DESPERTAR AL AMOR

martes, 11 de febrero de 2020

11 FEBRERO: Dios es mi fortaleza. La visión es Su regalo.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCION 42


Dios es mi fortaleza. La visión es Su regalo.


1. La idea de hoy combina dos pensamientos muy poderosos, ambos de gran importancia. 2Plantea también una relación de causa y efecto que explica por qué tus esfuerzos por alcanzar la meta del curso no pueden ser en vano. 3Verás, porque ésa es la Voluntad de Dios. 4Es Su fortaleza, no la tuya, la que te da poder. 5Y es Su regalo, no el tuyo, el que te ofrece visión.

2. Dios es ciertamente tu fortaleza, y lo que Él da, es verdadera­mente dado. 2Esto quiere decir que lo puedes recibir en cualquier momento o lugar, donde quiera que estés y en cualquier circuns­tancia en la que te encuentres. 3Tu paso por el tiempo y por el espacio no es al azar. 4No puedes sino estar en el lugar perfecto, en el momento perfecto. 5Tal es la fortaleza de Dios. 6Tales Sus dones.

3. Hoy llevaremos a cabo dos sesiones de práctica de tres a cinco minutos cada una; una tan pronto como te despiertes, y la otra, lo más cerca posible de la hora de irte a dormir. 2Es mejor, no obs­tante, esperar hasta que puedas sentarte tranquilamente por tu cuenta en un momento en que te sientas listo, que preocuparte de la hora en sí.

4. Da comienzo a estas sesiones de práctica repitiendo la idea de hoy lentamente mientras miras a tu alrededor. 2Luego cierra los ojos y repite la idea otra vez, aún más despacio que antes. 3Des­pués de eso, trata de no pensar en nada, excepto en los pensa­mientos que se te ocurran relacionados con la idea de hoy. 4Puedes pensar, por ejemplo:

5La visión tiene que ser posible. 6Dios da verdaderamente,
o:
7Los regalos que Dios me ha hecho tienen que ser míos porque Él me los dio.

5. Cualquier pensamiento que esté claramente relacionado con la idea de hoy es adecuado. 2De hecho, tal vez te asombre la canti­dad de entendimiento relacionado con el curso que algunos de tus pensamientos reflejan. 3Déjalos que te vengan sin censurarlos, a menos que notes que tu mente está simplemente divagando y que es obvio que has permitido que se infiltren pensamientos irrelevantes. 4Es posible también que llegue un punto en el que parece que no te van a venir más pensamientos a la mente. 5De ocurrir tales interferencias, abre los ojos y repite el pensamiento una vez más mientras miras lentamente a tu alrededor; después ciérralos, repite la idea otra vez, y continúa buscando en tu mente pensamientos afines.

6. Recuerda, no obstante, que en conexión con los ejercicios de hoy no es apropiado que te esfuerces por encontrar pensamientos afines. 2Trata sencillamente de hacerte a un lado y dejar que te vengan a la mente por su cuenta. 3Si esto te resulta difícil, es mejor pasar la sesión de práctica alternando entre repeticiones lentas de la idea con los ojos abiertos y luego con los ojos cerra­dos, que esforzarte por encontrar pensamientos adecuados.

7. No hay límite en el número de sesiones de práctica cortas que podrían resultarte beneficiosas hoy. 2La idea de hoy es uno de los pasos iniciales en el proceso de unificar tus pensamientos y de enseñarte que estás estudiando un sistema de pensamiento unifi­cado que no carece de nada que sea necesario, y en el que no se incluye nada contradictorio o irrelevante.

8. Cuanto más a menudo repitas la idea de hoy durante el trans­curso del día, más a menudo estarás recordando que el objetivo del curso es importante para ti y que no lo has olvidado.



Instrucciones para la práctica

Propósito: Darte cuenta de que la visión no procede de ti sino de la fortaleza de Dios en ti, y que por lo tanto puedes recibirla en cualquier circunstancia y que no puedes dejar de recibirla finalmente.

Ejercicios más largos: 2 veces, de tres a cinco minutos, por la mañana (temprano) y por la noche (tarde). 

  • Repite la idea lentamente, mirando a tu alrededor. Cierra los ojos y repítela de nuevo más lentamente todavía. 
  • Luego hazte a un lado y deja que vengan a tu mente sólo los pensamientos relacionados con la idea. No hagas ningún esfuerzo ni intentes activamente que se te ocurran. “Trata sencillamente de hacerte a un lado y dejar que te vengan a la mente por su cuenta” (6:2). Me resulta útil repetir la idea y observar el principio de un pensamiento relacionado surgir en algún lugar de mi mente durante la repetición. Si tu mente se distrae, repite la idea e inténtalo de nuevo. 
  • Si dejan de aparecer pensamientos relacionados, repite la idea con los ojos abiertos y luego con los ojos cerrados como al principio. Si no aparece ningún pensamiento relacionado, simplemente repite esta fase del comienzo una y otra vez.


Observaciones: Ésta es nuestra primera práctica larga de dejar que vengan pensamientos relacionados (que ya se introdujo en la Lección 38). Con el tiempo, el Libro de Ejercicios intentará hacer de esta práctica una parte habitual del conjunto de nuestro repertorio.

Recordatorios frecuentes: Cuanto más a menudo, mejor.
Repetir la idea, que consiste de dos partes, empezará a mostrarte que todas las partes del Curso están juntas dentro de un todo unificado. También te recordará que la meta del Curso, la visión, es una prioridad verdadera para ti.

Comentario

Pregunta: ¿Por qué no podemos fracasar en alcanzar la meta de este curso?
Respuesta: Porque Dios quiere que la alcancemos.

Si esa respuesta te suena humillante de algún modo, no te sorprendas de tener esa reacción. Con nuestra mente llena del pensamiento del ego, puede parecernos personalmente insultante que se nos diga que la garantía de nuestro éxito es que “Dios lo quiere así”, como si no tuviéramos ninguna elección en el asunto. Pero el hecho es que no la tenemos.

Como dice la Introducción al Texto:

“Es un curso obligatorio. Sólo el momento en que decides tomarlo es voluntario. Tener libre albedrío no quiere decir que tú mismo puedas establecer el plan de estudios. Significa únicamente que puedes elegir lo que quieres aprender en cualquier momento dado”. (T.In.1:2-5)

El programa de estudios del Curso es aprender quiénes somos, y no tenemos nada que decir en lo que se refiere a ello, no podemos cambiar nuestra verdadera naturaleza. La única elección está en cuánto tiempo nos lleve aceptar el hecho de lo que somos, en lugar de intentar ser algo que no somos.

El Texto habla de cómo la idea de la separación echó raíces en nuestra mente cuando nos negamos a aceptarnos a nosotros mismos como creaciones de Dios y quisimos crearnos a nosotros mismos. Todavía estamos luchando en la misma batalla insensata. Todavía nos parece insultante que nos digan que el resultado es inevitable, que somos las creaciones de Dios y que no podemos ser otra cosa, no importa cuánto podamos desearlo.

Es la fuerza de Dios, no la nuestra, la que nos da nuestro poder. No podemos darnos la visión a nosotros mismos, pero tampoco podemos rechazar para siempre Su regalo. Su regalo para nosotros. Por mucho que nos resistamos, al final nos rendiremos. Y si colaboramos, nuestro éxito está garantizado.

Werner Erhard, el fundador de E. S. T., dijo una vez que es mucho más fácil dejarse llevar por el caballo en la dirección que va. Eso es lo que el Curso nos pide que hagamos, que unamos nuestra voluntad a la de Dios, y que reconozcamos que en verdad queremos lo que Él quiere darnos y ya nos ha dado. “Lo que Él da, es verdaderamente dado” (2:1).

Si podemos aceptar que nuestra voluntad y la de Dios son la misma, podemos entrar en la vida espiritual como algo seguro. Podemos decir: “La visión tiene que ser posible. Dios da verdaderamente” (4:5-6). O “Los regalos que Dios me ha hecho tienen que ser míos porque Él me los dio” (4:7). Podemos andar por la vida con una serena seguridad. “Los que están seguros del resultado final pueden permitirse el lujo de esperar, y esperar sin ansiedad” (M.4.VIII.1:1).

Hay una idea que aparece a la mitad de esta lección, aparentemente sin ninguna relación, aunque está muy estrechamente relacionada. “Tu paso por el tiempo y por el espacio no es al azar. No puedes sino estar en el lugar perfecto, en el momento perfecto” (2:3-4). Cuanto más sigues este camino (y semejantes), más sabes que esto es absolutamente verdad. No hay acontecimientos al azar, todo tiene un propósito. ¡Y no se te puede pasar por alto! No lo puedes fastidiar. Por supuesto que puedes cometer errores, el Curso es muy claro sobre esto. Nos dice: “Hijo de Dios, no has pecado, pero sí has estado muy equivocado” (T.10.V.6:1). Pero hasta nuestros errores pueden ser usados por el Espíritu Santo en nuestro beneficio: “El Hijo de Dios no puede tomar ninguna decisión que el Espíritu Santo no pueda utilizar a su favor” (T25.VI.7:5). Aunque tomes la decisión “equivocada”, no ha sucedido nada en la realidad, no ha habido ningún daño permanente. “Lo único que se puede perder es el tiempo, el cual, en última instancia no tiene ningún sentido” (T.26.V.2:1) El Espíritu Santo puede tomar cualquier cosa que Le ofrezcas y utilizarla en tu favor.

Así que no puedes evitar estar en el lugar perfecto, en el momento perfecto; puedes relajarte tranquilamente en la vida y disfrutar del espectáculo, en lugar de estar ansioso y preocupado por él. ¿Por qué es así? Por razón de la fuerza de Dios y de Sus regalos. Que alcances la meta es Su Voluntad, y lo que Dios quiere, Dios lo hace. Después de todo, ¡Él es Dios!

Todavía otro comentario: en las instrucciones para la práctica se te pide que dejes surgir cualquier pensamiento relacionado con la idea de hoy; este tipo de ensayo con pensamientos relacionados es otro tipo de meditación que es bastante frecuente en el Libro de Ejercicios. Luego dice: “De hecho, puede que te asombre la cantidad de entendimiento relacionado con el Curso que algunos pensamientos reflejan” (5:2).

Sin embargo, también puede que estés intrigado por ¡qué diablos significan! La primera vez que intenté este ejercicio mi mente se quedó en blanco. Recuerda que el Libro de Ejercicios a menudo supone que has estudiado (no sólo leído, sino estudiado) el Texto antes de empezar estos ejercicios. No es un requisito, pero se da por sentado que es lo habitual.

Para cualquiera que haya estudiado el Texto o que esté repitiendo el Libro de Ejercicios, surgirán fácilmente pensamientos relacionados. Si después de intentar encontrar pensamientos relacionados durante un minuto o dos, no te vienen fácilmente, sigue el consejo que se da un poco más adelante en la lección: “Si eso te resulta difícil, es mejor pasar la sesión de práctica alternando entre repeticiones lentas de la idea con los ojos abiertos y luego con los ojos cerrados, que esforzarte por encontrar pensamientos adecuados” (6:3). La presencia de este tipo de instrucción muestra que las lecciones pueden adaptarse a personas que no hayan estudiado el Texto en profundidad.









TEXTO


II. La Voz que habla por Dios


1. Curar no es crear; es reparar. 2El Espíritu Santo fomenta la curación mirando más allá de ella hacia lo que los Hijos de Dios eran antes de que la curación fuese necesaria, y hacia lo que serán una vez que hayan sanado. 3Esta alteración de la secuencia tem­poral debería resultarte familiar, ya que es muy similar al cambio que el milagro produce en la percepción que se tiene del tiempo. 4El Espíritu Santo es la motivación para alcanzar la mentalidad milagrosa; la decisión de subsanar la separación renunciando a ella. 5Tu voluntad se encuentra todavía en ti porque Dios la ubicó en tu mente, y aunque puedes mantenerla dormida, no puedes destruirla. 6Dios Mismo mantiene tu voluntad viva al transmi­tirla desde Su Mente a la tuya mientras perdure el tiempo. 7El milagro mismo es un reflejo de esta unión de voluntades entre Padre Hijo.

2. El Espíritu Santo es el espíritu del júbilo. 2Es la Llamada a retor­nar con la que Dios bendijo las mentes de Sus Hijos separados. 3Ésa es la vocación de la mente. 4Antes de la separación la mente no tenía ninguna vocación, ya que antes de eso simplemente era, y no habría podido entender la llamada al recto pensar. 5El Espíritu Santo es la Respuesta de Dios a la separación; el medio a través del cual la Expiación cura hasta que la mente en su totalidad se reincorpore al proceso de creación.

3. Tanto la separación como el principio que gobierna la Expia­ción dieron comienzo simultáneamente.  2Cuando el ego fue engendrado, Dios puso en la mente la llamada al júbilo. 3Esta llamada es tan poderosa que el ego siempre se desvanece ante su sonido. 4Por eso es por lo que tienes que elegir escuchar una de las dos voces que hay dentro de ti. 5Una la inventaste tú, y no forma parte de Dios. 6La otra te la dio Dios, Quien sólo te pide que la escuches. 7El Espíritu Santo se encuentra en ti en un sentido muy literal. 8Suya es la Voz que te llama a retornar a donde estabas antes y a donde estarás de nuevo. 9Aun en este mundo es posible oír sólo esa Voz y ninguna otra. 10Ello requiere esfuerzo, así como un  gran deseo de aprender. 11Ésa es la última lección que yo aprendí, y los Hijos de Dios gozan de la misma igualdad como alumnos que como Hijos.

4.  eres el Reino de los Cielos, pero permitiste que la creencia en la oscuridad se infiltrase en tu mente, por lo que ahora necesitas una nueva luz. 2El Espíritu Santo es el resplandor al que debes permitir que desvanezca la idea de la oscuridad. 3Suya es la gloria ante la cual la disociación desaparece y el Reino de los Cielos pasa a ocupar el lugar que le corresponde: 4Antes de la separación no tenías necesidad de dirección, 5pues disponías de conocimiento, tal como dispondrás de él de nuevo, pero como no dispones de él ahora.

5. Dios no guía porque la único que puede hacer es compartir Su perfecto conocimiento. 2Guiar entraña evaluación, ya que implica que hay una manera correcta de proceder y otra incorrecta, una que se debe escoger y otra que se debe evitar. 3Al escoger una, renuncias a la otra. 4Elegir al Espíritu Santo es elegir a Dios. 5Dios no está dentro ti en un sentido literal, más bien, tú formas parte de Él. 6Cuando elegiste abandonarlo te dio una Voz para que hablase por Él, pues ya no podía compartir Su conocimiento contigo libre­mente. 7La comunicación directa se interrumpió al tú inventar otra voz.

6.  El Espíritu Santo te insta tanto a recordar como a olvidar. 2Has elegido estar en un estado de oposición en el que los opuestos son posibles. 3Como resultado de ello, hay ciertas decisiones que tienes que tomar. 4En el estado de santidad la voluntad es libre, de modo que su poder creativo es ilimitado y elegir no tiene sentido. 5El poder de elegir es el mismo poder que el de crear, pero su aplicación es diferente. 6Elegir implica que la mente está divi­dida. 7El Espíritu Santo es una de las alternativas que puedes elegir. 8Dios no dejó a Sus Hijos desconsolados a pesar de que ellos decidieron abandonarlo. 9La voz que ellos pusieron en sus mentes no era la Voz de Su Voluntad, en favor de la cual habla el Espíritu Santo.

7. La Voz del Espíritu Santo no da órdenes porque es incapaz de ser arrogante. 2No exige nada porque su deseo no es controlar. 3No vence porque no ataca. 4Su Voz es simplemente un recorda­torio. 5Es apremiante únicamente por razón de lo que te recuerda. 6Le ofrece a tu mente el otro camino, permaneciendo serena aun en medio de cualquier confusión a que puedas dar lugar. 7La Voz que habla por Dios es siempre serena porque habla de paz. 8La paz es más poderosa que la guerra porque sana. 9La guerra es división, no expansión. 10Nadie gana en la batalla. 11¿Qué saca un hombre con ganar el mundo entero si con ello pierde su propia alma? 12Si le prestas oídos a la voz que no debes, pierdes de vista a tu alma. 13En realidad no puedes perderla, pero puedes no cono­cerla. 14Por lo tanto, te parecerá que la has "perdido" hasta que elijas correctamente.    
       
8. El Espíritu Santo es tu Guía a la hora de elegir. 2Reside en la parte de tu mente que siempre habla en favor de la elección correcta porque habla por Dios. 3Él es el último nexo de comuni­cación que te queda con Dios, comunicación que puedes inte­rrumpir, pero no destruir. 4El Espíritu Santo es el vehículo mediante el cual la Voluntad de Dios se cumple así en la tierra como en el Cielo. 5Tanto el Cielo como la tierra están en ti porque la llamada de ambos está en tu mente. 6La Voz de Dios procede de los altares que le has erigido a Él. 7Estos altares no son objetos, son devociones. 8Sin embargo, ahora tienes otras devociones. 9Tu devoción dividida te ha dado dos voces, y ahora tienes que elegir en cuál de los dos altares quieres servir. 10La llamada que contestas ahora es una evaluación porque se trata de una decisión. 11La decisión es muy simple. 12Se toma sobre la base de qué llamada es más importante para ti.

9. Mi mente será siempre como la tuya porque fuimos creados iguales. 2Fue sólo la decisión que tomé lo que me dio plena potes­tad tanto en el Cielo como en la tierra. 3El único regalo que te puedo hacer es ayudarte a tomar la misma decisión. 4Inherente a esta decisión es la decisión de compartirla, pues la decisión en sí es la decisión de compartir. 5Se toma mediante el acto de dar, y es por lo tanto, la. única alternativa que se asemeja a la verdadera creación. 6Yo soy tu modelo a la hora de tomar decisiones. 7Al decidirme por Dios te mostré que es posible tomar esta decisión y que tú la puedes tomar.

10. Te he asegurado que la Mente que decidió por mí se encuentra también en ti, y que puedes permitirle que te transforme, tal como me transformó a mí. 2Esta Mente es inequívoca porque sólo oye una Voz y contesta de una sola manera. 3Tú eres la luz del mundo junto conmigo. 4El descanso no se deriva de dormir sino de despertar. 5El Espíritu Santo es la llamada a despertar y a regocijarse. 6El mundo está muy cansado porque es la idea del cansancio. 7Nuestra jubilosa tarea es la de despertarlo a la Llamada a Dios. 8Todos responderán a la Llamada del Espíritu Santo, ya que, de lo contrario, la Filiación no sería una. 9¿Qué mejor vocación puede haber para cualquier parte del Reino que la de restituirlo a la per­fecta integración que le devuelve la plenitud? 10Escucha sólo esto a través del Espíritu Santo en ti, y enseña a tus hermanos a escu­char tal como yo te estoy enseñando a ti.

11. Cuando te sientas tentado por la voz falsa, recurre a mí para que te recuerde cómo sanar compartiendo mi decisión, haciéndola así aún más firme. 2Al compartir este objetivo, aumentaremos su poder para atraer a toda la Filiación y para restituirla nuevamente a la unicidad en la que fue creada. 3Recuerda que "yugo" quiere decir “unión”, y “carga” significa “mensaje”. 4Reformulemos la frase "Mi yugo es llevadero y mi carga ligera" de esta forma: "Unámonos, pues mi mensaje es la Luz".


12. Te he pedido encarecidamente que te comportes tal como yo me comporté, pero para eso tenemos que responder a la misma Mente. 2Esa Mente es el Espíritu Santo, Cuya Voluntad dispone siempre en favor de Dios. 3El Espíritu Santo, te enseña cómo tenerme a mí de modelo para tu pensamiento, y, consecuente­mente, a comportarte como yo. 4El poder de nuestra motivación conjunta está más allá de lo que se puede creer, pero no más allá de lo que se puede lograr. 5Lo que juntos podemos lograr es ilimi­tado porque la Llamada a Dios es la llamada a lo ilimitado. 6Hijo de Dios, mi mensaje es para ti, para que lo oigas y se lo transmitas a otros a medida que respondes al Espíritu Santo en ti.




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