DESPERTAR AL AMOR

viernes, 19 de abril de 2013

19 ABRIL: Descanso en Dios.


AUDIOLIBRO




EJERCICIOS


Descanso en Dios.


1. Hoy pedimos descanso; y una quietud que las apariencias del mundo no puedan perturbar. 2Pedimos paz y tranquilidad en medio de todo el torbellino nacido de sueños conflictivos. 3Pedi­mos seguridad y felicidad, aunque lo que parece que vemos es peligro e infortunio. 4Y disponemos del pensamiento que respon­derá a nuestra petición con lo que pedimos.

2. "Descanso en Dios." 2Este pensamiento te brindará el descanso y el sosiego, la paz y la quietud, así como la seguridad y felicidad que buscas. 3"Descanso en Dios." 4Este pensamiento tiene el poder de despertar la verdad durmiente en ti que posees la visión que ve más allá de las apariencias hasta esa misma verdad en todo el mundo y en todo lo que existe. 5He aquí el fin del sufrimiento para el mundo entero y para todo aquel que jamás haya venido o haya de venir para estar aquí por algún tiempo. 6He aquí el pensa­miento mediante el cual el Hijo de Dios nace de nuevo para reco­nocerse a sí mismo.

3. "Descanso en Dios." 2Completamente impávido, este pensa­miento te sacará adelante a través de tormentas y luchas, más allá del infortunio y del dolor, de la pérdida y de la muerte, y te llevará a la certeza de Dios. 3No hay sufrimiento que no pueda sanar. 4No hay problema que no pueda resolver. 5Y no hay apa­riencia que no se convierta en la verdad ante los ojos de vosotros que descansáis en Dios.

4. Éste es el día de la paz. 2Descansas en Dios, y mientras los vientos del odio dividen el mundo, tu descanso permanece im­perturbable. 3Tuyo es el descanso de la verdad. 4Las apariencias no te pueden perturbar. 5Exhortas a todos tus hermanos a que se unan a ti en tu descanso, y ellos te oirán y vendrán a ti porque descansas en Dios. 6No oirán ninguna otra voz excepto la tuya porque tú le entregaste tu voz a Dios, y ahora descansas en Él y dejas que Él hable a través de ti.

5. En Él no tienes inquietudes, preocupaciones, agobios, ansieda­des o dolor, ni miedo al futuro ni remordimientos por el pasado. 2Descansas en la intemporalidad, mientras que el tiempo pasa de largo sin dejar marca sobre ti, pues nada puede jamás alterar tu descanso en modo alguno. 3Descansa hoy. 4Y según cierras los ojos, sumérgete en la quietud. 5Permite que estos períodos de descanso y respiro le aseguren a tu mente que todas sus frenéti­cas fantasías no eran sino los sueños de un delirio febril que ya pasó. 6Deja que tu mente se aquiete y acepte con agradecimiento su curación. 7Ahora que descansas en Dios ya no vendrán a ron­darte sueños de terror. 8Dedica tiempo hoy a ir más allá de los sueños, hasta llegar a la paz.

6. En los descansos que hoy tomas cada hora, una mente fatigada de repente se alegrará, un pájaro con las alas rotas romperá a cantar y un arroyo por largo tiempo seco manará de nuevo. 2El mundo renace cada vez que descansas y recuerdas cada hora, que viniste a brindarle la paz de Dios al mundo a fin de que pudiese descansar junto contigo.

7. Cada vez que hoy descansas cinco minutos el mundo se acerca más a su despertar. 2Y el momento en que lo único que haya sea descanso se acerca más a todas las mentes cansadas y exhaustas, demasiado agotadas ahora como para poder seguir adelante solas. 3Y estas mentes oirán al pájaro cantar otra vez y verán el manantial manar de nuevo, y con renacida esperanza y renovado vigor marcharán con paso ligero por la senda que de súbito parece más fácil de recorrer según siguen adelante.

8. Hoy descansas en la paz de Dios, y desde tu descanso exhortas a tus hermanos a que encuentren el suyo y descansen junto a ti. 2Hoy serás fiel a tu cometido, al no olvidarte de nadie e incluir a todos en el infinito círculo de tu paz, el sagrado santuario donde reposas. 3Abre las puertas del templo y deja que tus hermanos distantes y tus amigos más íntimos vengan desde los mas remo­tos lugares del mundo, así como desde los más cercanos; invíta­los a todos a entrar y a descansar contigo.

9. Hoy descansas en la paz de Dios, tranquilo y sin miedo. 2Cada uno de tus hermanos viene a descansar y a ofrecerte a ti su des­canso. 3Descansamos juntos aquí, pues así es como nuestro des­canso es total, y lo que hoy damos ya lo hemos recibido. 4El tiempo no es el guardián de lo que damos hoy. 5Damos a los que aún no han nacido y a los que ya partieron, a todo Pensamiento de Dios, y a la Mente en la que estos Pensamientos nacieron y en donde descansan. 6Y les recordamos su lugar de descanso cada vez que nos decimos a nosotros mismos: "Descanso en Dios”


TEXTO

III. De las tinieblas a la luz

1. Cuando te sientas abrumado, recuerda que te has hecho daño a ti mismo. 2Tu Consolador te proveerá descanso, pues tú no pue­des proveértelo a ti mismo. 3No sabes cómo hacerlo porque si supieras nunca habrías podido sentirte abrumado. 4Si no te hicie­ras daño a ti mismo no podrías sufrir en absoluto, pues ésa no es la Voluntad de Dios para Su Hijo. 5El dolor es algo ajeno a Él, ya que Él no sabe de ataques , y Su paz te rodea silenciosamente. 6Dios permanece en perfecta quietud, ya que en Él no hay con­flicto alguno. 7El conflicto es la raíz de todos los males, pues al ser ciego no ve a quien ataca. 8Siempre ataca, no obstante, al Hijo de Dios, y el Hijo de Dios eres tú.

2. El Hijo de Dios necesita ciertamente consuelo, pues no sabe lo que hace, al creer que su voluntad no es la suya. 2El Reino es suyo, y sin embargo, vaga sin hogar. 3Aunque su hogar está en Dios se siente solo y, rodeado de hermanos, se siente sin amigos. 4¿Cómo iba a permitir Dios que esto fuese real, cuando Él no dispuso estar solo? 5Y si tu voluntad es la Suya, estar solo no puede ser verdad con respecto a ti porque no lo es con respecto a El.

3. ¡Ay, criatura de Dios, si supieses lo que Dios dispone para ti, tu gozo sería absoluto!. 2Y lo que ÉI dispone ha ocurrido, pues siem­pre fue verdad. 3Cuando venga la luz y hayas dicho: "La Volun­tad de Dios es, la mía", verás una belleza tal que sabrás que no procede de ti. 4Como resultado de tu gozo crearás belleza en Su Nombre, pues tu gozo es tan incontenible como el Suyo. 5El mundo desolado e insignificante se desvanecerá en la nada, y tu corazón estará tan rebosante de alegría que de un salto se elevará hasta el Cielo, ante la Presencia de Dios. 6No puedo, describirte cómo será esto, pues tu corazón no está todavía listo. 7Puedo decirte, no obstante, y recordártelo a menudo, que lo que Dios dispone para Sí Mismo lo dispone para ti y lo que Él dispone para ti es tuyo.

4. El camino no es arduo, pero es muy diferente. 2El tuyo es el camino del dolor, de lo cual Dios no sabe nada. 3Ése es el camino que en verdad es arduo y muy solitario. 4El miedo y la aflicción son tus invitados y moran en ti, acompañándote dondequiera que vas. 5Pero la jornada tenebrosa no es el camino que el Hijo de Dios desea recorrer. 6Camina en la luz y no veas a los siniestros compañeros, pues no son compañeros dignos del Hijo de Dios, que fue creado de la luz y en la luz. 7La Gran Luz siempre te rodea e irradia desde ti. 8¿Cómo podrías ver a los compañeros siniestros en una luz como ésa? 9Si los ves es únicamente porque estás negando la luz. 10Niégalos a ellos en vez de a la luz, pues la luz está aquí y el camino ha sido despejado.

5. Dios no le oculta nada a Su Hijo, aun cuando Su Hijo quiere ocultarse a sí mismo. 2El Hijo de Dios, no obstante, no puede ocultar su gloria, pues Dios dispuso que fuese glorioso y le dio la luz que refulge en él. 3Nunca perderás el rumbo, pues Dios te guía. 4Cuando vagas sin rumbo no haces sino emprender una jornada que no es real. 5Los compañeros siniestros y el camino tenebroso, no son más que ilusiones. 6Vuélvete hacia la luz, pues la pequeña chispa que se encuentra en ti es parte de una Luz tan espléndida que te puede liberar para siempre de las tinieblas. 7Pues tu Padre es tu Creador y tú eres como Él.

6. Las criaturas de la luz no pueden morar en la oscuridad, pues no hay oscuridad en ellas. 2No te dejes engañar por los consoladores siniestros, ni permitas que entren en la mente del Hijo de Dios, pues no tienen cabida en Su templo. 3Cuando te sientas tentado de negar a Dios recuerda que no hay otros dioses que puedas anteponer a Él, y acepta lo que Su Voluntad dispone para ti en paz, 4pues no la puedes aceptar de ninguna otra manera.

7. Sólo el Consolador de Dios puede darte consuelo. 2En la quietud de Su templo, Él espera para darte la paz que es tuya. 3Da de Su paz, para que puedas entrar en el templo y encontrarla allí esperándote. 4Mas sé santo en Presencia de Dios, o, de lo contra­rio, no sabrás que estás allí, 5pues lo que no es como Dios no puede entrar en Su Mente porque no fue Su Pensamiento y, por lo tanto, no es de Él. 6Y si quieres saber lo que es tuyo, tu mente tiene que ser tan pura como la Suya. 7Protege cuidadosamente Su tem­plo, pues Él Mismo mora allí en paz. 8No puedes entrar en la Presencia de Dios con los compañeros siniestros a tu lado, pero tampoco puedes entrar solo. 9Todos tus hermanos tienen que entrar contigo, ya que hasta que no los hayas aceptado, no podrás entrar. 10Pues no podrás entender lo que es la Plenitud a menos que tú mismo seas pleno, y ninguna parte del Hijo puede ser excluida si su deseo es conocer la Plenitud de su Padre.

8. Puedes aceptar en tu mente a la Filiación en su totalidad y ben­decirla con la luz que tu Padre le dio. 2Serás entonces digno de morar en el templo con Él, puesto que tu voluntad no es estar solo. 3Dios bendijo a Su Hijo para siempre. 4Si tú le bendices mientras estás en el tiempo, morarás en la eternidad. 5El tiempo no puede separarte de Dios si lo usas en favor de lo eterno.

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