DESPERTAR AL AMOR

miércoles, 8 de marzo de 2017

8 MARZO: El Amor me creó a semejanza de Sí Mismo.

AUDIOLIBRO




EJERCICIOS


LECCION 67 


El Amor me creó a semejanza de Sí Mismo.

1. La idea de hoy es una afirmación exacta y cabal de lo qué eres. 2Por eso es por lo que eres la luz del mundo. 3Por eso es por lo que Dios te designó como el salvador del mundo. 4Por eso es por lo que el Hijo de Dios apela a ti para su salvación. 5Él se salva por razón de lo que tú eres. 6Hoy haremos todo lo posible por llegar a esta verdad acerca de ti y por darnos cuenta plenamente, aunque sólo sea por un momento, de que es verdad.

 
2. Durante la sesión de práctica más larga pensaremos en tu reali­dad y en su naturaleza completamente inalterada e inalterable. 2Comenzaremos repitiendo esta verdad acerca de ti, y luego pasa­remos unos minutos añadiendo algunos pensamientos afines, tales como:

3La Santidad me creó santo.
4La Bondad me creó bondadoso.
5La Asistencia me creó servicial.
6La Perfección me creó perfecto.

7Cualquier atributo que esté de acuerdo con la definición que Dios tiene de Sí Mismo es apropiado. 8Hoy estamos tratando de enmendar tu definición de Dios y de reemplazarla por la Suya. 9Y también estamos tratando de recalcar el hecho de que tú formas parte de Su definición de Sí Mismo.

 
3. Una vez que hayas reflexionado sobre varios de estos pensa­mientos afines a la idea de hoy, trata, durante un breve intervalo preparatorio, de vaciar tu mente de todo pensamiento y de ir más allá de todas las imágenes y conceptos que tienes de ti mismo hasta llegar a la verdad en ti. 2Si el Amor te creó a semejanza de Su Propio Ser, ese Ser tiene que estar en ti. 3Y tiene que estar en alguna parte de tu mente donde tú lo puedas encontrar.

 
4. Tal vez te resulte necesario repetir la idea de hoy de vez en cuando a fin de reemplazar aquellos pensamientos que te distrai­gan. 2Puede que también descubras que aun esto no es suficiente y que necesitas seguir añadiendo otros pensamientos relaciona­dos con la verdad acerca de ti. 3Sin embargo, tal vez puedas supe­rar todo eso y, valiéndote del intervalo en el que tu mente está libre de pensamientos, quizá puedas llegar a la conciencia de una luz resplandeciente en la cual te reconoces a ti mismo tal como el Amor te creó. 4Confía en que hoy harás mucho por acercarte a esa conciencia, tanto si sientes que has tenido éxito como si no.

 
5. Hoy te resultará especialmente beneficioso practicar la idea del día tan a menudo como puedas. 2Necesitas oír la verdad acerca de ti tan a menudo como sea posible, debido a que tu mente está tan ocupada con falsas imágenes de sí misma. 3Sería sumamente beneficioso que te recordaras, cuatro o cinco veces por hora, o incluso más si fuese posible, que el Amor te creó a semejanza de Si Mismo. 4Oye en esto la verdad acerca de ti.

 
6. Trata de darte cuenta, durante las sesiones de práctica más cor­tas, de que no es tu diminuta y solitaria voz la que te dice esto. 2Se trata de la Voz de Dios, recordándote al Padre y a tu Ser. 3Se trata de la Voz de la verdad, sustituyendo todo lo que el ego te dice acerca de ti mismo con la simple verdad acerca del Hijo de Dios. 4El Amor te creó a semejanza de Sí Mismo.





Instrucciones para la práctica

Propósito: Experimentar la resplandeciente luz de tu realidad que no cambia nunca, ni siquiera un sólo instante. Volver a definir a Dios como Amor y darte cuenta de que tú estás incluido en Su definición de Sí Mismo.

Ejercicios más largos: Una vez, duración de diez a quince minutos.

  • Repite la idea. 
  • Luego pasa unos minutos añadiendo pensamientos relacionados con las líneas siguientes: “La Santidad me creó santo. La Asistencia me creó servicial”. Usa únicamente cualidades que estén de acuerdo con las enseñanzas del Curso acerca de Dios. 
  • Durante un breve intervalo, intenta abandonar todos los pensamientos
  • El resto es un ejercicio de meditación, utilizando el método enseñado a partir de la lección 42:
  1. Ve más allá de la espesa nube de todas las imágenes que tienes de ti mismo a la luz de tu verdadero Ser. Pasa de largo las ilusiones acerca de ti y sumérgete en la verdad en ti.
  2. Cuando te distraigas, repite la idea. Si esto no es suficiente, añade más pensamientos relacionados, como en la fase anterior.
  3. Mantén en tu mente la confianza de que la luz de tu verdadero Ser está ahí y puedes alcanzarla; incluso aunque no la alcances ahora, tendrás éxito en hacer que esa experiencia venga antes.


Recordatorios frecuentes: 4 o 5 veces por hora, quizá más.
Repite la idea. Mientras lo haces, date cuenta de que no es tu diminuta voz la que te dice esto, sino la Voz de la verdad diciéndote Quién eres realmente. Te recomiendo que la repitas así ahora, y veas el efecto que tiene.

Observaciones: El comentario en 5:2 es muy importante. Las lecciones a partir de la 71 a la 80 dan mucha importancia a las repeticiones frecuentes, y esta frase explica por qué son tan importantes. Necesitas practicar la verdad con frecuencia porque practicas la ilusión muy a menudo. Concretamente: “tu mente está tan ocupada con falsas imágenes de sí misma” (5:2). Dentro de cada pensamiento habitual hay una falsa imagen de ti mismo. Por esa razón necesitas introducir en tu mente tantos pensamientos como puedas acerca de la verdad de lo que tú eres.

Comentario

El Curso emplea una grandísima cantidad de espacio diciéndonos lo que somos, cómo fuimos creados a semejanza de Dios, Quien nos creó, y cómo esa realidad no ha cambiado ni puede cambiar (2:1). La Lección 229 prácticamente es el pensamiento de hoy: “El Amor, que es lo que me creó, es lo que soy”. El Quinto Repaso nos hace repetir durante cada día a lo largo de diez días: “Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo”. Y luego están todas las lecciones con ese tema exacto (la única lección que se da más de una vez con las mismas palabras, en la 94, 110 y 162); otras cuantas en las que la idea se repite (132, 139, 237 y 270); y veinte lecciones de repaso (201 a 220) en las que repetimos las palabras: “Aún soy tal como Dios me creó”. ¡Está claro que el Curso piensa que esta idea merece ser repetida!

De hecho, la lección de hoy nos dice exactamente por qué este pensamiento es tan importante, y por qué es tan necesaria la repetición:

“Hoy te resultará especialmente beneficioso practicar la idea del día tan a menudo como puedas. Necesitas oír la verdad acerca de ti tan a menudo como sea posible, debido a que tu mente está tan ocupada con falsas imágenes de sí misma. Sería sumamente beneficioso que te recordaras cuatro o cinco veces por hora, o incluso más si fuese posible, que el Amor te creó a semejanza de Sí Mismo. Oye en esto la verdad acerca de ti” (5:1-4)

Necesitamos oír la verdad acerca de nosotros tan a menudo como podamos porque nos hemos enseñado a nosotros mismos una imagen falsa acerca de lo que somos, y nos la hemos enseñado muy, muy bien. “Enseña solamente amor, pues eso es lo que eres” (T.6.I.13:2) es una de las frases más famosas del Curso, y le da muchísima importancia a lo mismo: Lo que somos es Amor, porque el Amor nos creó a Su Semejanza.

¿Cuántos de nosotros, si se nos pregunta: “¿Qué eres?”, encontraría la palabra “amor” surgiendo inmediatamente en nuestra mente? Para la mayoría de nosotros es demasiado pensar en nosotros como amor, y sólo amor. Podemos pensar que hay algo de amor en nosotros, pero ¿pensar: Amor es lo que somos? Nunca. Por eso necesitamos oírlo tan a menudo como sea posible, la razón por la que necesitamos repetir hoy la idea 4 o 5 veces cada hora, o incluso más, durante el día. Eso hace unas 80 veces hoy, si estamos despiertos 16 horas.

Amor es lo que soy. Por esa razón soy la luz del mundo. Por esa razón soy el salvador del mundo, y la razón por la que el Cristo en todos busca la salvación en mí, porque lo que yo soy es la salvación del mundo (1:2-5). Sabiendo esto acerca de mí mismo ¿viviría hoy de manera diferente?

Date cuenta de que la lección no espera que “cojamos” esta idea inmediatamente. Si se esperase que la atrapásemos al instante, no tendríamos que repetirla 80 veces. Todo lo que buscamos es “darnos cuenta plenamente, aunque sólo sea por un momento, de que es verdad” (1:6). El Amor está en nosotros como nuestro verdadero Ser, y estamos intentando ponernos en contacto con el Amor dentro de nosotros (3:2-3). Puede que hoy no entremos en contacto con Él directamente, pero se merece el esfuerzo, aunque sintamos que no hemos tenido éxito: “Confía en que hoy harás mucho por acercarte a esa conciencia, tanto si sientes que has tenido éxito como si no” (4:4).

Algún día, en algún momento, tendremos éxito, quizá incluso hoy. Es inevitable porque no podemos escondernos por siempre de lo que somos, no podemos escaparnos de lo que está dentro de nosotros. En algún momento sucederá: “superar todo eso… y valiéndote del intervalo en el que tu mente está libre de pensamientos, quizá puedas llegar a la conciencia de una luz resplandeciente en la cual te reconoces a ti mismo tal como el Amor te creó” (4:3).

“El Amor te creó a semejanza de Sí Mismo” (6:4).





TEXTO
 
V. La curación y la inmutabilidad de la mente
  
1. El cuerpo no es más que un marco para desarrollar capacida­des, lo cual no tiene nada que ver con el uso que se hace de ellas. 2Dicho uso procede de una decisión. 3Los efectos de la decisión del ego al respecto son tan evidentes que no hay necesidad de hablar más de ello, pero la decisión del Espíritu Santo de utilizar el cuerpo únicamente como un medio de comunicación tiene una conexión tan directa con la curación que sí requiere aclaración. 4El sanador que no se ha curado obviamente no entiende su propia vocación.

2. Sólo las mentes pueden comunicarse. 2Puesto que el ego no puede destruir el impulso de comunicar porque es también el impulso de crear, sólo puede enseñarte que el cuerpo puede comunicarse así como crear, y, por ende, que no tiene necesidad de la mente. 3El ego, por consiguiente, trata de enseñarte que el cuerpo puede actuar como la mente y que es, por lo tanto, auto­suficiente. 4Sin embargo, hemos aprendido que ni la enseñanza ni el aprendizaje tienen lugar en el nivel del comportamiento, toda vez que puedes actuar de acuerdo con lo que no crees. 5Al hacerlo, sin embargo, pierdes fuerza como maestro y como estudiante por­que, tal como se ha señalado repetidamente, enseñas lo que crees 6Las lecciones contradictorias se enseñan mal y se aprenden mal. 7Si enseñas enfermedad y curación, eres al mismo tiempo un mal maestro y un mal estudiante. 

3. La capacidad de curar es la única capacidad que cada persona puede y debe desarrollar si es que se ha de curar. 2Curar es el medio de comunicación del Espíritu Santo en este mundo, y el único que acepta. 3No reconoce ningún otro porque no acepta la confusión que el ego tiene entre mente y cuerpo. 4Las mentes se pueden comunicar, pero no pueden hacer daño. 5El cuerpo, al servicio del ego, puede hacer daño a otros cuerpos, pero eso no puede ocurrir a no ser que ya se le haya confundido con la mente. 6Esta situación, no obstante, puede usarse en beneficio de la curación o de la magia, pero debes recordar que la magia siempre implica la creencia de que la curación es algo perjudicial. 7Esta creencia completamente irracional es su premisa y, por consiguiente, no puede sino proceder irracionalmente.

4. La curación tan sólo fortalece. 2La magia siempre procura debi­litar. 3La curación no percibe nada en el sanador, que todos los demás no compartan con él. 4La magia ve siempre algo “especial” en el sanador, que él cree que puede ofrecer como regalo aque­llos que no lo tienen. 5Puede que dicho sanador crea que ese regalo procede de Dios, pero resulta evidente que no entiende a Dios si cree tener algo que los demás no tienen.   

      
5. El Espíritu Santo no actúa al azar, y toda curación que procede de Él es siempre eficaz. 2A menos que el sanador cure siempre por mediación Suya los resultados variarán. 3Sin embargo, la curación en sí es consistente, puesto que sólo la consistencia está libre de conflicto, y sólo los que están libres de conflicto son íntegros. 4Cuando el sanador admite que hay excepciones, y que unas veces puede curar y otras no, está obviamente aceptando la inconsisten­cia. 5Está, por lo tanto, en conflicto, y eso es lo que está enseñando. 6¿Sería posible que lo que es de Dios no fuese para todos y para siempre? 7El amor es incapaz de hacer excepciones. 8Sólo si hay miedo parece tener sentido idea de las excepciones. 9Las excepciones son amedrentadoras porque las engendra el miedo. 10La expresión "sanador temeroso" es una contradicción intrínseca y es, por lo tanto, un concepto que sólo para una mente en conflicto podría tener sentido.

6. El miedo no produce alegría. 2La curación sí. 3El miedo siempre hace excepciones. 4La curación nunca las hace. 5EI miedo produce disociación porque genera separación. 6La curación siempre pro­duce armonía porque procede de la integración. 7Es predecible porque se puede contar con ella. 8Se puede contar con todo lo que es de Dios porque todo lo que es de Dios es completamente real. 9Se puede contar con la curación porque la inspira Su Voz, y pro­cede de acuerdo con Sus leyes. 10Mas si la curación es consistente tu entendimiento acerca de ella no puede ser inconsistente. 11El entendimiento significa consistencia porque Dios significa consis­tencia. 12Puesto que ése es Su significado, es también el tuyo. 13Tu significado no puede estar en desacuerdo con el Suyo porque todo lo que significas y lo único que significas procede de Su signifi­cado y es como el Suyo. 14Dios no puede estar en desacuerdo Con­sigo Mismo, y tú no puedes estar en desacuerdo con Él. 15No puedes separar tu Ser de tu Creador, Quien te creó al compartir Su Ser contigo.

7. El sanador que no ha sanado desea la gratitud de sus herma­nos, pero él no les está agradecido. 2Ello se debe a que cree que les está dando algo y que no está recibiendo algo igualmente deseable a cambio. 3Lo que enseña se ve limitado por lo poco que está aprendiendo. 4Su lección de curación se ve limitada por su propia ingratitud, que es una lección de enfermedad. 5El verda­dero aprendizaje es constante, y tan vital en su poder de producir cambios que un Hijo de Dios puede reconocer su propio poder en un instante y cambiar el mundo en el siguiente. 6Ello se debe a que al cambiar de mentalidad, produce un cambio en el instrumento más poderoso que jamás se le haya dado para cambiar. 7Esto no contradice en modo alguno la inmutabilidad de la mente tal como Dios la creó, pero mientras sigas aprendiendo a través del ego creerás que has efectuado un cambio en ella. 8Esto te pone en una situación en la que tienes que aprender una lección aparentemente contradictoria: tienes que aprender a cambiar de mentalidad con respecto a tu mente. 9Sólo así puedes aprender que tu mente es inmutable.

8. Eso es exactamente lo que estás aprendiendo cuando llevas a cabo una curación. 2Estás   reconociendo que la mente de tu her­mano es inalterable, al darte cuenta de que es imposible que él hubiese podido efectuar un cambio en ella. 3Así es como percibes al Espíritu Santo en él. 4El Espíritu Santo en él es el único que nunca cambia Su Mente. 5Tu hermano tal vez piense que él puede cambiar la suya o, de otro modo, no se percibiría a sí mismo como enfermo. 6No sabe, por lo tanto, lo que es su Ser. 7Si sólo ves en él lo inalterable en realidad no lo has cambiado. 8Al cam­biar de mentalidad acerca de su mente por él, le ayudas a anular el cambio que su ego cree haber efectuado en él.

9. De la misma forma en que puedes oír dos voces, también pue­des ver de dos maneras distintas. 2Una de ellas te muestra una imagen o un ídolo al que tal vez veneres por miedo, pero al que nunca amarás. 3La otra te muestra sólo la verdad, a la que amarás porque la entenderás. 4Entender es apreciar porque te puedes identificar con lo que entiendes, y al hacerlo parte de ti, lo acep­tas con amor. 5Así es como Dios Mismo te creó: con entendi­miento, con aprecio y con amor. 6El ego es absolutamente incapaz de entender esto porque no entiende lo que fabrica, ni lo aprecia, ni lo ama. 7El ego incorpora a fin de arrebatar. 8Cree literalmente que cada vez que priva a alguien de algo, él se engrandece. 9He hablado a menudo de la expansión que se produce en el Reino mediante tus creaciones, las cuales pueden ser creadas única­mente como lo fuiste tú. 10El Reino, que no es sino gloria excelsa y júbilo perfecto, reside en ti para que lo des. 11¿No te gustaría darlo?

10. No puedes olvidarte del Padre porque yo estoy contigo, y yo no puedo olvidarme de Él. Cuando te olvidas de mí, te olvidas de ti mismo y de Aquel que te creó. 3Nuestros hermanos son olvidadizos. 4Por eso es por lo que necesitan que te acuerdes de mí y de Aquel que me creó. 5Mediante ese recuerdo puedes cam­biar sus mentes con respecto a ellos mismos, tal como yo puedo cambiar la tuya. 6Tu mente es una luz tan potente que tú puedes contemplar las mentes de tus hermanos e iluminarlas, tal como yo puedo iluminar la tuya. 7No quiero compartir mi cuerpo en el acto de comunión porque no estaría compartiendo nada. 8¿Por qué iba tratar de compartir una ilusión con los santísimos Hijos de un santísimo Padre? 9Y sin embargo lo hago. aQuiero compar­tir mi mente contigo porque somos de una misma Mente, y ésa Mente es nuestra. 10Contempla sólo esa Mente en todas partes porque sólo esa Mente está en todas partes y en todas las cosas. 11Dicha Mente lo es todo porque abarca a todas las cosas dentro de sí. 12Bendito seas tú que percibes únicamente esto porque estás percibiendo únicamente lo que es verdad.



11. Ven, por lo tanto, a mí y descubre la verdad que mora en ti. 2La mente que tú y yo compartimos la compartimos con todos nues­tros hermanos, y a medida que los vemos tal como verdadera­mente son, ellos se curan. 3Deja que tu mente brille junto con la mía en sus mentes, y que mediante el agradecimiento que senti­mos hacia ellos, cobren conciencia de la luz que hay en ellos. 4El resplandor de esta luz retornará a ti y a toda la Filiación porque ésa es tu perfecta ofrenda a Dios. 5Él la aceptará y se la dará a la Filiación porque al ser aceptable para Él, lo es también para Sus Hijos. 6Esto es auténtica comunión con el Espíritu Santo, Quien ve el altar de Dios en todos, y al llevarlo a tu conciencia para que lo aprecies, te exhorta a que ames a Dios y a Su creación. 7Sólo pue­des apreciar a la Filiación como una sola. 8Esto es parte de la ley que rige a la creación, y, por lo tanto, gobierna todo pensamiento.




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