DESPERTAR AL AMOR

viernes, 5 de julio de 2013

5 JULIO: De mí depende la salvación del mundo.

AUDIOLIBRO


EJERCICIOS

LECCIÓN 186


De mí depende la salvación del mundo.


1. Ésta es la afirmación que algún día habrá de erradicar de toda mente todo vestigio de arrogancia. 2Éste es el pensamiento de la verdadera humildad, que no te adjudica ninguna otra función, excepto la que se te ha encomendado. 3Dicho pensamiento supone tu aceptación del papel que te fue asignado, sin insistir en que se te asigne otro. 4No se detiene a considerar qué papel es el que es adecuado para ti. 5Tan sólo reconoce que la Voluntad de Dios se hace tanto en la tierra como en el Cielo. 6Une a todas las volunta­des de la tierra en el plan celestial para la salvación del mundo, y les restituye la paz del Cielo.

2. No nos opongamos a nuestra función. 2No fuimos nosotros quienes la establecimos. 3No fue idea nuestra. 4Se nos han propor­cionado los medios para llevarla a cabo perfectamente. 5Lo único que se nos pide es que aceptemos nuestro papel con genuina humildad, y que no neguemos con un aire de falsa arrogancia que somos dignos de él. 6Poseemos la fuerza necesaria para hacer lo que se nos pide llevar a cabo. 7Nuestras mentes están perfecta­mente capacitadas para desempeñar el papel que nos asignó Uno que nos conoce bien.

3. Mientras no entiendas su significado, puede que la idea de hoy te parezca muy ardua. 2Lo único que dice es que tu Padre te recuerda todavía y te ofrece la perfecta confianza que tiene en ti, Su Hijo. 3No te pide que seas diferente de como eres en modo alguno. 4¿Qué otra cosa sino esto podría pedir la humildad? 5¿Y qué otra cosa sino esto podría negar la arrogancia? 6Hoy no deja­remos de cumplir nuestro cometido con la engañosa excusa de que es un insulto a la modestia. 7Es el orgullo el que se niega a responder a la Llamada del Propio Dios.

4. Hoy dejaremos a un lado todo vestigio de falsa humildad para poder escuchar la Voz de Dios revelarnos lo que desea que haga­mos. 2No pondremos en duda nuestra capacidad para llevar a cabo la función que Él nos ofrezca. 3Sólo estaremos seguros de que Él conoce nuestras fuerzas, nuestra sabiduría y nuestra santi­dad. 4Y si Él nos considera dignos, es que lo somos. 5Es sólo la arrogancia la que opina de otra manera.

5. Hay una manera, y sólo una, de liberarte del encarcelamiento al que te ha llevado tu plan de probar que lo falso es verdadero. 2Acepta en lugar de él el plan que tú no trazaste. 3No juzgues si eres o no merecedor de él. 4Si la Voz de Dios te asegura que la salvación necesita que tú desempeñes tu papel y que la totalidad depende de ti, ten por seguro que así es. 5Los arrogantes tienen que aferrarse a las palabras, temerosos de ir más allá de ellas y de experimentar lo que podría poner en entredicho su postura. 6Los humildes, en cambio, son libres para oír la Voz que les dice lo que son y lo que deben hacer.

6. La arrogancia forja una imagen de ti que no es real. 2Ésa es la imagen que se estremece y huye aterrorizada cuando la Voz que habla por Dios te asegura que posees la fuerza, la sabiduría y la santidad necesarias para ir más allá de toda imagen. 3Tú, a dife­rencia de la imagen de ti mismo, no eres débil. 4No eres ignorante ni impotente. 5El pecado no puede mancillar la verdad que mora en ti, ni la aflicción puede acercarse al santo hogar de Dios.

7. Esto es lo que te dice la Voz que habla por Dios. 2Y según Él te habla, la imagen se estremece e intenta atacar la amenaza que le resulta desconocida; al sentir que sus cimientos se derrumban. 3Abandónala. 4La salvación del mundo depende de ti, y no de ese pequeño montón de polvo. 5¿Qué podría esa imagen decirle al santo Hijo de Dios? 6¿Por qué tiene él que preocuparse por ella en absoluto?

8. Y así hallamos nuestra paz. 2Aceptaremos la función que Dios nos encomendó, pues toda ilusión descansa sobre la absurda creencia de que podemos inventar otra función para nosotros. 3Los papeles que nosotros mismos nos hemos auto-otorgado son inestables y parecen oscilar entre la aflicción y la dicha extática del amor y de amar. 4Podemos reír o llorar, recibir el día de buen grado o bien recibirlo con lágrimas. 5Nuestro propio ser parece cambiar según experimentamos múltiples cambios en nuestro estado de ánimo, y nuestras emociones nos remontan hacia lo alto o nos estrellan contra el suelo sumiéndonos en la desolación. 

9. ¿Es éste el Hijo de Dios? 2¿Habría podido Él crear semejante inestabilidad y llamarla Su Hijo? 3Aquel que es inmutable com­parte Sus atributos con Su creación. 4Ninguna de las imágenes que Su Hijo aparenta forjar afecta lo que él es. 5Dichas imágenes revolotean por su mente como hojas arrastradas por el viento, que forman diseños fugaces y se desbandan para volverse a agrupar hasta finalmente dispersarse. 6O como los espejismos que se ven en el desierto.

10. Estas imágenes insustanciales desaparecerán y dejarán tu mente libre y serena cuando aceptes la función que se te ha enco­mendado. 2Las imágenes que fabricas sólo dan lugar a metas con­flictivas, transitorias y vagas, inciertas y ambiguas. 3¿Quién podría mantener un esfuerzo constante o poner todas sus energías y empeño en metas como éstas? 4Las funciones que el mundo tiene en gran estima son tan inciertas, que aun las más sólidas cambian por lo menos diez veces por hora. 5¿Qué se puede esperar de metas como éstas?

11. Como bello contraste, tan seguro como el retorno del sol cada mañana para disipar la noche, tu verdadera función se perfila clara e inequívocamente. 2No hay duda acerca de su validez. 3Pues procede de Uno que no conoce el error y Cuya Voz está segura de Sus mensajes. 4Éstos nunca cambiarán ni estarán en conflicto. 5Todos ellos apuntan hacia un solo objetivo, el cual pue­des alcanzar. 6Puede que tu plan sea imposible, pero el de Dios jamás puede fracasar porque Él es su Fuente.

12. Haz lo que la Voz de Dios te indique. 2Y si te pide que hagas algo que parece imposible, recuerda Quién es el que te lo pide y quién el que quiere negarse. 3Luego considera esto: ¿Quién de los dos es más probable que esté en lo cierto, 4la Voz que habla por el Creador de todas las cosas y que las conoce exactamente como son, o la distorsionada imagen de ti mismo, que es inconsistente y está confundida, perpleja e insegura de todo? 5No permitas que su voz te dirija. 6Oye en su lugar una Voz que es inequívoca y que te habla de la función que te encomendó tu Creador, Quien te recuerda y te exhorta a que te acuerdes de Él ahora.

13. Su dulce Voz llama desde lo conocido a lo que no conoce. 2Él quiere consolarte, aunque no conoce el pesar. 3Él quiere hacer una restitución, si bien goza de absoluta plenitud. 3Él quiere hacerte un regalo, si bien sabe que ya lo tienes todo. 4Él tiene Pensamientos que satisfacen cualquier necesidad que Su Hijo perciba, si bien Él no las ve. 5Pues el Amor sólo puede dar, y lo que se da en Su Nombre se manifiesta en la forma más útil posible en un mundo de formas.

14. Ésas son las formas que jamás pueden engañar, ya que proce­den de la Amorfía Misma. 2El perdón es una forma terrenal de amor, que, como tal, no tiene forma en el Cielo. 3No obstante, lo que aquí se necesite, aquí se concederá. 4Valiéndote de esta forma puedes desempeñar tu función incluso aquí, si bien el amor sig­nificará mucho más para ti cuando se haya restaurado en ti el estado de amorfía. 5La salvación del mundo depende de ti que puedes perdonar. 6Ésa es tu función aquí.




TEXTO



V. La decisión de alcanzar la compleción


1. Cuando se examina la relación especial, es necesario antes que nada, darse cuenta de que comporta mucho dolor. 2Tanto la ansie­dad como la desesperación, la culpabilidad y el ataque están pre­sentes, intercalados con períodos en que parecen haber desaparecido. 3Es esencial que todos estos estados se vean tal como realmente son. 4Sea cual fuere la forma en que se manifies­ten, son siempre un ataque contra el ser para que el otro se sienta culpable. 5He hablado de esto con anterioridad, pero hay algunos aspectos de lo que realmente se está intentando que aún no hemos examinado.

2. Dicho llanamente, el intento de que otro se sienta culpable va siempre dirigido contra Dios, 2pues el ego quiere que creas que Dios, y sólo Él, es culpable, lo cual deja a la Filiación vulnerable al ataque y sin ninguna protección contra él. 3La relación de amor especial es el arma principal del ego para impedir que llegues al Cielo. 4No parece ser un arma, pero si examinases cuánto la valo­ras y por qué, te darías cuenta de que lo es.

3. La relación de amor especial es el regalo más ostentoso del ego y el que mayor atractivo tiene para aquellos que no están dis­puestos a renunciar a la culpabilidad. 2Aquí es donde más clara­mente se puede ver la "dinámica" del ego, pues, contando con la atracción de su ofrenda, las fantasías que se centran sobre la rela­ción de amor especial son con frecuencia muy evidentes. 3Nor­malmente se consideran aceptables, e incluso naturales. 4Nadie considera raro amar y odiar al mismo tiempo, y aun los que creen que odiar es un pecado, simplemente se sienten culpables por ello, pero no hacen nada por corregirlo. 5Esto es lo que es "nor­mal" en la separación, y aquellos que aprenden que no es normal en absoluto, parecen ser los que no son normales. 6Pues este mundo es lo opuesto al Cielo, al haber sido concebido para ser su opuesto, y todas las cosas aquí son exactamente lo opuesto a la verdad. 7En el Cielo, donde el significado del amor se conoce perfectamente, el amor es lo mismo que la unión. 8Aquí, donde en lugar del amor se acepta la ilusión de amor, el amor se percibe como separación y exclusión.

4. En la relación especial -nacida del deseo oculto de que Dios nos ame con un amor especial- es donde triunfa el odio del ego. 2Pues la relación especial es la renuncia al Amor de Dios y el intento de asegurar para uno mismo la condición de ser especial que Él nos negó. 3Es esencial para la supervivencia del ego que tú creas que el especialismo no es el infierno, sino el Cielo. 4Pues el ego jamás querría que vieses que lo único que la separación con­lleva son pérdidas, al ser la única condición en la que el Cielo no puede existir.

5. Para todo el mundo el Cielo es la compleción. 2En esto no puede haber desacuerdo porque tanto el ego como el Espíritu Santo lo aceptan. 3Están, no obstante, en completo desacuerdo con respecto a lo que es la compleción y a cómo se alcanza. 4El Espíritu Santo sabe que la compleción reside en primer lugar en la unión, y luego en la extensión de ésta. 5Para el ego, la comple­ción reside en el triunfo, y en la extensión de la "victoria" incluso hasta el triunfo definitivo sobre Dios. 6El ego cree que con esto el ser se libera finalmente, pues entonces no quedaría nada que pudiese ser un obstáculo para él. 7Ésa es su idea del Cielo. 8Para el ego, pues, la unión -la condición en la que él no puede interfe­rir- tiene que ser el infierno.

6. La relación especial es un mecanismo extraño y antinatural del ego para unir Cielo e infierno, e impedir que se pueda distinguir entre uno y otro. 2Tratar de encontrar lo que supuestamente es lo "mejor" de los dos mundos, simplemente ha dado lugar a que se tengan fantasías de ambos y a que sea imposible percibir a nin­guno de ellos tal como realmente es. 3La relación especial es el triunfo de esta confusión. 4 Es un tipo de unión en que la unión está excluida, pues la exclusión es la base de dicho intento de unión. 5¿Qué mejor ejemplo que ésto puede haber de la máxima del ego: "Busca, pero no halles"?

7. Lo más curioso de todo es el concepto de yo que el ego fomenta en las relaciones especiales. 2Este “yo" busca relaciones para com­pletarse a sí mismo. 3Pero cuando encuentra la relación especial en la que piensa que puede lograrlo, se entrega a sí mismo, y trata de "intercambiarse" por el yo del otro. 4Eso no es unión, pues con ello no hay aumento ni extensión. 5Cada uno de ellos trata de sacrificar el yo que no desea a cambio de uno que cree que pre­fiere. 6Y se siente culpable por el "pecado" de apropiarse de algo y de no dar nada valioso a cambio. 7¿Qué valor le puede adjudicar a un yo del que quiere deshacerse para obtener otro "mejor"?

8. Ese otro yo "mejor" que el ego busca es siempre uno que es más especial. 2Y quienquiera que parezca poseer un yo especial es "amado" por lo que se puede sacar de él. 3Cuando ambos miem­bros de la relación especial ven en el otro ese yo especial, el ego ve "una unión bendecida en el Cielo". 4Pues ni uno ni otro recono­cerá que ha pedido el infierno, y, por lo tanto, no interferirá en la ilusión que el ego tiene del Cielo, y que le ofrece para que suponga un obstáculo para éste. 5Pero si el contenido de todas las ilusiones es el miedo, y sólo el miedo, la ilusión del Cielo no es más que una forma "atractiva" de miedo en la que la culpabilidad está profundamente soterrada y se manifiesta en forma de “amor".


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