DESPERTAR AL AMOR

lunes, 30 de mayo de 2016

30 MAYO: CUARTO REPASO Repaso de lecciones 139 Y 140

AUDIOLIBRO




EJERCICIOS


LECCION 150

Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.



(139) Aceptaré la Expiación para mí mismo.
(140) La salvación es lo único que cura.





TEXTO


Xl. La paz del Cielo

 

1. Las mejores alternativas que el ego ofrece para contrarrestar lo que se percibe como la ruda intromisión de la culpabilidad en la paz son: el olvido, el sueño y la muerte. 2Aun así, nadie piensa que está en conflicto y abatido por una guerra cruel, a menos que crea que ambos contendientes son reales: 3Al creerlo, se ve obli­gado a escapar, pues una guerra así pondría fin a su paz mental y, por lo tanto, lo destruiría. 4Mas sólo con que se diese cuenta de que la guerra es entre un poder real y uno irreal, podría mirar en su interior y ver su libertad. 5Nadie pensaría estar abatido y ator­mentado por interminables batallas si él mismo percibiese que no tienen absolutamente ningún significado.

2. No es la Voluntad de Dios que Su Hijo viva en estado de guerra. 2Por lo tanto, el imaginado "enemigo" que Su Hijo cree tener es totalmente irreal3No estás sino tratando de escapar de una guerra encarnizada de la que ya te has escapado. 4La guerra ya terminó, pues has oído el himno de la libertad elevarse hasta el Cielo. 5Grande es la dicha y el regocijo de Dios por tu liberación porque tú no creaste la libertad. 6Mas de la misma manera en que no creaste la libertad, tampoco creaste una guerra que pudiese poner en peligro dicha libertad. 7Nada destructivo ha existido nunca ni existirá jamás. 8La guerra, la culpabilidad y el pasado desaparecieron al unísono en la irrealidad de donde vinieron.  

3. Cuando todos estemos unidos en el Cielo, no valorarás nada de lo que valoras aquí. 2Pues nada de lo que valoras aquí lo valoras completamente, y, por lo tanto, no lo valoras en absoluto. 3Sólo aquello a lo que Dios otorgó valor tiene valor, y el valor de lo que Dios aprecia no es susceptible de ser juzgado, pues ya se fijó. 4Su valor es absoluto. 5Las únicas alternativas que tienes ante ti son apreciarlo o no. 6Valorarlo parcialmente significa que se desconoce su valor. 7En el Cielo está todo lo que Dios valora. 8Allí nada es, ambiguo. 9Todo es claro y luminoso, y suscita una sola res­puesta. 10En el Cielo no hay tinieblas ni contrastes. 11Nada varía 12ni sufre interrupción alguna. 13Lo único que se experimenta es una sensación de paz tan profunda que ningún sueño de este mundo ha podido jamás proporcionarte ni siquiera el más leve indicio de lo que dicha paz es. 

4. No hay nada en este mundo que pueda brindarte semejante paz porque no hay nada en este mundo que se comparta totalmente. 2La percepción perfecta tan sólo puede mostrarte lo que se puede compartir plenamente. 3Puede mostrarte asimismo lo que resulta de ese compartir, mientras todavía tengas presente los resultados de no compartir. 4El Espíritu Santo señala calladamente el con­traste sabiendo que, en última instancia, dejarás que Él juzgue por ti la diferencia, permitiéndole que te muestre cuál de las dos alternativas es cierta. 5Tiene perfecta fe en tu juicio final, porque sabe que es Él Quien lo emitirá por ti. 6Dudar de eso sería dudar de que Él vaya a llevar a cabo Su misión. 7Mas ¿cómo iba a ser posible eso cuando Su misión es de Dios?

5. Tú, cuya mente está ensombrecida por las dudas y la culpabili­dad, recuerda esto: Dios te dio el Espíritu Santo a Quien le enco­mendó la misión de eliminar toda duda y todo vestigio de culpabilidad que Su amado Hijo jamás se hubiese echado encima. 2Su misión no puede fracasar, pues nada puede impedir el logro de lo que Dios ha dispuesto que se logre. 3La Voluntad de Dios se hace sean cuales fueren tus reacciones a la Voz del Espíritu Santo, sea cual fuere la voz que elijas escuchar y 4sea cuales fueren los extraños pensamientos que te asalten. 5Encontrarás la paz en la que Dios te ha establecido porque Él no cambia de parecer. 6Él es tan estable, como la paz en la que moras, la cual el Espíritu Santo te recuerda.

6. En el Cielo no recordarás cambios ni variaciones. 2Sólo aquí tienes necesidad de contrastes. 3Los contrastes y las diferencias son recursos de aprendizaje necesarios, pues gracias a ellos apren­des lo que debes evitar y lo que debes procurar. 4Cuando hayas aprendido eso, encontrarás la respuesta que elimina la necesidad de las diferencias. 5La verdad viene por su cuenta a encontrarse consigo misma. 6Cuando hayas aprendido que tú le perteneces a la verdad, ésta vendrá hasta ti quedamente sin diferencias de nin­guna clase, 7pues no necesitarás ningún contraste que te ayude a comprender que eso, y sólo eso es lo que quieres. 8No temas que el Espíritu Santo vaya a fracasar en la misión que tu Padre le ha encomendado. 9La Voluntad de Dios no fracasa en nada.

7. Ten fe únicamente en lo que sigue a continuación, y ello será suficiente: la Voluntad de Dios es que estés en el Cielo, y no hay nada que te pueda privar del Cielo o que pueda privar al Cielo de tu presencia. 2Ni tus percepciones falsas más absurdas, ni tus ima­ginaciones más extrañas ni tus pesadillas más aterradoras significan nada. 3No prevalecerán contra la paz que la Voluntad de Dios ha dispuesto para ti. 4El Espíritu Santo restaurará tu cordura por­que la demencia no es la Voluntad de Dios. 5Si eso es suficiente para el Espíritu Santo, también es suficiente para ti. 6No conservarás lo que Dios desea que se elimine porque eso interrumpe Su comunicación contigo, que es con quien Él quiere comunicarse. 7Su Voz se oirá. 

8. El nexo de comunicación que Dios Mismo colocó dentro de ti y que une tu mente con la Suya, no puede ser destruido. 2Tal vez creas que ése es tu deseo, y esa creencia ciertamente interfiere en la profunda paz en la que se conoce la dulce y constante comuni­cación que Dios desea mantener contigo. 3Sus canales de extensión, no obstante, no pueden cerrarse del todo o separarse de Él. 4Gozarás de paz porque Su paz fluye todavía hacia ti desde Aquel Cuya Voluntad es la paz. 5Dispones de ella en este mismo ins­tante. 6El Espíritu Santo te enseñará a usarla, y al extenderla, sabrás que se encuentra en ti. 7Dios dispuso que el Cielo fuese tuyo, y nunca dispondrá nada más para ti. 8Lo único que el Espí­ritu Santo conoce es la Voluntad de Dios. 9Es imposible que no alcances el Cielo, pues Dios es algo seguro, y lo que Su Voluntad dispone es tan seguro como Él.

9. Aprenderás lo que es la salvación porque aprenderás a salvar. 2Es imposible que te puedas excluir de lo que el Espíritu Santo quiere enseñarte. 3La salvación es algo tan seguro como Dios. 4La certeza de Dios es suficiente. 5Date cuenta de que incluso la más tenebrosa pesadilla que perturba la mente del Hijo durmiente de Dios no tiene poder alguno sobre él. 6Él aprenderá la lección del despertar. 7Dios vela por él y la luz le rodea.

10. ¿Cómo iba a poder el Hijo de Dios perderse en sueños, cuando Dios ha puesto dentro de él la jubilosa llamada a despertar y a ser feliz? 2Él no se puede separar de lo que está en él. 3Su sueño no podrá resistir la llamada a despertar. 4Es tan seguro que la misión de la redención se cumplirá como que la creación permanecerá inmutable por toda la eternidad. 5No tienes que saber que el Cielo es tuyo para que lo sea. 6Lo es. 7Mas para saberlo; tienes que aceptar que la Voluntad de Dios es tu voluntad.

11. El Espíritu Santo deshará por ti todo lo que has aprendido que enseña que lo que no es verdad tiene que ser reconciliado con la verdad. 2Esta es la reconciliación con la que el ego quisiera sus­tituir tu reconciliación con la cordura y con la paz. 3El Espíritu Santo tiene pensado para ti un tipo de reconciliación muy dife­rente, y lo pondrá en práctica tan inexorablemente como que al ego le será imposible poner en práctica lo que él se propone. 4El fracaso es cosa del ego, no de Dios: 5No puedes alejarte de Él y es imposible que el plan que el Espíritu Santo le ofrece a todo el mundo para la salvación de todos, no sea perfectamente consu­mado. 6Serás liberado, y no recordarás nada de lo que fabricaste, salvo lo que fue creado para ti, y a su vez por ti. 7Pues, ¿cómo podrías recordar lo que nunca fue verdad, o no recordar lo que siempre lo fue? 8En esta reconciliación con la verdad, y sólo con la verdad, radica la paz del Cielo


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