DESPERTAR AL AMOR

viernes, 14 de septiembre de 2018

14 SEPTIEMBRE: Que no me olvide de mi propósito.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS

LECCIÓN 257


Que no me olvide de mi propósito.


1. Si me olvido de mi objetivo no podré sino estar confundido e inseguro acerca de quién soy, y así, mis acciones no podrán sino ser conflictivas. 2Nadie puede estar al servicio de objetivos con­tradictorios, y servirlo bien. 3Tampoco puede desenvolverse sin que se abata sobre él una profunda angustia y depresión. 4Resol­vamos hoy, por lo tanto, recordar lo que queremos realmente, para así unificar nuestros pensamientos y acciones de manera que tengan sentido y para llevar a cabo únicamente lo que Dios quiere que hagamos este día.

2. Padre, el perdón es el medio que Tú has elegido para nuestra salva­ción. 2No permitas que nos olvidemos hoy de que no tenemos otra volun­tad que la Tuya. 3Y así, nuestro propósito tiene asimismo que ser el Tuyo si queremos alcanzar la paz que Tú has dispuesto para nosotros.



Instrucciones para la práctica

Ver las instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.

Comentario

El propósito al que se refiere esta lección es el perdón (2:1). Una y otra vez, el Curso nos dice que el perdón es nuestra función, nuestro propósito, la razón por la que estamos aquí. Y es nuestra única función.

Yo soy la luz del mundo. Ésa es mi única función. Por eso es por lo que estoy aquí. (L.61.5:3-5)

Perdonar es mi función por ser la luz del mundo. (L.62)

¿Y si hoy recordase que el perdón es mi único propósito? ¿Y si me diese cuenta de que suceda lo que suceda, si perdono todo y a todos, he cumplido mi función? ¿Y si me diese cuenta de que todas las cosas que pienso que son importantes no son nada comparadas con este propósito? Cuando voy detrás de ese conductor lento mientras intento llegar a algún sitio a tiempo, mi propósito es el perdón, no es llegar allí a tiempo. En toda situación de conflicto, mi propósito es el perdón, no es ganar. Cuando la persona de la que busco muestras de amor no me responde, mi propósito es el perdón, no es obtener la respuesta que busco. Y así sucesivamente. ¿Cuál sería la diferencia si hiciera del perdón mi único objetivo, lo más importante?

Si me olvido de mi objetivo, terminaré siempre en conflicto, intentando servir a propósitos contradictorios. Nadie puede estar al servicio de objetivos contradictorios, y servirlo bien (1:1-2). El resultado inevitable de objetivos contradictorios es “una profunda angustia y depresión” (1:3). ¿Te resulta familiar? Cuando empezamos el camino espiritual casi siempre estamos en conflicto, porque hemos aceptado un objetivo nuevo y más elevado sin abandonar los viejos objetivos. Estamos intentando servir a dos maestros, lo que me recuerda a la época en que tenía un trabajo en el que ¡recibía órdenes de dos jefes! ¡Menuda época de angustia y depresión! El único modo a la paz mental en nuestra vida es fijar un propósito único, una sola meta (2:3), y ponerla lo primero de todo en todo momento. Necesitamos “unificar nuestros pensamientos y acciones de manera que tengan sentido” reconociendo que la Voluntad de Dios para nosotros es el perdón, y buscando hacer únicamente eso (1:4, 2:2).

¿Qué es el pecado? (Parte 7)

L.pII.4.4:1-3

La lección compara nuestra creencia en el pecado y las ilusiones proyectadas que hemos inventado para apoyar esa creencia, con “los sueños de un loco” (4:1). Los sueños de un loco pueden ser aterradores; del mismo modo, nuestras imágenes externas del pecado en el mundo pueden ser terroríficas. “El pecado parece ser ciertamente aterrador” (4:1). La enfermedad, la muerte y la pérdida de cualquier clase nos aterrorizan. La ilusión no es agradable.

“Sin embargo, lo que el pecado percibe no es más que un juego de niños” (4:2). Nada de ello tiene realmente un resultado duradero. Desde la perspectiva de la eternidad, nuestras guerras y plagas no son más reales ni terroríficas que una guerra imaginaria de un niño entre las figuras de superhéroes en acción. No hay duda de que esto es muy difícil de creer, especialmente cuando estás en medio de todo ello creyendo que es real. Sin embargo, es lo que el Curso afirma. Si el cuerpo no vive realmente, tampoco muere. “El Hijo de Dios puede jugar a haberse convertido en un cuerpo que es presa de la maldad y de la culpabilidad, y a que su corta vida acaba en la muerte” (4:3). Pero no es cierto. Es únicamente un juego que estamos jugando. Nada de todo ello significa lo que creemos que significa.

Cuando vamos al cine, podemos llorar cuando un personaje con el que nos hemos identificado sufre una pérdida o muere. Sin embargo, una parte más profunda de nuestra mente sabe que estamos viendo una historia, que el actor no murió realmente. Y en cierto nivel, el Curso nos pide que respondamos a lo que llamamos “vida” del mismo modo, con un nivel de conocimiento más profundo que sabe que toda vida que Dios creó nunca puede morir. El personaje de la obra puede morir, podemos llorar, y sin embargo debajo de todo eso, sabemos que es únicamente un juego imaginario, y no la realidad final








TEXTO


IV. La bifurcación del camino



1. Cuando llegas al lugar en que la bifurcación del camino resulta evidente, no puedes seguir adelante. 2Tienes que decidirte por uno de los dos caminos, 3pues si sigues adelante de la manera en que ibas antes de llegar a este punto, no llegarás a ninguna parte. 4El único propósito de llegar hasta aquí fue decidir cuál de los dos caminos vas a tomar ahora. 5El trayecto que te condujo hasta aquí ya no importa. 6Ya no tiene ninguna utilidad. 7Nadie que haya llegado hasta aquí puede decidir equivocadamente, pero sí puede demorarse. 8Y no hay momento de la jornada más frus­trante y desalentador, que aquel en el que te detienes ahí donde el camino se bifurca, indeciso con respecto a qué rumbo seguir.

2. Son sólo los primeros pasos por el camino recto los que pare­cen difíciles, pues ya te has decidido, si bien puede que aún creas que puedes volverte atrás y elegir la otra alternativa. 2Pero no es así. 3Ninguna decisión que se haya tomado y que cuente con el respaldo del poder del Cielo puede ser revocada. 4Tu camino ya se decidió. 5Si reconoces esto no habrá nada que no se te diga.

3. Y así, tú y tu hermano os encontráis ahí en ese santo lugar, ante el velo de pecado que pende entre vosotros y la faz de Cristo. 2¡Dejad que sea descorrido! 3¡Descorredlo juntos! 4Pues es sólo un velo lo que se interpone entre vosotros. 5Por separado, cada uno de vosotros lo veréis como un sólido muro y no os daréis cuenta de lo delgado que es el cortinaje que ahora os separa. 6Aun así, éste ya casi ha sido eliminado de vuestra conciencia, e incluso aquí, ante el velo, la paz ha venido a vosotros. 7Piensa en lo que os espera después: el amor de Cristo iluminará vuestros rostros e irradiará desde ellos a un mundo en penumbra y con necesidad de luz. 8Y desde este santo lugar Él regresará con vosotros, sin irse de él y sin abandonaros. 9Os convertiréis en Sus mensajeros, al restituirlo a Él a Sí Mismo.

4. ¡Pensad en la hermosura que veréis, vosotros que camináis a Su lado! 2¡Y pensad cuán bello os parecerá el otro! 3¡Cuán felices os sentiréis de estar juntos después de una jornada tan larga y solita­ria en la que caminabais por separado! 4Las puertas del Cielo, francas ya para vosotros, las abriréis ahora para los que aún sufren. 5Y nadie que mire al Cristo en vosotros dejará de regoci­jarse. 6¡Qué bello es el panorama que visteis más allá del velo y que ahora llevaréis para iluminar los cansados ojos de aquellos que todavía están tan extenuados como una vez lo estuvisteis vo­sotros! 7¡Cuán agradecidos estarán de veros llegar y ofrecer el per­dón de Cristo para desvanecer así la fe que ellos aún tienen en el pecado!

5. Cualquier error que cometas, el otro ya lo habrá corregido tier­namente por ti. 2Pues para él tu hermosura es su salvación, y la quiere proteger de cualquier daño. 3cada uno será para el otro su firme defensor contra todo lo que parezca surgir para separa­ros. 4Y así caminaréis por el mundo conmigo, pues tengo un mensaje que aún no se ha llevado a todos. 5Y vosotros estáis aquí para permitir que se reciba. 6La oferta de Dios todavía sigue en pie, pero aguarda aceptación. 7Se recibe de vosotros que la habéis aceptado. 8En vuestras manos unidas se deposita confiadamente, pues vosotros que la compartís os habéis convertido en sus devo­tos guardianes y protectores.

6. A todos aquellos que comparten el Amor de Dios se les con­cede la gracia de ser los dadores de lo que han recibido. 2así aprenden que es suyo para siempre. 3Todas las barreras desapa­recen ante su llegada, de la misma manera en que cada obstáculo que antes parecía bloquear su camino quedó finalmente supe­rado. 4Ese velo que tú y tu hermano descorréis juntos os abre el camino a la verdad y se lo abre también a otros. 5Los que permi­ten que se les libere de las ilusiones de sus mentes son los salva­dores de este mundo, y caminan por él con su Redentor, llevando Su mensaje de esperanza, libertad y emancipación del sufri­miento a todo aquel que necesite un milagro para salvarse.

7. ¡Qué fácil es ofrecer este milagro a todos! 2Nadie que lo haya recibido tendría dificultad alguna en darlo. 3Pues al recibirlo aprendió que no se le daba solamente a él. 4Tal es la función de una relación santa: que recibáis juntos y que deis tal como reci­báis. 5Cuando se está ante el velo, esto todavía parece difícil. 6Pero si extendéis vuestras manos unidas y tocáis eso que parece un denso muro, notaréis con cuánta facilidad se deslizan vuestros dedos a través de su insubstancialidad. 7Ese muro no es sólido en absoluto. 8Y es sólo una ilusión lo que se interpone entre tú y tu hermano y el santo Ser que compartís.







3 comentarios:

  1. Saludos Jaime, extrañando tus mensajes de dos días.
    Gracias por venir, gracias por caminar a nuestro lado

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Hola:
    Se extrañan las lecciones, deseo que estes bien y aquí te esperamos <3

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