DESPERTAR AL AMOR

lunes, 21 de enero de 2019

21 ENERO: Estoy decidido a ver las cosas de otra manera.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS

LECCIÓN 21

Estoy decidido a ver las cosas de otra manera.

1. La idea de hoy es obviamente una continuación y ampliación de la anterior. 2Esta vez, sin embargo, además de aplicar la idea a cualquier situación concreta que pueda surgir, son necesarios también períodos específicos de búsqueda mental. 3Se te exhorta a que lleves a cabo cinco sesiones de práctica de un minuto com­pleto cada una.

2. Inicia las sesiones de práctica repitiendo la idea en tu interior. 2Luego cierra los ojos y busca con minuciosidad en tu mente aque­llas situaciones pasadas, presentes o previstas que susciten ira en ti. 3La ira puede manifestarse en cualquier clase de reacción, desde una ligera irritación hasta la furia más desenfrenada. 4El grado de intensidad de la emoción experimentada es irrelevante. 5Te irás dando cuenta cada vez más de que una leve punzada de molestia no es otra cosa que un velo que cubre una intensa furia. 

3. Trata, por lo tanto, durante las sesiones de práctica, de no dejar escapar aquellos pensamientos de ira que consideras "insignifi­cantes". 2Recuerda que no reconoces realmente qué es lo que sus­cita ira en ti, y nada de lo que puedas creer al respecto tiene significado alguno. 3Probablemente te sentirás tentado de emplear más tiempo en ciertas situaciones o personas que en otras, sobre la base falsa de que son más "obvias" 4Esto no es cierto. 5Es mera­mente un ejemplo de la creencia de que ciertas formas de ataque están más justificadas que otras.

4. Al escudriñar tu mente en busca de todas las formas en que se presentan los pensamientos de ataque, mantén cada uno de ellos presente mientras te dices a ti mismo:

2Estoy decidido a ver a _____ (nombre de la persona] de otra manera.
3Estoy decidido a ver _____ [especifica la situación] de otra manera.

5. Trata de ser tan específico como te sea posible. 2Puede, por ejemplo, que concentres tu ira en una característica determinada de alguna persona en particular, creyendo que la ira se limita a ese aspecto. 3Si tu percepción sufre de esa forma de distorsión, di:

4Estoy decidido a ver [precisa la característica] de [nombre de la persona] de otra manera.







Instrucciones para la práctica


Ejercicio: 5 veces, de un minuto cada vez.
  • Repite la idea. 
  • Luego cierra los ojos y busca cuidadosamente en tu mente cualquier situación que te provoque ira en cualquier momento, por muy leve que sea. Mantén cada situación en la mente y di: “Estoy decidido a ver (nombra la persona o situación) de otra manera”. Da a los pensamientos de “poca” ira la misma atención que a los de “mucha” ira. Sé muy concreto, hasta el punto de nombrar rasgos concretos de personas concretas que te irritan: “Estoy decidido a ver (rasgo) de (nombre de la persona) de otra manera”.

Observaciones: En esta práctica tenemos que evitar el engaño de que el grado de nuestro enfado importa. Este engaño tiene dos formas. La primera es pensar que nuestros enfados pequeñitos (por ejemplo, una ligera irritación) son demasiado pequeños para tomarnos la molestia de incluirlos en este ejercicio. La segunda es darle mucha importancia a determinadas causas “claras” de enfado, lo que supone que en estos casos determinados nuestro enfado (la ira) está verdaderamente justificado. La verdad es que todo enfado (ira) es máximo y ninguno está justificado.

Otro engaño que también se menciona es la creencia de que nuestra ira se limita a un rasgo de personalidad concreto de alguien: “Amo a Juan. No estoy enfadada con él en general, sólo con este rasgo suyo especialmente molesto”. Esta lección supone que nuestra ira hacia esa persona no se limita a eso sólo, es a todo lo suyo. Con este engaño, en lugar de dejarlo fuera de nuestra práctica (como con los engaños anteriores), se nos pide que lo usemos en ella. Se nos pide que utilicemos la idea concretamente a ese rasgo (5:4).

Comentario

En esta lección aplicamos la idea de la decisión de ver a situaciones concretas que nos producen enfado (ira), dándole toda la importancia a ver estas situaciones de manera diferente. Está muy clara la relación de estos ejercicios con cambiar nuestra percepción (lo que vemos).

Hay un pensamiento en esta lección que es particularmente sorprendente. Cuanto más trabajo con el Curso, estudiando el Texto y practicando las disciplinas mentales que nos enseña: “Te irás dando cuenta cada vez más de que una leve punzada de molestia no es otra cosa que un velo que cubre una intensa furia” (2:5).

El primer principio de los milagros, en el capítulo 1 del Texto, dice: “No hay grados de dificultad en los milagros”. La idea de esta lección tiene gran parecido con esa idea. Tampoco hay grados de intensidad en la ira. Incluso la más ligera irritación es lo mismo que una rabia incontenible, y de hecho es ira disfrazada. Todas las formas de ira proceden de la misma causa.

Algunas escuelas de psicología afirman desde hace tiempo que todo el mundo lleva consigo desde el nacimiento una ira primaria, profundamente contenida. Puede ser moderada con una capa de civilización, pero debajo, en el subconsciente, hay una ira violenta. Muchos atribuyen esto a nuestro origen animal en la evolución, pero el Curso considera la ira desde un punto metafísico. Dentro de nosotros mismos llevamos una ira ciega contra nosotros mismos porque creemos que hemos atacado la realidad y lo hemos conseguido, creemos que de alguna manera nos las hemos arreglado para separarnos de Dios y que hemos destruido la unidad del Cielo. Pensamos que en un ataque de resentimiento por no haber recibido un trato y un amor especial, hemos destruido nuestro Hogar y no podemos ya regresar nunca.

Estamos furiosos con nosotros mismos, pero incapaces de soportar la culpa por el odio a nosotros mismos, lo extendemos hacia fuera y lo desviamos a otros objetos que consideramos separados de nosotros mismos. La palabra usada para este desplazamiento de la ira es “proyección”. El ego dentro de nosotros está continuamente “maquinando”, buscando situaciones sobre las que proyectar la ira con aparente justificación, para convencer a nuestra mente de que la causa de la ira está afuera, y no adentro.

Cada llamarada de ira, desde la más ligera irritación hasta la rabia más desenfrenada, todas son síntomas de este odio contra nosotros mismos, profundamente enterrado desde el nacimiento. Todas son lo mismo. Por eso el Curso nos aconseja que no aceptemos la ilusión de que el ataque está justificado según las circunstancias; y por ello nos pide que no consideremos nuestras ligeras irritaciones como demasiado pequeñas como para tomarlas en consideración. Al no hacer distinción entre “grados” de ira, estamos ayudándonos a entender que en la realidad todas son lo mismo e igualmente no justificadas.






TEXTO

VIII. El significado del juicio Final


1. Una de las maneras en que puedes corregir la confusión entre la magia y los milagros es recordando que tú no te creaste a ti mismo. 2Tiendes a olvidarte de esto cuando te vuelves egocén­trico, lo cual te coloca en una posición en la que es prácticamente inevitable creer en la magia. 3Tu voluntad de crear te fue dada por tu Creador, Quien estaba expresando esa misma Voluntad en Su creación. 4Puesto que la capacidad de crear reside en la mente, todo lo que creas es necesariamente una cuestión de voluntad. 5De ello se desprende también que lo que haces por tu cuenta es real para ti, mas no lo es en la Mente de Dios. 6Esta distinción básica conduce directamente al verdadero significado del Juicio Final.

2. El juicio Final es una de las ideas más atemorizantes de tu sis­tema de pensamiento. 2Eso se debe a que no entiendes lo que es. 3Juzgar no es un atributo de Dios. 4El Juicio Final se originó a raíz de la separación como uno de los muchos recursos de aprendizaje que se incluyeron en el plan general. 5Del mismo modo en que la separación abarcó un período de millones de años, así el juicio Final se extenderá por un período igualmente largo, o tal vez aún más largo. 6Su duración, no obstante, puede acortarse enorme­mente mediante los milagros, el recurso que acorta el tiempo, pero que no lo abole. 7Si un número suficiente de nosotros llega a alcanzar una mentalidad verdaderamente milagrosa, este proceso de acortar el tiempo puede llegar a ser virtualmente inconmensu­rable. 8Es esencial, no obstante, que te liberes a ti mismo del miedo cuanto antes, pues tienes que escapar del conflicto si es que has de llevar paz a otras mentes.

3. Por lo general, se considera al juicio Final como un proceso que Dios emprendió. 2Pero en realidad son mis hermanos quienes lo emprenderán con mi ayuda. 3El Juicio Final es la última curación, en vez de un reparto de castigos, por mucho que pienses que los castigos son merecidos. 4El castigo es un concepto completamente opuesto a la mentalidad recta, y el objetivo del juicio Final es restituirte tu mentalidad recta. 5Se podría decir que el juicio Final es un proceso de correcta evaluación. 6Significa simplemente que todos llegarán por fin a entender qué es lo que tiene valor y qué es lo que no lo tiene. 7Después de que esto ocurra, la capacidad para elegir podrá ser dirigida racionalmente. 8Pero hasta que no se haga esa distinción, las oscilaciones entre la voluntad libre y la aprisionada no podrán sino continuar.

4. El primer paso hacia la libertad comprende separar lo falso de lo verdadero. 2Éste es un proceso de separación en el sentido cons­tructivo de la palabra, y refleja el verdadero significado del Apo­calipsis. 3Al final cada cual contemplará sus propias creaciones y elegirá conservar sólo lo bueno, tal como Dios Mismo contempló lo que había creado y vio que era bueno. 4A partir de ahí, la mente podrá comenzar a contemplar sus propias creaciones con amor por razón del mérito que tienen. 5Al mismo tiempo, la mente repudiará inevitablemente sus creaciones falsas que, en ausencia de la creencia que las originó, dejarán de existir.

5. El término "Juicio Final" asusta no sólo porque ha sido proyec­tado sobre Dios, sino también por la asociación de la palabra "final" con la muerte. 2Éste es un ejemplo sobresaliente de la per­cepción invertida. 3Si se examina objetivamente el significado del juicio Final, queda muy claro que en realidad es el umbral de la vida. 4Nadie que viva atemorizado puede estar realmente vivo. 5No te puedes someter a ti mismo a tu propio juicio final porque tú no te creaste a ti mismo. 6Puedes, no obstante, aplicarlo signifi­cativamente, y en cualquier momento, a todo lo que has fabri­cado, y retener en la memoria sólo lo creativo y lo bueno. 7Eso es lo que tu mentalidad recta no puede sino dictar. 8El único propó­sito del tiempo es "darte tiempo" para alcanzar ese juicio, 9el cual no es otra cosa que el juicio perfecto con respecto a tus propias creaciones perfectas. 10Cuando todo lo que retengas en la memo­ria sea digno de amor, no habrá ninguna razón para que sigas teniendo miedo. 11Ése es tu papel en la Expiación.






No hay comentarios:

Publicar un comentario