DESPERTAR AL AMOR

domingo, 25 de enero de 2015

25 ENERO: No sé cuál es el propósito de nada.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS

LECCIÓN 25

No sé cuál es el propósito de nada.

1. Propósito es significado. 2La idea de hoy explica por qué nada de lo que ves tiene significado. 3No sabes para qué es. 4Por consi­guiente, no tiene significado para ti. 5Todo existe para tu benefi­cio. 6Para eso es para lo que es; ése es su propósito; ése es su significado. 7Al reconocer esto, tus objetivos se unifican. 8Al reco­nocer esto, lo que ves cobra significado.

2. Tú percibes al mundo y a todo lo que éste contiene como signi­ficativo desde el punto de vista de los objetivos del ego. 2Éstos objetivos no tienen nada que ver con lo que más te conviene, ya que tú no eres el ego. 3Esta falsa identificación no te permite entender cuál es el propósito de nada. 4Consecuentemente, no puedes sino hacer un uso indebido de ello. 5Cuando creas esto, te esforzarás por retirar los objetivos que le has asignado al mundo, en vez de intentar reforzarlos.

3. Otra forma de describir los objetivos que ahora percibes es decir que sólo tienen que ver con tus intereses "personales" . 2Pero puesto que no tienes intereses personales, tus objetivos en reali­dad no guardan ninguna relación con nada. 3Al abrigarlos, por lo tanto, no estás abrigando ningún objetivo en absoluto. 4Por consi­guiente, no sabes cuál es el propósito de nada.

4. Antes de que puedas entender los ejercicios, es necesario un pensamiento adicional. 2En los niveles más superficiales recono­ces el propósito de todas las cosas. 3Sin embargo, el propósito de algo no se puede entender en esos niveles. 4Por ejemplo, entien­des que el propósito de un teléfono es hablar con alguien que no se encuentra físicamente en tu proximidad inmediata. 5Lo que no comprendes es para qué quieres ponerte en contacto con él. 6Y es eso lo que hace que tu contacto con él sea o no significativo.

5. Es fundamental para tu aprendizaje que estés dispuesto a renunciar a los objetivos que le has adjudicado a todas las cosas. 2Reconocer que dichos objetivos no tienen sentido, en vez de con­siderarlos como "buenos" o "malos"; es la única manera de lo­grarlo. 3La idea de hoy es un paso en esa dirección.

6. Hoy se requieren seis sesiones de práctica, cada una de dos mi­nutos de duración. 2Comienza cada sesión repitiendo la idea de hoy lentamente; luego mira a tu alrededor y deja que tu mirada se pose sobre cualquier cosa que te llame la atención, esté lejos o cerca, sea "importante" o "nimia", "humana" o "no humana". 3Mientras tus ojos descansan sobre cada objeto así seleccionado, di,por ejemplo:


4No sé para qué es esa silla.

5No sé para qué es ese lápiz.
6No sé para qué es esta mano.

Dilo lentamente, sin apartar los ojos del objeto hasta que hayas terminado la frase. 8Pasa luego al siguiente y aplica la idea de hoy de la misma manera.




Instrucciones para la práctica

Propósito: Empezar a aprender que los propósitos que le asignas a las cosas no significan nada. Esto te ayudará a abandonar esos propósitos.

Ejercicio: 6 veces, de dos minutos de duración. 

  • Repite la idea lentamente. Luego mira a tu alrededor y deja que tu mirada se pose sobre cada cosa que llame tu atención. Mantén la mirada mientras dices lentamente: “No sé para qué es esa____”. 
  • Luego pasa al siguiente objeto. No hagas distinciones entre las cosas que estén cerca o lejos, que consideres importantes o sin importancia, humanas o no humanas.

Observaciones: Al mirar a un objeto y repetir la idea, puede que te vuelvas consciente de que ves ese objeto como que existe para servir tus necesidades personales. Esto incluye tanto los objetos inanimados como los animados, tales como los cuerpos humanos. Vemos todo a nuestro alrededor como que tiene el propósito de servir a nuestro ser separado. Ése no puede ser su verdadero propósito.

Comentario

¿Te has dado cuenta de que se está acelerando la marcha de las prácticas recomendadas? Ayer pasamos de 5 prácticas de un minuto a 5 prácticas de dos minutos. Hoy las aumentamos a 6 prácticas de dos minutos, ¿Cuántos de nosotros estamos haciendo serios esfuerzos para seguir estas instrucciones? Recuerda que la Introducción dijo que no se nos pide que creamos en las ideas, ni que las aceptemos, ni que las recibamos con agrado, incluso si nos resistimos a ellas no importa. Todo lo que se pide es que “las usemos” (L.In.9:5), “que las apliques tal como se te indique” (L.In.8:3). Nada más que eso se requiere para que sean efectivas. Pero aplicarlas tal como se indica es necesario, si queremos que tengan efecto en nuestra vida.

No sabemos cuál es el propósito de nada. La pregunta a la que apunta la idea de hoy es "¿Para qué es esto?" Esta lección contesta la pregunta “Todo existe para tu beneficio” (1:5), una referencia clara a la idea de ayer: “No percibo lo que más me conviene”. ¿Qué es lo que más me conviene? Todo.

Nosotros no sabemos eso y tampoco nos lo creemos. Valoramos todo según lo bien que sirve a “los propósitos de nuestro ego” (2:1), y puesto que "tu no eres el ego" (2:2), no puede darnos una idea de lo que más nos conviene. Estamos escogiendo las cosas que apoyan a nuestro ego, que no es nuestro Ser y, por lo tanto, lo que estamos haciendo es debilitando nuestro verdadero Ser. (Esa frase “tú no eres el ego” es muy importante, es algo de lo que no nos daríamos cuenta si no se nos dijera.)


Miramos al mundo desde la perspectiva del ego y, literalmente, "asignamos" propósitos a las cosas, propósitos para apoyar a nuestro ego. Cuando las cosas no se ajustan a nuestras expectativas, nos disgustamos. Todas nuestras metas tiene relación con intereses “personales” (3:1). Sin embargo, "Puesto que no tienes intereses personales, tus objetivos en realidad no guardan relación con nada” (3:2). Realmente no tenemos intereses personales porque la “persona” en la que pensamos cuando utilizamos esas palabras no es real. No tenemos metas reales que no compartamos con todas las cosas vivientes, porque todas las cosas vivientes están conectadas, y el compartir es lo que hace que las metas sean reales. Las metas compartidas reconocen la realidad de quién somos. Las metas del ego, no. Por eso, estamos tan confundidos acerca de para qué son las cosas.

La lección señala que, en el nivel superficial, no sabemos cuál es el propósito de las cosas, sabemos que el teléfono es para hablar con alguien que no está presente físicamente. “Sin embargo, el propósito de algo no se puede entender en esos niveles” (4:3). Por ejemplo, no entendemos por qué queremos ponernos en contacto con alguien a través del teléfono.

Podemos pensar que lo sabemos.

Puede que llames a la librería a comprar un libro. Pero, ¿Por qué quieres el libro? ¿Por qué llamar ahora, en este preciso momento? Hay un propósito más profundo en todo, que no entendemos, y que tampoco podemos entenderlo mientras creamos que las metas de las que somos conscientes son las metas reales. Tenemos que “estar dispuestos a renunciar a los objetivos que hemos adjudicado a todas las cosas” (5:1).
Toda la base de nuestro juicio está equivocada porque se asienta en la idea de que hay "cosas" fuera de nosotros que son diferentes de nosotros. No hay nada fuera de nosotros, todo forma parte de nosotros. Mientras partamos de esa base falsa, nuestras metas serán erróneas y nuestros juicios estarán equivocados.

Me parece muy útil recordar que no sé cuál es el significado de nada y que no sé cuál es el propósito de nada. Una llamada de teléfono puede damos "malas noticias", pero puedo decir: "No sé cual es el propósito de esta llamada de teléfono, no sé cuál es el propósito de esta situación, y por lo tanto no puedo juzgarla".

El Curso insiste en nuestra total ignorancia. “Tu confusión entre tu verdadera creación y lo que has hecho de ti mismo es tan grande que se te ha hecho literalmente imposible saber nada" (T.3.V.3:2). Es muy rotundo, ¿verdad? "Literalmente imposible". Esto no es un modo de hablar. Está claro que, si literalmente no sabes nada, no puedes juzgar.

Puesto que pensamos que somos el ego, no podemos saber nada. Nuestra creencia en nuestra identidad como seres separados, dentro de cuerpos, es una creencia central detrás de cada uno de nuestros pensamientos. Juzgamos todo según los propósitos del ego (L.25.2:1). Incluso antes de que empecemos a evaluar lo que algo significa, damos por sentado que sea lo que sea y cualquiera que sea su significado, no es parte de nosotros, es otro. Desde esa base, no podemos saber o entender nada, porque no es otro. Es parte de nosotros.

Desde la cuna un bebé pasa por el proceso de aprender que su pie o su mano forman parte de él. Al comienzo el bebé no sabe esto. Puedes observar al bebé tratando a veces al pie como si fuera un objeto extraño.

Todos somos exactamente iguales a ese bebé, porque no reconocemos partes de nosotros mismos cuando las vemos, pensamos que son otra cosa. Debido a que pensamos que son otra cosa, somos incapaces de hacer juicios que tengan sentido. Nuestros juicios son exagerados, inexactos, y están tan lejos de la realidad que son ridículos.

Olvidémonos de nuestras propias ideas acerca del propósito del mundo. Pues no lo sabemos. (T.31.I.12.2-3)

Si no sabemos cual es el propósito de algo, ¡no podemos juzgarlo! No podemos valorar si está o no cumpliendo su propósito, porque no sabemos cuál es su propósito.
No se nos pide que adquiramos todo este conocimiento que nos falta, lo que se nos pide es que nos aquietemos y que recordemos lo poco que sabemos (T.31.II.6:4). El Texto nos dice que no hay afirmación que el mundo tema oír más que ésta:

No sé lo que soy, por lo 1anto, no sé lo que estoy haciendo, dónde me encuentro, ni cómo considerar al mundo o a mí mismo. (T.31.V.17:7)

Continúa diciendo que esta lección es donde nace la salvación. Aquí es donde empieza nuestro aprendizaje: admitiendo que somos incapaces de juzgar. ¡No sabemos todas estas cosas! Reconocer nuestra ignorancia es el nacimiento de la salvación porque mientras no admitamos que no sabemos, no pediremos ayuda. Mientras pensemos que sabemos, estamos bloqueando el verdadero conocimiento.

Los niños reconocen que no entienden lo que perciben y, por lo tanto, preguntan cuál es su significado. No cometas la equivocación de creer que entiendes lo que percibes, pues su significado se te escapa… Sin embargo, mientras creas que sabes cuál es el significado de lo que percibes, no verás la necesidad de preguntárselo a Él.


No sabes cuál es el significado de nada de lo que percibes. Ni uno solo de los pensamientos que albergas es completamente verdadero. Reconocer esto sienta las bases para un buen comienzo. (T.11.VIII.2:2-3,5; 3:1-3)




TEXTO


IV. El error y el ego


1.  Las capacidades que ahora posees no son sino sombras de tu verdadera fuerza. 2Todas las funciones que ahora tienes están divididas y son susceptibles de ser cuestionadas y puestas en duda. 3Esto se debe a que no tienes certeza acerca de cómo vas a usarlas, y, por consiguiente, el conocimiento queda vedado para ti. 4Y éste te está asimismo vedado porque todavía percibes sin amor. 5Antes de que la separación introdujese las nociones de gra­dos, aspectos e intervalos, la percepción no existía. 6El espíritu no tiene niveles, y todo conflicto surge como consecuencia del con­cepto de niveles. 7Sólo los Niveles de la Trinidad gozan de Uni­dad. 8Los niveles creados por la separación no pueden sino estar en conflicto. 9Ello se debe a que ninguno de ellos significa nada para los demás.

2. La conciencia -el nivel de la percepción- fue la primera divi­sión que se introdujo en la mente después de la separación, con­virtiendo a la mente de esta manera en un instrumento preceptor en vez de en un instrumento creador. 2La conciencia ha sido correc­tamente identificada como perteneciente al ámbito del ego. 3El ego es un intento erróneo de la mente de percibirte tal como deseas ser, en vez de como realmente eres. 4Sin embargo, sólo te puedes conocer a ti mismo como realmente eres, ya que de eso es de lo único que puedes estar seguro. 5Todo lo demás es cuestionable.

3. El ego es el aspecto inquisitivo del ser que surgió después de la separación, el cual fue fabricado en vez de creado. 2Es capaz de hacer preguntas, pero no de percibir respuestas significativas, ya que éstas entrañan conocimiento y no se pueden percibir. 3La mente está, por consiguiente, confusa porque sólo la Mentalidad­-Uno está exenta de confusión. 4Una mente separada o dividida no puede sino estar confundida. 5Tiene necesariamente que sentirse incierta acerca de lo que es. 6Y no puede sino estar en conflicto, puesto que está en desacuerdo consigo misma. 7Esto hace que sus aspectos sean extraños entre sí, y ésta es la esencia de la condición propensa al miedo en la que el ataque siempre tiene cabida. 8Tal como te percibes tienes todas las razones del mundo para sentirte atemorizado. 9De ahí que no te puedas liberar del miedo hasta que no te des cuenta, no sólo de que no te creaste a ti mismo, sino de que tampoco habrías podido hacerlo. 10Nunca podrás hacer que tus percepciones falsas sean verdaderas, y tu creación no se ve afectada en modo alguno por tu error. 11Por eso es por lo que, en última instancia, tienes que optar por subsanar la separación.

4. No se debe confundir a la mente que goza de conocimiento con la mentalidad recta, ya que sólo esta última está vinculada a la percepción verdadera. 2Puedes tener una mentalidad recta o una mentalidad errada, y aun esto es cuestión de grados, lo cual demuestra claramente que ninguna de ellas tiene nada que ver con el conocimiento. 3El término "mentalidad recta" se debe entender como aquello que corrige la "mentalidad errada", y se refiere al estado mental que induce a una percepción fidedigna. 4Es un estado de mentalidad milagrosa porque sana la percep­ción errónea, lo cual es ciertamente un milagro en vista de como te percibes a ti mismo.

5. La percepción siempre entraña algún uso inadecuado de la mente, puesto que la lleva a áreas de incertidumbre. 2La mente es muy activa. 3Cuando elige estar separada, elige percibir. 4Hasta ese momento su voluntad es únicamente gozar de conocimiento. 5Una vez que ha elegido percibir, no puede sino elegir ambigua­mente, y la única forma de escaparse de la ambigüedad es me­diante una percepción clara. 6La mente retorna a su verdadera función únicamente cuando su voluntad es gozar de conoci­miento. 7Esto la pone al servicio del espíritu, donde la percepción cambia. 8La mente elige dividirse a sí misma cuando elige inven­tar sus propios niveles. 9Pero no puede separarse completamente del espíritu, ya que de éste es de donde deriva todo su poder para fabricar o para crear. 10Aun en la creación falsa la mente está afir­mando su Origen, pues, de otro modo, simplemente dejaría de existir. 11Esto último, no obstante, es imposible, ya que la mente le pertenece al espíritu que Dios creó, y que, por lo tanto, es eterno.

6. La capacidad de percibir hizo que el cuerpo fuese posible, ya que tienes que percibir algo y percibirlo con algo. 2Por eso es por lo que la percepción siempre entraña un intercambio o interpreta­ción que el conocimiento no requiere. 3La función interpretativa de la percepción, que es una forma de creación distorsionada, te permitió entonces llegar a la conclusión de que tú eres tu cuerpo, en un intento de escapar del conflicto que tú mismo habías provo­cado. 4El espíritu, que goza de absoluto conocimiento, no pudo avenirse a esta pérdida de poder, ya que es incapaz de albergar oscuridad. 5Esto hizo que el espíritu fuese casi inaccesible a la mente y completamente inaccesible al cuerpo. 6A partir de ahí, se percibió al espíritu como una amenaza, puesto que la luz disipa la oscuridad al mostrarte simplemente que ésta no se encuentra ahí. 7La verdad siempre prevalecerá sobre el error de este modo. 8No puede ser éste un proceso activo de corrección porque, como ya he puesto de relieve, el conocimiento no hace nada. 9Puede ser percibido como un agresor, pero no puede atacar. 10Lo que tú per­cibes como su ataque es tu propio vago reconocimiento de que el conocimiento siempre se puede recordar, al no haber sido jamás destruido.

7. Dios y Sus creaciones permanecen a salvo, y saben, por lo tanto, que no existe ninguna creación falsa. 2La verdad no puede lidiar con los errores que tú deseas conservar. 3Yo fui un hombre que recordó al espíritu y su conocimiento. 4Como hombre no traté de contrarrestar los errores con el conocimiento, sino de corregir el error de raíz. 5Demostré tanto la impotencia del cuerpo como el poder de la mente. 6Al unir mi voluntad con la de mi Creador, recordé naturalmente al espíritu y su verdadero propósito. 7Yo no puedo unir tu voluntad a la de Dios por ti, pero puedo borrar todas las percepciones falsas de tu mente si la pones bajo mi tutela. 8Sólo tus percepciones falsas se interponen en tu camino. 9Sin ellas, no hay duda de la alternativa que elegirías. 10Pues una percepción sana induce a una elección sana. 11No puedo elegir por ti, pero puedo ayudarte a que elijas correctamente. 12"Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos" debería rezar: "Todos son llamados, pero son pocos los que eligen escuchar." 13Por lo tanto, no eligen correctamente. 14Los "escogidos" son sencillamente los que eligen correctamente más pronto. 15Las mentes sanas pueden hacer esto ahora, y al hacerlo hallarán descanso para sus almas. 16Dios te conoce sólo en paz, y ésa es tu única realidad.



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