DESPERTAR AL AMOR

martes, 27 de marzo de 2018

27 MARZO: SEGUNDO REPASO Repaso de lecciones 71 a 72

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCION 86


Éstas son las ideas para el repaso de hoy:


1. (71) Sólo el plan de Dios para la salvación tendrá éxito.
2Es inútil que ande buscando febrilmente la salvación por todas partes. 3La he visto en muchas personas y en muchas cosas, pero cada vez que traté de alcanzarla no estaba allí. 4Estaba equivo­cado con respecto a dónde se encuentra. 5Estaba equivocado con respecto a lo que es. 6Ya no emprenderé más búsquedas inútiles. 7Sólo el plan de Dios para la salvación tendrá éxito. 8Y me regoci­jaré porque Su plan jamás puede fallar.

2. Estas son algunas de las variaciones que se sugieren para las aplicaciones más concretas de la idea:

2El plan de Dios para la salvación me librará de mi percep­ción de esto.
3Esto no es una excepción al plan de Dios para la salvación.
4Quiero percibir esto únicamente a la luz del plan de Dios para la salvación.

3. (72) Abrigar resentimientos es un ataque contra el plan de Dios para la salvación.
2Abrigar resentimientos es un intento de probar que el plan de Dios para la salvación fracasará. 3Sin embargo, sólo Su plan puede tener éxito. 4Al abrigar resentimientos, por lo tanto, estoy exclu­yendo de mi conciencia mi única esperanza de salvación. 5Mas no quiero seguir yendo en contra de mis propios intereses de esta manera tan descabellada. 6Quiero aceptar el plan de Dios para la salvación y ser feliz.

4. Las aplicaciones concretas de esta idea pueden hacerse utili­zando las siguientes variaciones: 

 
2Según contemplo esto estoy eligiendo entre la percepción falsa y la salvación.
3Si veo motivos en esto para abrigar resentimientos, no veré motivos que justifiquen mi salvación.
             4Esto es un llamamiento a la salvación, no al ataque.




Instrucciones para la práctica

Ejercicios más largos: 2 veces (una para cada idea), durante quince minutos. 

  • Durante tres o cuatro minutos, lee lentamente la idea y los comentarios (si quieres varias veces) y piensa en ellas. 
  • Cierra los ojos y pasa el resto del periodo de práctica escuchando el mensaje que el Espíritu Santo tiene para ti. Podemos considerar a este tiempo de escuchar como que tiene los siguientes componentes:
  1. Escucha “sosegadamente aunque con mucha atención” (3:1), escucha en quietud y con toda tu atención.
  2. Mantén una actitud de confianza (“este mensaje me pertenece”), deseo (“yo quiero este mensaje”), y determinación (“estoy decidido a tener éxito”).
  3. Escuchar durante diez minutos puede ser una gran invitación a que la mente se distraiga, por eso la mayor parte de las instrucciones para este ejercicio tratan de este asunto. Si la mente se distrae sin control, regresa a la primera fase y repítela. Para las distracciones menores de la mente, date cuenta de que los pensamientos que te distraen no tienen poder, y que tu voluntad tiene todo el poder, y luego reemplaza los pensamientos con tu voluntad de tener éxito. Haz esto con firmeza. “No permitas que tu intención vacile” (4:1). “No dejes que… te desvíe de tu propósito” (5:2).

Esto no se menciona en las instrucciones pero te puede ser útil para preguntar el mensaje de verdad, al comienzo y luego de vez en cuando a lo largo de la práctica. Puedes decir, por ejemplo: “¿Cuál es Tu mensaje para mí hoy?” Incluso puedes usar esta petición como el medio para despejar los pensamientos que te distraen.

Recordatorios frecuentes: Muy a menudo.
Repite la idea como un medio de reafirmar tu determinación a triunfar. Primera mitad del día: la primera lección. Segunda mitad del día: la segunda lección.

Respuesta a la tentación: Cada vez que te sientas tentado a disgustarte.
Repite alguna variación de la idea, modificada para aplicarla a ese disgusto concreto. Puedes usar una de las tres “aplicaciones concretas” (L.rII.In.6:1) que se sugieren después de cada lección. Date cuenta que se refieren a un disgusto concreto. Cada una está dirigida a “esto” que te molesta o a un “nombre” que te molesta. O puedes utilizar tus propias palabras usando una variación de la práctica de dejar que surjan pensamientos relacionados. Simplemente relájate y deja que tu mente te traiga una frase que aplique la esencia de la idea a tu disgusto actual. 

Comentario

Me parece muy interesante cómo las lecciones parecen alternar entre ver resentimientos y dónde buscamos la salvación. Estoy empezando a entender la idea, pienso: Cuando mi ego quiere impedirme encontrar la salvación de Dios dentro de mi Ser, me distrae con algún tipo de resentimiento fuera de mí. Al ver la causa de mis problemas fuera, naturalmente busco la solución fuera. Busco la salvación fuera de mí mismo.

El problema no es nunca lo de fuera. “Los que consideras culpables se convierten en los testigos de tu culpabilidad, y es en ti donde la verás, pues estará ahí hasta que sea des-hecha. La culpabilidad se encuentra siempre en tu mente, la cual se ha condenado a sí misma. No sigas proyectando culpabilidad, pues mientras lo hagas no podrá ser deshecha” (T.13.IX.6:6-8). Lo que estamos viendo ahí fuera, el objeto de nuestros resentimientos, es únicamente la proyección de la condena a uno mismo. Podemos cambiar el nombre del pecado para proteger a los culpables (nosotros mismos), pero es nuestro pecado lo que estamos viendo ahí fuera en el mundo. Por esa razón ver resentimientos fuera nos impide encontrar la salvación dentro.

Como dice el repaso, hemos buscado la salvación en muchos lugares y cosas diferentes, y nunca estaba donde buscamos (1:3). No la podemos encontrar ahí fuera porque no está ahí fuera en ningún sitio. No hay esperanza de salvación en el mundo, y eso son buenas noticias. Son buenas noticias porque ya no tenemos que depender de nadie ni de nada fuera de nosotros para que haga su papel adecuado, ni que llegue en el momento oportuno para satisfacer nuestras necesidades, ni que haga nada. Podemos abandonar la expectativa de que alguien nos salve, y podemos volvernos a lo único en lo que podemos confiar absolutamente: nosotros mismos, nuestro Ser. Podemos liberar a todos del aprisionamiento en el que los hemos tenido durante toda nuestra vida. Podemos decirle al mundo: “No eres responsable de mí. Ya no te hago responsable de mi infelicidad. Me he dado cuenta de que es tarea mía, no la tuya”.

Recuerdo lo raro que me sentí, pero también lo feliz, de decirle a mi querida amiga Lynne, hace años: “Me he dado cuenta de que no te necesito”. Siendo más sabia que yo en aquel momento, ella se quedó encantada. Yo tenía miedo de que ella se sintiera ofendida, ¡qué cosa tan “poco romántica” decirle a tu pareja: “No te necesito”! Aunque ella entendió exactamente lo que yo quería decir. Yo le estaba diciendo que ya no esperaba que ella me hiciera feliz, ya no cargaba con la insoportable carga de mi felicidad. Pensar que nuestra pareja es responsable de nuestra felicidad es exactamente lo que convierte a las relaciones especiales en un infierno, porque cuando yo no soy feliz, tengo un resentimiento, como en un sindicato de trabajadores: “¡Eh! Tú no estás cumpliendo tu parte del trato. Se supone que tienes que hacerme feliz”. Y el resentimiento contra nuestra pareja nos aleja de la salvación en nuestro corazón.

Siempre me ha gustado la última línea de la lección de hoy: “Esto es un llamamiento a la salvación, no al ataque” (4:4). Me recuerda a una vieja frase de la serie televisiva de Superman (la de George Reeves, ¡aquí estoy demostrando mi edad!). Clark Kent mira a un crimen o desastre que está ocurriendo y dice: “Esto es trabajo de Superman”. En lugar de mirar a los acontecimientos de nuestra vida y pensar: “Esto es trabajo del ego. ¡Ataquemos!. Hagamos y guardemos un resentimiento”, podemos mirar a la situación y decir: “¡Esto es trabajo de Dios! Perdonemos. Respondamos con amor a la petición de amor”. Cuando surja una necesidad a mi alrededor, ¿qué poder voy a invocar: a Dios o al ego?

La elección es “entre la percepción falsa y la salvación” (4:2). La única alternativa a la salvación es algo irreal, una ilusión, una percepción falsa. El único modo en que puedo impedirme ser feliz es percibir falsamente a mi hermano; si le veo de verdad, siempre encontraré la salvación. “Al abrigar resentimientos, por lo tanto, estoy excluyendo de mi conciencia mi única esperanza de salvación” (3:4). ¡Qué cosa más tonta! ¡Voy a dejar de hacerlo!


“Quiero aceptar el plan de Dios para la salvación y ser feliz” (3:6).






TEXTO


9. En este mundo, ni siquiera el cuerpo se percibe como algo ínte­gro. 2Se considera que su propósito está dividido en muchas fun­ciones que no tienen ninguna relación entre sí o muy poca, de modo que parece estar regido por el caos. 3Guiado por el ego, lo está. 4Guiado por el Espíritu Santo, no. 5En este último caso, se convierte en un medio a través del cual la parte de la mente que trataste de separar del espíritu puede trascender sus propias dis­torsiones y retornar a él. 6El templo del ego se convierte así en el templo del Espíritu Santo, en el que la devoción por Él reemplaza a la devoción por el ego. 7En este sentido el cuerpo se convierte ciertamente en el templo de Dios, Su Voz reside en su interior dirigiendo el uso que se hace de él.

10. La curación es el resultado de usar el cuerpo exclusivamente para los fines de la comunicación. 2Puesto que eso es lo natural, sana al restaurar la unicidad, lo cual es también natural. 3Toda mente es íntegra, y la creencia de que parte de la mente es física, o   no mental, es una interpretación fragmentada o enfermiza. 4Es imposible convertir a la mente en algo físico, pero es posible hacer que se manifieste a través de lo físico si usa al cuerpo para ir más allá de sí misma. 5Al hacer eso la mente se extiende: 6No se detiene en el cuerpo porque si lo hace su propósito queda obstruido. 7Una mente que ha sido obstruida se ha permitido a sí misma ser vulne­rable al ataque porque se ha vuelto contra sí misma.

11. Despejar estos obstáculos es, por consiguiente, la única manera de garantizar ayuda y curación. 2Ayudar y curar son las expresio­nes naturales de la mente que está operando a través del cuerpo, pero no en él: 3Si la mente cree que su objetivo es el cuerpo distor­sionará su percepción de éste, y al bloquear su propia extensión más allá del mismo, dará  lugar enfermedades, pues estará fomentando la separación. 4Percibir el cuerpo como una entidad separada no puede sino fomentar la enfermedad, ya que ello no es verdad. 5Un medio de comunicación deja de ser útil si se emplea para cualquier otra cosa. 6Usar un instrumento de comunicación como instrumento de ataque es estar confundido con respecto a su propósito.

12. Comunicar es unir y atacar es separar. 2¿Cómo ibas a poder hacer ambas cosas simultáneamente utilizando el mismo medio y no sufrir por ello? 3La percepción del cuerpo sólo se puede unifi­car cuando se ha aceptado un solo propósito. 4Esto libera a la mente de la tentación de ver al cuerpo bajo distintas luces, y puede entonces entregárselo por completo a la única Luz en la que puede ser realmente entendido. 5Confundir un recurso de aprendizaje con un objetivo del plan de estudios es una confu­sión básica que impide el entendimiento de ambos. 6El aprendi­zaje tiene que conducir más allá del cuerpo, al re-establecimiento del poder de la mente en él. 7Esto sólo se puede lograr si la mente se extiende hasta otras mentes, y no interrumpe su extensión. 8Esta interrupción es la causa de todas las enfermedades porque la única función de la mente es extender.

13.  Lo opuesto a la dicha es la depresión. 2Cuando lo que apren­des fomenta la depresión en lugar de la dicha, es que no estás escuchando al Maestro jubiloso de Dios ni aprendiendo Sus lec­ciones. 3Ver un cuerpo de cualquier otra forma que no sea como un medio de comunicación es limitar a tu mente y hacerte daño a ti mismo. 4La salud, por lo tanto, no es otra cosa que un propósito unificado. 5Si se pone al cuerpo en armonía con el propósito de la mente, éste se vuelve íntegro porque la mente sólo tiene un pro­pósito. 6El ataque tan sólo puede ser un propósito que el cuerpo ha asumido, ya que separado de la mente, el cuerpo no tiene ningún propósito.

14. Tú no estás limitado por el cuerpo, y el pensamiento no puede hacerse carne. 2La mente, no obstante, puede manifestarse a tra­vés del cuerpo si va más allá de él y no lo interpreta como una limitación. 3Siempre que ves a alguien limitado a un cuerpo o por un cuerpo, estás imponiéndote a ti mismo ese mismo límite. 4¿Estás dispuesto a aceptar eso cuando el único propósito de tu aprendizaje debería ser escaparte de toda limitación? 5Todo aquel que concibe el cuerpo como un medio de ataque y cree que de ello puede derivar dicha, demuestra inequívocamente que es un mal estudiante. 6Ha aceptado un objetivo de aprendizaje que contra­dice claramente el propósito unificado del plan de estudios y que le impide aceptar como propio el propósito de éste.

15. La dicha procede de un propósito unificado, y un propósito unificado es algo que es únicamente propio de Dios. 2Cuando tu propósito está unificado es el Suyo. 3Si crees que puedes interfe­rir en Su propósito necesitas salvación. 4Te has condenado a ti mismo, pero la condenación no es algo que proceda de Dios. 5Por lo tanto, no es real. 6Ni tampoco lo son sus aparentes resultados. 7Cuando ves a tu hermano como un cuerpo, lo estás condenando porque te has condenado a ti mismo. 8No obstante, si toda conde­nación es irreal, y tiene que serlo puesto que es una forma de ataque, entonces no puede tener consecuencias.

16. No te permitas sufrir por causa de las consecuencias imagina­rias de lo que no es real: 2Libera tu mente de la creencia de que eso es posible. 3En su total imposibilidad radica tu única espe­ranza de liberación. 4¿Y qué otra esperanza querrías albergar? 5La única manera de liberarse de las ilusiones es dejando de creer en ellas. 6El ataque no existe, lo único que existe es comunicación ilimitada y, por lo tanto, poder y plenitud ilimitados. 7El poder de la plenitud es la extensión. 8No dejes que tus pensamientos se detengan en este mundo, y tu mente se volverá receptiva la creación en Dios.






No hay comentarios:

Publicar un comentario