DESPERTAR AL AMOR

sábado, 26 de mayo de 2018

26 MAYO: CUARTO REPASO: Repaso de las lecciones 131 y 132

AUDIOLIBRO 


 

EJERCICIOS


LECCION 146 

Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.



(131) Nadie que realmente se proponga alcanzar la verdad puede fracasar.
(132) Libero al mundo de todo lo que jamás pensé que era. 




Instrucciones para la práctica
Propósito: Prepararnos para la segunda parte del Libro de Ejercicios (que no empieza hasta dentro de ochenta lecciones). El siguiente repaso (Quinto Repaso) habla de esta misma preparación. El Libro de Ejercicios parece dar por sentado que ya hemos pasado la peor parte (ver, por ejemplo, L.122.10:2), y que ahora, con mucha menos resistencia, podemos poner toda la atención en prepararnos para la cumbre del Libro de Ejercicios: la Segunda Parte.

Más largo: 2 (al principio y al final del día), durante siete minutos aproximadamente
.
Primero, pasa cinco minutos pensando en la idea central de este repaso: “Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios”. Acalla tu mente, y repite la idea una y otra vez, muy lentamente, poniendo toda tu atención en su significado. Deja que despeje y sustituya a toda tu habitual manera de pensar. Tus pensamientos habituales (como explican los párrafos 3 y 4) son realmente faltas de perdón disfrazadas. Puesto que estos pensamientos no son de Dios, ocultan la verdad de que tu mente alberga sólo lo que piensas con Dios. Al apartarlos y pensar sólo este pensamiento del Curso, entras en contacto con tu verdadero estado mental, en el que sólo piensa los Pensamientos de Dios. Esto te preparará para un día que refleja ese estado verdadero, en el que los pensamientos que se te ocurren proceden de Dios (ver 6:1-2).

Si tus pensamientos habituales intentan meterse por medio, elimínalos con el pensamiento central. Una sugerencia para estos momentos es usar las imágenes de 4:3. Imagina que tu mente es el océano. Poner uno de tus pensamientos habituales en tu mente es como un niño arrojando un palo al agua. ¿Cómo puede eso cambiar los grandes ritmos del océano (las mareas, el sol calentando el agua, la luna reflejándose sobre la superficie)? ¿Cómo puede eso cambiar los grandes pensamientos que compartes con Dios?
Después de estos cinco minutos, pasa a la segunda fase de la práctica. Lee las dos ideas del repaso, cierra los ojos, y repítelas mentalmente para tus adentros (muy, muy lentamente). Dios ha puesto un regalo dentro de cada palabra. Deja que tu mente reciba ese regalo. “Deja que cada palabra refulja con el significado que Dios le ha dado” (7:4). Recibe el pensamiento que Él ha puesto ahí para ti, pues ese recibir es el verdadero estado de tu mente.

El propósito de la primera fase de la práctica es prepararte para esta segunda fase. Al pasar cinco minutos con el pensamiento de Dios, te preparas a ti mismo para ver en las dos ideas únicamente el significado que Dios les ha dado.

Observaciones: Por la noche, repite la misma práctica. Date cuenta de que el pensamiento central ha hecho “de ese día una ocasión especial de bendición” (9:3), tanto para ti como para el mundo, debido a tu práctica llena de fe. Date cuenta también de que duermes rodeada con la gratitud de Dios por tu práctica. Pues ahora estás aprendiendo a reclamar la herencia que Dios te dio.

Más corto: Cada hora, durante un momento de silencio y quietud.
Esta es una pequeña versión de la práctica de la mañana y de la noche. Pasa un momento de quietud y silencio con el pensamiento central, y luego repite las dos ideas del repaso, lentamente, dándote tiempo para ver los preciosos regalos de significado que Dios ha puesto en ellas para ti.

Comentario

Continuando con la ampliación de ideas acerca del tema central del repaso, me quedé impresionado con estas frases de los párrafos 2 y 4 de la Introducción al repaso:

“No obstante, es verdad eternamente (que mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios)” (L.rIV.In.2:8).

“Tu mente, sin embargo, alberga sólo lo que piensas con Dios. Tus auto-engaños no pueden ocupar el lugar de la verdad, de la misma manera en que un niño que arroja un palo al mar no puede cambiar el ir y venir de las olas, evitar que el sol caliente las aguas o impedir que el plateado reflejo de luna se vea por la noche en ellas” (L.rIV.In.4:1-3).

Es “verdad eternamente” que mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios. Era verdad cuando Dios me creó. Será verdad cuando el viaje haya terminado y esté en mi hogar con Dios. Y es verdad ahora mismo. “Verdad eternamente”. El tercer párrafo habla de las muchas formas de falta de perdón “cuidadosamente ocultas” en mi mente, las defensas del ego, sus ilusiones, su uso del engaño a mí mismo para que continúe el juego de no ser consciente. Sin embargo, a pesar de esto, “mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios”. Nada de lo que hago afecta a este hecho. Todos los engaños del mundo pueden ocultar este hecho, pero no pueden cambiarlo. “Tus auto-engaños no pueden ocupar el lugar de la verdad” (L.rIv.In.4:2).

La imagen del niño arrojando un palo al océano es perfecta. Recuerdo que de niño solía ir al Cabo Cod. Solía estar cerca del rompiente del oleaje, con olas más altas que yo rompiendo delante de mí, y solía pegar puñetazos a las olas, peleando con ellas, mandando mi puño contra ellas. Para mí en aquella época, yo era como un guerrero luchando contra el océano. ¡Estaba seguro de que el océano estaba preocupado! ¡Estaba seguro de que mis esfuerzos poderosos reducían la velocidad de la marea un poco, por lo menos! ¡Seguro que sí, por supuesto!

Nuestra “rebelión” contra Dios ha tenido el mismo efecto. En otras palabras, ningún efecto. La idea de que podemos cambiar la creación de Dios es tan ridícula como un niño con un palo que cree que puede hacer daño al océano cuando lo arroja a él.

Ésta es la razón por la que “nadie que se proponga alcanzar la verdad puede fracasar”. Porque la verdad está aquí, en mi mente, donde siempre ha estado y donde siempre estará No puedo dejar de encontrarla porque ¡nunca la he perdido! Todavía la conservo.


He contemplado este mundo y he creído que era un lugar donde Dios no está. He visto lo que parece ser una falta de amor total. He estado profundamente desilusionado del mundo. Bueno, “Libero al mundo de todo lo que he pensado que era”. Dejo que todas esas impresiones del mundo se vengan abajo, porque no puede ser lo que pensé que era, no si todas nuestras mentes todavía albergan lo que pensamos con Dios. ¡Hay algo mal en esta imagen del mundo! Justo cuando había empezado a entender el mundo, viene el Curso y dice: “¡No te acercas ni por lo más remoto!” Así que, abandono mis juicios acerca del mundo, y abro mi mente para que se me enseñe de nuevo. Quizás, sólo quizás, el modo en que lo veía está relacionado con lo que pensaba acerca de mí, con la creencia de que mi mente estaba en guerra contra Dios. Quizás he visto un mundo en guerra contra Dios porque así me imagino que está mi mente, y lo he proyectado sobre el mundo. Y quizás. Si abandono mis locas ideas acerca de mí, mi imagen del mundo cambiará también. ¡Estoy deseando intentarlo!






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