DESPERTAR AL AMOR

viernes, 7 de diciembre de 2012

7 DICIEMBRE: Tan sólo puedo atacar mi propia impecabilidad, que es lo único que me mantiene a salvo.

AUDIOLIBRO


EJERCICIOS


13. ¿Qué es un milagro?


1. Un milagro es una corrección. 2No crea, ni cambia realmente nada en absoluto. 3Simplemente contempla la devastación y le recuerda a la mente que lo que ve es falso. 4Corrige el error, mas no intenta ir más allá de la percepción, ni exceder la función del perdón. 5Se mantiene, por lo tanto, dentro de los límites del tiempo. 6No obstante, allana el camino para el retorno de la intem­poralidad y para el despertar del amor, pues el miedo no puede sino desvanecerse ante el benevolente remedio que el milagro trae consigo.

2. En el milagro reside el don de la gracia, pues se da y se recibe como uno. 2Y así, nos da un ejemplo de lo que es la ley de la verdad, que el mundo no acata porque no la entiende. 3El mila­gro invierte la percepción que antes estaba al revés, y de esa manera pone fin a las extrañas distorsiones que ésta manifestaba. 4Ahora la percepción se ha vuelto receptiva a la verdad. 5Ahora puede verse que el perdón está justificado.

3. El perdón es la morada de los milagros. 2Los ojos de Cristo se los ofrecen a todos los que Él contempla con misericordia y con amor. 3La percepción queda corregida ante Su vista, y aquello cuyo propósito era maldecir tiene ahora el de bendecir. 4Cada azucena de perdón le ofrece al mundo el silencioso milagro del amor. 5Y cada una de ellas se deposita ante la Palabra de Dios, en el altar universal al Creador y a la creación, a la luz de la perfecta pureza y de la dicha infinita.

4. Al principio el milagro se acepta mediante la fe, porque pedirlo implica que la mente está ahora lista para concebir aquello que no puede ver ni entender. 2No obstante, la fe convocará a sus testigos para demostrar que aquello en lo que se basa realmente existe. 3Y así, el milagro justificará tu fe en él, y probará que esa fe descan­saba sobre un mundo más real que el que antes veías: un mundo que ha sido redimido de lo que tú pensabas que se encontraba allí.

5. Los milagros son como gotas de lluvia regeneradora que caen del Cielo sobre un mundo árido y polvoriento, al cual criaturas hambrientas y sedientas vienen a morir. 2Ahora tienen agua. 3Ahora el mundo está lleno de verdor. 4Y brotan por doquier señales de vida para demostrar que lo que nace jamás puede morir, pues lo que tiene vida es inmortal.


AUDIOLIBRO


EJERCICIOS


LECCIÓN 341


Tan sólo puedo atacar mi propia impecabilidad, que es lo único que me mantiene a salvo.


1. Padre, Tu Hijo es santo. 2Yo soy aquel a quien sonríes con un amor y con una ternura tan entrañable, profunda y serena que el universo te devuelve la sonrisa y comparte Tu Santidad. 3Cuán puros y santos somos y cuán a salvo nos encontramos nosotros que moramos en Tu Sonrisa, y en quienes has volcado todo Tu Amor; nosotros que vivimos unidos a Ti, en completa hermandad y Paternidad, y en inocencia tan perfecta que el Señor de la Inocencia nos concibe como Su Hijo: un universo de Pensa­miento que le brinda Su plenitud.

2. No ataquemos, pues, nuestra impecabilidad, ya que en ella se encuentra la Palabra que Dios nos ha dado. 2Y en su benévolo reflejo nos salvamos.


TEXTO



8. (4) Si estás tan reacio a recibir que ni siquiera puedes olvidarte de tu pregunta puedes empezar a cambiar de parecer con lo si­guiente:
2Por lo menos puedo decidir que no me gusta cómo me estoy sintiendo ahora.
3Esto por lo menos es obvio, y allana el camino para el siguiente paso, que es muy sencillo.

9. (5) Una vez que has decidido que no te gusta cómo te estás sintiendo, qué podría ser más fácil que continuar con:
2Por lo tanto, espero haber estado equivocado.
3Esto mitiga la sensación de resistencia y te recuerda que no se te está forzando a que aceptes ayuda, sino que ésta es algo que deseas y necesitas porque no te gusta cómo te estás sintiendo. 4Esta ínfima apertura bastará para que puedas seguir adelante y dar los pocos pasos que necesitas para dejar que se te ayude.

10. Ahora has llegado a un punto crucial porque te has dado cuenta de que saldrías ganando si lo que decidiste no es como tú pensabas. 2Hasta que no llegues a este punto, creerás que tu feli­cidad depende de tener razón. 3Pero por lo menos has alcanzado ahora un cierto grado de sensatez: te has dado cuenta de que sería mejor para ti que estuvieses equivocado.

11. (6) Éste ápice de sabiduría bastará para llevarte aún más lejos.
2No se te está forzando a ello, sino que simplemente esperas lograr lo que quieres. 3Por lo tanto, puedes decir con perfecta honestidad:
4Quiero ver esto de otra manera.
5Ahora has cambiado de parecer con respecto a la clase de día que deseas tener, y has recordado lo que realmente quieres. 6Su propósito ya no está velado por la demente idea de que lo quieres para satisfacer tu empeño de tener razón cuando en rea­lidad estás equivocado. 7De este modo, el hecho de que estás dispuesto a pedir llega hasta tu conciencia, pues no puedes estar en conflicto cuando pides lo que realmente quieres y comprendes que eso es lo que estás pidiendo.

12. (7) Éste último paso es sólo el reconocimiento de que no te opones a recibir ayuda. 2Es la declaración de una mente recep­tiva, que aunque todavía no está segura, está dispuesta a que se le muestre lo que necesita ver:
3Tal vez hay otra manera de ver esto. 4¿Qué puedo perder con preguntar?
5Ahora puedes, por lo tanto, hacer una pregunta que tiene sen­tido, y, consecuentemente, la respuesta tendrá sentido también. 6Y no te opondrás a ella, pues comprenderás que es a ti a quien dicha respuesta beneficiará.

13. Debe quedar claro, no obstante, que es más fácil que tu día transcurra felizmente si no permites que la infelicidad haga acto de presencia en primer lugar. 2Pero esto requiere tener práctica con las reglas que te protegen de los embates del temor. 3Cuando hayas dominado estas reglas, el amargo sueño de juicios habrá sido des-hecho para siempre. 4Pero mientras tanto, necesitas poner en práctica las reglas que lo deshacen. 5Examinemos, pues, una vez más la primera de las decisiones que aquí se ofrecen.

14. Hemos dicho que puedes comenzar el día felizmente si deci­des no tomar ninguna decisión por tu cuenta. 2Esto de por sí parece ser una decisión. 3Sin embargo, tú no puedes tomar decisio­nes por tu cuenta. 4La única cuestión es entonces con quién eliges tomarlas. 5Eso es todo. 6La primera regla, pues, no es una coac­ción, sino la simple afirmación de un simple hecho. 7No tomas decisiones por tu cuenta, independientemente de lo que decidas. 8Pues o bien se toman con ídolos o bien con Dios. 9Y le pides ayuda al anti-Cristo o a Cristo, y aquel que elijas se unirá a ti y te dirá lo que debes hacer.

15. Tu día no transcurre al azar. 2La clase de día que tienes lo deter­mina aquello con lo que eliges vivirlo, y la manera en que percibe tu felicidad el amigo a quien acudes en busca de consejo. 3Siempre pides consejo antes de tomar cualquier decisión. 4Es esencial que entiendas esto, pues así te darás cuenta de que en esto no hay coerción ni motivos para que te opongas a ello por el hecho de que te impide ser libre. 5Nadie puede escaparse de lo que inevitable­mente ha de ocurrir. 6Y si tú crees que puedes, estás equivocado.

16. La segunda regla es asimismo un hecho. 2Pues tu consejero y tú tenéis que estar de acuerdo con respecto a lo que deseas antes de que pueda ocurrir. 3Es este convenio lo que permite que todas las cosas ocurran. 4Pues nada puede ocurrir sin algún tipo de unión, ya sea con un sueño de juicios o con la Voz que habla en favor, de Dios. 5Las decisiones producen resultados precisamente porque no se toman aisladamente. 6Las tomáis tu consejero y tú, y son tanto para ti como para el mundo. 7El día que deseas tener se lo ofreces al mundo, pues transcurrirá tal como lo hayas pedido y reforzará el dominio de tu consejero en el mundo. 8¿A qué reino le pertenece tu mundo hoy? 9¿Qué clase de día vas a decidir tener?

17. Hoy sólo se necesitan dos que deseen gozar de felicidad para que se la ofrezcan al mundo entero. 2Sólo se necesitan dos que comprendan que no pueden decidir por su cuenta, para garanti­zar que el júbilo que pidieron sea plenamente compartido por todos. 3Pues han entendido la ley básica que les otorga poder a todas las decisiones y les confiere todos los efectos que ellas jamás puedan tener. 4Sólo se necesitan dos. 5Estos dos tienen que haberse unido antes de que se pueda tomar una decisión. 6Per­mite que esto sea lo único que tienes presente, y tendrás la clase de día que deseas tener, y al tenerlo, se lo ofrecerás al mundo. 7El juicio que habías emitido sobre el mundo queda anulado mediante tu decisión de tener un día feliz. 8Y tal como has reci­bido, así tienes que dar.



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