DESPERTAR AL AMOR

martes, 20 de octubre de 2015

20 OCTUBRE: El miedo ya se acabó y lo único que hay aquí es amor.

AUDIOLIBRO


EJERCICIOS 


LECCIÓN 293


El miedo ya se acabó y lo único que hay aquí es amor.


1. El miedo ya se acabó porque su fuente ha desaparecido, y con ella, todos sus pensamientos desaparecieron también. 2El amor sigue siendo el único estado presente, cuya Fuente está aquí para siempre. 3¿Cómo iba a parecerme el mundo claro y diáfano, segu­ro y acogedor; cuando todos mis errores pasados lo oprimen y me muestran manifestaciones distorsionadas de miedo? 4Mas en el presente el amor es obvio y sus efectos evidentes. 5El mundo entero resplandece en el reflejo de su santa luz, y por fin percibo un mundo perdonado.

2. Padre no permitas que Tu santo mundo me pase desapercibido hoy, 2ni que mis oídos sean sordos a todos los himnos de gratitud que el mundo entona bajo los sonidos del miedo. 3Hay un mundo real que el presente mantiene a salvo de todos los errores del pasado. 4Y éste es el único mundo que quiero tener ante mis ojos hoy.





TEXTO 



VIII. La restitución de la justicia al amor



1. El Espíritu Santo puede usar todo lo que le ofreces para tu salvación. 2Pero no puede usar lo que te niegas a darle, ya que no puede quitártelo sin tu consentimiento. 3Pues si lo hiciera, cree­rías que te lo arrebató en contra de tu voluntad. 4Y así, no apren­derías que tu voluntad es no tenerlo. 5Él no necesita que estés completamente dispuesto a entregárselo, pues si ese fuese el caso, no tendrías ninguna necesidad de Él. 6Pero sí necesita que prefieras que Él lo tome a que tú te lo quedes sólo para ti, y que reconozcas que no sabes qué es lo que no supone una pérdida para nadie. 7Eso es lo único que se tiene que añadir a la idea de que nadie tiene que perder para que tú ganes. 8Nada más.

2. He aquí el único principio que la salvación requiere. 2No es necesario que tu fe en él sea firme e inquebrantable ni que esté libre del ataque de todas las creencias que se oponen a él. 3No tienes una lealtad fija. 4Pero recuerda que los que ya se han sal­vado no tienen necesidad de salvación. 5No se te pide que hagas lo que le resultaría imposible a alguien que todavía está dividido contra sí mismo. 6No esperes poder encontrar sabiduría en seme­jante estado mental. 7Pero siéntete agradecido de que lo único que se te pide es que tengas un poco de fe. 8¿Qué les puede que­dar a los que todavía creen en el pecado, sino un poco de fe? 9¿Qué podrían saber del Cielo y de la justicia de los que se han salvado?

3. Existe una clase de justicia en la salvación de la que el mundo no sabe nada. 2Para el mundo, la justicia y la venganza son lo mismo, pues los pecadores ven la justicia únicamente como el cas­tigo que merecen, por el que tal vez otro debe pagar, pero del que no es posible escapar. 3Las leyes del pecado exigen una víctima. 4Quién ha de ser esa víctima es irrelevante. 5Pero el costo no puede ser otro que la muerte, y tiene que pagarse. 6Esto no es justicia, sino demencia. 7Sin embargo, allí donde el amor significa odio, y la muerte se ve como la victoria y el triunfo sobre la eterni­dad, la intemporalidad y la vida, ¿cómo se podría definir la justi­cia sin que la demencia formase parte de ella?

4. Tú que no sabes lo que es la justicia puedes todavía inquirir lo que es y así aprenderlo. 2La justicia contempla a todos de la misma manera. 3No es justo que a alguien le falte lo que otro tiene. 4Pues eso es venganza, sea cual sea la forma que adopte. 5La justicia no exige ningún sacrificio, pues todo sacrificio se hace a fin de perpetuar y conservar el pecado. 6El sacrificio es el pago que se ofrece por el costo del pecado, pero no es el costo total. 7El resto se toma de otro y se deposita al lado de tu pequeño pago, para así "expiar" por todo lo que quieres conservar y no estás dispuesto a abandonar. 8De esta forma consideras que tú eres en parte la víctima, pero que alguien más lo es en mayor medida. 9Y en el costo total, cuanto más grande sea la parte que el otro pague, menor será la que pagues tú. 10Y la justicia, al ser ciega, queda satisfecha cuando recibe su pago, sin que le importe quién es el que paga.

5. ¿Cómo iba a ser eso justicia? 2Dios no sabe de eso. 3Pero sí sabe lo que es la justicia, y lo sabe muy bien. 4Pues Él es totalmente justo con todo el mundo. 5La venganza es algo ajeno a la Mente de Dios precisamente porque Él conoce la justicia. 6Ser justo es ser equitativo, no vengativo. 7Es imposible que la equidad y la ven­ganza puedan coexistir, pues cada una de ellas contradice a la otra y niega su realidad. 8No puedes compartir la justicia del Espíritu Santo mientras de alguna manera tu mente pueda conce­bir ser especial. 9Sin embargo, ¿sería Él justo si condenase a un pecador por los crímenes que éste no cometió aunque él crea que los cometió? 10¿Y adónde habría ido a parar la justicia si Él les exigiese a los que están obsesionados con la idea del castigo que, sin ninguna ayuda, la dejasen de lado y percibiesen que no es verdad?

6. A los que todavía creen que el pecado tiene sentido les resulta extremadamente difícil entender la justicia del Espíritu Santo. 2No pueden sino creer que Él comparte su confusión, y, por lo tanto, no pueden evadir la venganza que forzosamente comporta su propia creencia de lo que es la justicia. 3Y así, tienen miedo del Espíritu Santo y perciben en Él la "ira" de Dios. 4Y no pueden confiar en que no los va a aniquilar con rayos extraídos de las "llamas" del Cielo por la Propia Mano iracunda de Dios. 5Creen que el Cielo es el infierno, y tienen miedo del amor. 6cuando se les dice que nunca han pecado, les invade una profunda sospecha y el escalofrío del miedo. 7Su mundo depende de la estabilidad del pecado. 8Y perciben la "amenaza" de lo que Dios entiende por justicia como algo más destructivo para ellos y para su mundo que la venganza, la cual comprenden y aman.

7. Y así, piensan que perder el pecado sería una maldición. 2Y huyen del Espíritu Santo como si de un mensajero del infierno se tratase, que hubiese sido enviado desde lo alto, disfrazado de amigo y redentor, para hacer caer sobre ellos la venganza de Dios valiéndose de ardides y de engaños. 3¿Qué otra cosa podría ser Él para ellos, sino un demonio que se viste de ángel para engañar­les? 4¿Y qué escape les puede ofrecer, sino la puerta que conduce al infierno, la cual, sin embargo, parece ser la puerta al Cielo?

8. La justicia, no obstante, no puede castigar a aquellos que, aun­que claman por castigo, tienen un Juez que sabe que en realidad son completamente inocentes. 2La justicia le obliga liberarlos y a darles todo el honor que merecen y que se han negado a sí mismos al no ser justos y no poder entender que son inocentes. 3El amor no es comprensible para los pecadores porque creen que la justicia no guarda ninguna relación con el amor y que representa algo distinto. 4Y de esta manera, se percibe al amor como algo débil, y a la venganza como muestra de fortaleza. 5Pues el amor perdió cuando el juicio se separó de su lado, y ahora es demasiado débil para poder salvar a nadie del castigo. 6Pero la venganza sin amor ha cobrado más fuerza al estar sepa­rada y aparte del amor. 7¿Y qué otra cosa sino la venganza puede ser ahora lo que ayuda y salva, mientras que el amor es un espec­tador pasivo, impotente, injusto, endeble e incapaz de salvar?

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