DESPERTAR AL AMOR

sábado, 27 de mayo de 2017

27 MAYO: CUARTO REPASO: Repaso de las lecciones 133 y 134

AUDIOLIBRO 


 

EJERCICIOS


LECCION 147 

Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.



(133) No le daré ningún valor a lo que no lo tiene.
(134) Permítaseme poder percibir el perdón tal como es. 


Instrucciones para la práctica
Propósito: Prepararnos para la segunda parte del Libro de Ejercicios (que no empieza hasta dentro de ochenta lecciones). El siguiente repaso (Quinto Repaso) habla de esta misma preparación. El Libro de Ejercicios parece dar por sentado que ya hemos pasado la peor parte (ver, por ejemplo, L.122.10:2), y que ahora, con mucha menos resistencia, podemos poner toda la atención en prepararnos para la cumbre del Libro de Ejercicios: la Segunda Parte.

Más largo: 2 (al principio y al final del día), durante siete minutos aproximadamente
.
Primero, pasa cinco minutos pensando en la idea central de este repaso: “Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios”. Acalla tu mente, y repite la idea una y otra vez, muy lentamente, poniendo toda tu atención en su significado. Deja que despeje y sustituya a toda tu habitual manera de pensar. Tus pensamientos habituales (como explican los párrafos 3 y 4) son realmente faltas de perdón disfrazadas. Puesto que estos pensamientos no son de Dios, ocultan la verdad de que tu mente alberga sólo lo que piensas con Dios. Al apartarlos y pensar sólo este pensamiento del Curso, entras en contacto con tu verdadero estado mental, en el que sólo piensa los Pensamientos de Dios. Esto te preparará para un día que refleja ese estado verdadero, en el que los pensamientos que se te ocurren proceden de Dios (ver 6:1-2).

Si tus pensamientos habituales intentan meterse por medio, elimínalos con el pensamiento central. Una sugerencia para estos momentos es usar las imágenes de 4:3. Imagina que tu mente es el océano. Poner uno de tus pensamientos habituales en tu mente es como un niño arrojando un palo al agua. ¿Cómo puede eso cambiar los grandes ritmos del océano (las mareas, el sol calentando el agua, la luna reflejándose sobre la superficie)? ¿Cómo puede eso cambiar los grandes pensamientos que compartes con Dios?
Después de estos cinco minutos, pasa a la segunda fase de la práctica. Lee las dos ideas del repaso, cierra los ojos, y repítelas mentalmente para tus adentros (muy, muy lentamente). Dios ha puesto un regalo dentro de cada palabra. Deja que tu mente reciba ese regalo. “Deja que cada palabra refulja con el significado que Dios le ha dado” (7:4). Recibe el pensamiento que Él ha puesto ahí para ti, pues ese recibir es el verdadero estado de tu mente.

El propósito de la primera fase de la práctica es prepararte para esta segunda fase. Al pasar cinco minutos con el pensamiento de Dios, te preparas a ti mismo para ver en las dos ideas únicamente el significado que Dios les ha dado.

Observaciones: Por la noche, repite la misma práctica. Date cuenta de que el pensamiento central ha hecho “de ese día una ocasión especial de bendición” (9:3), tanto para ti como para el mundo, debido a tu práctica llena de fe. Date cuenta también de que duermes rodeada con la gratitud de Dios por tu práctica. Pues ahora estás aprendiendo a reclamar la herencia que Dios te dio.

Más corto: Cada hora, durante un momento de silencio y quietud.
Esta es una pequeña versión de la práctica de la mañana y de la noche. Pasa un momento de quietud y silencio con el pensamiento central, y luego repite las dos ideas del repaso, lentamente, dándote tiempo para ver los preciosos regalos de significado que Dios ha puesto en ellas para ti.

Comentario

Que hoy mire a las cosas que considero valiosas y cambie mi opinión de todas ellas. ¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Qué estoy valorando en ello? Las cosas que considero valiosas a menudo son tonterías si las examino. Por ejemplo, cuando empiezo a sentir la satisfactoria calidez de una verdadera intimidad en una relación, nada parece merecer la pena de terminar esa calidez. Recuerdo haber leído acerca de una iglesia fundamentalista que se dividió por el tema de si era pecado o no enchufar una guitarra eléctrica. Me pregunté: ¿Cómo es posible valorar algo como eso tanto como para apartar de tu corazón a personas que una vez fueron amigos muy cercanos? Así pues, muchas relaciones se rompen por temas que parecen igual de insignificantes.

El perdón ve que nada merece la pena de apartar de mi corazón a un Hijo de Dios. Tenemos tantas prioridades en nuestra consciencia, cosas que consideramos más importantes que el amor, más importantes que la unidad, más importantes que nuestra propia paz mental. ¿He llegado ya a valorar la paz mental por encima de todas las cosas? ¿He llegado al punto en el que todo lo que impida que el amor se extienda a través de mí es rápidamente eliminado?

Necesitamos hacernos conscientes de la causa de nuestro sufrimiento. Nos duele cerrar nuestro corazón. Nos duele negarnos a perdonar, darle vueltas en la mente a las ofensas cometidas contra nosotros y negarnos a abandonarlas. “El amor no abriga resentimientos” (L.68, encabezamiento). El perdón es un regalo para mí mismo, es una liberación de mi propio dolor. ¿Qué valoro por encima del libre fluir del amor, la calidez de la unión con mis hermanos? Que elija no valorar por más tiempo esas cosas que no tienen ningún valor, y que elija perdonar.

Que hoy dedique cinco minutos por la mañana, y cinco minutos por la noche, a abrir mi mente y despejarla de todos los pensamientos engañosos (L.rIV.In.5:2). Que aparte a un lado todos los valores menores, y que recuerde que mi mente alberga los mismos pensamientos que Dios. Que valore este pensamiento por encima de todo. Que me alegre de que mi mente y la Mente de Dios están de acuerdo, y que me dé cuenta de esta unión de mi mente con la de Dios, este compartir Sus pensamientos, esto es todo lo que es verdaderamente valioso.


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