DESPERTAR AL AMOR

sábado, 7 de diciembre de 2019

7 DICIEMBRE: Tan sólo puedo atacar mi propia impecabilidad, que es lo único que me mantiene a salvo.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


13. ¿Qué es un milagro?


1. Un milagro es una corrección. 2No crea, ni cambia realmente nada en absoluto. 3Simplemente contempla la devastación y le recuerda a la mente que lo que ve es falso. 4Corrige el error, mas no intenta ir más allá de la percepción, ni exceder la función del perdón. 5Se mantiene, por lo tanto, dentro de los límites del tiempo. 6No obstante, allana el camino para el retorno de la intem­poralidad y para el despertar del amor, pues el miedo no puede sino desvanecerse ante el benevolente remedio que el milagro trae consigo.

2. En el milagro reside el don de la gracia, pues se da y se recibe como uno. 2Y así, nos da un ejemplo de lo que es la ley de la verdad, que el mundo no acata porque no la entiende. 3El mila­gro invierte la percepción que antes estaba al revés, y de esa manera pone fin a las extrañas distorsiones que ésta manifestaba. 4Ahora la percepción se ha vuelto receptiva a la verdad. 5Ahora puede verse que el perdón está justificado.

3. El perdón es la morada de los milagros. 2Los ojos de Cristo se los ofrecen a todos los que Él contempla con misericordia y con amor. 3La percepción queda corregida ante Su vista, y aquello cuyo propósito era maldecir tiene ahora el de bendecir. 4Cada azucena de perdón le ofrece al mundo el silencioso milagro del amor. 5Y cada una de ellas se deposita ante la Palabra de Dios, en el altar universal al Creador y a la creación, a la luz de la perfecta pureza y de la dicha infinita.

4. Al principio el milagro se acepta mediante la fe, porque pedirlo implica que la mente está ahora lista para concebir aquello que no puede ver ni entender. 2No obstante, la fe convocará a sus testigos para demostrar que aquello en lo que se basa realmente existe. 3Y así, el milagro justificará tu fe en él, y probará que esa fe descan­saba sobre un mundo más real que el que antes veías: un mundo que ha sido redimido de lo que tú pensabas que se encontraba allí.

5. Los milagros son como gotas de lluvia regeneradora que caen del Cielo sobre un mundo árido y polvoriento, al cual criaturas hambrientas y sedientas vienen a morir. 2Ahora tienen agua. 3Ahora el mundo está lleno de verdor. 4Y brotan por doquier señales de vida para demostrar que lo que nace jamás puede morir, pues lo que tiene vida es inmortal.



AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCIÓN 341


Tan sólo puedo atacar mi propia impecabilidad, que es lo único que me mantiene a salvo.


1. Padre, Tu Hijo es santo. 2Yo soy aquel a quien sonríes con un amor y con una ternura tan entrañable, profunda y serena que el universo te devuelve la sonrisa y comparte Tu Santidad. 3Cuán puros y santos somos y cuán a salvo nos encontramos nosotros que moramos en Tu Sonrisa, y en quienes has volcado todo Tu Amor; nosotros que vivimos unidos a Ti, en completa hermandad y Paternidad, y en inocencia tan perfecta que el Señor de la Inocencia nos concibe como Su Hijo: un universo de Pensa­miento que le brinda Su plenitud.

2. No ataquemos, pues, nuestra impecabilidad, ya que en ella se encuentra la Palabra que Dios nos ha dado. 2Y en su benévolo reflejo nos salvamos.




Instrucciones para la práctica

Ver las instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.

Comentario

Cuando ataco a alguien, me ataco a mí mismo. Cuando veo pecado en otro, ataco mi propia inocencia, y sólo mi inocencia me mantiene a salvo. Dios dice que yo soy inocente, ¿quién soy yo para no estar de acuerdo?

Yo soy aquel a quien sonríes con un amor y con una ternura tan entrañable, profunda y serena que el universo te devuelve la sonrisa y comparte Tu Santidad. (1:2)

Entonces, ¡qué absurdo atacar, cuando cualquier ataque es un ataque a lo que yo soy! ¡Qué absurdo atacar la maravilla que soy en una tonta búsqueda de otra identidad sin importancia! ¿Por qué poner en peligro mi experiencia de la profunda ternura de Dios?

… moramos en Tu Sonrisa… (1:3)

¡Que pensamiento más maravilloso! A veces he encontrado una persona cuya sonrisa era tan radiante que sentí que me inundaba. ¡Imagínate inundado por la sonrisa de Dios! ¡Que cariñoso amor irradia esa sonrisa! Voy a pasar un rato disfrutando de su resplandor compasivo.

Vivimos unidos a Él “en completa hermandad y Paternidad” (1:3). La unidad que disfrutamos no es sólo con el Padre sino también con todos nuestros hermanos. Éste es el estado que está destinado para nosotros para siempre. Es el estado en el que siempre estamos, si estamos dispuestos a disfrutar de él y a dejar a un lado cada pensamiento de ataque. “El Señor de la Inocencia nos concibe como Su Hijo: un universo de Pensamiento que le brinda Su plenitud” (1:3). Como Hijo Suyo, únicamente podemos ser la inocencia misma. Mi ataque 

No ataquemos, pues, nuestra impecabilidad, ya que en ella se encuentra la Palabra que Dios nos ha dado. Y en su benévolo reflejo nos salvamos. (2:1-2)


¿Qué es un milagro? (Parte 1)

L.pII.13.1:1-3

Un milagro es una corrección. No crea, ni cambia realmente nada en absoluto. (1:1-2)

El milagro corrige, no crea. No hace nada nuevo, simplemente arregla una valoración equivocada de lo que ya soy. Como dice la Lección 341, ya somos inocentes. No necesitamos hacernos inocentes. Todo lo que necesitamos hacer es dejar de atacar nuestra inocencia.

Pensamos en el milagro como un cambio sorprendente en la manera en que son las cosas. Pero tal como el Curso lo ve, un milagro no cambia nada. Simplemente elimina una falsa percepción (interpretación). Elimina la capa de pecado y culpa que hemos puesto sobre nuestra inocencia, y muestra la inocencia sin cambio que hemos intentado ocultar.

Un milagro a menudo tiene efectos externos, aunque no siempre:

Los milagros son expresiones de amor, pero puede que no siempre tengan efectos observables. (T.1.I.35.1)

Cuando hay efectos que se pueden ver, algo dentro de la ilusión parece cambiar, a menudo completamente. Alguien que estaba enfermo, se cura. Dos personas que estaban en guerra, de repente firman la paz. Pero eso es el efecto del milagro, no el milagro en sí mismo. El efecto sólo muestra en la forma lo que siempre ha sido verdad en la realidad: la persona “enferma” siempre ha sido completa, los amigos “en guerra” siempre han estado unidos como una sola mente. Los efectos observables nos muestran que la forma nunca ha sido real, pero el milagro es la percepción que lo vio antes de que fuera un efecto que se pudiese ver, y al darse cuenta de la falsedad de la ilusión, cambió la ilusión.

Simplemente contempla la devastación y le recuerda a la mente que lo que ve es falso. (1:3)

El milagro mira a la ilusión y le recuerda a la mente que es una ilusión. Vemos “devastación” en este mundo, pero el milagro nos recuerda que lo que vemos es falso. Vemos la mente deformada por la culpa de una persona, el milagro nos recuerda que no es real como tampoco sus aparentes efectos, y nos permite ver la plenitud e inocencia de la persona detrás de la ilusión que presenta al mundo.





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