DESPERTAR AL AMOR

lunes, 20 de abril de 2015

20 ABRIL: Soy tal como Dios me creó.




EJERCICIOS


Soy tal como Dios me creó.

1. Repetiremos la idea de hoy de vez en cuando. 2Pues sólo con este pensamiento bastaría para salvarte a ti y al mundo, si creye­ses que es verdad. 3Su veracidad significa que no has efectuado ningún cambio real en ti, ni que tampoco has cambiado el uni­verso de manera que lo que Dios creó hubiese podido ser reem­plazado por el miedo y la maldad, por la aflicción y la muerte. 4Si sigues siendo tal como Dios te creó, el miedo no tiene sentido, la maldad no es real y la aflicción y la muerte no existen.

2. La idea de hoy es, por lo tanto, todo cuanto necesitas para dejar que la absoluta corrección sane tu mente y te conceda una visión perfecta que corrija todos los errores que cualquier mente haya podido cometer en cualquier momento o lugar. 2Esta idea es sufi­ciente para sanar el pasado y liberar el futuro. 3Esta idea es su­ficiente para permitir que el presente se acepte tal como es. 4Esta idea es suficiente también para dejar que el tiempo sea el medio por el que el mundo entero aprende a escaparse del tiempo y de todos los cambios que éste parece producir con su pasar.

3. Si sigues siendo tal como Dios te creó, las apariencias no pue­den reemplazar a la verdad, la salud no puede trocarse en enfer­medad, la muerte no puede suplantar a la vida ni el miedo al amor. 2Nada de eso ha ocurrido si tú sigues siendo tal como Dios te creó. 3No necesitas otro pensamiento que éste para permitir que la redención venga a iluminar al mundo y a liberarlo del pasado.

4. Con este pensamiento basta para erradicar todo el pasado y salvar el presente a fin de que se pueda extender serenamente hasta un futuro intemporal. 2Si eres tal como Dios te creó, enton­ces no ha habido separación alguna entre tu mente y la Suya, ni división entre tu mente y otras mentes, y sólo ha habido unidad en la tuya.

5. El poder sanador de la idea de hoy es ilimitado. 2La idea de hoy es la cuna de todos los milagros, la gran restauradora de la verdad en la conciencia del mundo. 3Practica la idea de hoy con gratitud. 4Ésta es la verdad que te hará libre. 5Ésta es la verdad que Dios te ha prometido. 6Ésta es la Palabra con la que a todo sufrimiento le llega su fin.

6. Comienza las sesiones de práctica de cinco minutos con esta cita del texto:

2Soy tal como Dios me creó.
3Su Hijo no puede sufrir.
4Y yo soy Su Híjo.

7. Luego, mientras mantienes esta afirmación fija en la mente, trata de encontrar en ella al Ser que es el santo Hijo de Dios Mismo.

8. Busca en tu interior a Aquel que es el Cristo en ti, el Hijo de Dios y hermano del mundo; el Salvador que ha sido salvado para siempre y que tiene el poder de salvar a todo aquel que entra en contacto con Él, por levemente que sea, y le pida la Palabra que le dice que él es Su hermano.

9. Eres tal como Dios te creó. 2Honra hoy a tu Ser, 3y no rindas culto a las imágenes que fabricaste para que fuesen el Hijo de Dios en lugar de lo que él es. 4En lo más recóndito de tu mente el santo Cristo en ti espera a que lo reconozcas como lo que tú eres. 5Y mientras no lo reconozcas y Él siga siendo un desconocido para ti, tú seguirás perdido y sin saber quién eres.

10. Búscalo hoy y encuéntralo. 2Él te salvará de todos los ídolos que has inventado. 3Pues cuando lo encuentres, comprenderás cuán indignos son tus ídolos y cuán falsas las imágenes que creías ser. 4Hoy damos un paso gigantesco hacia la verdad al abandonar nuestros ídolos y abrir nuestros brazos, nuestros corazones y nues­tras mentes a Dios.

11. Lo recordaremos a lo largo del día con nuestros corazones rebosantes de gratitud y albergando solamente pensamientos amorosos hacia todos aquellos que hoy se crucen en nuestro camino. 2Pues así es como lo recordaremos. 3Y para poder recor­dar a Su Hijo, nuestro santo Ser, el Cristo en cada uno de nosotros diremos:

4Soy tal como Dios me creó.

5Declaremos esta verdad tan a menudo como podamos. 6Ésta es la Palabra de Dios que te hace libre. 7Ésta es la llave que abre las puertas del Cielo y te permite entrar a la paz de Dios y a Su eternidad.







TEXTO

II. La invitación a curar


1. Si la enfermedad es separación, la decisión de curar y de ser curadores, por lo tanto, el primer paso en el proceso de reconocer lo que verdaderamente quieres. 2Todo ataque te aleja de esto, y todo pensamiento curativo te lo acerca. 3El Hijo de Dios incluye tanto al Padre como al Hijo porque es a la vez Padre e Hijo. 4Unir tener y ser es unir, tu voluntad a la Suya, pues lo que Su Voluntad ha dispuesto para ti es Él Mismo. 5Y tu voluntad es entregarte a Él porque, en tu perfecto entendimiento de Él, sabes que no hay sino una sola Voluntad. 6Mas cuando atacas a cualquier parte de Dios o de Su Reino tu entendimiento no es perfecto, y, por consi­guiente, pierdes lo qué realmente quieres.

2. Curar, por lo tanto, se convierte en una lección de entendi­miento, y cuanto más la practicas mejor maestro y alumno te vuel­ves. 2Si has negado la verdad, ¿qué mejores testigos de su realidad podrías tener que aquellos que han sido curados por ella? 3Pero asegúrate de contarte a ti mismo entre ellos, pues estando dis­puesto a unirte a ellos es como te curarás. 4Todo milagro que obras te habla de la Paternidad de Dios. 5Todo pensamiento curativo que aceptas, proceda éste de un hermano o de tu propia mente, te enseña que eres el Hijo de Dios. 6En todo pensamiento hiriente que albergues, independientemente de donde lo percibas, yace la negación de la Paternidad de Dios y de tu relación filial. con Él. 

3. Y la negación es tan total como el amor. 2No puedes negar parte de ti mismo porque el resto parecerá estar separado de ti, y, por lo tanto, desprovisto de significado. 3Y al no tener significado para ti, no lo entenderás. 4Negar el significado de algo equivale a no comprenderlo. 5Únicamente puedes curarte a ti mismo porque únicamente el Hijo de Dios tiene necesidad de curación. 6Tienes necesidad de ella porque no te entiendes a ti mismo, y por lo tanto, no sabes lo que haces. 7Puesto que te has olvidado de lo que es tu voluntad, no sabes lo que realmente quieres.

4. La curación es señal de que quieres reinstaurar la plenitud. 2Y el hecho de que estés dispuesto ello elo que te permite oír-la Voz del Espíritu Santo, Cuyo mensaje es la plenitud. 3Él te capacitará para que vayas mucho más allá de la curación que lograrías por tu cuenta, pues a tu pequeña dosis de buena voluntad para reinstaurar la plenitud Él sumará toda Su Voluntad, haciendo así que la tuya sea plena. 4¿Qué podría haber que el Hijo de Dios no pudiese alcanzar cuando la Paternidad de Dios se encuentra en él? 5Mas la invitación tiene que proceder de ti, pues sin duda debes haber aprendido que aquel a quien invites a ser tu hués­ped, será quien morará en ti.

5. El Espíritu Santo no puede hablarle a un anfitrión que no le dé la bienvenida, puesto que no sería oído. 2El Eterno Invitado jamás se ausenta, pero Su Voz se vuelve cada vez más tenue en compañía de extraños. 3Necesita tu protección, únicamente porque la atención que le prestas es señal de que deseas Su Compañía. 4Piensa como Él aunque sólo sea por un momento y la pequeña chispa se convertirá en una luz tan resplandeciente que inundará tu mente para que Él se convierta en tu único Invitado. 5Siempre que le abres las puertas al ego, menoscabas la bienvenida que le das al Espíritu Santo. 6Él no sé ausentará, pero habrás hecho una alianza contra Él. 7Sea cual sea la jornada que decidas emprender, Él irá contigo y esperará. 8Puedes confiar plenamente en Su paciencia, pues Él no puede abandonar a ninguna parte de Dios. 9Mas tú necesitas mucho más que paciencia.

6. No podrás descansar hasta que sepas cuál es tu función y la lleves a cabo, pues sólo en esto pueden estar completamente uni­das la Voluntad de tu Padre y la tuya. 2Tener a Dios es ser como Él, y Él se ha dado a Sí Mismo a ti. 3Tú que tienes a Dios debes ser como Dios, pues mediante Su regalo Su función se convirtió en la tuya. 4Invita este conocimiento de nuevo a tu mente y no dejes entrar ninguna otra cosa que lo pueda enturbiar. 5El Invitado que Dios te envió te enseñará cómo hacer esto sólo con que reconozcas la pequeña chispa y estés dispuesto a dejar que se expanda. 6No es necesario que estés enteramente dispuesto a ello porque Él lo está. 7Si simplemente le ofreces un pequeño lugar, Él lo iluminará tanto que gustosamente dejarás que éste se expanda. 8Y mediante esta expansión, comenzarás a recordar la creación.

7. ¿Qué prefieres ser, rehén del ego o anfitrión de Dios? 2Aceptarás únicamente a aquel que invites. 3Eres libre de determinar quién ha de ser tu invitado y cuánto tiempo ha de permanecer contigo. 4Mas esto no es auténtica libertad, pues depende todavía de cómo la consideres. 5El Espíritu Santo se encuentra ahí, pero no puede ayudarte a menos que tú se lo pidas. 6Y el ego no es nada, tanto si lo invitas a que entre como si no. 7La auténtica libertad radica en darle la bienvenida a la realidad, y de tus invi­tados, sólo él Espíritu Santo es real. 8Date cuenta, pues, de Quién mora en ti, reconociendo simplemente lo que ya se encuentra ahí, y no te conformes con consoladores imaginarios, pues el Conso­lador de Dios se encuentra en ti.

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