DESPERTAR AL AMOR

jueves, 17 de mayo de 2018

17 MAYO: Cuando me curo no soy el único que se cura.

AUDIOLIBRO 





EJERCICIOS



LECCION 137

Cuando me curo no soy el único que se cura.




1. La idea de hoy sigue siendo el pensamiento central sobre el que descansa la salvación. 2Pues la curación es lo opuesto a todas las ideas del mundo que tienen que ver con la enfermedad y con los estados de separación. 3Aislarse uno de los demás y rehusar la unión es lo que da lugar a la enfermedad. 4Ésta se convierte en una puerta tras la cual se encierra a un ser separado, y donde se le mantiene aislado y solo.

2. La enfermedad es aislamiento. 2Pues parece mantener a un ser separado del resto, para que sufra lo que los otros no sienten. 3Le otorga al cuerpo poder absoluto para hacer que la separación sea real y mantener a la mente en solitario confinamiento, dividida en pedazos y sujeta por una sólida muralla de carne enfermiza que no puede trascender.

3. El mundo acata las leyes que la enfermedad apoya, pero la curación opera aparte de ellas. 2Es imposible que alguien pueda curarse solo. 3En la enfermedad, él no puede sino estar aparte y separado. 4Mas la curación es el resultado de su decisión de ser uno solo nuevamente, y de aceptar su Ser con todas Sus partes intactas e incólumes. 5En la enfermedad, su Ser aparenta estar desmembrado y desprovisto de la unidad que le da vida. 6Mas la curación se logra al él comprender que el cuerpo no tiene el poder de atacar la universal unicidad del Hijo de Dios.

4. El propósito de la enfermedad es demostrar que las mentiras son verdad. 2Mas la curación demuestra que sólo la verdad es verdad. 3La separación que la enfermedad pretende imponer en realidad jamás ha tenido lugar. 4Curar es meramente aceptar lo que siempre ha sido la simple verdad, lo cual seguirá siendo exactamente como siempre fue. 5No obstante, a los ojos acostum­brados a las ilusiones se les debe mostrar que lo que contemplan es falso. 6Así pues, la curación, que la verdad nunca necesitó, tiene que demostrar que la enfermedad no es real.

5. La curación podría considerarse, por lo tanto, como un anti­-sueño que desplaza al sueño de enfermedad en nombre de la verdad, pero no en la verdad en sí. 2Así como el perdón pasa por alto todos los pecados, que nunca se cometieron, la curación desvanece las ilusiones que jamás tuvieron lugar. 3Y así como el mundo real emergerá para ocupar el lugar de lo que nunca suce­dió realmente, la curación ofrecerá restitución para los estados imaginarios e ideas falsas que los sueños han ido tejiendo y con­virtiendo en cuadros de la verdad.

6. Mas no pienses que curar no es algo digno de ser tu función aquí. 2Pues el anti-Cristo se vuelve más poderoso que el Cristo para aquellos que sueñan que el mundo es real. 3El cuerpo parece ser más sólido y más estable que la mente. 4Y el amor se convierte en un sueño, mientras que el miedo continúa siendo la única rea­lidad que puede verse, justificarse y entenderse plenamente.

7. Así como el perdón desvanecerá con su luz todo pecado y el mundo real ocupará el lugar de lo que has fabricado, asimismo la curación reemplazará las fantasías de enfermedad con las que nublas la simple verdad. 2Cuando se haya visto desaparecer la enfermedad, a pesar de todas las leyes que sostienen que es real, todas las preguntas habrán quedado contestadas. 3Y entonces se dejará de valorar y obedecer dichas leyes.

8. La curación es libertad. 2Pues demuestra que los sueños no prevalecerán contra la verdad. 3La curación es algo que se com­parte. 4Y mediante este atributo demuestra que las leyes que son diferentes de las que sostienen que la enfermedad es inevitable son más poderosas que las leyes enfermizas que sostienen lo contrario. 5La curación es fuerza. 6Pues con su tierna mano se supera la debilidad, y las mentes que estaban amuralladas en un cuerpo quedan liberadas para unirse a otras .mentes, y así ser fuertes para siempre.

9. La curación, el perdón y el feliz intercambio del mundo del dolor por uno en el que la tristeza no tiene cabida, son los medios por los que el Espíritu Santo te exhorta a que lo sigas. 2Sus dulces lecciones te enseñan cuán fácilmente puedes alcanzar la salva­ción y cuán poca práctica necesitas para dejar que Sus leyes reemplacen a las que tú promulgaste para mantenerte prisionero de la muerte. 3Su vida se vuelve la tuya propia, al tú extender la poca ayuda que Él te pide para liberarte de todo lo que jamás te causó dolor.

10. Y a medida que te dejas curar, te das cuenta de que junto con­tigo se curan todos los que te rodean, los que te vienen a la mente, aquellos que están en contacto contigo y los que parecen no estarlo. 2Tal vez no los reconozcas a todos, ni comprendas cuán grande es la ofrenda que le haces al mundo cuando permi­tes que la curación venga a ti. 3Mas nunca te curas solo. 4Legiones y legiones de hermanos recibirán el regalo que tú recibes cuando te curas.

11. Los que se han curado se convierten en los instrumentos de la curación. 2Y no transcurre tiempo alguno entre el instante en que son curados y aquel en que toda la gracia de curación les es dada para que ellos a su vez la den. 3Lo que se opone a Dios no existe, y aquel que no lo acepta en su mente se convierte en un refugio donde los que están cansados pueden hallar descanso. 4Pues ahí es donde se otorga la verdad, y ahí es donde todas las ilusiones se llevan ante la verdad.

12. ¿No le ofrecerías refugio a la Voluntad de Dios? 2Pues con ello sólo estarías invitando a tu Ser a estar en su propia casa. 3¿Y podría acaso rechazarse semejante invitación? 4Pide que ocurra lo inevitable y jamás fracasarás. 5La otra opción es pedir que lo que no puede ser, sea, y esto es algo que jamás podrá tener lugar. 6Hoy pedimos que sólo la verdad ocupe nuestras mentes; que los pensamientos de curación vayan en este día desde lo que ya se ha curado a lo que todavía tiene que curarse, conscientes de que ambas cosas ocurrirán al unísono.

13. Cuando el reloj marque la hora, recordaremos que nuestra función es permitir que nuestras mentes sean curadas, para que podamos llevar la curación al mundo e intercambiar la maldición por bendiciones, el dolor por la alegría y la separación por la paz de Dios. 2¿No vale la pena, acaso, dar un minuto de cada hora a cambio de semejante regalo? 3¿Y no es un poco de tiempo una ofrenda insignificante a cambio del regalo de lo que lo es todo?

14. Mas debemos estar preparados para semejante regalo. 2De modo que comenzaremos el día dedicando diez minutos a los pensamientos que siguen a continuación, con los cuales también lo concluiremos por la noche:

3Cuando me curo no soy el único que se cura.
4Y quiero com­partir, mi curación con el mundo, a fin de que la enfermedad pueda ser erradicada de la mente del único Hijo de Dios, Quien es mi único Ser.

15. Permite que la curación se efectúe a través de ti hoy mismo. 2Y mientras reposas serenamente, prepárate a dar tal como recibes, a conservar únicamente lo que das y a recibir la Palabra de Dios para que ocupe el lugar de todos los pensamientos absurdos que jamás se concibieron. 3Ahora nos unimos para curar todo lo que antes estaba enfermo y para ofrecer bendiciones allí donde antes reinaba el ataque. 4No nos olvidaremos de esta función con el transcurrir de cada hora, sino que recordaremos nuestro propó­sito con este pensamiento:


5Cuando me curo no soy el único que se cura.
6Y quiero bendecir a mis hermanos, pues me curaré junto con ellos, tal como ellos se curarán junto conmigo.




Instrucciones para la práctica

Propósito: Dejar que tu mente sane, para que puedas enviar sanación al mundo, consciente de que tú y el mundo sanáis juntos.

Más largo: 2 (mañana y noche), durante diez minutos.

  • Di: “Cuando me curo no soy el único que se cura. Y quiero compartir, mi curación con el mundo, a fin de que la enfermedad pueda ser erradicada de la mente del único Hijo de Dios, Quien es mi único Ser”. 
  • Luego descansa en la quietud. Y mientras descansas, deja que la Palabra de Dios entre a sanar tus pensamientos dementes, para que esta sanación pueda extenderse de ti al mundo. Una vez que la sanación entre en tu mente, puedes intentar lograr un sentido general de extendérsela a todos, o puedes seleccionar personas concretas para enviársela. Incluso puedes sentir que algunas personas te han venido a la mente para que les envíes sanación, quizá incluso extraños.

Observaciones: Este ejercicio te preparará para tu práctica de cada hora.

Más corto: Cada hora, a la hora en punto, durante un minuto.
Recuerda tu propósito de hoy repitiendo: “Cuando me curo no soy el único que se cura. Y quiero bendecir a mis hermanos, pues me curaré junto con ellos, tal como ellos se curarán junto conmigo”.

Observaciones: ¿No merece la pena un minuto para recibir el regalo de todo?

Comentario

Aunque esta lección tiene mucho que decir sobre la sanación en general, su principal mensaje es que la sanación, que es nuestra función en el mundo, es un fenómeno compartido, y que sanar es compartir. La sanación restablece la unidad. “Los que se han curado se convierten en los instrumentos de la curación” (11:1).

“Aislarse uno de los demás y rehusar la unión es lo que da lugar a la enfermedad” (1:3). Es aislamiento (2:1). La sanación invierte eso, es un movimiento hacia otros, una unión. La sanación de la que habla esta lección es la sanación de la mente, y no necesariamente del cuerpo. “Nuestra función es permitir que nuestras mentes sean curadas, para que podamos llevar la curación al mundo e intercambiar… la separación por la paz de Dios” (13:1)
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Sea cual sea el estado de mi cuerpo, no puede impedir esta función. Mi cuerpo no puede refrenar ni limitar mi mente. “Las mentes que estaban amuralladas en un cuerpo quedan liberadas para unirse a otras mentes, y así ser fuertes para siempre” (8:6). Mi tarea hoy, y todos los días, es permitir que mi mente sane, y permitir que la sanación se extienda desde mi mente a otras mentes, llevando sanación al mundo. Eso puede suceder sea cual sea el estado de mi cuerpo. Normalmente no me doy cuenta de lo poderosa que es mi mente, y de lo que pueden extenderse los efectos de su sanación. “Y a medida que te dejas curar, te das cuenta de que junto contigo se curan todos los que te rodean, los que te vienen a la mente, aquellos que están en contacto contigo y los que parecen no estarlo” (10:1).

Cuando hoy abro mi mente a la sanación, me doy cuenta de que sea cual sea el estado de mi cuerpo, “lo que se opone a Dios no existe” (11:3). Cuando me niego a aceptar la enfermedad como mi realidad, mi mente “se convierte en un refugio donde los que están cansados pueden hallar descanso” (11:3). La enfermedad es sólo un caso especial de “soy un cuerpo”. Así que lo que se nos pide hacer no es sólo negar las limitaciones de la enfermedad, sino negar las limitaciones del cuerpo completamente. Hoy, elijo dejar que “los pensamientos de curación vayan… desde lo que ya se ha curado a lo que todavía tiene que curarse” (12:6). Dedico cierto tiempo, diez minutos por la mañana y por la noche, y un minuto cada hora, a entregarle a mi mente su función de compartir con el mundo pensamientos de sanación. “Extiéndele la mano a todos tus hermanos, e infúndelos con el toque de Cristo” (T.13.VI.8:2).

Hoy, quiero que la curación se efectúe a través de mí (15:1). Quiero ser un canal, un canal de bendiciones para el mundo. ¿Qué otro propósito podría darme tanta alegría?




TEXTO
  

VI. Cómo encontrar el presente

 

1. Percibir verdaderamente es ser consciente de toda la realidad través de la conciencia de tu propia realidad. 2Pero para que esto tenga lugar no debes ver ninguna ilusión, pues la realidad no da cabida a ningún error. 3Esto quiere decir percibirá tu hermano solamente como lo ves ahora. 4Su pasado no tiene realidad en el presente, por lo tanto, te es imposible verlo. 5Las reacciones que tuviste hacia él en el pasado tampoco están ahí, y si reaccionas ante ellas, no estarás sino viendo la imagen que hiciste de él, la cual tienes en mayor estima que a él mismo. 6Cuando pongas en duda las ilusiones, pregúntate si es realmente sensato percibir el pasado como si estuviese ocurriendo ahora. 7Si recuerdas el pasado cuando contemplas a tu hermano, no podrás percibir la realidad que está aquí ahora. 

      
2. Consideras "natural" utilizar tus experiencias pasadas como punto de referencia desde el que juzgar el presente. 2Sin embargo, eso es antinatural porque es ilusorio. 3Cuando hayas aprendido a ver a todo el mundo sin hacer referencia alguna al pasado, ya sea el suyo el tuyo según tú lo hayas percibido, podrás aprender de lo que ves ahora. 4Pues el pasado no puede arrojar sombras que oscurezcan el presente, a menos que tengas miedo de la luz. 5Y sólo si tienes miedo elegirías dejar que la oscuridad te acompañase, y al tenerla en tu mente, verla como una nube negra que envuelve a tus hermanos y te impide ver su realidad.

3. Esta oscuridad se encuentra en ti. 2El Cristo, tal como se revela ante ti ahora, no tiene pasado, pues es inmutable, y en Su inmuta­bilidad radica tu liberación. 3Pues si Él es tal como fue creado, no puede haber culpabilidad en Él. 4Ninguna nube de culpabilidad ha venido a ocultarlo, y Él se alza revelado en todo aquel con quien te encuentras porque lo ves a través de Él Mismo. 5Renacer es abandonar el pasado y contemplar el presente sin condena­ción. 6La nube que oculta al Hijo de Dios de tu vista es el pasado, y si quieres que lo pasado pasado sea, no lo debes ver ahora. 7Si lo ves ahora en tus ilusiones, es que todavía no se ha apartado de ti, aunque no está aquí.

4. El tiempo puede liberar así como aprisionar, dependiendo de quién es la interpretación de éste que eliges usar. 2El pasado, el presente y el futuro no son estados continuos, a no ser que impon­gas continuidad en ellos. 3Puedes percibirlos como que son conti­nuos, y hacer que lo sean para ti. 4Pero no te engañes y luego creas que realmente lo son. 5Pues creer que la realidad es lo que a ti te gustaría que fuese, de acuerdo con el uso que haces de ella, es ilusorio. 6Quieres destruir la continuidad del tiempo dividiéndolo en pasado, presente y futuro para tus propios fines. 7Quieres pre­ver el futuro basándote en tus experiencias pasadas, y hacer pla­nes de acuerdo con esas experiencias. 8Sin embargo, al hacer eso estás alineando el pasado con el futuro, y no estás permitiendo que el milagro, que podría intervenir entre ellos, te libere para que puedas renacer.

5. El milagro te permite ver a tu hermano libre de su pasado, y así te permite percibirlo como que ha renacido. 2Sus errores se encuentran en el pasado, y al percibirlo sin ellos lo liberas. 3puesto que su pasado es también el tuyo, compartes esa libera­ción. 4No permitas que ninguna sombra tenebrosa de tu pasado lo oculte de tu vista, pues la verdad se encuentra solamente en el presente, y si la buscas ahí, la encontrarás. 5La has buscado donde no está, y, por lo tanto, no has podido encontrarla. 6Aprende, pues, a buscarla donde está, y ella alboreará ante los ojos que ven. 7Tu pasado fue engendrado con ira, y si te vales de él para atacar el presente, serás incapaz de ver la liberación que éste te ofrece.

6. Has dejado atrás los juicios y la condenación y, a no ser que los sigas arrastrando contigo, te darás cuenta de que te has liberado de ellos. 2Contempla amorosamente el presente, pues encierra lo único que es verdad eternamente. 3Toda curación reside en él porque su continuidad es real. 4El presente se extiende a todos los aspectos de la Filiación simultáneamente, permitiendo de este modo que todos puedan extenderse hasta los demás. 5El presente existe desde antes de que el tiempo diese comienzo y seguirá existiendo una vez que éste haya cesado. 6En el presente se encuentran todas las cosas que son eternas, las cuales son una. 7La continuidad de esas cosas es intemporal y su comunicación jamás puede interrumpirse, pues no están separadas por el pasado. 8Sólo el pasado puede producir separación, pero el pasado no está en ninguna parte.

7. El presente te muestra a tus hermanos bajo una luz que te uni­ría a ellos y te liberaría del pasado. 2¿Usarías, entonces, el pasado contra ellos? 3Pues si lo haces, estarás eligiendo, permanecer en una oscuridad que no existe, y negándote aceptar, la luz que se te ofrece. 4Pues la luz de la visión perfecta se otorga libremente del mismo modo en que se recibe libremente, y sólo se puede aceptar sin limitaciones de ninguna clase. 5En el presente, la única dimensión del tiempo que es inmóvil e inalterable y donde no queda ni rastro de lo que  fuiste, contemplas a Cristo e invocas a Sus testigos para que derramen su fulgor sobre ti por haberlos invocado. 6Esos testigos no negarán la verdad que mora en ti porque la buscaste en ellos y allí la encontraste.

8. El ahora es el momento de la salvación, pues en el ahora es cuando te liberas del tiempo .2Extiéndele tu mano a todos tus her­manos, e infúndelos con el toque de Cristo. 3En tu eterna unión con ellos reside tu continuidad, ininterrumpida porque la compartes plenamente. 4El inocente Hijo de Dios es únicamente luz. 5En él no hay oscuridad, pues goza de plenitud. 6Exhorta a todos tus hermanos a que den testimonio de la plenitud del Hijo de Dios, del mismo modo en que yo, te exhorto a que te unas a mí. 7Cada voz es parte del himno redentor: el himno de alegría y agra­decimiento por la luz al Creador de la luz. 8La santa luz que irradia desde el Hijo de Dios da testimonio de que la luz que hay en él procede de su Padre.

9. Irradia tu luz sobre tus hermanos en recuerdo de tu Creador, pues le recordarás a medida que invoques a los testigos de Su creación. 2Los que cures darán testimonio de tu curación, pues en su plenitud verás la tuya propia. 3Y a medida que tus himnos de alabanza y de alegría se eleven hasta tu Creador, Él te dará las gracias mediante Su inequívoca Respuesta a tu llamada, 4pues es imposible que Su Hijo le llame y no reciba respuesta. 5La llamada que te hace a ti es la misma que tú le haces Él. 6lo que te contesta en Él es Su paz.

10. Criatura de la luz, no sabes que la luz está en ti. 2Sin embargo, la encontrarás a través de sus testigos, pues al haberles dado luz, ellos te la devolverán. 3Cada hermano que contemples en la luz hará que seas más consciente de tu propia luz. 4El amor siempre conduce al amor. 5Los enfermos, que imploran amor, se sienten agradecidos por él, y en su alegría resplandecen con santo agrade­cimiento. 6Y eso es lo que te ofrecen a ti que les brindaste dicha. 7Son tus guías a la dicha, pues habiéndola recibido de ti desean conservarla. 8Los has establecido como guías a la paz, pues has hecho que ésta se manifieste en ellos. 9Y al verla, su belleza te llama a retornar a tu hogar.

11. Hay una luz que este mundo no puede dar. 2Mas tú puedes darla, tal como se te dio a ti. 3Y conforme la des, su resplandor te incitará abandonar el mundo y a seguirla. 4Pues esta luz te atraerá como nada en este mundo puede hacerlo. 5tú desecha­rás este mundo y encontrarás otro. 6Ese otro mundo resplandece con el amor que tú le has dado. 7En él todo te recordará a tu Padre y a Su santo Hijo. 8La luz es ilimitada y se extiende por todo ese mundo con serena dicha. 9Todos aquellos que trajiste contigo resplandecerán sobre ti, y tú resplandecerás sobre ellos con gratitud porque te trajeron hasta aquí. 10Tu luz se unirá a la suya dando lugar a un poder tan irresistible que liberará de las tinieblas a los demás según tu mirada se pose sobre ellos.

12. Despertar en Cristo es obedecer las leyes del amor libremente como resultado del sereno reconocimiento de la verdad que éstas encierran. 2Tienes que estar dispuesto dejarte atraer por la luz, y la manera en que uno demuestra que está dispuesto es dando. 3Aquellos que aceptan tu amor están dispuestos a convertirse en los testigos del amor que tú les diste, son ellos quienes te lo ofrecerán a ti. 4Cuando duermes estás solo, y tu conciencia se limita a ti. 5Por eso es por lo que tienes pesadillas. 6Tus sueños son sueños de soledad porque tienes los ojos cerrados. 7No ves a tus hermanos, y en la oscuridad no puedes ver la luz que les diste.

13. Sin embargo, las leyes del amor no se suspenden porque tú estés dormido. 2Las has obedecido en todas tus pesadillas, no has dejado de dar, pues no  estabas solo. 3Aun en tus sueños Cristo te ha protegido, asegurándose de que el mundo real se encuentre ahí para ti cuando despiertes. 4Él ha dado por ti en tu nombre, y te ha dado los regalos que dio. 5El Hijo de Dios sigue siendo tan amoroso como su Padre. 6Al tener una relación de continuidad con su Padre, no tiene un pasado separado de Él. 7Por eso es por lo que jamás ha cesado de ser el testigo de su Padre, ni el suyo propio. 8Aunque dormía, la visión de Cristo nunca lo abandonó. 9Y esa es la razón de que pueda convocar a los testigos que le muestran que él nunca estuvo, dormido.






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