje a Dios. Reconocer la verdad de la idea central (“Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo”). Hacer de este repaso un regalo a Jesús, y un tiempo en el que compartes con Él una experiencia nueva y sin embargo antigua.

La oración: Usa la oración de los párrafos 2 y 3 para dedicar el repaso a Dios. Le pides a Dios que dirija tus prácticas y que te llame de vuelta cuando te retrasas en tus prácticas, para que puedas progresar más rápido por el camino que te lleva a Él.

El pensamiento central: El centro del repaso es esta idea (“Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo”). El propósito de este repaso es llevarnos a un lugar donde entendemos y experimentamos esta idea de verdad. Y el propósito de las ideas que se repasan es apoyar la idea central, sacar diferentes aspectos de ella, y hacerla “más significativa, más personal y verdadera” (L.rV.In.4:2). Por lo tanto, haz que esta idea domine cada uno de estos diez días del repaso. Empieza y termina el día con ella, empieza y termina cada periodo de práctica, y envuelve con ella cada repetición de las ideas del repaso.

Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Por lo menos cinco minutos; lo ideal es treinta minutos o más.
Pasa un rato repitiendo el pensamiento central (“Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo”). Y las dos ideas del repaso. Envuelve cada idea del repaso con el pensamiento central. Usa las ideas del repaso para que iluminen algún aspecto del pensamiento central y hazlo más significativo para ti.
Luego entra en lo que llamamos “meditación de la mente abierta”. Mantén tu mente quieta y silenciosa, sin palabras. Las palabras son como señales indicadoras: señalan al significado; pero ahora estás buscando la experiencia directa del significado, y para esto las palabras se interponen. En este vacío de palabras, simplemente espera con “silenciosa expectación” (L.94.4:1) la experiencia de lo que nos hablan las palabras, la experiencia de nuestro verdadero Ser. Toda tu atención está esperando en “tranquila expectación” (L.157.4:3). Tu mente está en reposo, sin embargo también preparada. Toda tu consciencia está esperando que surja la comprensión y se extienda. Concéntrate en esto sin palabras. Sin embargo, cuando tu mente se distraiga, lo que sucederá de vez en cuando, repite el pensamiento central para recordarte a ti mismo lo que estás esperando: la experiencia de tu propio Ser; y luego vuelve a tu espera sin palabras.
Termina repitiendo el pensamiento central una vez más.

Recordatorios cada hora: Uno o dos minutos, a la hora en punto (más corto si las circunstancias no lo permiten).
Sugerencia: Repite las dos ideas del repaso, rodeando cada una de ellas con el pensamiento central. Luego dale gracias a Dios por Sus regalos en la hora anterior, y pídele Su dirección para la hora que comienza. Termina con el pensamiento central.


Comentario

Párrafo 11 de la Introducción al Quinto Repaso:

El párrafo trata una vez más sobre los detalles de la práctica del Libro de Ejercicios. No pretendo criticar este punto, pero como estoy siguiendo el contenido de esta Introducción, la importancia no se la doy yo sino el Curso mismo.

El Libro de Ejercicios da mucha importancia a la repetición de las ideas que presenta. La repetición es una de las técnicas fundamentales para el entrenamiento mental que apoya. Si vamos a hacerlo como nos indica (y soy el primero en admitir que me quedo muy corto en hacerlas) pasaremos cinco minutos por la mañana y por la noche pensando en el pensamiento central, siendo mejor todavía si dedicamos más tiempo, hasta media hora. Lo recordaremos cada hora, y utilizaremos el pensamiento central: “Dios es sólo Amor y, por tanto, eso es lo que soy yo”, para envolver los dos pensamientos que estamos repasando en el día.

Ésta no es una idea extraña o excesiva. La repetición de pensamientos espirituales es frecuente en muchas religiones. Incluso me encontré con ello en el cristianismo fundamentalista. Un maestro en una clase nocturna a la que asistí una vez en el Instituto Moody de la Biblia en Chicago, en 1959, enseñaba a sus estudiantes lo que él llamaba meditación bíblica. La idea general era aprender de memoria versículos de la Biblia para tenerlos en la mente cuando fuera necesario, y pensar en ellos durante el día: al levantarte, mientras ibas de un sitio a otro, cuando te sentabas a hacer algo, cuando ibas en el tren o en autobús, y de nuevo por la noche antes de dormir. Explicaba la meditación como: “Compartir con el Señor Su propia Palabra, a modo de oración, y aplicándola a la propia vida”. Este maestro afirmaba que este tipo de meditación había cambiado su vida por completo.

También cambió la mía. Con el tiempo me aprendí de memoria más de mil versículos de la Biblia. Me sabía capítulos enteros de memoria, palabra por palabra. Estoy seguro de que la práctica es lo que, finalmente, me llevó más allá de las limitaciones del fundamentalismo.

Todavía recuerdo una de las primeras veces que reservé un rato para meditar justo antes de dormir. Me senté durante cinco o diez minutos, pensando en los versículos del día, convirtiéndolos en una oración, uniéndome a Dios con ellos, aplicándolos a mi vida. Luego me quedé dormido con las palabras todavía rondando por mi mente.

A la mañana siguiente, me desperté y permanecí tumbado en ese estado medio despierto antes de abrir los ojos. Y allí en mi mente, como un mantra, las palabras seguían repitiéndose. Creí entonces, y lo creo ahora, que habían estado sonando una y otra vez en mi mente durante toda la noche como un disco rallado. Aquella mañana me desperté con una alegre explosión de fe, dándome cuenta de que estaba alimentando a mi mente con pensamientos nutritivos.

Es maravilloso encontrar las palabras del Curso surgiendo en tu mente de repente durante el día, o cuando te despiertas. Pero eso no sucede con pocas repeticiones. Sin la práctica de estos pensamientos, el disco rallado que da vueltas sin parar en nuestra mente es algo muy distinto, porque ya hemos entrenado a nuestra mente muy bien pero con los pensamientos equivocados. Se necesita un esfuerzo consciente, elegir una y otra vez recordar los pensamientos del día y repetirlos, pensar en ellos, y aplicarlos a nuestra vida. Éste es un curso en entrenamiento mental, y “entrenamiento” significa “entrenamiento”.

Cuando entremos con entusiasmo en el entrenamiento, habrá resultados. “Habremos reconocido que las palabras que decimos son verdad” (11.5). Así que, recordemos hoy, y a menudo, que “Sólo hay una vida, y ésa es la vida que comparto con Dios”. Repitámonos continuamente a nosotros mismos: “Tu gracia me es dada. La reclamo ahora”.

No te desanimes si lo olvidas. Yo todavía lo olvido a menudo. Pero lo recuerdo más a menudo que antes. Si hasta ahora no has hecho nada más que leer la lección por la mañana, si hoy te acuerdas una sola vez a lo largo del día, o si dedicas unos pocos minutos antes de dormir, dale gracias a Dios. Intenta acordarte una vez más que ayer. Si ayer te olvidaste por completo, entonces decídete a acordarte por lo menos una vez. Cada vez que te acuerdas es un gran paso adelante.

El párrafo del que trataremos mañana me recuerda que las palabras son sólo ayudas, y que la práctica es únicamente un medio para producir una experiencia. No hagas un ritual de la práctica, la experiencia es lo que cuenta.











sábado, 27 de junio de 2020

27 JUNIO: QUINTO REPASO. Repaso de las lecciones 165 y 166

AUDIOLIBRO
 




EJERCICIOS

LECCIÓN 178


Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.



1. (165) Que mi mente no niegue el Pensamiento de Dios.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo. 

2. (166) Se me han confiado los dones de Dios.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.




Instrucciones para la práctica

Propósito: Dedicar más tiempo y esfuerzo a practicar, para que puedas acelerar el paso en tu viaje a Dios. Reconocer la verdad de la idea central (“Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo”). Hacer de este repaso un regalo a Jesús, y un tiempo en el que compartes con Él una experiencia nueva y sin embargo antigua.

La oración: Usa la oración de los párrafos 2 y 3 para dedicar el repaso a Dios. Le pides a Dios que dirija tus prácticas y que te llame de vuelta cuando te retrasas en tus prácticas, para que puedas progresar más rápido por el camino que te lleva a Él.

El pensamiento central: El centro del repaso es esta idea (“Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo”). El propósito de este repaso es llevarnos a un lugar donde entendemos y experimentamos esta idea de verdad. Y el propósito de las ideas que se repasan es apoyar la idea central, sacar diferentes aspectos de ella, y hacerla “más significativa, más personal y verdadera” (L.rV.In.4:2). Por lo tanto, haz que esta idea domine cada uno de estos diez días del repaso. Empieza y termina el día con ella, empieza y termina cada periodo de práctica, y envuelve con ella cada repetición de las ideas del repaso.

Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Por lo menos cinco minutos; lo ideal es treinta minutos o más.
Pasa un rato repitiendo el pensamiento central (“Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo”). Y las dos ideas del repaso. Envuelve cada idea del repaso con el pensamiento central. Usa las ideas del repaso para que iluminen algún aspecto del pensamiento central y hazlo más significativo para ti.
Luego entra en lo que llamamos “meditación de la mente abierta”. Mantén tu mente quieta y silenciosa, sin palabras. Las palabras son como señales indicadoras: señalan al significado; pero ahora estás buscando la experiencia directa del significado, y para esto las palabras se interponen. En este vacío de palabras, simplemente espera con “silenciosa expectación” (L.94.4:1) la experiencia de lo que nos hablan las palabras, la experiencia de nuestro verdadero Ser. Toda tu atención está esperando en “tranquila expectación” (L.157.4:3). Tu mente está en reposo, sin embargo también preparada. Toda tu consciencia está esperando que surja la comprensión y se extienda. Concéntrate en esto sin palabras. Sin embargo, cuando tu mente se distraiga, lo que sucederá de vez en cuando, repite el pensamiento central para recordarte a ti mismo lo que estás esperando: la experiencia de tu propio Ser; y luego vuelve a tu espera sin palabras.
Termina repitiendo el pensamiento central una vez más.

Recordatorios cada hora: Uno o dos minutos, a la hora en punto (más corto si las circunstancias no lo permiten).
Sugerencia: Repite las dos ideas del repaso, rodeando cada una de ellas con el pensamiento central. Luego dale gracias a Dios por Sus regalos en la hora anterior, y pídele Su dirección para la hora que comienza. Termina con el pensamiento central.

Comentario

Párrafo 10 de la Introducción al Quinto Repaso:

La práctica del Libro de Ejercicios está pensada no sólo para producir un nuevo sistema de pensamiento sino también una experiencia: “una experiencia que es nueva para ti, aunque tan antigua como el tiempo e incluso aún más antigua” (10:1). ¿Cómo puede ser una experiencia más antigua que el tiempo? ¿Cómo sino siendo parte de la eternidad? “El instante santo se extiende hasta la eternidad y hasta la Mente de Dios” (T.15.V.11:5). “El instante santo es una miniatura de la eternidad” (T.17.IV.11:4). Estos momentos que pasamos en quietud con Dios son oportunidades de salirnos del tiempo y entrar en la eternidad, lo que aquí experimentamos es más antiguo que el tiempo, increíblemente antiguo y, sin embargo, presente ahora mismo, siempre presente.

Estamos sintiendo nuestro Ser. “Santificado sea tu nombre e inmaculada tu gloria para siempre” (10:2-3). Esta palabras nos suenan (si tu formación es cristiana, en todo caso) como si hablaran de Dios. Sin embargo, hablan de ti y de mí. ¿Cómo es sentir esa experiencia? ¿Cómo es conocerte a ti mismo como uno a los que estas palabras pueden aplicarse, uno a quien se le han confiado los dones de Dios? No creo que las palabras puedan expresarlo, aunque muchos lo han intentado. Lo que se necesita es una experiencia; luego, las palabras sobran.

“Existe una clase de experiencia tan diferente de todo lo que el ego pudiera ofrecerte que nunca más querrás volver a encubrirla u ocultarla” (T.4.III.5:1). Eso es lo que buscamos en estos momentos de quietud. No desesperadamente ni ansiosamente, no con preocupación o miedo de que no nos venga, sino con paz, en silencio, con confianza. No podemos obligarla a que suceda, únicamente podemos “dejar” que suceda. No buscamos añadirnos nada a nosotros mismos, simplemente buscamos dejar de negar el Pensamiento de Dios, que es la pura verdad acerca de lo que somos.

En este momento podemos sentir que nuestra “plenitud ahora es total, tal como Dios lo dispuso” (10:4). Una vez que has conocido tu propio estado de que nada te falta, ¿por qué ibas a querer de nuevo taparlo o esconderlo? Únicamente la mentira de que eres algo que no quieres conocer podría haberte convencido para que lo escondieras. Fuera del instante santo, nuestro Ser está rodeado por un anillo de miedo, tenemos miedo de acercarnos al Ser porque nos hemos engañado al creer que lo que encontraremos es aterrador.

El tiempo que parece ser necesario para encontrar el instante santo no se debe a que sea misterioso y difícil de alcanzar, el tiempo es sólo la medida de nuestro miedo a nuestro Ser. Es necesario este tiempo para acallar dulcemente nuestros miedos, hasta que estemos listos para encontrar el Ser que está más allá del tiempo, más antiguo que el tiempo, completo y que nada le falta tal como Dios Lo creó. Este Ser es el Pensamiento de Dios. No somos conscientes de nuestro Ser porque hemos negado este Pensamiento. Nuestra experiencia de nuestro Ser es sólo el final de nuestra negación. El Ser no cambia, no viene y se va. Simplemente es.

En este Ser completamos Su extensión con la nuestra (10:5). La extensión creadora de Dios se completa cuando nosotros, a nuestra vez, nos extendemos. El Amor que nos creó ahora fluye a través de nosotros para darles alegría a otros. Estamos practicando lo que siempre hemos conocido, lo conocíamos antes de que la verdad original pareciera desaparecer dentro de la ilusión, y la conoceremos de nuevo. En el instante santo la conocemos ya, ahora mismo. Y lo que conocemos es esto: Se nos han confiado los regalos de Dios. Nuestro darlos completa Su dar. “Y le recordamos al mundo que está libre de toda ilusión cada vez que decimos: Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.” (10:7-8).