DESPERTAR AL AMOR

jueves, 16 de febrero de 2012

16 FEBRERO: Dios es la fortaleza en la que confío.

AUDIOLIBRO




EJERCICIOS



Dios es la fortaleza en la que confío.


1. Si sólo confías en tus propias fuerzas, tienes todas las razones del mundo para sentirte aprensivo, ansioso y atemorizado. 2¿Qué puedes predecir o controlar? 3¿Qué hay en ti con lo que puedas contar? 4¿Qué te podría capacitar para ser consciente de todas las facetas de un problema, y de resolverlos de tal manera que de ello sólo resultase lo bueno? 5¿Qué hay en ti que te permita poder reconocer la solución correcta, y garantizar su consecución?

2. Por ti mismo no puedes hacer ninguna de esas cosas. 2Creer que puedes es poner tu confianza en algo que no es digno de ella, y justificar el miedo, la ansiedad, la depresión, la ira y el pesar. 3¿Quién puede depositar su fe en la debilidad y sentirse seguro? 4Por otra parte, ¿quién puede depositar su fe en la fortaleza y sentirse débil?

3. Dios es tu seguridad en toda circunstancia. 2Su Voz habla por Él en toda situación y en todos los aspectos de cada situación, dicién­dote exactamente qué es lo que tienes que hacer para invocar Su fortaleza y Su protección. 3En esto no hay excepciones porque en Dios no hay excepciones. 4Y la Voz que habla por Él piensa como Él.

4. Hoy trataremos de llegar más allá de tu debilidad hasta la Fuente de la verdadera fortaleza. 2Son necesarias hoy cuatro sesio­nes de práctica de cinco minutos cada una, aunque se te exhorta a que hagas más y a que les dediques más tiempo. 3Cierra los ojos y comienza como de costumbre repitiendo la idea de hoy. 4Luego dedica un minuto o dos a buscar situaciones en tu vida que hayas revestido de temor, y desecha cada una de ellas diciéndote a ti mismo:

5Dios es la fortaleza en la que confío.

5. Trata ahora de deslizarte más allá de todas las preocupaciones relacionadas con tu propia sensación de insuficiencia. 2Es obvio que cualquier situación que te causa inquietud está asociada con sentimientos de insuficiencia, pues, de lo contrario, creerías que puedes lidiar con la situación con éxito. 3Confiando en ti mismo no es la manera de adquirir confianza. 4Mas la fortaleza de Dios en ti tiene éxito en todo.

6. Reconocer tu propia debilidad es un paso necesario para la corrección de tus errores, pero no es suficiente para darte la con­fianza que necesitas, y a la que tienes derecho. 2Debes adquirir asimismo la conciencia de que confiar en tu verdadera fortaleza está plenamente justificado en relación con todo y en toda cir­cunstancia.

7. En la última fase de cada sesión de práctica, trata de llegar muy hondo dentro de tu mente a un lugar de verdadera seguri­dad. 2Reconocerás que has llegado cuando sientas una profunda sensación de paz, por muy breve que sea. 3Despréndete de todas las trivialidades que bullen y burbujean en la superficie de tu mente, y sumérgete por debajo de ellas hasta llegar al Reino de los Cielos. 4Hay un lugar en ti donde hay perfecta paz. 5Hay un lugar en ti en el que nada es imposible. 6Hay un lugar en ti donde mora la fortaleza de Dios.

8. Repite la idea frecuentemente en el transcurso del día. 2Úsala como respuesta a cualquier cosa que te perturbe. 3Recuerda que tienes derecho a la paz porque estás depositando tu confianza en la fortaleza de Dios.


TEXTO

VI. El tiempo y la eternidad

 

1. Dios en Su conocimiento no está esperando, pero a Su Reino le falta algo mientras esperes. 2Todos los Hijos de Dios están esperando tu retorno, tal como tú estás esperando el suyo. 3En la eter­nidad las demoras no importan, pero en el tiempo son ciertamente trágicas. 4Has elegido estar en el tiempo en vez de en la eternidad, y, por consiguiente, crees estar en el tiempo. 5Sin embargo, tu elección es a la vez libre y modificable. 6No te corresponde estar en el tiempo. 7Te corresponde estar únicamente en la eternidad, donde Dios Mismo te ubicó para siempre.

2. Los sentimientos de culpabilidad son los que perpetúan el tiempo. 2Inducen miedo a las represalias o al abandono, garanti­zando así que el futuro sea igual que el pasado. 3En esto consiste la continuidad del ego, 4la cual le proporciona una falsa sensación de seguridad al creer que tú no puedes escaparte de ella. 5Pero no sólo puedes, sino que tienes que hacerlo. 6Dios te ofrece a cambio la continuidad de la eternidad. 7Cuando te decidas a hacer este intercambio, reemplazarás simultáneamente la culpabilidad por la dicha, la crueldad por el amor y el dolor por la paz. 8Mi papel consiste únicamente en desatar las cadenas que aprisionan tu voluntad y liberarla. 9Tu ego no puede aceptar esta libertad, y se opondrá a ella siempre que pueda y en cualquier forma que pueda. 10Y puesto que tú eres su hacedor, reconoces lo que él puede hacer, pues le conferiste el poder de hacerlo.­

3. Acuérdate siempre del Reino, y recuerda que tú que formas parte de él, jamás te puedes perder. 2La Mente que estaba en mí está en ti, pues Dios crea con absoluta imparcialidad. 3Deja que el Espíritu Santo te recuerde siempre Su imparcialidad, y déjame enseñarte cómo compartirla con tus hermanos. 4¿De qué otra manera sino se te puede brindar la oportunidad de reivindicarla para ti mismo? 5Ambas voces hablan simultáneamente en favor de diferentes interpretaciones de una misma cosa, o casi simultá­neamente, pues el ego siempre habla primero. 6Las interpretacio­nes que representan la otra alternativa no se hicieron necesarias hasta que se concibió la primera de ellas.

4. El ego dicta sentencia y el Espíritu Santo revoca sus decisiones, en forma similar a como en este mundo un tribunal supremo tiene la potestad de revocar las decisiones de un tribunal inferior. 2Las decisiones del ego son siempre erróneas porque están basa­das en el error para cuya defensa, se tomaron. 3El ego no interpreta correctamente nada de lo que percibe. 4No sólo cita las Escrituras para defender su causa, sino que incluso las interpreta como testigos a su favor. 5A juicio del ego, la Biblia es algo temi­ble. 6Al percibirla como algo temible la interpreta con miedo. 7Al sentir miedo, no apelas al Tribunal Supremo porque crees que también fallaría en tu contra. 

5. Existen muchos ejemplos que muestran la forma en que las interpretaciones del ego son engañosas, pero con unos pocos bas­tará para mostrar cómo el Espíritu Santo puede reinterpretarlas bajo Su Propia Luz.

6. Para el Espíritu Santo, "Lo que el hombre sembrare, eso cose­chará" quiere decir que lo que consideres digno de ser cultivado lo cultivarás en ti mismo. 2Considerar que algo es valioso es lo que lo hace valioso para, ti.

7. "Mía es la venganza, dice el Señor", puede reinterpretarse fácil­mente si recuerdas que las ideas se expanden sólo al compartirse. 2La aseveración subraya el hecho de que la venganza no se puede compartir. 3Dásela, por lo tanto, al Espíritu Santo, Quien te librará de ella; puesto que no le corresponde estar en tu mente, la cual forma parte de Dios.

8. De acuerdo con la interpretación del ego, "Castigaré los peca­dos de los padres hasta la tercera y cuarta generación" es una ase­veración especialmente cruel. 2Se convierte simplemente en un intento por parte del ego de garantizar su propia supervivencia. 3Para el Espíritu Santo, la frase significa que en las generaciones posteriores Él todavía podrá reinterpretar lo que las genera­ciones previas habían entendido mal, anulando así la capacidad de dichos pensamientos para suscitar miedo.

9. "Los impíos perecerán" se convierte en una declaración de Expiación, si se entiende la palabra "perecerán" con el signifi­cado de "serán des-hechos". 2Todos los pensamientos no amoro­sos tienen que ser des-hechos, palabra ésta que el ego ni siquiera puede entender. 3Para el ego, deshacer significa destruir. 4El ego no será destruido porque forma parte de tu pensamiento, pero como no es creativo, y es, por consiguiente, incapaz de compartir, será reinterpretado de otra manera para así liberarte del miedo. 5La parte de la mente que le diste al ego regresará simplemente al Reino, donde a toda ella le corresponde estar. 6Puedes demorar la compleción del Reino, pero no puedes introducir el concepto de miedo en él.

10. No tienes por qué temer que el Tribunal Supremo te vaya a condenar. 2Éste simplemente declarará sin lugar el caso contra ti. 3No puede haber caso contra un Hijo de Dios, y todo testigo que da fe de la culpabilidad de las creaciones de Dios está levantando falso testimonio contra Dios Mismo. 4Apela jubilosamente todo lo que creas al Propio Tribunal Supremo de Dios, ya que éste habla por Él, y, por consiguiente, lo que afirma es la verdad. 5Declarará sin lugar el caso contra ti, no importa cuán cuidadosamente lo hayas preparado. 6Lo podrás haber planeado a prueba de todo, pero no está a prueba de Dios. 7El Espíritu Santo no le dará audiencia, pues El sólo puede dar testimonio de la verdad. 8Su veredicto será siempre: "Tuyo es el Reino", porque el Espíritu Santo te fue dado para recordarte lo que eres.

11. Cuando dije: "Yo he venido como una luz al mundo", lo que quise decir fue que vine a compartir la luz contigo. 2Recuerda mi referencia al espejo tenebroso del ego, y recuerda también que dije: "No mires ahí". 3Todavía sigue siendo cierto que es a ti a quien le corresponde decidir dónde has de buscar para encon­trarte a ti mismo. 4La paciencia que tengas con tu hermano es la misma paciencia que tendrás contigo mismo. 5¿No es acaso digno un Hijo de Dios de que se tenga paciencia con él? 6He tenido infinita paciencia contigo porque mi voluntad es la Voluntad de nuestro Padre, de Quien aprendí lo que es la paciencia infinita. 7Su Voz estaba en mí tal como está en ti, exhortándonos a tener paciencia con la Filiación en Nombre de su Creador.

12. Ahora debes aprender que sólo la paciencia infinita produce resultados inmediatos. 2Así es como el tiempo se intercambia por la eternidad. 3La paciencia infinita recurre al amor infinito, y, al producir resultados ahora hace que el tiempo se haga innecesario. 4Hemos dicho repetidamente que el tiempo es un recurso de aprendizaje que será abolido cuando ya no sea necesario. 5El Espí­ritu Santo, que habla en favor de Dios en el tiempo, sabe también que el tiempo no tiene sentido. 6Él te recuerda esto en todo momento porque Su función especial consiste en conducirte de regreso a la eternidad y permanecer allí para bendecir tus creacio­nes. 7El es la única bendición que realmente puedes dar, pues es verdaderamente bendito. 8Puesto que Dios te dio el Espíritu Santo libremente, tienes que darlo tal como lo recibiste.

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