DESPERTAR AL AMOR

lunes, 5 de enero de 2015

5 ENERO: Nunca estoy disgustado por la razón que creo.

AUDIOLIBRO

 

EJERCICIOS 

 

LECCIÓN 5


Nunca estoy disgustado por la razón que creo.


1.  Esta idea, al igual que la anterior, puede aplicarse a cualquier persona, situación o acontecimiento que creas que te está cau­sando dolor. 2Aplícala específicamente a lo que, según tú, es la causa de tu disgusto, y usa, para describir el sentimiento, el tér­mino que te parezca más preciso. 3El disgusto puede manifes­tarse en forma de miedo, preocupación, depresión, ansiedad, ira, odio, celos o un sinnúmero de otras formas, y cada una de ellas se percibirá como algo diferente. 4Mas no es cierto que sean dife­rentes. 5Sin embargo, hasta que aprendas que la forma no importa, cada una de ellas constituirá materia apropiada para los ejercicios de hoy. 6Aplicar la misma idea a cada una de ellas por separado es el primer paso que te lleva a reconocer finalmente que todas ellas son lo mismo.

2. Al aplicar la idea de hoy a lo que percibas como la causa espe­cífica de cualquier forma de disgusto, usa el nombre del disgusto de que se trate, así como la causa que le atribuyes. 2Por ejemplo:

3No estoy enfadado con ______ por la razón que creo.
4No tengo miedo de _____    por la razón que creo.

3. Pero una vez más, esto no debe sustituir a las sesiones de práctica en las que primero examinas tu mente en busca de lo que crees son las "causas" del disgusto, y las formas de disgusto que, según tú, resultan de ellas.

4. En estos ejercicios, incluso más que en los anteriores, es posible que te resulte más difícil ser imparcial y evitar concederles más importancia a unos temas que a otros. 2Tal vez te resulte útil encabezar los ejercicios con la siguiente afirmación:

3No hay disgustos pequeños. 4Todos perturban mi paz mental por igual.

5. Luego busca en tu mente cualquier cosa que te esté afligiendo, independientemente de si te está afligiendo poco o mucho.

6. Es posible también que te sientas menos dispuesto a aplicar la idea de hoy a algunas de las causas de los disgustos que percibes que a otras. 2De ocurrir eso, piensa en primer lugar en lo siguiente: 

                3No puedo conservar esta forma de disgusto y al mismo tiempo desprenderme de las demás.
            4Para los efectos de estos ejerci­cios, pues, las consideraré a todas como si fuesen iguales.

7. Escudriña luego tu mente durante un minuto más o menos y trata de identificar las diferentes formas de disgustos que te estén perturbando, haciendo caso omiso de la relativa importancia que tal vez les atribuyas. 2Aplica la idea de hoy a cada una de ellas, usando el nombre de la causa del disgusto tal como la percibas, y el del sentimiento tal como lo experimentes.  

 
3Los siguientes son ejemplos adicionales:
4No estoy preocupado acerca de _____ por la razón que creo.
5No estoy deprimido acerca de _____ por la razón que creo. 

6Tres o cuatro veces al día será suficiente.



Instrucciones para la práctica

Propósito: Enseñarte que la causa de tu disgusto no es la situación, la persona o el acontecimiento externo que tú crees. Enseñarte también que tus emociones negativas no son diferentes unas de otras.

Ejercicio: Tres o cuatro veces, de un minuto. Puedes empezar diciendo: “No hay disgustos pequeños. Todos perturban mi paz mental por igual”. Esto está planeado para corregir tu tendencia a descartar algunos disgustos como demasiado insignificantes como para ocuparte de ellos. Durante un minuto o así, busca en tu mente cualquier persona, situación o acontecimiento que te estén afligiendo, por muy ligeramente que sea. Luego aplica la idea sin distinciones a cada una de ellas, diciendo: “No estoy (enfadado, preocupado, deprimido, etc.) por (causa del disgusto) por la razón que creo”. Si quieres quedarte con algunos disgustos porque parecen justificados, di: “No puedo conservar esta forma de disgusto y al mismo tiempo desprenderme de las demás. Para los efectos de estos ejercicios, pues, las consideraré a todas como si fuesen iguales”.

Respuesta a la tentación: Voluntaria.
Además de los periodos de práctica formal, durante el día utiliza libremente la idea a cualquier disgusto que estés experimentando, como un modo de recuperar tu paz mental. Di: “No estoy (enfadado, preocupado, deprimido, etc.) por (causa del disgusto) por la razón que creo”.

Comentario

Para mí, esta lección es una de las herramientas más útiles para sacudir y liberar mi viejo y gastado modo habitual de pensar. “Esta lección, al igual que la anterior, puede aplicarse a cualquier persona, situación o acontecimiento que creas que te está causando dolor” (1:1). Hoy intenta recordar la idea cuando te disgustes, por la razón que sea: ese conductor lento en la carretera justo delante de ti, cuando alguien te ensucia el suelo que acabas de fregar o te rompe tu plato favorito. “Nunca estoy disgustado por la razón que creo”.

Date cuenta de que la lección no identifica cuál es la razón por la que estás disgustado. Eso viene más adelante. Pues ahora el Curso simplemente está intentando deshacer tu creencia deque sabes qué es lo que te está disgustando. Date cuenta también de que no te pide que no estés disgustado. La lección no te pide que estés sin sentimientos negativos como: miedo, preocupación, depresión, ansiedad, ira, odio, celos… (1:3), simplemente te pide que reconozcas que esos sentimientos no los estás experimentando por la razón que crees. Sí, por supuesto, la meta es abandonarlos todos. Pero para hacer eso, tenemos que romper la creencia de que esos sentimientos son cosas distintas con causas distintas… Todos ellos proceden de la misma causa, todos ellos son significados que nosotros proyectamos sobre el mundo que vemos.

Estas 5 primeras lecciones han sido duras, si piensas en ellas. La Lección 1 era sobre abandonar lo que veo. La Lección 2, sobre abandonar mis juicios sobre el significado. La Lección 3, sobre renunciar a mi comprensión. La Lección 4, sobre abandonar mis pensamientos. Y esta Lección, la 5, me lleva a abandonar todo mi sistema de pensamiento, la causa de todos mis disgustos.




TEXTO


III. La Expiación y los milagros


1. Yo estoy a cargo del proceso de Expiación, que emprendí para darle comienzo. 2Cuando le ofreces un milagro a cualquiera de mis hermanos, te lo ofreces a ti mismo y me lo ofreces a mí. 3La razón por la que te lo ofreces a ti mismo primero es porque yo no necesito milagros para mi propia Expiación, pero estoy detrás de ti por si fracasas temporalmente. 4Mi papel en la Expiación es can­celar todos los errores que de otro modo tú no podrías corregir. 5Cuando se te haya restituido la conciencia de tu estado original pasarás naturalmente a formar parte de la Expiación. 6A medida que compartas conmigo mi renuencia a aceptar error alguno en ti o en los demás, te unirás a la gran cruzada para corregirlos. Escu­cha mi voz, aprende a deshacerlos y haz todo lo necesario por corregirlos. 7Tienes el poder de obrar milagros. 8Yo proveeré las oportunidades para obrarlos, pero tú debes estar listo y dispuesto. 9El obrarlos trae consigo convicción en la capacidad, ya que la convicción llega con el logro. 10La capacidad es el potencial, el lograrlos es su expresión, y la Expiación -la profesión natural de los Hijos de Dios- es el propósito.

2. "El Cielo y la tierra pasarán" significa que no continuarán exis­tiendo como estados separados. 2Mi palabra, que es la resurrec­ción y la vida, no pasará porque la vida es eterna. 3Tú eres la obra de Dios, y Su obra es totalmente digna de amor y totalmente amo­rosa. 4Así es como el hombre debiera pensar de sí mismo en su corazón, pues eso es lo que realmente es.

3. Los perdonados son el medio de la Expiación. 2Al estar infundi­dos por el espíritu, perdonan a su vez. 3Aquellos que han sido liberados deben unirse para liberar a sus hermanos, pues ése es el plan de la Expiación. 4Los milagros son el medio a través del cual las mentes que sirven al Espíritu Santo se unen a mí para la salva­ción o liberación de todas las creaciones de Dios.

4. Yo soy el único que puede obrar milagros imparcialmente por­que yo soy la Expiación. 2Tú tienes un papel en la Expiación que yo te dictaré. 3Pregúntame qué milagros debes llevar a cabo. 4Ello te ahorrará esfuerzos innecesarios porque estarás actuando bajo comunicación directa. 5La naturaleza impersonal del milagro es una característica esencial del mismo, ya que me permite dirigir su aplicación, y bajo mi dirección los milagros conducen a la expe­riencia altamente personal de la revelación. 6Un guía no controla, pero sí dirige, dejando a tu discreción el que le sigas o no. 7No nos dejes caer en la tentación” significa: "Reconoce tus errores y elige abandonarlos siguiendo mi dirección."

5. El error no puede amenazar realmente a la verdad, la cual siem­pre puede resistirlo. 2En realidad, sólo el error es vulnerable. 3Eres libre de establecer tu reino donde mejor te parezca, pero no pue­des sino elegir acertadamente si recuerdas esto:

4El espíritu está eternamente en estado de gracia.
5Tu realidad es únicamente espíritu.
6Por lo tanto, estás eternamente en estado de gracia.

7Desde este punto de vista, la Expiación deshace todos los erro­res, y de esta forma extirpa las raíces del temor. 8Cada vez que experimentas las palabras tranquilizadoras de Dios como una amenaza, es siempre porque estás defendiendo una lealtad mal situada o desencaminada. 9Al proyectar eso sobre otros los aprisionas, pero sólo en la medida en que refuerzas los errores que ellos ya han cometido. 10Eso los hace vulnerables a las distor­siones de los demás, ya que la percepción que tienen de sí mis­mos está distorsionada. 11El que obra milagros tan sólo puede bendecirlos, lo cual desvanece sus distorsiones y los libera de su prisión.

6. Respondes a lo que percibes, y tal como percibas así te compor­tarás. 2La Regla de Oro te pide que te comportes con los demás como tú quisieras que ellos se comportasen contigo. 3Esto signi­fica que tanto la percepción que tienes de ti como la que tienes de ellos debe ser fidedigna. 4La Regla de Oro es la norma del com­portamiento apropiado. 5Tú no puedes comportarte de manera apropiada a menos que percibas correctamente. 6Dado que tú y tu prójimo sois miembros de una misma familia en la que gozáis de igual rango, tal como te percibas a ti mismo y tal como lo percibas a él así te comportarás contigo mismo y con él. 7Debes mirar desde la percepción de tu propia santidad a la santidad de los demás.

7. Los milagros se dan en la mente que está lista para ellos. 2Dicha mente, al estar unida, se extiende a todos aun cuando el que obra milagros no se dé cuenta de ello. 3La naturaleza impersonal del milagro se debe a que la Expiación en sí es una, lo cual une a todo lo creado con su Creador. 4Como expresión de lo que verdaderamente eres, el milagro sitúa a la mente en un estado de gracia. 5La mente, entonces, naturalmente da la bienvenida tanto al Huésped interno como al desconocido externo. 6Al invitar adentro al desco­nocido, éste se convierte en tu hermano.


8. El hecho de que el milagro pueda tener efectos en tus herma­nos de los que ni siquiera eres consciente no debe preocuparte. 2El milagro siempre te bendecirá. 3Los milagros que no se te ha pedido que hagas no dejan de tener valor. 4Siguen siendo expre­siones de tu estado de gracia, pero dado mi absoluto conoci­miento del plan en su totalidad, yo debo controlar su ejecución. 5La naturaleza impersonal de la mentalidad milagrosa asegura tu gracia, pero sólo yo estoy en posición de saber dónde pueden concederse.


9. Los milagros son selectivos únicamente en el sentido de que se canalizan hacia aquellos que los pueden usar en beneficio propio. 2Puesto que esto hace que sea inevitable el que los extiendan a otros, se suelda una fuerte cadena de Expiación. 3Esta selectivi­dad, sin embargo, no toma en cuenta la magnitud del milagro mismo, ya que el concepto de tamaño existe en un plano que de por sí es irreal. 4Dado que el milagro tiene como objeto restablecer la conciencia de la realidad, no sería eficaz si estuviese limi­tado por las leyes que gobiernan el error que tiene como objeto corregir.


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