DESPERTAR AL AMOR

lunes, 10 de febrero de 2020

10 FEBRERO: Dios va conmigo dondequiera que yo voy.

AUDIOLIBRO



EJERCICIO


LECCION 41


Dios va conmigo dondequiera que yo voy.


1. Con el tiempo, la idea de hoy desvanecerá por completo la sensación de soledad y abandono que experimentan todos los que se consideran separados. 2La depresión es una consecuencia inevitable de la separación, 3como también lo son la ansiedad, las preocupaciones, una profunda sensación de desamparo, la infeli­cidad, el sufrimiento y el intenso miedo a perder.

2. Los que se consideran separados han inventado muchos "reme­dios" para lo que, según ellos, son "los males del mundo": 2Pero la única cosa que no han hecho es cuestionar la realidad del pro­blema. 3Los efectos de éste, no obstante, no se pueden sanar por­que el problema no es real. 4La idea de hoy tiene el poder de acabar con todo este desatino para siempre. 5Pues eso es lo que es, un desatino, por muy serias y trágicas que parezcan ser sus mani­festaciones.

3. En lo profundo de tu interior yace todo lo que es perfecto, presto a irradiar a través de ti sobre el mundo. 2Ello sanará todo pesar y dolor, todo temor y toda sensación de pérdida porque curará a la mente que pensaba que todas esas cosas eran reales y que sufría debido a la lealtad que les tenía.

4. Jamás se te puede privar de tu perfecta santidad porque su Fuente va contigo dondequiera que tú vas. 2Jamás puedes sufrir porque la Fuente de toda dicha va contigo dondequiera que tú vas. 3Jamás puedes estar solo porque la Fuente de toda vida va contigo dondequiera que tú vas. 4Nada puede destruir tu paz mental porque Dios va contigo dondequiera que tú vas. 

5. Comprendemos que no creas nada de esto. 2¿Cómo ibas a creer­lo cuando la verdad se halla oculta en lo profundo de tu interior, bajo una pesada nube de pensamientos dementes, densos y tur­bios que representan, no obstante, todo lo que ves? 3Hoy intenta­remos por primera vez atravesar esa oscura y pesada nube y llegar a la luz que se encuentra más allá.

6. Hoy tendremos una sola sesión de práctica larga. 2Por la mañana, a ser posible tan pronto como te levantes, siéntate en silencio de tres a cinco minutos con los ojos cerrados. 3Al comienzo de la sesión de práctica repite la idea de hoy muy len­tamente. 4No trates de pensar en nada en particular. 5Trata, en cambio, de experimentar la sensación de que estás sumergién­dote en tu interior, más allá de todos los pensamientos vanos del mundo. 6Trata de llegar hasta lo más profundo de tu mente, man­teniéndola despejada de cualquier pensamiento que pudiese dis­traerte.

7. De vez en cuando puedes repetir la idea de hoy si observas que eso te ayuda. 2Pero sobre todo, trata de sumergirte tan pro­fundamente como puedas en tu interior, lejos del mundo y de todos sus pensamientos disparatados. 3Estás tratando de llegar más allá de todo. ello. 4Estás tratando de dejar atrás las aparien­cias y de aproximarte a la realidad.

8. Es perfectamente posible llegar a Dios. 2De hecho, es muy fácil, ya que es la cosa más natural del mundo. 3Podría decirse incluso que es lo único que es natural en el mundo. 4El camino quedará despejado, si realmente crees que ello es posible. 5Este ejercicio puede producir resultados asombrosos incluso la primera vez que se intenta, y tarde o temprano acaba por tener éxito. 6A medida que avancemos ofreceremos más detalles acerca de este tipo de práctica. 7No obstante, nunca fracasa del todo, y es posible tener éxito inmediatamente.

9. Usa la idea frecuentemente a lo largo del día, repitiéndola muy despacio, preferiblemente con los ojos cerrados. 2Piensa en lo que estás diciendo, en el significado de las palabras. 3Concéntrate en la santidad que esas palabras te atribuyen, en la compañía inde­fectible de la que gozas, en la completa protección que te rodea.

10. Puedes ciertamente permitirte el lujo de reírte de los pensa­mientos de miedo, recordando que Dios va contigo dondequiera que tú vas.




Instrucciones para la práctica

Propósito: Ponerte en contacto con la Presencia de Dios dentro de ti, para que puedas experimentar el hecho de que Él va contigo dondequiera que tú vas. Ésta es la verdadera curación para todas las enfermedades humanas, que simplemente son síntomas de nuestra ilusoria separación de Dios.

Ejercicios más largos: 1 sola vez, durante tres a cinco minutos, lo más pronto posible después de levantarte. 

  • Cierra los ojos, repite la idea muy lentamente.
  • Luego deja que tu mente se quede en blanco y centre toda su atención en sumergirse muy profundamente hacia dentro. Pasa de largo toda la nube de pensamientos dementes que hay en la superficie de tu mente y vete hacia la Presencia de Dios en el centro de quietud de tu mente. “Trata de llegar hasta lo más profundo de tu mente, manteniéndola despejada de cualquier pensamiento que pudiera distraerte” (6:6). Repite la idea de vez en cuando si eso te ayuda, pero pasa la mayor parte del tiempo deseando sumergirte suavemente en el centro de tu mente, donde todo está en calma. Mantén en tu mente la confianza de que puedes hacerlo, pues llegar a este lugar es más natural que cualquier cosa de este mundo. Cuando surjan pensamientos, simplemente pásalos de largo mientras te sumerges hacia dentro. Repetir la idea te ayudará a que desaparezcan esos pensamientos.


Observaciones: Éste es el primer ejercicio de meditación del Libro de Ejercicios. Éste es “nuestro primer intento” (5:3) de llegar a la luz dentro de nosotros. Como esta cita sugiere, esta práctica es extremadamente importante en el Libro de Ejercicios. El párrafo 8 claramente señala que entraremos más en “este tipo de práctica” (8:6), recibiendo más instrucciones sobre ella, y progresando en ella, hasta llegar al momento en que “siempre tiene éxito” (8:5).

Recordatorios frecuentes: A menudo.


  • Repite la idea según las instrucciones del párrafo 9. Para que lo experimentes, sugiero que la repitas ahora siguiendo las instrucciones que vienen a continuación, las cuales están sacadas del párrafo 9: 
  • Repite la idea “muy lentamente, preferiblemente con los ojos cerrados”. 
  • Repítela de nuevo y “piensa en lo que estás diciendo, lo que las palabras significan”. 
  • Repite las palabras de nuevo y “concéntrate en la santidad que dan por sentado sobre ti”. “Si Él va contigo y Él es santo, entonces tú eres santo”. 
  • Repítelas de nuevo, concentrándote “en la segura compañía que tú tienes”. 
  • Repítelas de nuevo, concentrándote “en la protección completa que te rodea”.


Respuesta a la tentación: Siempre que tengas pensamientos de miedo.
Recuerda la idea. Si realmente aceptas el significado, podrás reírte de los miedos que un instante antes parecían tan terribles.

Comentario

Numerosos problemas parecen haber surgido de nuestra percepción de nosotros mismos como separados de Dios. La sensación de soledad y abandono, depresión, ansiedad, preocupación, indefensión, infelicidad, sufrimiento, e intenso miedo a la pérdida, todos proceden de este problema raíz. Si miramos a las cosas objetivamente, pasamos la mayor parte de nuestra vida con diversos modos de intentar burlar y superar estos problemas.

“Pero la única cosa que no has hecho es poner en duda la realidad del problema. Los efectos de éste, no obstante, no se pueden sanar porque el problema no es real”. (2:2-3).

Un maestro espiritual Adi Da (también conocido como: Da Free John) una vez escribió un libro titulado: “La Enfermedad Imaginaria que la Religión Busca Curar”. Eso es la separación: una enfermedad imaginaria. ¿Cómo se puede curar una enfermedad que no existe realmente? La respuesta es lógica: no se puede. No hay cura porque no hay enfermedad. Por eso todos nuestros intentos de “curarnos” a nosotros mismos no funcionan. No podemos encontrar el camino de “regreso” a Dios porque Él nunca nos ha abandonado, Dios va con nosotros dondequiera que vamos. Todos nuestros conflictos y dramas son una insensatez, “por muy serias y trágicas que parezcan ser sus manifestaciones” (2:5).

En lo más profundo de tu interior yace todo lo que es perfecto, presto a irradiar a través de ti sobre el mundo. Ello sanará todo pesar y dolor, todo temor y toda sensación de pérdida porque curará a la mente que pensaba que todas esas cosas eran reales y que sufría debido a la lealtad que les tenía. (3:1-2)

Llevamos la “cura” para nuestra enfermedad en lo más profundo de nuestro interior. Esta “cura” sana, no venciendo a la “enfermedad”, sino convenciéndonos de que no hay enfermedad. Dios siempre está con nosotros. ¿Cómo podríamos estar separados en modo alguno del Infinito? ¿Cómo podríamos estar alguna vez separados de Todo Lo Que Es? La sola idea es demente e imposible.

Comprendemos que no creas nada de esto. ¿Cómo ibas a creerlo cuando la verdad se halla oculta en lo profundo de tu interior, cubierta bajo una pesada nube de pensamientos dementes, densos y turbios que representan, no obstante, todo lo que ves? Hoy intentaremos por primera vez atravesar esa obscura y pesada nube y llegar a la luz que se encuentra más allá de ella. (5:1-3)

¡Qué tranquilizador es que nuestro Maestro nos diga que él entiende nuestra falta de fe! Quizás tenemos una creencia intelectual en la Presencia de Dios en todo, pero no creemos que sea el núcleo central, de manera que haga desaparecer todo nuestro miedo, pesar, dolor y pérdida.

Necesitamos la práctica de esta lección: para ayudarnos a “atravesar esta nube obscura y pesada” y para que surja la luz del conocimiento de nuestra unión con Dios (5:3).

Esta lección es la primera introducción del Curso de la práctica de lo que podríamos llamar meditación clásica. Aunque el Curso no le da a tal meditación un enfoque principal, no hay duda de que le da una gran importancia. En el Curso, la meditación consiste en sentarse con los ojos cerrados y, “no pensar en nada en particular” (6:4), sino intentar entrar en lo más profundo de tu propia mente, sumergiéndose hacia abajo y adentro, mientras tratas de mantener la mente “libre de cualquier pensamiento que pueda desviar tu atención” (6:6). Como se ha afirmado, el propósito es volverse consciente de la luz dentro de nosotros mismos. O, en palabras más corrientes, experimentar la sensación de la Presencia de Dios con nosotros. Estamos intentando llegar a Dios hoy.

Claramente, si la idea de la Presencia de Dios significa la desaparición de nuestra soledad, podemos esperar desarrollar una sensación clara y palpable de Alguien Que siempre está con nosotros, en cada momento. Cuando empezamos a desarrollar esta sensación podemos sentirnos tentados a creer que es nuestra propia imaginación. ¡No es imaginación! Es la ausencia de Su Presencia lo que es imaginario.

Ciertamente puedes reírte de los pensamientos de miedo, al recordar que Dios va contigo dondequiera que tú vas. (10:1)








TEXTO

Capítulo 5 

 


CURACIÓN Y PLENITUD


Introducción


1. Curar es hacer feliz. 2Te he dicho que pensases en las muchas oportunidades que has tenido de regocijarte y en las muchas que has dejado pasar. 3Esto es lo mismo que decirte que has rehusado sanar. 4Tu luz es la luz de la dicha. 5El resplandor no está asociado con la aflicción. 6La dicha suscita que uno esté completamente dispuesto a compartirla, y fomenta el impulso natural de la mente de responder cual una sola. 7Quienes intentan curar sin ser ellos mismos completamente dichosos, suscitan diferentes respuestas a la vez y, por consiguiente, privan a otros de la dicha de responder de todo corazón.

2. Para poder actuar de todo corazón tienes que ser feliz. 2Si el miedo y el amor no pueden coexistir, y si es imposible estar com­pletamente atemorizado y seguir viviendo, el único estado de plenitud posible es el del amor. No existe diferencia alguna entre el amor y la dicha. 4Por lo tanto, el único estado de plenitud posi­ble es el de absoluta dicha. 5Curar o hacer feliz es, por lo tanto, lo mismo que integrar y unificar. 6Por eso es por lo que no importa a qué parte de la Filiación se le ofrece la curación o qué parte la lleva a cabo. Todas las partes se benefician, y se benefician por igual.

3. Todo pensamiento benévolo que cualquiera de tus hermanos abrigue en cualquier parte del mundo te bendice. 2Deberías que­rer bendecirles a tu vez, como muestra de agradecimiento. 3No tienes que conocerlos personalmente ni ellos a ti. La luz es tan potente que irradia a través de toda la Filiación, la cual da gracias al Padre por irradiar Su dicha sobre ella. 5Únicamente los santos Hijos de Dios son canales dignos de Su hermosa dicha porque sólo ellos son lo suficientemente hermosos como para conservarla compartiéndola. 6Es imposible que un Hijo de Dios pueda amar a su prójimo de manera diferente de como se ama sí mismo. 7De ahí que la plegaria del sanador sea:

8Permíteme conocer a este hermano como me conozco a mí mismo.


I. La invitación al Espíritu Santo



1.  La curación es un pensamiento por medio del cual dos mentes perciben su unidad y se regocijan. 2Su gozo exhorta a todos los miembros de la Filiación a que se regocijen junto con ellas, y per­mite que Dios acuda a ellas y se manifieste a través de ellas. 3Sólo la mente sana puede experimentar una revelación de efectos duraderos porque la revelación es una experiencia de pura dicha. 4Si no eliges ser completamente dichoso, tu mente no puede tener lo que no elige ser. 5Recuerda que para el espíritu no hay diferencia alguna entre tener y ser. 6La mente superior piensa de acuerdo con las leyes que el espíritu obedece, y, por lo tanto, honra únicamente las leyes de Dios. 7Para el espíritu, obtener no significa nada y dar loes todo. 8Al tenerlo todo, el espíritu lo conserva dándolo, y, de este modo, crea de la misma manera en que el Padre creó. 9Aunque esta manera de pensar no tiene nada que ver con la posesión de bienes materiales, aun a la mente inferior le resulta comprensi­ble en conexión con ideas. 10Si compartes una posesión física, cier­tamente divides su propiedad. 11Mas si compartes una idea, no la debilitas. 12Toda ella te sigue perteneciendo aunque la hayas dado completamente. 13Lo que es más, si aquel a quien se la has dado la acepta como suya, eso la refuerza en tu mente, y, por lo tanto, la expande. 14Si puedes aceptar el concepto de que este mundo es un mundo de ideas, la creencia en la falsa conexión que el ego hace entre dar y perder desaparece.

2. Demos comienzo a nuestro proceso de re-despertar con unos cuantos conceptos simples:

2Los pensamientos se expanden cuando se comparten.
3Cuantos más creen en ellos, más poderosos se tornan.
4Todo es una idea.
5¿Cómo, entonces, puede asociarse dar con perder?


3. Ésta es la invitación al Espíritu Santo. 2He dicho ya que puedo ascender hasta lo alto y hacer que el Espíritu Santo descienda hasta ti, mas sólo puedo hacer eso a instancia tuya. 3El Espíritu Santo se encuentra en tu mente recta, tal como se encontraba en la mía. 4La Biblia dice: "Que more en ti la mente que estaba en Cristo Jesús", y lo utiliza como una bendición. 5Se trata de la bendición de la mentalidad milagrosa. 6Te pide que pienses tal como yo pensé, uniéndote de este manera a mí en el modo de pensar de Cristo.

4. El Espíritu Santo es la única parte de la Santísima Trinidad que tiene una función simbólica. 2Se le ha llamado el Sanador, el Con­solador y el Guía. 3Se le ha descrito también como algo "sepa­rado", aparte del Padre y del Hijo. 4Yo mismo dije: "Si me voy os enviaré otro Consolador que morará con vosotros para siempre". 5Su función simbólica hace que Él sea difícil de entender, ya que todo simbolismo se presta a diferentes interpretaciones. 6Como hombre, y también como una de las creaciones de Dios, mi recto pensar, que procedió del Espíritu Santo o Inspiración Universal, me enseñó en primer lugar y ante todo, que esta Inspiración es para todos. 7Yo mismo no hubiese podido gozar de ella de no haber sabido esto. 8La palabra "sabido" es apropiada en este con­texto porque el Espíritu Santo está tan próximo al conocimiento que lo evoca, o mejor dicho, facilita su llegada. 9He hablado ante­riormente de la percepción elevada o "verdadera", que está tan próxima a la verdad que Dios Mismo puede salvar la diminuta brecha que hay entre ellas. 10El conocimiento está siempre listo para fluir a cualquier parte, pero no puede oponerse a nada. 11Puedes, por consiguiente, obstruirlo, pero jamás perderlo.

5. El Espíritu Santo es la Mente de Cristo, la cual es consciente del conocimiento que yace más allá de la percepción. 2El Espíritu Santo comenzó existir como medió de protección al producirse la separación, lo cual inspiró simultáneamente el principio de la Expiación. 3Antes de eso no había necesidad de curación, pues nadie estaba desconsolado. 4La Voz del Espíritu Santo es la Lla­mada a la Expiación, es decir, a la restitución de la integridad de la mente. 5Cuando la Expiación se complete y toda la Filiación sane, dejará de haber una llamada a retornar. 6Pero lo que Dios crea es eterno. 7El Espíritu Santo permanecerá con los Hijos de Dios para bendecir las creaciones de éstos y mantenerlas en la luz de la dicha.

6. Dios honró incluso las creaciones falsas de sus Hijos porque ellos las habían hecho. 2Pero también bendijo a Sus Hijos con una manera de pensar que fuese capaz de elevar sus percepciones a tal altura, que casi pudieran llegar hasta Él. 3El Espíritu Santo es la Mente de la Expiación. 4Representa un estado mental lo suficien­temente próximo a la Mentalidad-Uno como para que la transfe­rencia a ella sea finalmente posible. 5La percepción no es conocimiento, pero puede ser transferida al conocimiento, o cru­zar hasta él. 6Tal vez sea más útil en este caso utilizar el significado literal de la palabra "transferida", o sea "transportada", puesto que el último paso es Dios Quien lo da.


7. El Espíritu Santo -la Inspiración que toda la Filiación com­parte- induce a una clase de percepción en la que muchos ele­mentos son como los del Reino de los Cielos: 2En primer lugar, su universalidad es perfectamente inequí­voca, y nadie que la alcance podría pensar ni por un momento que compartirla signifique cualquier otra cosa que no sea ganar. 3En segundo lugar, es una percepción que es incapaz de atacar, y, por lo tanto, es verdaderamente receptiva. 4Esto quiere decir que si bien no engendra conocimiento, tampoco lo obstruye en modo alguno. 5Finalmente, señala al camino que lleva lo que está más allá de la curación qué trae consigo, y conduce a la mente más allá de su propia integración, hacia los senderos de la creación. 6En este punto es donde se producen suficientes cambios cuantitativos para producir un verdadero salto cualitativo.







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