DESPERTAR AL AMOR

jueves, 16 de julio de 2015

16 JULIO: No puede ser sino mi propia gratitud la que me gano.

AUDIOLIBRO

EJERCICIOS



LECCIÓN 197



No puede ser sino mi propia gratitud la que me gano.



1. He aquí el segundo paso que damos en el proceso de liberar a tu mente de la creencia en una fuerza externa enfrentada a la tuya. 2Tratas de ser amable y de perdonar. 3Pero si no recibes muestras de gratitud procedentes del exterior y las debidas gra­cias, tus intenciones se convierten de nuevo en ataques. 4Aquel que recibe tus regalos los tiene que recibir con honor; o de lo contrario, se los quitas. 5Y así, consideras que los dones de Dios son, en el mejor de los casos, préstamos; y en el peor, engaños que te roban tus defensas para garantizar que cuando Él dé Su golpe de gracia, éste sea mortal.

2. ¡Cuán fácilmente confunden a Dios con la culpabilidad los que no saben lo que sus pensamientos pueden hacer! 2Niega tu forta­leza, y la debilidad se vuelve la salvación para ti. 3Considérate cautivo, y los barrotes se vuelven tu hogar. 4Y no abandonarás la prisión, ni reivindicarás tu fortaleza mientras creas que la culpa­bilidad y la salvación son la misma cosa, y no percibas que la libertad y la salvación son una, con la fortaleza a su lado, para que las busques y las reivindiques, y para que sean halladas y reconocidas plenamente.

3. El mundo no puede sino darte las gracias cuando lo liberas de tus ilusiones. 2Mas tú debes darte las gracias a ti mismo también, pues la liberación del mundo es sólo el reflejo de la tuya propia. 3Tu gratitud es todo lo que requieren tus regalos para que se conviertan en la ofrenda duradera de un corazón agradecido, liberado del infierno para siempre. 4¿Es esto lo que quieres impe­dir cuando decides reclamar los regalos que diste porque no fue­ron honrados? 5Eres tú quien debe honrarlos y dar las debidas gracias, pues eres tú quien ha recibido los regalos.

4. ¿Qué importa si otro piensa que tus regalos no tienen ningún valor? 2Hay una parte en su mente que se une a la tuya para darte las gracias. 3¿Qué importa si tus regalos parecen haber sido un desperdicio y no haber servido de nada? 4Se reciben allí donde se dan. 5Mediante tu agradecimiento se aceptan universalmente, y el Propio Corazón de Dios los reconoce con gratitud. 6¿Se los quitarías cuando Él los ha aceptado con tanto agradecimiento? 

5. Dios bendice cada regalo que le haces, y todo regalo se le hace a Él porque sólo te los puedes hacer a ti mismo. 2Y lo que le pertenece a Dios no puede sino ser Suyo. 3Pero mientras perdo­nes sólo para volver a atacar, jamás te darás cuenta de que Sus regalos son seguros, eternos, inalterables e ilimitados; de que dan perpetuamente, de que extienden amor y de que incrementan tu interminable júbilo.

6. Retira los regalos que has hecho y pensarás que lo que se te ha dado a ti se te ha quitado. 2Mas si aprendes a dejar que el perdón desvanezca los pecados que crees ver fuera de ti, jamás podrás pensar que los regalos de Dios son sólo préstamos a corto plazo que Él te arrebatará de nuevo a la hora de tu muerte. 3Pues la muerte no tendrá entonces ningún significado para ti.

7. Y con el fin de esta creencia, el miedo se acaba también para siempre. 2Dale gracias a tu Ser por esto, pues Él sólo le está agra­decido a Dios, y se da las gracias a Sí Mismo por ti. 3Cristo aún habrá de venir a todo aquel que vive, pues no hay nadie que no viva y que no se mueva en Él. 4Su Ser descansa seguro en Su Padre porque la Voluntad de Ambos es una. 5La gratitud que Ambos sienten por todo lo que han creado es infinita, pues la gratitud sigue siendo parte del amor.

8. Gracias te sean dadas a ti, el santo Hijo de Dios. 2Pues tal como fuiste creado, albergas dentro de tu Ser todas las cosas. 3Y aún eres tal como Dios te creó. 4No puedes atenuar la luz de tu per­fección. 5En tu corazón se encuentra el Corazón de Dios Mismo. 6Él te aprecia porque tú eres Él. 7Eres digno de toda gratitud por razón de lo que eres.

9. Da gracias según las recibes. 2No abrigues ningún sentimiento de ingratitud hacia nadie que complete tu Ser. 3Y nadie está excluido de ese Ser. 4Da gracias por los incontables canales que extienden ese Ser. 5Todo lo que haces se le da a Él. 6Lo único que piensas son Sus Pensamientos, ya que compartes con Él los santos Pensamientos de Dios. 7Gánate ahora la gratitud que te negaste al olvidar la función que Dios te dio. 8Pero nunca pienses que Él ha dejado de darte las gracias a ti.




TEXTO



IV. Los dos cuadros



1. Dios estableció Su relación contigo para hacerte feliz, y nin­guna cosa que hagas que no comparta Su propósito puede ser real. 2El propósito que Dios adscribió a cada cosa es la única fun­ción que tiene. 3Debido a la razón que Él tuvo para crear Su rela­ción contigo, la función de las relaciones se convirtió para siempre en "hacer feliz". 4Eso es todo. 5Para satisfacer esta función te relacionas con tus creaciones del mismo modo en que Dios se relaciona con las Suyas. 6Pues nada que Dios haya creado puede estar excluido de la felicidad, y nada que Él creó desea otra cosa que extender felicidad tal como su Creador lo hizo. 7 Lo que no satisface esta función no puede ser real.

2. En este mundo es imposible crear. 2Pero sí es posible hacer feliz. 3He dicho repetidamente que el Espíritu Santo no quiere privarte de tus relaciones especiales, sino transformarlas. 4Y lo único que esto significa es que Él reinstaurará en ellas la función que Dios les asignó. 5La función que tú les has asignado es claramente que no sean fuentes de felicidad. 6Pero la relación santa comparte el propósito de Dios, en lugar de tratar de inventar otro para que lo substituya. 7Cada relación especial que has entablado es un subs­tituto de la Voluntad de Dios y glorifica tu voluntad en vez de la Suya debido a la ilusión de que son diferentes. 

3. Has entablado relaciones muy reales incluso en este mundo. 2Sin embargo, no las reconoces porque has hecho que sus substitutos predominen de tal manera que, cuando la verdad te llama -como constantemente lo hace- contestas con un substi­tuto. 3El propósito fundamental de cada relación especial que has entablado es mantener a tu mente tan ocupada que no puedas oír la llamada de la verdad.

4. En cierto sentido, la relación especial fue la respuesta del ego a la creación del Espíritu Santo, Quien a Su vez fue la Respuesta de Dios a la separación. 2Pues aunque el ego no entendía lo que había sido creado, era consciente de una amenaza. 3Todo el sis­tema defensivo que el ego desarrolló para proteger la separación de los avances del Espíritu Santo, fue en respuesta al regalo con el que Dios la bendijo, Quien, mediante Su bendición, permitió que se subsanase. 4Esta bendición encierra dentro de sí la verdad de todo. 5Y la verdad es que el Espíritu Santo mantiene una estre­cha relación contigo porque en Él tu relación con Dios queda restaurada. 6Tu relación con Él jamás se ha roto porque desde que se produjo la separación el Espíritu Santo no ha estado separado de nadie. 7Y gracias a Él todas tus relaciones santas han sido cuidadosamente preservadas para que sirvan el propósito que Dios te dio.

5. El ego siempre se mantiene alerta por si surge cualquier ame­naza, y la parte de tu mente en la que el ego fue aceptado está ansiosa por conservar su propia razón, tal como la entiende. 2No se da cuenta de que es completamente demente. 3Mas tú tienes que darte cuenta exactamente de lo que esto significa si quieres que se te restituya la cordura. 4Los dementes protegen sus siste­mas de pensamiento, pero lo hacen de manera demente. 5Y todas sus defensas son tan dementes como lo que supuestamente tie­nen que proteger. 6No hay nada en la separación, ni "razón", ni atributo, ni ningún aspecto que no sea demente. 7Y su "protec­ción", que es parte de ella, es tan demente como toda ella. 8Por lo tanto, la relación especial, su principal defensa, no puede sino ser demente.

6. No tendrás mucha dificultad ahora en darte cuenta de que el sistema de pensamiento que la relación especial protege no es más que un sistema ilusorio. 2Reconoces, al menos en términos genera­les, que el ego es demente. 3No obstante, todavía te parece que la relación especial es en cierto modo "diferente". 4Sin embargo, la hemos examinado con mucho más detenimiento que muchos de los otros aspectos del sistema de pensamiento del ego que has estado más dispuesto a abandonar. 5Mientras este aspecto conti­núe vigente, no obstante, no podrás abandonar los demás. 6Pues este aspecto no es diferente. 7Si lo conservas, habrás conservado todos los demás.

7. Es esencial darse cuenta de que todas las defensas dan lugar a lo que quieren defender. 2La base subyacente de su eficacia es que ofrecen lo que defienden. 3Lo que defienden se ha deposi­tado en ellas para mantenerlo a salvo, y conforme operan te lo brindan a ti. 4Toda defensa opera dando regalos, y los regalos son siempre una miniatura -montada en marco de oro- del sistema de pensamiento que la defensa protege. 5Se trata de un marco muy elaborado, repleto de gemas, y profusamente tallado y pulido. 6Su propósito es ser valioso en mismo, y desviar tu aten­ción de lo que encierra. 7Mas no puedes tener el marco sin el cuadro. 8Las defensas operan para hacerte creer que sí puedes.

8. La relación especial te ofrece el marco más imponente y falaz de todas las defensas de las que el ego se vale. 2Su sistema de pensamiento se ofrece aquí, rodeado por un marco tan recargado y elaborado, que el cuadro casi desaparece debido a la imponente estructura del marco. 3En el marco van entretejidas toda suerte de fantasías de amor quiméricas y fragmentadas, engarzadas con sueños de sacrificio y vanagloria, y entrelazadas con hilos dora­dos de auto-destrucción. 4El brillo de la sangre resplandece como si de rubíes se tratase, y las lágrimas van talladas cual diamantes que refulgen tenuemente a la luz mortecina en que se hace el ofrecimiento.

9. Examina el cuadro. 2No dejes que el marco te distraiga. 3Este cuadro se te ofrece para que te condenes, y si lo aceptas creerás estar condenado. 4No puedes conservar el marco sin el cuadro. 5Lo que valoras es el marco, pues en él no ves conflicto. 6No obs­tante, el marco no es más que la envoltura del regalo de conflicto. 7El marco no es el regalo. 8No te dejes engañar por los aspectos más superficiales de este sistema de pensamiento, pues en ellos se encierra todo el sistema en sí, sin excluir ningún aspecto. 9En este regalo rutilante habita la muerte. 10No permitas que tu mirada se pose en los destellos hipnóticos del marco. 11Mira el cuadro y date cuenta de que lo que te ofrece es la muerte.

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