DESPERTAR AL AMOR

miércoles, 2 de noviembre de 2011

2 NOVIEMBRE: El regalo de Cristo es lo único que busco hoy.


AUDIOLIBRO


EJERCICIOS 

LECCIÓN 306

El regalo de Cristo es lo único que busco hoy.

1. ¿Qué otra cosa sino la visión de Cristo querría utilizar hoy cuando me puede conceder un día en el que veo un mundo tan semejante al Cielo que un viejo recuerdo vuelve a aflorar en mi conciencia? 2Hoy puedo olvidarme del mundo que fabriqué. 3Hoy puedo ir más allá de todo temor, y ser restaurado al amor, a la santidad y a la paz. 4Hoy soy redimido, y vuelvo a nacer en un mundo misericordioso y solícito; un mundo lleno de bondad en el que reina la paz de Dios.

2. Y de esta manera, Padre nuestro, regresamos a Ti, recordando que nunca nos ausentamos; recordando los santos dones con los que nos has agraciado. 2 Venimos llenos de gratitud y aprecio, con las manos vacías y con nuestras mentes y corazones abiertos, pidiendo tan sólo lo que Tú concedes. 3Ninguna ofrenda que podamos hacer es digna de Tu Hijo. 4Pero en Tu Amor se le concede el regalo de Cristo.


TEXTO

 

X. El fin de la injusticia


1. ¿Qué es, entonces, lo que aún hay que deshacer para que pue­das darte cuenta de Su Presencia? 2Solamente esto: la distinción que todavía haces con respecto a cuando está justificado atacar y cuando es injusto y no se debe permitir. 3Cuando percibes un ataque como injusto, crees que reaccionar con ira está justificado. 4Y así, ves lo que es lo mismo como si fuese diferente. 5La confu­sión no es parcial. 6Si se presenta, es total. 7Y su presencia, en la forma que sea, ocultará la Presencia de Ellos, 8pues a Ellos o se les conoce claramente o no se les conoce en absoluto. 9Una per­cepción confusa obstruye el conocimiento. 10Y no es cuestión de cuán grande es la confusión o de cuánto interfiere. 11Su mera pre­sencia impide la de Ellos y los mantiene afuera donde no se les puede conocer.

2. ¿Qué puede significar el hecho de que percibes algunas formas de ataque como si fuesen injusticias contra ti? 2Significa que tiene que haber otras que tú consideras justas. 3Pues de otro modo, ¿cómo se podrían juzgar algunas como injustas? 4Por lo tanto, a algunas se les atribuye significado y se perciben como sensatas. 5Y sólo otras se consideran insensatas. 6Y esto niega el hecho de que todas carecen de sentido, de que están desprovistas por igual de causa o consecuencias y de que no pueden tener efectos de ninguna clase. 7Su Presencia se nubla con cualquier velo que se interponga entre Su radiante inocencia y tu conciencia de que dicha inocencia es la tuya propia y de que le pertenece por igual a toda cosa viviente junto contigo. 8Dios no pone límites. 9Y lo que tiene límites no puede ser el Cielo. 10Por lo tanto, tiene que ser el infierno.

3. La injusticia y el ataque son el mismo error, y están tan estre­chamente vinculados que donde uno se percibe el otro se ve tam­bién. 2Tú no puedes ser tratado injustamente. 3La creencia de que puedes serlo es sólo otra forma de la idea de que es otro, y no tú, quien te está privando de algo. 4La proyección de la causa del sacrificio es la raíz de todo lo que percibes como injusto y no como tu justo merecido. 5Sin embargo, eres tú quien se exige esto a sí mismo, cometiendo así una profunda injusticia contra el Hijo de Dios. 6Tú eres tu único enemigo, y eres en verdad enemigo del Hijo de Dios porque no reconoces que él es lo que tú eres. 7¿Qué podría ser más injusto que privarlo de lo que él es, negarle el derecho a ser él mismo y pedirle que sacrifique el Amor de su Padre y el tuyo por ser algo que no le corresponde?

4. Cuídate de la tentación de percibirte a ti mismo como que se te está tratando injustamente. 2Desde este punto de vista, tratas de encontrar inocencia únicamente en ti y no en ellos, a expensas de la culpabilidad de otro. 3¿Puedes acaso comprar la inocencia des­cargando tu culpabilidad sobre otro? 4¿Y no es acaso la inocencia lo que tratas de conseguir cuando lo atacas? 5¿No será la represa­lia por tu propio ataque contra el Hijo de Dios lo que buscas? 6¿No te hace sentir más seguro creer que eres inocente con res­pecto a eso, y que has sido una víctima a pesar de tu inocencia? 7No importa cómo se juegue el juego de la culpabilidad, alguien siempre tiene que salir perdiendo. 8Y alguien siempre tiene que perder su inocencia para que otro pueda apropiarse de ella, y hacerla suya.

5. Crees que tu hermano es injusto contigo porque crees que uno de vosotros tiene que ser injusto para que el otro pueda ser ino­cente. 2Y en ese juego percibes el único propósito que le adscribes a tu relación. 3Y eso es lo que le quieres añadir al propósito que ya se le ha asignado. 4El propósito del Espíritu Santo es que la Presencia de tus santos Invitados te sea conocida. 5A ese propó­sito no se le puede añadir nada, pues el mundo no tiene otro propósito que ése. 6Añadirle o quitarle algo a esa única finalidad es privar al mundo y privarte a ti mismo de todo propósito. 7Y toda injusticia que el mundo parezca cometer contra ti, tú la has cometido contra el mundo al privarlo de su propósito y de la función que el Espíritu Santo ve en él. 8Y de este modo, se le ha negado la justicia a toda cosa viviente sobre la faz de la tierra.

6. No puedes ni siquiera imaginarte los efectos que esa injusticia tiene sobre ti que juzgas injustamente y que ves tal como has juzgado. 2El mundo se vuelve sombrío y amenazante, y no pue­des percibir ni rastro de la feliz chispa que la salvación brinda para alumbrar tu camino. 3Y así, te ves a ti mismo privado de la luz, abandonado en las tinieblas e injustamente desposeído de todo propósito en un mundo fútil. 4El mundo es justo porque el Espíritu Santo ha llevado la injusticia ante la luz interna, y ahí toda injusticia ha quedado resuelta y reemplazada con justicia y amor. 5Si percibes injusticias en cualquier parte, sólo necesitas decir:

6Con esto niego la Presencia del Padre y la del Hijo. 7Mas prefiero conocerlos a Ellos que ver injusticias, las cuales se desvanecen ante la luz de Su Presencia.



No hay comentarios:

Publicar un comentario