DESPERTAR AL AMOR

sábado, 30 de marzo de 2019

30 MARZO: SEGUNDO REPASO Repaso a las lecciones 77 y 78

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCION 89


Éstas son las ideas que vamos a repasar hoy:


1. (77) Tengo derecho a los milagros.
2Tengo derecho a los milagros porque no me gobiernan otras leyes que las de Dios. 3Sus leyes me liberan de todos mis resentimientos y los reemplazan con milagros. 4Voy a aceptar los milagros en lugar de los resentimientos, los cuales no son sino ilusiones que ocultan los milagros que se encuentran tras ellos. 5Voy a aceptar ahora solamente aquello a lo que las leyes de Dios me dan dere­cho, de manera que pueda usarlo en beneficio de la función que Él me ha dado.

2. Puedes usar las siguientes sugerencias para las aplicaciones con­cretas de esta idea:

2Detrás de esto hay un milagro al que tengo derecho.
3No voy a abrigar ningún resentimiento contra ti, [nombre], sino que te voy a ofrecer el milagro al que tienes derecho.
4Visto correctamente, esto me ofrece un milagro.

3. (78) ¡Que los milagros reemplacen todos mis resentimientos!
2Mediante esta idea uno mi voluntad a la del Espíritu Santo y percibo las dos cual una sola. 3Mediante esta idea acepto mi libe­ración del infierno. 4Mediante esta idea expreso que estoy dis­puesto a que todas mis ilusiones sean reemplazadas por la verdad de acuerdo con el plan de Dios para mi salvación. 5No haré excep­ciones ni sustituciones: 6Lo que quiero es todo el Cielo y sólo el Cielo, tal como la Voluntad de Dios ha dispuesto que lo tenga.

4. Las variaciones que pueden resultar útiles a la hora de aplicar concretamente la idea son:
      

                     2No quiero excluir este resentimiento de mi salvación.
3(Nombre], dejemos que los milagros reemplacen todos nues­tros resentimientos.
4Detrás de esto se encuentra el milagro que reemplaza todos mis 
resentimiento




Instrucciones para la práctica

Ejercicios más largos: 2 veces (una para cada idea), durante quince minutos. 

  • Durante tres o cuatro minutos, lee lentamente la idea y los comentarios (si quieres varias veces) y piensa en ellas. 
  • Cierra los ojos y pasa el resto del periodo de práctica escuchando el mensaje que el Espíritu Santo tiene para ti. Podemos considerar a este tiempo de escuchar como que tiene los siguientes componentes:
  1. Escucha “sosegadamente aunque con mucha atención” (3:1), escucha en quietud y con toda tu atención.
  2. Mantén una actitud de confianza (“este mensaje me pertenece”), deseo (“yo quiero este mensaje”), y determinación (“estoy decidido a tener éxito”).
  3. Escuchar durante diez minutos puede ser una gran invitación a que la mente se distraiga, por eso la mayor parte de las instrucciones para este ejercicio tratan de este asunto. Si la mente se distrae sin control, regresa a la primera fase y repítela. Para las distracciones menores de la mente, date cuenta de que los pensamientos que te distraen no tienen poder, y que tu voluntad tiene todo el poder, y luego reemplaza los pensamientos con tu voluntad de tener éxito. Haz esto con firmeza. “No permitas que tu intención vacile” (4:1). “No dejes que… te desvíe de tu propósito” (5:2).

Esto no se menciona en las instrucciones pero te puede ser útil para preguntar el mensaje de verdad, al comienzo y luego de vez en cuando a lo largo de la práctica. Puedes decir, por ejemplo: “¿Cuál es Tu mensaje para mí hoy?” Incluso puedes usar esta petición como el medio para despejar los pensamientos que te distraen.

Recordatorios frecuentes: Muy a menudo.
Repite la idea como un medio de reafirmar tu determinación a triunfar. Primera mitad del día: la primera lección. Segunda mitad del día: la segunda lección.

Respuesta a la tentación: Cada vez que te sientas tentado a disgustarte.
Repite alguna variación de la idea, modificada para aplicarla a ese disgusto concreto. Puedes usar una de las tres “aplicaciones concretas” (L.rII.In.6:1) que se sugieren después de cada lección. Date cuenta que se refieren a un disgusto concreto. Cada una está dirigida a “esto” que te molesta o a un “nombre” que te molesta. O puedes utilizar tus propias palabras usando una variación de la práctica de dejar que surjan pensamientos relacionados. Simplemente relájate y deja que tu mente te traiga una frase que aplique la esencia de la idea a tu disgusto actual. 

Comentario

Porque no me gobiernan otras leyes que las de Dios” (las leyes del amor, de la extensión, de compartir, y de dar), “tengo derecho a los milagros” (1:2). Dar milagros es lo que Dios hace, de acuerdo con Sus leyes. Las leyes de los resentimientos me dicen que no tengo derecho a los milagros. Cada resentimiento que guardo contra un hermano o hermana es mi propia mente diciéndome a mí mismo que no merezco milagros; el simple hecho del ataque mental que supone abrigar un resentimiento me hace sentir que no los merezco. Cada resentimiento oculta un milagro, y al abandonar el resentimiento dejo que suceda el milagro.

Hay una razón por la que Dios me da milagros: Él me los da para que yo pueda cumplir la función que me ha dado (1:5), continuar Su extensión, permitir que Él extienda Su Amor a través de mí. El Curso es enérgico acerca del hecho de que al encontrar mi verdadera función como extensión de Dios y cumpliéndola es la manera de ser feliz. Mi meta no es estar en estado de éxtasis, es la de recibir para que yo pueda dar, aceptar el amor para que yo lo comparta con todos. Como una bombilla que recibe corriente eléctrica para que pueda extender luz, yo recibo los milagros de Dios para extenderlos a todos.

Hoy “uno mi voluntad a la del Espíritu Santo” (3:2), y declaro: “¡Que los milagros reemplacen todos mis resentimientos” (3:1). Quiero que todas mis ilusiones sean reemplazadas con la verdad. Mientras me siento en la quietud esta mañana, traigo a mi mente a todas las personas que conozco y les digo: “(Nombre), dejemos que los milagros reemplacen todos nuestros resentimientos” (4:3). Pienso en los lugares destrozados por la guerra y digo: “Dejemos que los milagros reemplacen todos nuestros resentimientos”. Hoy quiero ofrecer milagros a todos con los que me encuentre. Quiero ser un canal de milagros; Padre, que no los impida con mis resentimientos.

Cuando algo surja ante mi vista que parezca una causa para un resentimiento o dolor, que yo recuerde: “Detrás de esto hay un milagro al que tengo derecho” (2:2). Que me diga a mí mismo: “Visto correctamente, esto me ofrece un milagro” (2:4). Todo se puede utilizar para los milagros, en esta aula todo se puede aprovechar para los milagros.








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