DESPERTAR AL AMOR

miércoles, 18 de abril de 2012

18 ABRIL: Dar y recibir son en verdad lo mismo.


AUDIOLIBRO




EJERCICIOS

Dar y recibir son en verdad lo mismo.

1. La visión depende de la idea de hoy. 2La luz se encuentra en ella, pues reconcilia todos los aparentes opuestos. 3¿Y qué puede ser la luz sino la resolución, nacida de la paz, de fundir todos tus conflictos y pensamientos erróneos en un solo concepto que sea completamente cierto? 4Incluso éste desaparecerá, ya que el Pen­samiento que se encuentra tras él aparecerá para ocupar su lugar. 5Y ahora estás en paz para siempre, pues en ese punto al sueño le llega su fin.

2. La verdadera luz que hace posible la verdadera visión no es la luz que los ojos del cuerpo contemplan. 2Es un estado mental que se ha unificado en tal grado que la oscuridad no se puede perci­bir en absoluto. 3Y de esta manera, lo que es igual se ve como lo mismo, mientras que lo que es diferente ni se nota, pues no está ahí.

3. Ésta es la luz en la que no se pueden ver opuestos, y la visión, al haber sanado, tiene el poder de sanar. 2Ésta es la luz que extiende tu paz interior hasta otras mentes, para compartirla y regocijarse de que todas ellas sean una contigo y una consigo mismas. 3Esta es la luz que sana porque genera una sola percepción, basada en un solo marco de referencia, del que procede un solo significado.

4. Ahí dar y recibir se ven como diferentes aspectos de un mismo Pensamiento, cuya verdad no depende de cuál de esos dos aspec­tos se vea primero, ni de cuál parezca estar en segundo lugar. 2Ahí se entiende que ambos ocurren simultáneamente, para que el Pensamiento conserve su integridad. 3Y este entendimiento es la base sobre la que se reconcilian todos los opuestos, ya que se perciben desde el mismo marco de referencia que unifica dicho Pensamiento.

5. Un solo pensamiento, completamente unificado, servirá para unificar todos los pensamientos. 2Esto es lo mismo que decir que una sola corrección bastará para que todo quede corregido, o que perdonar a un solo hermano completamente es suficiente para brindarle la salvación a todas las mentes. 3Pues éstos son sólo algunos casos especiales de la ley que rige toda clase de aprendi­zaje, siempre que esté dirigido por Aquel que conoce la verdad.

6. Aprender que dar es lo mismo que recibir tiene una utilidad especial, ya que se puede poner a prueba muy fácilmente y com­probar que es verdad. 2Y cuando con este caso especial se haya comprobado que en toda circunstancia en que se le ponga a prueba siempre da resultado, el pensamiento subyacente se puede entonces generalizar a otras áreas de duda y de doble visión. 3Y de ahí se expandirá hasta llegar finalmente al único Pensamiento subyacente a todos ellos.

7. Hoy practicaremos con el caso especial de dar y recibir. 2Utili­zaremos esta sencilla lección acerca de lo obvio porque produce resultados que no se nos pueden escapar. 3Dar es recibir. 4Hoy intentaremos ofrecerle paz a todo el mundo y ver cuán rápida­mente retorna a nosotros. 5La luz es tranquilidad, y en esa paz se nos concede la visión, y entonces podemos verla.

8. De este modo damos comienzo a nuestras sesiones de práctica con las instrucciones para hoy, y afirmamos:

2Dar y recibir son en verdad lo mismo.
3Recibiré lo que estoy dando ahora.

4Luego cierra los ojos y piensa durante cinco minutos en lo que quie­res ofrecerle a todo el mundo, para así disfrutar de ello. 5Podrías decir por ejemplo:

6Le ofrezco sosiego a todo el mundo.
7Le ofrezco paz interior a todo el mundo.
8Le ofrezco ternura a todo el mundo.

9. Repite cada frase lentamente y luego haz una pequeña pausa, esperando recibir el regalo que diste. 2Este te llegará en la misma medida en que lo diste. 3Te darás cuenta de que recibes una retri­bución exacta, pues eso es lo que pediste. 4Puede que te resulte útil, asimismo, pensar en alguien a quien dar tus regalos. 5Él re­presenta a los demás y a través de él estarás dándoselos a todo el mundo.

10. Nuestra sencilla lección de hoy te enseñará mucho. 2De ahora en adelante entenderás mucho mejor el concepto de efecto y causa, y nuestro progreso será mucho más rápido. 3Piensa en los ejercicios de hoy como rápidos avances en tu aprendizaje, el cual se acelerará y consolidará cada vez que digas: "Dar y recibir son en verdad lo mismo”:

 


TEXTO

Capítulo 11

DIOS O EL EGO

Introducción

1. O Dios está loco o bien es el ego el que lo está. 2Si examinas imparcialmente las pruebas que ambas partes presentan, te darás cuenta de que eso tiene que ser verdad. 3Ni Dios ni el ego propo­nen un sistema de pensamiento parcial. 4Ambos sistemas son internamente coherentes, aunque diametralmente opuestos en todo, de tal modo que una lealtad parcial es imposible. 5Recuerda también que sus resultados son tan diferentes como sus cimien­tos, y que sus naturalezas fundamentalmente irreconciliables no pueden ser reconciliadas alternando entre ellos. 6Nada que esté vivo es huérfano, pues la vida es creación. 7Por lo tanto, toda decisión que tomas es invariablemente la respuesta a la pregunta: "¿Quién es mi padre?" 8Y serás fiel al padre que elijas.

2. ¿Qué le dirías, no obstante, a alguien que creyese que esta pre­gunta realmente entraña conflicto? 2Si tú concebiste al ego, ¿cómo habría podido el ego concebirte a ti? 3El problema de la autoridad sigue siendo la única fuente de conflictos porque el ego se originó como consecuencia del deseo del Hijo de Dios de ser el padre de Su Padre. 4El ego, por lo tanto, no es más que un sistema ilusorio en el que tú concebiste a tu propio padre. 5No te equivoques con respecto a esto. 6Parece una locura cuando se expone con perfecta honestidad, pero el ego nunca examina lo que hace con perfecta honestidad. 7Sin embargo, ésa es su premisa demente, la cual está cuidadosamente oculta bajo la tenebrosa piedra angular de su sis­tema de pensamiento. 8Y o bien el ego -que tú concebiste- es tu padre, o bien todo su sistema de pensamiento se desmorona.

3. Tú fabricas mediante la proyección, mas Dios crea mediante la extensión. 2eres la piedra angular de la creación de Dios, pues Su sistema de pensamiento es la luz. 3Recuerda que los Rayos están ahí sin ser vistos. 4Cuanto más te aproximas al centro de Su sistema de pensamiento, más clara se hace la luz. 5Cuanto más te aproximas al sistema de pensamiento del ego, más tenebroso y sombrío se vuelve el camino. 6Sin embargo, incluso la pequeña chispa que se encuentra en tu mente basta para iluminarlo. 7Lleva esa luz contigo sin ningún temor, y valerosamente enfócala a los cimientos del sistema de pensamiento del ego. 8Estáte dispuesto a juzgarlo con absoluta honestidad. 9Pon al descubierto la tenebrosa piedra angular de terror sobre la que descansa y sácala a la luz. 10Ahí verás que se basaba en la insensatez y' que todos tus miedos eran infundados.

4. Hermano mío, tú eres parte de Dios y parte de mí. 2Cuando por fin hayas visto los cimientos del ego sin acobardarte, habrás visto también los nuestros. 3Vengo a ti de parte de nuestro Padre a ofre­certe todo nuevamente. 4No lo rechaces a fin de mantener oculta la tenebrosa piedra angular, pues la protección que te ofrece no te puede salvar. 5Yo te daré la lámpara y te acompañaré. 6No harás este viaje solo. 7Te conduciré hasta tu verdadero Padre, Quien, como yo, tiene necesidad de ti. 8¿Cómo no ibas a responder jubilo­samente a la llamada del amor?


I. Los regalos de la paternidad


1. Te has dado cuenta de tu necesidad de curación. 2¿Le ofrecerías cualquier otra cosa a la Filiación, habiendo reconocido la necesi­dad que tú mismo tienes de curación? 3Pues en esto estriba el comienzo del retorno al conocimiento; los cimientos sobre los que Dios ayudará a construir de nuevo el sistema de pensamiento que tú compartes con Él. 4Ni una sola piedra que coloques sobre esos cimientos dejará de ser bendecida por Él, pues estarás restau­rando la santa morada de Su Hijo, donde Él dispone que Su Hijo esté y donde está. 5Sea cual sea la parte de la mente del Hijo de Dios en la que reinstauras esta realidad, la reinstauras también en ti mismo. 6Moras en la Mente de Dios junto con tu hermano, pues la Voluntad de Dios no es estar solo.

2. Estar solo es estar separado de lo infinito, mas ¿cómo iba a ser posible esto si lo infinito no tiene fin? 2Nadie puede estar más allá de lo ilimitado porque lo que no tiene límites está necesariamente en todas partes. 3En Dios no hay principios ni finales, pues Su universo es Él Mismo. 4¿Cómo ibas a poder excluirte a ti mismo del universo, o de Dios que es el universo? 5Mi Padre y yo somos uno contigo, pues tú formas parte de nosotros. 6¿Crees realmente que parte de Dios puede extraviarse o estar ausente de Él?

3. Si tú no formases parte de Dios, Su Voluntad no estaría unifi­cada. 2¿Es concebible esto? 3¿Podría una parte de Su Mente no contener nada? 4Si nadie excepto tú puede ocupar tu lugar en Su Mente, y el que tú lo ocupases constituyó tu creación, sin ti habría un lugar vacío en la Mente de Dios. 5La extensión no puede ser bloqueada, ni tampoco tiene vacíos. 6Continúa eternamente, por mucho que sea negada. 7Negar su realidad puede constituir un retraso en el tiempo, pero no en la eternidad. 8Por eso es por lo que tus creaciones no han cesado de extenderse y por lo que hay tanto esperando tu retorno.

4. Esperar es posible únicamente en el tiempo, pero el tiempo carece de significado. 2Tú que inventaste las demoras puedes dejar atrás el tiempo reconociendo simplemente que ni los princi­pios ni los finales fueron creados por lo Eterno, Quien no impuso límites a Su creación o a aquellos que crean como Él. 3 Desconoces esto debido simplemente a que has tratado de limitar lo que Él creó, y, por lo tanto, crees que la creación está limitada. 4¿Cómo, entonces, ibas a poder conocer tus creaciones habiendo negado lo infinito?

5. Las leyes del universo no admiten contradicciones. 2 Lo que es válido para Dios es válido para ti. 3Si no crees que estás en Dios, tampoco creerás que Él está en ti. 4Lo infinito no tiene sentido sin ti, y tú no tienes sentido sin Dios. 5Dios y Su Hijo no pueden tener fin, pues nosotros somos el universo. 6Dios no está incompleto y sin Hijos. 7Puesto que Su Voluntad no fue estar solo, creó un Hijo como Él. 8No le niegues Su Hijo, pues tu renuencia a aceptar Su Paternidad te ha negado a ti la tuya. 9Ve en Sus creaciones a Su Hijo, pues las tuyas fueron creadas en Su honor. 10El universo del amor no se detiene porque tú no lo veas, ni tus ojos han perdido la capacidad de ver por el hecho de estar cerrados. 11Contempla la gloria de Su creación y te darás cuenta de lo que Dios ha salva­guardado para ti.

6. Dios te ha dado un lugar en Su Mente que es tuyo para siem­pre. 2Pero sólo puedes conservarlo si lo das de la misma manera en que se te dio. 3¿Cómo ibas a poder estar solo allí cuando se te dio porque Dios no dispuso estar solo? 4No es posible reducir la Mente de Dios. 5Tan sólo se puede expandir, pues todo lo que Él crea tiene la función de crear. 6El amor no limita, y lo que crea no está limitado. 7 Dar sin límites es lo que Dios ha dispuesto para ti porque eso es lo único que puede brindarte Su dicha, la cual es Su Voluntad compartir contigo. 8Tu amor es tan ilimitado como el Suyo porque es el Suyo.

7. ¿Cómo iba a ser posible que una parte de Dios estuviese excluida de Su Amor o que una parte de Su Amor pudiese ser restringida? 2Dios es tu patrimonio porque Su único regalo es Él Mismo. 3¿De qué otra manera podrías dar, salvo como Él da, si quieres saber cuál es el regalo que Él te hizo? 4Da, pues, sin límites ni mesura, para que te des cuenta de cuánto te ha dado Él. 5Tu capacidad para aceptar a Dios depende de que estés dispuesto a dar como Él da. 6Tu paternidad y tu Padre son uno. 7La Voluntad de Dios es crear, y tu voluntad es la Suya. 8De ello se deduce, pues, que tu voluntad es crear, toda vez que tu voluntad emana de la Suya. 9Y al ser tu voluntad una extensión de la Suya tiene que ser, por lo tanto, idéntica a la de Él.

8. No sabes, no obstante, lo que tu voluntad dispone. 2Eso no es extraño si te percatas que negar equivale a "no saber". 3La Volun­tad de Dios es que tú eres Su Hijo. 4Al negar esto, niegas tu propia voluntad, y, por lo tanto, no puedes saber lo que es. 5Debes pre­guntar cuál es la Voluntad de Dios con respecto a todo porque Su Voluntad es también tu voluntad. 6Tú no sabes lo que es, pero el Espíritu Santo lo recuerda por ti. 7Pregúntale, por lo tanto, cuál es la Voluntad de Dios para ti, y Él te dirá cuál es la tuya. 8No se puede hacer demasiado hincapié en el hecho de que tú no lo sabes. 9Siempre que lo que el Espíritu Santo te diga aparente ser una coacción, es únicamente porque no has reconocido tu voluntad.

9. La proyección del ego hace que la Voluntad de Dios parezca ser algo externo a ti, y, por lo tanto, que no es tu voluntad. 2De acuerdo con esta interpretación parece que fuese posible que la Voluntad de Dios y la tuya estuviesen en conflicto. 3Dios, pues, parece exigirte algo que tú no le quieres dar, privándote así de lo que anhelas. 4¿Cómo iba a ser posible que Dios, que sólo desea lo que es tu voluntad, fuese capaz de eso? 5Tu voluntad es Su vida, que Él te ha dado. 6Ni siquiera en el tiempo puedes vivir sepa­rado de Él. 7Dormir no es estar muerto. 8Lo que Él creó puede dormir, pero no puede morir. 9La inmortalidad es Su Voluntad para Su Hijo y la voluntad de Su Hijo para sí. 10El Hijo de Dios no puede disponer la muerte para sí mismo porque su Padre es Vida y Su Hijo es como Él. 11La creación es tu voluntad porque es Su Voluntad.

10. No puedes ser feliz a menos que hagas lo que realmente es tu voluntad, y esto no se puede cambiar porque es inmutable. 2Es inmutable porque es la Voluntad de Dios y la tuya, pues de otro modo Su Voluntad no podría extenderse. 3Tienes miedo de saber cuál es la Voluntad de Dios porque crees que no es la tuya. 4Esta creencia es lo que da lugar a la enfermedad y al miedo. 5Todo síntoma de enfermedad y de miedo emana de ella porque es la creencia que hace que no quieras saber. 6Al creer esto te ocultas en la oscuridad, negando que la luz se encuentre en ti.

11. Se te pide que confíes en el Espíritu Santo únicamente porque Él habla por ti. 2Él es la Voz que habla por Dios, pero nunca olvi­des que Dios no dispuso estar solo. 3Él comparte Su Voluntad contigo, no te la impone. 4Recuerda siempre que lo que Dios da, Él lo conserva, de modo que nada que ÉI dé puede contradecirle. 5, que compartes Su Vida, tienes que compartirla para poder conocerla, pues compartir es conocer. 6Bienaventurado tú que estás aprendiendo que oír la Voluntad de tu Padre es conocer la tuya. 7Pues tu voluntad es ser como Él, Cuya Voluntad es que así sea. 8La Voluntad de Dios es que Su Hijo sea uno y que esté unido a Él en Su Unicidad . 9Por eso es por lo que la curación representa el inicio del reconocimiento de que tu voluntad es la Suya.



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