DESPERTAR AL AMOR

viernes, 11 de mayo de 2018

11 MAYO: Nadie que se proponga alcanzar la verdad puede fracasar.

 
AUDIOLIBRO




EJERCICIOS


LECCION 131

Nadie que se proponga alcanzar la verdad puede fracasar.



1. El fracaso te acechará mientras persigas metas inalcanzables. 2Buscas la permanencia en lo pasajero, el amor donde éste no se encuentra, la seguridad en medio del peligro y la inmortalidad en las tinieblas del sueño de muerte. 3¿Quién puede triunfar cuando la contradicción es el marco de su búsqueda así como el lugar adonde va en busca de estabilidad?

2. Las metas que no tienen sentido son inalcanzables. 2No hay manera de alcanzarlas, pues los medios que empleas para ello están tan desprovistos de sentido como ellas mismas. ¿Quién puede esperar alcanzar algo valiéndose de medios tan desatina­dos? 4¿Adónde podrían conducirte?. 5¿Y qué pueden lograr que ofrezca alguna esperanza de ser real? 6Ir en pos de lo imaginario conduce a la muerte porque es la búsqueda de lo que no es nada, y mientras vas en pos de la vida estás clamando por la muerte. 7Quieres estar a salvo y tener seguridad, mientras que en tu cora­zón clamas por el peligro y por protección para el mísero sueño que urdiste.

3. No obstante, la búsqueda es inevitable aquí. 2Para eso viniste, y es indudable que harás lo que viniste a hacer. 3Pero el mundo no puede determinar la meta que debes perseguir, a menos que tú le otorgues ese poder. 4Y si esto es así, aún eres libre de elegir una meta que se encuentra más allá del mundo y de todo pensamiento mundano, y que procede de una idea que rechazaste, pero que aún recuerdas; una idea ancestral, pero a la vez nueva; un eco de un patrimonio olvidado, pero que encierra todo lo que realmente anhelas.

4. Alégrate de que tengas que buscar. 2Alégrate también de aprender que lo que andas buscando es el Cielo, y de que no puedes sino alcanzar la meta que realmente deseas. 3Nadie puede dejar de querer esta meta, ni nadie puede; en última ins­tancia, dejar de alcanzarla. 4El Hijo de Dios no puede buscar en vano, a pesar de que trata de demorarse, de engañarse a sí mismo y de pensar que lo que busca es el infierno. 5Cuando se equivoca, encuentra corrección. 6Cuando se extravía, se le conduce de nuevo a la tarea que le fue asignada.

5. Nadie permanece en el infierno, pues nadie puede abandonar a su Creador ni alterar en modo alguno Su perfecto, intemporal e inmutable Amor. 2Hallarás el Cielo. 3Cualquier otra cosa que bus­ques que no sea esto desaparecerá. 4Mas no porque se te vaya a quitar, 5sino porque realmente no la deseas. 6Alcanzarás la meta que realmente anhelas, y esto es tan seguro como que Dios te creó libre de pecado.

6. ¿Por qué esperar al Cielo? 2Se encuentra aquí hoy. 3El tiempo es la gran ilusión de que el Cielo se encuentra en el pasado o en el futuro. 4Mas esto no puede ser cierto si el Cielo es el lugar en el que la Voluntad de Dios dispone que Su Hijo esté. 5¿Cómo iba a ser que la Voluntad de Dios estuviese en el pasado o aún por cumplirse? 6Lo que Él dispone está aquí ahora mismo, sin pasado y completamente sin futuro, 7y tan alejado del tiempo como lo está una pequeña vela de una estrella distante, o lo que elegiste de lo que realmente deseas.

7. El Cielo sigue siendo la única alternativa a este extraño mundo que construiste y a todas sus idiosincrasias; a sus patrones cam­biantes y metas inciertas; a sus dolorosos placeres y trágicas ale­grías. 2Dios no creó contradicciones. 3Aquello que niega su propia existencia y se ataca a sí mismo .no es parte de Él. 4Dios no creó dos mentes, de las que el Cielo es el grato efecto de una, y la tierra, lo opuesto al Cielo desde cualquier punto de vista, el lamentable resultado de la otra.

8. Dios no está en conflicto, 2ni Su creación está dividida en dos. 3¿Cómo iba a ser posible que Su Hijo estuviese en el infierno, cuando Dios Mismo lo ubicó en el Cielo? 4¿Cómo podría él perder lo que la Voluntad Eterna le ha dado para que sea su morada para siempre? 5No sigamos tratando de imponer una voluntad ajena al único propósito de Dios. 6Él está aquí porque ésa es Su Voluntad, y lo que Su Voluntad dispone se encuentra aquí ahora, más allá del alcance del tiempo.

9. Hoy no elegiremos una paradoja en lugar de la verdad. 2¿Cómo iba a poder el Hijo de Dios concebir el tiempo para que anulase la Voluntad de Dios? 3Al hacer eso, niega lo que él mismo es y con­tradice lo que no tiene opuestos. 4Cree haber hecho un infierno en contraposición al Cielo y morar en un lugar que no existe, mien­tras que el Cielo es el lugar que no puede encontrar.

10. Deja hoy atrás esos pensamientos tan absurdos y haz que tu mente se vuelva receptiva a ideas verdaderas. 2Nadie que se pro­ponga alcanzar la verdad puede fracasar, y es la verdad lo que nos proponemos alcanzar hoy. 3Dedicaremos diez minutos a este objetivo en tres ocasiones hoy, y pediremos que se nos conceda poder ver el despuntar del mundo real para que reemplace las imágenes descabelladas que en tanta estima tenemos por ideas verdaderas que ocupen el lugar de los pensamientos que no tie­nen significado, efectos, ni fundamento o sustancia basados en la verdad.

11. Esto es lo que reconocemos al iniciar nuestras sesiones de prác­tica. 2Comienza con lo siguiente:    

3 Pido que se me conceda ver un mundo diferente y tener  pensamientos distintos de aquellos que inventé.
4El mundo que busco no lo construí yo solo, y los pensamientos que quiero tener no son los míos.

5Durante varios minutos observa tu mente y contempla, aunque tus ojos estén cerrados, el mundo insensato que crees que es real. 6Revisa asimismo los pensamientos que son compatibles con dicho mundo que tú crees que son verdad. 7Luego descártalos y deslízate por debajo de ellos hasta llegar al santo lugar donde no pueden infiltrarse, 8Debajo de ellos hay una puerta en tu mente, la cual no pudiste cerrar completamente cuando quisiste ocultar lo que se encuentra más allá.

12. Busca esa puerta hasta que la encuentres. 2Pero antes de tratar de abrirla recuerda que nadie que se proponga alcanzar la ver­dad puede fracasar. 3Y es esto lo que estás pidiendo que se te conceda hoy. 4Nada excepto esto tiene ahora significado; ahora no valoras ni persigues ninguna otra meta, no hay nada que se encuentre a este lado de la puerta que realmente desees y sólo andas en pos de lo que se encuentra detrás.

13. Empuja la puerta, y ve cuán fácilmente se abre sólo con tu intención de cruzarla. 2Allí ángeles alumbran el camino, disi­pando toda oscuridad, y tú te yergues en una luz tan brillante y tan diáfana que puedes entender todo lo que allí ves. 3Un breve momento de sorpresa, tal vez, haga que te detengas antes de que te des cuenta de que el mundo que ves ante ti, en la luz, refleja la verdad que siempre has conocido y de la que no te habías olvi­dado totalmente mientras vagabas en sueños.

14.  Hoy no puedes fracasar. 2Contigo va el Espíritu que el Cielo te envió para que algún día pudieras aproximarte a esa puerta y deslizarte fácilmente con Su ayuda más allá de ella hasta llegar a la luz. 3Hoy ha llegado ese día. 4Hoy Dios cumple la promesa que antaño le hiciera a Su santo Hijo, y Su Hijo recuerda la que le hizo a Él. 5Éste es un día de júbilo, pues hemos llegado al lugar y momento señalados en los que encontrarás el objetivo de toda tu búsqueda aquí y de toda la búsqueda del mundo, las cuales fina­lizan al unísono al cruzar tú el umbral de esa puerta.

15. Recuerda tan a menudo como puedas que hoy debe ser un día de especial gozo, y abstente de abrigar pensamientos desalentado­res y quejas banales. 2La hora de la salvación ha llegado. 3Hoy es el día señalado por el mismo Cielo como un tiempo de gracia para ti y para el mundo. 4Si te olvidas de este feliz hecho tráelo nueva­mente a tu conciencia repitiendo lo siguiente:

5Hoy busco y encuentro todo lo que deseo.
6Mi único propósito me lo brinda.
7Nadie que se proponga alcanzar la verdad puede fracasar.




Instrucciones para la práctica

Propósito: Dios te hizo una antigua promesa, y tú se la hiciste a Él, que un día cruzarías la puerta en tu mente y encontrarías el mundo real. Hoy se cumplirá esa promesa.

Más largo: 3 veces durante diez minutos.
Las instrucciones en los párrafos 11-13 son tan claras que simplemente he puesto las frases en líneas separadas:
Comienza con lo siguiente:


Pido que se me conceda ver un mundo diferente y
tener pensamientos distintos de aquellos que inventé.
El mundo que busco no lo construí yo solo, y
los pensamientos que quiero tener no son los míos.

Durante varios minutos observa tu mente y contempla, aunque tus ojos estén cerrados, el mundo insensato que crees que es real.
Revisa asimismo los pensamientos que son compatibles con dicho mundo que tú crees que son verdad.
Luego descártalos y deslízate por debajo de ellos hasta llegar al santo lugar donde no pueden infiltrarse.
Debajo de ellos hay una puerta en tu mente, la cual no pudiste cerrar completamente cuando quisiste ocultar lo que se encuentra más allá.
Busca esa puerta hasta que la encuentres.
Pero antes de tratar de abrirla recuerda que nadie que se proponga alcanzar la verdad puede fracasar.
Y es esto lo que estás pidiendo que se te conceda hoy.
Nada excepto esto tiene ahora significado; ahora no valoras ni persigues ninguna otra meta, no hay nada que se encuentre a este lado de la puerta que realmente desees y sólo andas en pos de lo que se encuentra detrás.
Empuja la puerta, y ve cuán fácilmente se abre sólo con tu intención de cruzarla.
Allí ángeles alumbran el camino, disipando toda oscuridad, y tú te yergues en una luz tan brillante y tan diáfana que puedes entender todo lo que allí ves.
Un breve momento de sorpresa, tal vez, haga que te detengas antes de que te des cuenta de que el mundo que ves ante ti, en la luz, refleja la verdad que siempre has conocido y de la que no te habías olvidado totalmente mientras vagabas en sueños.
(L.131.11:2-13:3)

Corto: A menudo.
Repite la idea, mientras mantienes en tu mente que hoy cruzarás la puerta y encontrarás la verdad y que, por lo tanto, hoy es un día de gracia, un tiempo para la alegría y celebración. Recomiendo mucho recordarte a ti mismo este último hecho. Cambiará tu estado de ánimo durante el día si lo recuerdas.

Respuesta a la tentación: Si olvidas lo especial que es este día y caes en la depresión y en las quejas.
Recuérdate a ti mismo la verdadera naturaleza de este día al repetir: “Hoy busco y encuentro todo lo que deseo. Mi único propósito me lo brinda. Nadie que se proponga alcanzar la verdad puede fracasar”. ¿Cómo puedes sentir depresión cuando te das cuenta de que estás encontrado todo lo que siempre has querido? Recomiendo escribir las frases en una ficha y tenerlas a mano o, mejor aún, aprenderlas de memoria.

Comentario

A veces le parece a casi todo el mundo que la búsqueda de la verdad nunca tendrá éxito. Parece que buscamos, y buscamos, y buscamos algo más, y que nunca llegamos a la seguridad. La lección de hoy viene como una tranquilizadora seguridad de que la búsqueda de la verdad es la única búsqueda que tendrá éxito con toda seguridad.

“La búsqueda es inevitable aquí” (3:1). Es la naturaleza del mundo, la naturaleza del apuro en que nos hemos metido a nosotros mismos. Buscar es la razón por la que vinimos aquí, y “es indudable que harás lo que viniste a hacer” (3:2). Si hemos venido a buscar, entonces, busquemos algo que merezca la pena encontrar: “una meta que se encuentra más allá del mundo y de todo pensamiento mundano… un eco de un patrimonio olvidado” (3:4). Lo que estamos buscando es el Cielo, “un patrimonio olvidado”. Lo que estamos buscando es el hogar que abandonamos y que casi pusimos fuera de nuestra mente, aunque hacerlo por completo es imposible. Ésa es la razón por la que nos sentimos empujados a la búsqueda. “Tras la búsqueda de todo ídolo yace el anhelo de compleción” (T.30.III.3:1).

Lo que estamos buscando es lo que somos, por eso es imposible que no lo encontremos. “Nadie puede dejar de querer esta meta, ni nadie puede; en última instancia, dejar de alcanzarla” (4:3).

A veces parece que la verdad te ha abandonado. Pienso que todos hemos tenido una sensación así, el último cartucho del ego para alejarnos de la búsqueda cuando estamos demasiado cerca de la verdad. Me ha pasado a mí, y todo lo que puedo decirte es: “¡Sigue adelante!” Tu búsqueda no puede fracasar, aunque pienses que ya ha fracasado. Yo llegué a esa etapa obscura de mi vida. No sé cómo porque no parecía tener nada que ver conmigo, que es lo que me convence de que mi “salida de ello” es real y duradera. Todavía caigo en la desesperación de vez en cuando, pero ya no me quedaré allí nunca más. “Nadie que se proponga alcanzar la verdad puede fracasar”.

Lo que estamos buscando, y quizá encontremos hoy, es algo que está por debajo de todos los pensamientos de nuestra mente que están relacionados con este mundo sin sentido, “debajo de ellos hay una puerta en tu mente” (11:8). ¡Una puerta en nuestra mente! Más allá de la puerta hay “una luz tan brillante y tan diáfana que puedes entender todo lo que allí ves” (13:2). El ejercicio de hoy es maravilloso para visualizarlo en la mente, verdaderamente imaginando esa puerta, viéndonos a nosotros delante de ella, y con una intención: abrirla empujándola y cruzándola dejando atrás este mundo y entrando en otro, como la entrada al guardarropa de Narnia en los libros de fantasía de C.S.Lewis. Estos ejercicios son como ensayos, y cuando los repetimos se hacen cada vez más reales para nosotros, atrayendo nuestra mente y entrenándola en un modelo que lleva al descubrimiento de la verdadera puerta, dentro de nuestra mente, que nos lleva al Cielo.





TEXTO



II. El inocente Hijo de Dios


1. El propósito fundamental de la proyección es siempre desha­cerse de la culpabilidad. 2Pero   el ego, como de costumbre, trata de deshacerse de la culpabilidad exclusivamente desde su punto de vista, pues por mucho que él quiera conservar la culpabilidad, a ti te resulta intolerable, toda vez que la culpabilidad te impide recordar a Dios, Cuya atracción es tan fuerte que te es irresistible. 3En este punto, pues, se produce la más profunda de las divisio­nes, pues si has de conservar la culpabilidad, tal como insiste el ego, tú no puedes ser tú mismo. 4Sólo persuadiéndote de que tú eres él podría el ego inducirte a proyectar la culpabilidad y de ese modo conservarla en tu mente.

2. Observa, sin embargo, cuán extraña es la solución que el ego ha urdido. 2Proyectas la culpabilidad para deshacerte de ella, pero en realidad estás simplemente ocultándola. 3Experimentas culpabilidad, pero no sabes por qué. 4Al contrario, la asocias con un extraño surtido de "ideales del ego", en los que, según él, le has fallado. 5Sin embargo; no te das cuenta de que a quien le estás fallando es al Hijo de Dios al considerarlo culpable. 6Al creer que tú ya no eres tú, no te das cuenta de que te estás fallando a ti mismo.

3. La más tenebrosa de las piedras angulares que ocultas, man­tiene tu creencia en la culpabilidad fuera de tu conciencia, 2pues en ese lugar tenebroso y secreto yace el reconocimiento de que has traicionado al Hijo de Dios al haberlo condenado a muerte. 3Tú ni siquiera sospechas que esta idea asesina, aunque demente, yace ahí oculta, pues las ansias destructivas del ego son tan inten­sas que sólo la crucifixión del Hijo de Dios puede, en última ins­tancia, satisfacerle. 4No sabe quién es el Hijo de Dios porque es ciego. 5Mas permítele percibir inocencia en cualquier parte, y tra­tará de destruirla debido a su miedo. 

4. Gran parte del extraño comportamiento del ego se puede atri­buir directamente a su definición de la culpabilidad. 2Para el ego, los inocentes son culpables. 3Los que no atacan son sus "enemigos" porque, al no aceptar su interpretación de la salvación, se encuen­tran en una posición excelente para poder abandonarla. 4Se han aproximado a la piedra angular más recóndita y tenebrosa de los cimientos del ego, y si bien el ego puede tolerar que pongas en duda todo lo demás, este secreto lo guarda con su vida, pues su existencia depende de que él siga guardando dicho secreto. 5Por lo tanto, es este secreto lo que tenemos que examinar, pues el ego no puede protegerte de la verdad, y en presencia de ésta él se desvanece.

5. En la serena luz de la verdad, reconozcamos que crees haber crucificado al Hijo de Dios. 2No has admitido este "terrible" secreto porque todavía desearías crucificarlo si pudieses encon­trarlo. 3No obstante, este deseo ha hecho que el Hijo de Dios se mantenga oculto de ti, ya que es un deseo aterrante, y, por lo tanto, temes encontrarlo. 4La manera en que has lidiado con este deseo de matarte es desconociendo tu identidad e identificándote con lo que no eres. 5Has proyectado la culpabilidad ciega e indis­criminadamente, pero no has podido descubrir su fuente. 6Pues el ego quiere destruirte, y si te identificas con él no podrás sino creer que su objetivo es también el tuyo.

6. He dicho que la crucifixión es el símbolo del ego. 2Cuando el ego se enfrentó con la verdadera inocencia del Hijo de Dios intentó darle muerte, y la razón que adujo fue que la inocencia es una blasfemia contra Dios. 3Para el ego, el ego es Dios, y la inocen­cia tiene que ser interpretada como la máxima expresión de culpabilidad que justifica plenamente el asesinato. 4Todavía no entiendes que cualquier miedo que puedas experimentar en cone­xión con este curso procede, en última instancia, de esa interpreta­ción, pero si examinases las reacciones que éste suscita en ti, te convencerías cada vez más de que eso es cierto.

7. Este curso ha afirmado explícitamente que su objetivo es tu felicidad y tu paz. 2pesar de ello, le tienes miedo. 3Se te ha dicho una y otra vez que te liberará, no obstante, reaccionas en muchas ocasiones como si estuviese tratando de aprisionarte. 4A menudo lo descartas con mayor diligencia de la que empleas para descartar los postulados del ego. 5En cierta medida, pues, debes creer que si no aprendes el curso te estás protegiendo a ti mismo. 6no te das cuenta de que lo único que  puede protegerte es tu inocencia.

8. La Expiación se ha interpretado siempre como lo que libera de la culpabilidad, y esto es cierto si se entiende debidamente. 2No obstante, incluso si yo te "interpreto lo que es, puede que la rechaces y no la aceptes para ti mismo. 3Tal vez hayas reconocido la futilidad del ego y de sus ofrecimientos, pero aunque no los deseas, puede que todavía no contemples la alternativa con agrado. 4En última instancia, tienes miedo de la redención y crees que te aniquilaría. 5No te engañes con respecto a la intensidad de ese miedo, 6pues crees que, en presencia de la verdad, puedes volverte contra ti mismo y destruirte.

9. Criatura de Dios, eso no es así. 2Ese “secreto por el que te sientes culpable” no es nada, y si lo sacas la luz, la Luz lo desvane­cerá. 3No quedará entonces ninguna nube tenebrosa que pueda interponerse entre ti y el recuerdo de tu Padre, pues recordarás a Su inocente Hijo, que no murió porque es inmortal. 4Y te darás cuenta de que fuiste redimido juntó con él y de que nunca has estado separado de él. 5El que puedas recordar depende de que comprendas esto, pues ello implica que has reconocido el amor sin miedo. 6Con ocasión de tu vuelta a casa se producirá un gran júbilo en el Cielo y el júbilo será tuyo. 7Pues el hijo redimido del hombre es el Hijo inocente de Dios, y reconocerlo es tu redención.








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