DESPERTAR AL AMOR

viernes, 23 de marzo de 2018

23 MARZO: SEGUNDO REPASO Repaso de lecciones 63 a 64

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCIÓN 82

Hoy repasaremos estas ideas:

1. (63) La luz del mundo le brinda paz a todas las mentes a través de mi perdón.
2Mi perdón es el medio por el que la luz del mundo se expresa a través de mí. 3Mi perdón es el medio por el que cobro conciencia de la luz del mundo en mí. 4Mi perdón es el medio por el que el mundo sana, junto conmigo. 5Permítaseme, entonces, perdonar al mundo para que éste pueda sanar junto conmigo.

2. Algunas sugerencias para las aplicaciones concretas de esta idea son:

2Que la paz se extienda desde mi mente hasta la tuya, [nombre].
3Comparto la luz del mundo contigo, [nombre].
4Mediante mi perdón puedo ver esto tal como es. 

3. (64) No dejes que me olvide de mi función.
2No me olvidaré de mi función porque quiero recordar mi Ser. 3No puedo desempeñar mi función si la olvido. 4Y a menos que desempeñe mi función, no experimentaré la dicha que Dios dis­pone que yo tenga.

4. Algunas variaciones específicas de esta idea son:

2No me valdré de esto para ocultarme a mí mismo mi función.
3Me valdré de esto como una oportunidad para desem­peñar mi función.
4Esto podrá ser una amenaza para mi ego, pero no pue­de alterar mi función en modo alguno.



Instrucciones para la práctica

Ejercicios más largos: 2 veces (una para cada idea), durante quince minutos. 

  • Durante tres o cuatro minutos, lee lentamente la idea y los comentarios (si quieres varias veces) y piensa en ellas. 
  • Cierra los ojos y pasa el resto del periodo de práctica escuchando el mensaje que el Espíritu Santo tiene para ti. Podemos considerar a este tiempo de escuchar como que tiene los siguientes componentes:
  1. Escucha “sosegadamente aunque con mucha atención” (3:1), escucha en quietud y con toda tu atención.
  2. Mantén una actitud de confianza (“este mensaje me pertenece”), deseo (“yo quiero este mensaje”), y determinación (“estoy decidido a tener éxito”).
  3. Escuchar durante diez minutos puede ser una gran invitación a que la mente se distraiga, por eso la mayor parte de las instrucciones para este ejercicio tratan de este asunto. Si la mente se distrae sin control, regresa a la primera fase y repítela. Para las distracciones menores de la mente, date cuenta de que los pensamientos que te distraen no tienen poder, y que tu voluntad tiene todo el poder, y luego reemplaza los pensamientos con tu voluntad de tener éxito. Haz esto con firmeza. “No permitas que tu intención vacile” (4:1). “No dejes que… te desvíe de tu propósito” (5:2).

Esto no se menciona en las instrucciones pero te puede ser útil para preguntar el mensaje de verdad, al comienzo y luego de vez en cuando a lo largo de la práctica. Puedes decir, por ejemplo: “¿Cuál es Tu mensaje para mí hoy?” Incluso puedes usar esta petición como el medio para despejar los pensamientos que te distraen.

Recordatorios frecuentes: Muy a menudo.
Repite la idea como un medio de reafirmar tu determinación a triunfar. Primera mitad del día: la primera lección. Segunda mitad del día: la segunda lección.

Respuesta a la tentación: Cada vez que te sientas tentado a disgustarte.
Repite alguna variación de la idea, modificada para aplicarla a ese disgusto concreto. Puedes usar una de las tres “aplicaciones concretas” (L.rII.In.6:1) que se sugieren después de cada lección. Date cuenta que se refieren a un disgusto concreto. Cada una está dirigida a “esto” que te molesta o a un “nombre” que te molesta. O puedes utilizar tus propias palabras usando una variación de la práctica de dejar que surjan pensamientos relacionados. Simplemente relájate y deja que tu mente te traiga una frase que aplique la esencia de la idea a tu disgusto actual. 

Comentario

Según este repaso, mi perdón sirve tres propósitos fundamentales:

1. La luz del mundo se expresa a través de mí, en este mundo, a través de mi perdón.

La segunda parte del Libro de Ejercicios dice que el perdón es el reflejo del amor en este mundo (L.352. 1:4); también se refiere a él como “el reflejo de la verdad” (L.357.1:1). La realidad total del amor no se puede conocer en este mundo, pero podemos conocer su reflejo, que es el perdón. La realidad de lo que yo soy se refleja aquí cuando perdono
.
2. Me vuelvo consciente de mi realidad, la luz del mundo, a través de mi perdón.

Lo que sale a través de mí me muestra lo que soy. Me vuelvo cada vez más consciente del Espíritu Santo en mí, y de Cristo del que Él habla, al ver Sus efectos a través de mí (T.9.IV.5:5). Para aprender que yo soy amor, tengo que enseñar amor. El perdón, reflejo del amor, es como yo lo aprendo en este mundo.

3. El mundo sana a través de mi perdón, y yo también.

Cuando perdono a aquellos a mi alrededor, ellos ven el amor reflejado a través de mí, y se ven a sí mismos en la luz del amor y sanan.

Es fácil ver por qué el perdón juega un papel tan importante en el Curso. Es fácil sentirse motivado a “perdonar al mundo para que éste pueda sanar junto conmigo” (1:5).

Me gusta practicar la línea “Que la paz se extienda desde mi mente a la tuya, (nombre)” (2:2). La practicaré ahora, mientras escribo esto, pensando en todos los que recibiréis este mensaje: Que la paz se extienda desde mi mente a la tuya.


Con el perdón como mi función, y puesto que el perdón tiene efectos tan profundos, hoy no quiero olvidarlo. Me ayuda a hacerme consciente de mi Ser, y por eso quiero practicarlo hoy. Que hoy aproveche todo como una oportunidad para aprender el perdón.






TEXTO


VI. El tesoro de Dios


1. Somos la voluntad unida de la Filiación, cuya plenitud es para todos. 2Comenzamos nuestra jornada de regreso juntos, y, según avanzamos juntos, congregamos a nuestros hermanos. 3Cada aumento de nuestra fuerza se lo ofrecemos a todos, para que ellos puedan también superar su debilidad y añadir su fuerza a la nuestra. 4Dios nos espera a todos con los Brazos abiertos, y nos dará la bienvenida tal como yo te la estoy dando a ti. 5No dejes que nada en el mundo haga que te olvides del Reino de Dios.

2. El mundo no puede añadirle nada al poder y a la gloria de Dios y de Sus santos Hijos, pero si Sus Hijos ponen su atención allí, el mundo puede cegarlos e impedir que vean al Padre. 2Tú no puedes ver el mundo y conocer Dios. 3Sólo uno de ellos es verdad. 4He venido a decirte que no es a ti a quien corresponde decidir cuál de ellos lo es. 5Si lo fuese, ya te habrías destruido a ti mismo. 6Mas Dios no dispuso la destrucción de Sus creaciones, pues las creó para toda la eternidad. 7Su Voluntad te ha salvado, no de ti mismo, sino de la ilusión de ti mismo. 8Dios te ha salvado para ti mismo.

3. Glorifiquemos a Aquel que el mundo niega, pues el mundo no tiene poder alguno sobre Su Reino. 2Nadie que Dios haya creado puede encontrar dicha en nada excepto en lo eterno, no porque se le prive de todo lo demás, sino porque nada más es digno de él. 3Lo que Dios y Sus Hijos crean es eterno, y en esto y sólo en esto, radica Su dicha.

4. Escucha la parábola del hijo pródigo, y aprende cuál es el tesoro de Dios y el tuyo: el hijo de un padre amoroso abandonó su hogar y pensó que había derrochado toda su fortuna a cambio de cosas sin valor, si bien no había entendido en su momento la falta de valor de las mismas. 2Le daba vergüenza volver a su padre porque pensaba que lo había herido. 3Mas cuando regresó a casa, su padre lo recibió jubilosamente toda  vez que el hijo en sí era su tesoro. 4El padre no quería nada más.

5. Lo único que Dios desea es Su Hijo porque Su Hijo es Su único tesoro. 2Tú deseas tus creaciones tal como Él desea las Suyas. 3Tus creaciones son tu regalo a la Santísima Trinidad, creadas como muestra de agradecimiento por tu propia creación. 4Tus creaciones no te han abandonado, de la misma manera en que tú tampoco has abandonado a tu Creador, sino que extienden tu creación de la misma forma en que Dios Se extendió a Sí Mismo hasta ti. 5¿Pueden acaso las creaciones de Dios derivar dicha de lo que no es real? 6¿Y qué es real sino las creaciones de Dios y aque­llas que son creadas como las Suyas? 7Tus creaciones te aman tal como tú amas a tu Padre por el regalo de tu creación. 8Ningún otro regalo es eterno, y, por lo tanto, ningún otro regalo es verda­dero. 9¿Cómo entonces ibas a poder aceptar cualquier otra cosa o dar cualquier otra cosa y esperar dicha a cambio? 10¿Y qué otra cosa podrías desear sino la dicha? 11Tú ni te hiciste a ti mismo ni hiciste tu función. 12Lo único que hiciste fue tomar la decisión de ser indigno de ambas cosas. 13Pero no puedes hacerte indigno porque eres el tesoro de Dios, y lo que para Él tiene valor es valioso. 14No se puede poner en duda su valor, pues éste reside en el hecho de que Dios se compartió a Sí Mismo con él, estable­ciendo así su valor para siempre.

6. Tu función es aumentar el tesoro de Dios creando el tuyo. 2Su Voluntad hacia ti es Su Voluntad para ti. 3Él no te negaría la capaci­dad de crear porque en ello radica Su dicha. 4Tú no puedes hallar dicha excepto como Dios lo hace. 5Su gozo estriba en haberte crea­do a ti y Él te extiende Su Paternidad para que tú puedas exten­derte tal como Él lo hizo. 6No comprendes esto porque no lo comprendes a Él. 7Nadie que no acepte su función puede entender lo que ésta es, y nadie puede aceptar su función a menos que sepa lo que él mismo es. 8La creación es la Voluntad de Dios. 9Su Voluntad te creó para que tú a tu vez creases. 10Tu voluntad no fue creada aparte de la Suya, por lo tanto, tiene que disponer lo mis­mo que la Suya.

7.  La idea de una "voluntad reacia" no tiene sentido por ser una contradicción intrínseca que en realidad no significa nada. 2Cuando piensas que no estás dispuesto a ejercer tu voluntad en conformidad con la de Dios, no estás pensando realmente. 3La Voluntad de Dios es puro pensamiento, 4y no se puede contrade­cir con pensamientos. 5Dios no se contradice a. Sí Mismo, y Sus Hijos, que son como Él, no pueden contradecirse a sí mismos ni contradecirle a Él. 6Su pensamiento, no obstante, es tan poderoso que pueden incluso aprisionar a la mente del Hijo de Dios si así lo deciden. 7Esta decisión hace ciertamente que el Hijo de Dios no conozca su función, aunque ésta nunca le es desconocida a su Creador. 8Y puesto que no le es desconocida a su Creador, él siem­pre la puede conocer.

8. La única pregunta que jamás debieras hacerte es: "¿Deseo saber lo que la Voluntad de mi Padre dispone para mí?" 2Él no te lo ocultará. 3Me lo reveló a mí cuando se lo pregunté, y así, supe lo que Él ya había dado. 4Nuestra función es colaborar juntos porque separados el uno del otro no podemos funcionar en absoluto. 5El poder del Hijo de Dios reside en todos nosotros, pero no en ninguno de nosotros por separado. 6Dios no desea que este­mos solos porque Su Voluntad no es estar solo. 7Por eso creó a Su Hijo, y le dio el poder de crear junto con Él. Nuestras creaciones son tan santas como nosotros, y nosotros que somos los Hijos de Dios, somos tan santos como Él. 9Por medio de nuestras creacio­nes extendemos nuestro amor, aumentando así el gozo de la San­tísima Trinidad. 10No comprendes esto porque aunque eres el tesoro de Dios, no te consideras valioso. 11Como resultado de esa creencia no puedes entender nada.

9. Yo soy consciente del valor que Dios te otorga. 2Mi devoción por ti procede de Él, pues nació del conocimiento que tengo de mí mismo y de Él. 3No podemos estar separados. 4Lo que Dios ha unido no se puede separar, y Dios ha unido a todos Sus Hijos en Sí Mismo. 5¿Cómo ibas a poder estar separado de tu vida y de tu Ser? 6El viaje a Dios es simplemente el redespertar del conoci­miento de dónde estás siempre y de lo que eres eternamente: 7Es un viaje sin distancia hacia una meta que nunca ha cambiado. 8La verdad sólo puede ser experimentada. 9No se puede  describir ni explicar. 10Yo puedo hacerte consciente de las condiciones que la facilitan, pero la experiencia en sí forma parte del ámbito de Dios. 11Juntos podemos satisfacer sus condiciones, pero la verdad ven­drá ti por su cuenta.

10. Lo que la Voluntad de Dios ha dispuesto para ti es tuyo. 2Dios le ha dado Su Voluntad a Su tesoro, para quien esa Voluntad es su propio tesoro. 3Allí dónde esté tu tesoro allí estará tu corazón, tal como el Suyo está allí donde se encuentra Su tesoro. 4Tú, a quien Dios ama, eres completamente bendito. 5Aprende esto de mí, y libera la santa voluntad de todos aquellos que son tan ben­ditos como tú.










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