DESPERTAR AL AMOR

lunes, 21 de mayo de 2012

21 MAYO: CUARTO REPASO Introducción. Repaso (121-122)

AUDIOLIBRO 

 

EJERCICIOS
                                                                                                  
CUARTO REPASO

Introducción

1. Damos comienzo ahora a un nuevo repaso, conscientes esta vez de que nos estamos preparando para la segunda parte del aprendizaje en la que se nos enseña cómo aplicar la verdad. 2Hoy empezaremos a prepararnos para lo que sigue más adelante. 3Tal es nuestro propósito para este repaso y para las lecciones que siguen. 4Así pues, repasaremos las lecciones más recientes y sus pensamientos centrales de forma que faciliten el estado de prepa­ración que ahora queremos alcanzar.
2. Hay un tema central que unifica cada paso del repaso que ahora emprendemos, el cual puede enunciarse de manera muy simple con estas palabras:
2Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.
3Esto es un hecho, y representa la verdad de lo que eres y de lo que tu Padre es. 4Éste fue el pensamiento mediante el cual el Padre creó a Su Hijo, estableciéndolo así como co-creador con Él. 5Éste es el pensamiento que garantiza plenamente la salvación del Hijo. 6Pues en su mente no puede haber otros pensamientos, salvo los que su Padre comparte con él. 7La falta de perdón es lo que impide que este pensamiento llegue a su conciencia. 8No obstante, es verdad eternamente.
3. Comencemos nuestra preparación tratando de entender las múltiples formas tras las que se puede ocultar muy cuidadosa­mente la falta de verdadero perdón. 2Puesto que son ilusiones, no se perciben simplemente como lo que son: defensas que te impi­den ver y reconocer tus pensamientos rencorosos. 3Su propósito es mostrarte otra cosa y demorar la corrección mediante auto­engaños diseñados para que ocupen su lugar.
4. Tu mente, sin embargo, alberga sólo lo que piensas con Dios. 2Tus auto-engaños no pueden ocupar el lugar de la verdad, 3de la misma manera en que un niño que arroja un palo al mar no puede cambiar el ir y venir de las olas, evitar que el sol caliente las aguas o impedir que el plateado reflejo de luna se vea por la noche en ellas. 4Así es como daremos comienzo a cada período de práctica de este repaso, preparando nuestras mentes para que comprendan las lecciones que nos corresponde leer y comprendan el significado que tienen para nosotros.
5. Comienza cada día dedicando cierto tiempo a preparar tu mente para que aprenda la libertad y la paz que cada idea que repases ese día puede ofrecerte. 2Haz que tu mente tenga una acti­tud receptiva, despéjala de todo pensamiento engañoso y deja que sólo éste la ocupe completamente y elimine los demás:
3Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.
4Cinco minutos que le dediques a este pensamiento serán sufi­ciente para encauzar el día según las pautas que Dios ha fijado y para poner Su Mente a cargo de todos los pensamientos que has de recibir ese día.
6. Éstos no procederán únicamente de ti, pues los compartirás con Él. 2Y así, cada uno de ellos te traerá mensajes de Su Amor, devolviéndole a Él mensajes del tuyo. 3De esta forma es como estarás en comunión con el Señor de las Multitudes, tal como Él Mismo lo ha dispuesto. 4Y así como Su compleción se une a Él, del mismo modo Él se unirá a ti que te completas al unirte a Él y al Él unirse a ti.
7. Después de haberte preparado, lee simplemente cada una las dos ideas que se han asignado para el repaso de ese día. 2Luego cierra los ojos y repítelas lentamente para tus adentros. 3No hay prisa ahora, pues estás utilizando el tiempo para el propósito que se le dio. 4Deja que cada palabra refulja con el significado que Dios le ha dado, tal como se te ha dado a ti a través de Su Voz. 5Deja que cada idea que repases ese día te conceda el regalo que Él ha depositado en ella para que tú lo recibas de parte de Él. 6Y no utilizaremos en nuestra práctica otro formato que éste.
8. Cada vez que el reloj marque la hora, trae a la mente el pensa­miento con el que comenzó el día y pasa un momento de recogi­miento con él. 2Luego repite las dos ideas correspondientes a ese día sin ninguna sensación de premura, con tiempo suficiente para que puedas ver los regalos que encierran para ti, y deja que se reciban allí donde se dispuso que fuesen recibidos.
9. No vamos a añadir otros pensamientos, sino que dejamos que estos mensajes sean lo que realmente son. 2No necesitamos otra cosa que esto para que se nos dé felicidad y descanso, eterna quie­tud, perfecta certeza y todo lo que nuestro Padre dispone que recibamos como nuestra herencia de parte de Él. 3Y concluiremos cada día de práctica a lo largo de este repaso tal como lo comenza­mos, repitiendo en primer lugar el pensamiento que hizo de ese día una ocasión especial de bendición y felicidad para nosotros, y que, mediante nuestra fe, sustituyó en el mundo la luz por la oscuridad, el gozo por los pesares, la paz por el sufrimiento y la santidad por el pecado.
10. Dios te da las gracias a ti que practicas de esta manera el cum­plimiento de Su Palabra. 2Y cuando expongas tu mente de nuevo a las ideas del día antes de irte a dormir, Su gratitud te envolverá en la paz en la que Su Voluntad dispone que estés para siempre, y que ahora estás aprendiendo a reivindicar como tu herencia.

AUDIOLIBRO 

 

 

EJERCICIOS
Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.

(121) El perdón es la llave de la felicidad.
(122) El perdón me ofrece todo lo que deseo. 


TEXTO

VI. Cómo encontrar el presente

 

1. Percibir verdaderamente es ser consciente de toda la realidad a través de la conciencia de tu propia realidad. 2Pero para que esto tenga lugar no debes ver ninguna ilusión, pues la realidad no da cabida a ningún error. 3Esto quiere decir percibirá tu hermano solamente como lo ves ahora. 4Su pasado no tiene realidad en el presente, por lo tanto, te es imposible verlo. 5Las reacciones que tuviste hacia él en el pasado tampoco están ahí, y si reaccionas ante ellas, no estarás sino viendo la imagen que hiciste de él, a la cual tienes en mayor estima que a él mismo. 6Cuando pongas en duda las ilusiones, pregúntate si es realmente sensato percibir el pasado como si estuviese ocurriendo ahora. 7Si recuerdas el pasado cuando contemplas a tu hermano, no podrás percibir la realidad que está aquí ahora.       
2. Consideras "natural" utilizar tus experiencias pasadas como punto de referencia desde el que juzgar el presente. 2Sin embargo, eso es antinatural porque es ilusorio. 3Cuando hayas aprendido a ver a todo el mundo sin hacer referencia alguna al pasado, ya sea el suyo o el tuyo según tú lo hayas percibido, podrás aprender de lo que ves ahora. 4Pues el pasado no puede arrojar sombras que oscurezcan el presente, a menos que tengas miedo de la luz. 5Y sólo si tienes miedo elegirías dejar que la oscuridad te acompañase, y al tenerla en tu mente, verla como una nube negra que envuelve a tus hermanos y te impide ver su realidad.
3. Esta oscuridad se encuentra en ti. 2El Cristo, tal como se revela ante ti ahora, no tiene pasado, pues es inmutable, y en Su inmuta­bilidad radica tu liberación. 3Pues si Él es tal como fue creado, no puede haber culpabilidad en Él. 4Ninguna nube de culpabilidad ha venido a ocultarlo, y Él se alza revelado en todo aquel con quien te encuentras porque lo ves a través de Él Mismo. 5Renacer es abandonar el pasado y contemplar el presente sin condena­ción. 6La nube que oculta al Hijo de Dios de tu vista es el pasado, y si quieres que lo pasado pasado sea, no lo debes ver ahora. 7Si lo ves ahora en tus ilusiones, es que todavía no se ha apartado de ti, aunque no está aquí.
4. El tiempo puede liberar así como aprisionar, dependiendo de quién es la interpretación de éste que eliges usar. 2El pasado, el presente y el futuro no son estados continuos, a no ser que impon­gas continuidad en ellos. 3Puedes percibirlos como que son conti­nuos, y hacer que lo sean para ti. 4Pero no te engañes y luego creas que realmente lo son. 5Pues creer que la realidad es lo que a ti te gustaría que fuese, de acuerdo con el uso que haces de ella, es ilusorio. 6Quieres destruir la continuidad del tiempo dividiéndolo en pasado, presente y futuro para tus propios fines. 7Quieres pre­ver el futuro basándote en tus experiencias pasadas, y hacer pla­nes de acuerdo con esas experiencias. 8Sin embargo, al hacer eso estás alineando el pasado con el futuro, y no estás permitiendo que el milagro, que podría intervenir entre ellos, te libere para que puedas renacer.
5. El milagro te permite ver a tu hermano libre de su pasado, y así te permite percibirlo como que ha renacido. 2Sus errores se encuentran en el pasado, y al percibirlo sin ellos lo liberas. 3Y puesto que su pasado es también el tuyo, compartes esa libera­ción. 4No permitas que ninguna sombra tenebrosa de tu pasado lo oculte de tu vista, pues la verdad se encuentra solamente en el presente, y si la buscas ahí, la encontrarás. 5La has buscado donde no está, y, por lo tanto, no has podido encontrarla. 6Aprende, pues, a buscarla donde está, y ella alboreará ante los ojos que ven. 7Tu pasado fue engendrado con ira, y si te vales de él para atacar el presente, serás incapaz de ver la liberación que éste te ofrece.
6. Has dejado atrás los juicios y la condenación y, a no ser que los sigas arrastrando contigo, te darás cuenta de que te has liberado de ellos. 2Contempla amorosamente el presente, pues encierra lo único que es verdad eternamente. 3Toda curación reside en él porque su continuidad es real. 4El presente se extiende a todos los aspectos de la Filiación simultáneamente, permitiendo de este modo que todos puedan extenderse hasta los demás. 5El presente existe desde antes de que el tiempo diese comienzo y seguirá existiendo una vez que éste haya cesado. 6En el presente se encuentran todas las cosas que son eternas, las cuales son una. 7La continuidad de esas cosas es intemporal y su comunicación jamás puede interrumpirse, pues no están separadas por el pasado. 8Sólo el pasado puede producir separación, pero el pasado no está en ninguna parte.
7. El presente te muestra a tus hermanos bajo una luz que te uni­ría a ellos y te liberaría del pasado. 2¿Usarías, entonces, el pasado contra ellos? 3Pues si lo haces, estarás eligiendo, permanecer en una oscuridad que no existe, y negándote a aceptar, la luz que se te ofrece. 4Pues la luz de la visión perfecta se otorga libremente del mismo modo en que se recibe libremente, y sólo se puede aceptar sin limitaciones de ninguna clase. 5En el presente, la única dimensión del tiempo que es inmóvil e inalterable y donde no queda ni rastro de lo que fuiste, contemplas a Cristo e invocas a Sus testigos para que derramen su fulgor sobre ti por haberlos invocado. 6Esos testigos no negarán la verdad que mora en ti porque la buscaste en ellos y allí la encontraste.
8. El ahora es el momento de la salvación, pues en el ahora es cuando te liberas del tiempo .2Extiéndele tu mano a todos tus her­manos, e infúndelos con el toque de Cristo. 3En tu eterna unión con ellos reside tu continuidad, ininterrumpida porque la compartes plenamente. 4El inocente Hijo de Dios es únicamente luz. 5En él no hay oscuridad, pues goza de plenitud. 6Exhorta a todos tus hermanos a que den testimonio de la plenitud del Hijo de Dios, del mismo modo en que yo, te exhorto a que te unas a mí. 7Cada voz es parte del himno redentor: el himno de alegría y agra­decimiento por la luz al Creador de la luz. 8La santa luz que irradia desde el Hijo de Dios da testimonio de que la luz que hay en él procede de su Padre.
9. Irradia tu luz sobre tus hermanos en recuerdo de tu Creador, pues le recordarás a medida que invoques a los testigos de Su creación. 2Los que cures darán testimonio de tu curación, pues en su plenitud verás la tuya propia. 3Y a medida que tus himnos de alabanza y de alegría se eleven hasta tu Creador, Él te dará las gracias mediante Su inequívoca Respuesta a tu llamada, 4pues es imposible que Su Hijo le llame y no reciba respuesta. 5La llamada que te hace a ti es la misma que tú le haces a Él. 6Y lo que te contesta en Él es Su paz.
10. Criatura de la luz, no sabes que la luz está en ti. 2Sin embargo, la encontrarás a través de sus testigos, pues al haberles dado luz, ellos te la devolverán. 3Cada hermano que contemples en la luz hará que seas más consciente de tu propia luz. 4El amor siempre conduce al amor. 5Los enfermos, que imploran amor, se sienten agradecidos por él, y en su alegría resplandecen con santo agrade­cimiento. 6Y eso es lo que te ofrecen a ti que les brindaste dicha. 7Son tus guías a la dicha, pues habiéndola recibido de ti desean conservarla. 8Los has establecido como guías a la paz, pues has hecho que ésta se manifieste en ellos. 9Y al verla, su belleza te llama a retornar a tu hogar.
11. Hay una luz que este mundo no puede dar. 2Mas tú puedes darla, tal como se te dio a ti. 3Y conforme la des, su resplandor te incitará a abandonar el mundo y a seguirla. 4Pues esta luz te atraerá como nada en este mundo puede hacerlo. 5Y tú desecha­rás este mundo y encontrarás otro. 6Ese otro mundo resplandece con el amor que tú le has dado. 7En él todo te recordará a tu Padre y a Su santo Hijo. 8La luz es ilimitada y se extiende por todo ese mundo con serena dicha. 9Todos aquellos que trajiste contigo resplandecerán sobre ti, y tú resplandecerás sobre ellos con gratitud porque te trajeron hasta aquí. 10Tu luz se unirá a la suya dando lugar a un poder tan irresistible que liberará de las tinieblas a los demás según tu mirada se pose sobre ellos.
12. Despertar en Cristo es obedecer las leyes del amor libremente como resultado del sereno reconocimiento de la verdad que éstas encierran. 2Tienes que estar dispuesto a dejarte atraer por la luz, y la manera en que uno demuestra que está dispuesto es dando. 3Aquellos que aceptan tu amor están dispuestos a convertirse en los testigos del amor que tú les diste, son ellos quienes te lo ofrecerán a ti. 4Cuando duermes estás solo, y tu conciencia se limita a ti. 5Por eso es por lo que tienes pesadillas. 6Tus sueños son sueños de soledad porque tienes los ojos cerrados. 7No ves a tus hermanos, y en la oscuridad no puedes ver la luz que les diste.
13. Sin embargo, las leyes del amor no se suspenden porque tú estés dormido. 2Las has obedecido en todas tus pesadillas, y no has dejado de dar, pues no  estabas solo. 3Aun en tus sueños Cristo te ha protegido, asegurándose de que el mundo real se encuentre ahí para ti cuando despiertes. 4Él ha dado por ti en tu nombre, y te ha dado los regalos que dio. 5El Hijo de Dios sigue siendo tan amoroso como su Padre. 6Al tener una relación de continuidad con su Padre, no tiene un pasado separado de Él. 7Por eso es por lo que jamás ha cesado de ser el testigo de su Padre, ni el suyo propio. 8Aunque dormía, la visión de Cristo nunca lo abandonó. 9Y esa es la razón de que pueda convocar a los testigos que le muestran que él nunca estuvo, dormido.

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