DESPERTAR AL AMOR

lunes, 25 de febrero de 2019

25 FEBRERO: PRIMER REPASO Repaso de lecciones 26 a 30

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCION 56

PRIMER REPASO Repaso de lecciones 26 a 30


Nuestro repaso de hoy abarca lo siguiente:


1. (26) Mis pensamientos de ataque atacan mi invulnerabilidad.
2¿Cómo puedo saber quién soy cuando creo estar sometido a con­tinuos ataques? 3El dolor, la enfermedad, la pérdida, la vejez y la muerte parecen acecharme. 4Todas mis esperanzas, aspiraciones y planes parecen estar a merced de un mundo que no puedo controlar. 5Sin embargo, la seguridad perfecta y la plena realiza­ción constituyen mi verdadera herencia. 6He tratado de despo­jarme de mi herencia a cambio del mundo que veo. 7Pero Dios la ha salvaguardado para mí. 8Mis pensamientos reales me enseña­rán lo que es mi herencia.

2. (27) Por encima de todo quiero ver.
2Al reconocer que lo que veo es un reflejo de lo que creo ser, me doy cuenta de que mi mayor necesidad es la visión. 3El mundo que veo da testimonio de cuán temerosa es la naturaleza de la imagen que he forjado de mí mismo. 4Si he de recordar quién soy, es esencial que abandone esta imagen de mí mismo. 5A medida que dicha imagen sea reemplazada por la verdad, se me conce­derá la visión. 6Y con esta visión contemplaré al mundo y a mí mismo con caridad y con amor.

3. (28) Por encima de todo quiero ver de otra manera.
2El mundo que veo mantiene en vigor la temerosa imagen que he forjado de mí mismo y garantiza su continuidad. 3Mientras siga viendo el mundo tal como lo veo ahora, la verdad no podrá albo­rear en mi conciencia. 4Dejaré que la puerta que se encuentra detrás de este mundo se abra, para así poder mirar más allá de él al mundo que refleja el Amor de Dios.

4. (29) Dios está en todo lo que veo.
2Tras cada imagen que he forjado, la verdad permanece inmuta­ble. 3Tras cada velo que he corrido sobre la faz del amor, su luz sigue brillando sin menoscabo. 4Más allá de todos mis descabe­llados deseos se encuentra mi voluntad, unida a la Voluntad de mi Padre. 5Dios sigue estando en todas partes y en todas las cosas eternamente. 6Y nosotros, que somos parte de Él, habremos de ver más allá de las apariencias, y reconocer la verdad que yace tras todas ellas.

5. (30) Dios está en todo lo que veo porque Dios está en mi mente.
2En mi propia mente, aunque oculto por mis desquiciados pensa­mientos de separación y ataque, yace el conocimiento de que todo es uno eternamente. 3Yo no he perdido el conocimiento de Quién soy por el hecho de haberlo olvidado. 4Ha sido salvaguardado para mí en la Mente de Dios, Quien no ha abandonado Sus Pensa­mientos. 5Y yo, que me cuento entre ellos, soy uno con ellos y uno con Él.




Instrucciones para la práctica 

Propósito: Repasar las lecciones y así dejar que se adentren en un nivel más profundo. También, ver la relación entre ellas y lo entrelazado que está el sistema de pensamiento al que se te está llevando. 

Ejercicios: Tan a menudo como puedas (sugerencia: cada hora, a la hora en punto), durante al menos dos minutos.

  • Solo y en un lugar tranquilo, lee una de las cinco lecciones y los comentarios relacionados. Fíjate en que los comentarios como si fueran tus propios pensamientos sobre la idea. Intenta imaginarte que son tus propias palabras. Te ayudará introducir tu nombre a menudo. Esto te preparará para la fase siguiente, en la que tú mismo produces pensamientos semejantes. 
  • Cierra los ojos y piensa en la idea y en los comentarios. Concretamente piensa en la idea central del párrafo del comentario. Reflexiona sobre ella. Deja que surjan pensamientos relacionados (utilizando el entrenamiento que has recibido en esa práctica). Si tu mente se distrae, repite la idea y luego vuelve a reflexionar sobre ella. Éste es el mismo ejercicio básico de la Lección 50, en el que activamente piensas sobre las ideas para dejar que se adentren más profundamente en tu mente. 


Observaciones: 

  • Al comienzo y al final del día lee las cinco lecciones. 
  • A partir de entonces, haz una lección por sesión de práctica, el orden no importa. 
  • Haz cada lección por lo menos una vez. 
  • Cumplido eso, concéntrate en una lección determinada si es la que más te atrae. 


Comentario 

La Puerta detrás del Mundo 

Hay una puerta detrás de este mundo que, si se abre, me permitirá ver el mundo que refleja el Amor de Dios (3:4). Es una puerta en mi mente, una puerta a la visión. 

Este mundo, lleno de “dolor, enfermedad, pérdida, vejez y muerte” (1:3), simplemente refleja mi falsa imagen de mí mismo (2:2-3). Es una alucinación superpuesta a la realidad, que la esconde y aparentemente la reemplaza. 

La línea del comienzo del repaso pregunta: “¿Cómo puedo saber quién soy cuando creo estar sometido a continuos ataques?” (1:2). Piensa en ello. Si realmente estoy sometido a continuos ataques, acosado por la enfermedad, la pérdida, la vejez, y la muerte, ¿cómo puedo ser una creación perfecta de Dios? ¿Cómo puede Dios incluso ser real? Creo en una imagen de mí mismo que está continuamente amenazada. Si estoy amenazado, ¿cómo puedo ser un ser espiritual y eterno? Si es verdadera la imagen que veo en este mundo, entonces yo no soy nada, no valgo nada, y estoy destinado a la destrucción. Puedo decir igualmente: “Come, bebe y sé feliz, pues mañana moriremos”. También puedo tomar lo que puedo obtener porque nada, sea lo que sea, durará, incluido yo mismo. 

Sin embargo, algo dentro de nosotros nos dice que somos más que esto (5:2). Algo dentro de nosotros está de acuerdo cuando leemos, en el Curso, que nada real puede ser amenazado. Si eso es cierto, y yo soy real, entonces el mundo que veo debe ser falso. El cuadro que me muestra, reforzando mi imagen de mí mismo como vulnerable, debe ser una mentira. O yo soy real y el mundo no lo es, o el mundo es real y yo no lo soy. “Pues yo soy real porque el mundo no lo es” (L.132.15:3). 

Por lo tanto, mi mayor necesidad es la visión. Necesito abrir esa puerta en mi mente, “ver más allá de las apariencias” (4:6), y ver un mundo que refleja el Amor de Dios, y, al hacerlo, recordar quién soy realmente. “Tras cada imagen que he forjado, la verdad permanece inmutable (4:2). “En mi propia mente, aunque oculto por mis desquiciados pensamientos de separación y ataque, yace el conocimiento de que todo es uno eternamente. Yo no he perdido el conocimiento de Quién soy por el hecho de haberlo olvidado (5:2-3).
Yo quiero abrir esa puerta y ver la verdad de nuevo. Yo quiero el mundo real. Yo quiero recordar. 




TEXTO


IV. La única Respuesta

 

1. Recuerda que el Espíritu Santo es la Respuesta, no la pregunta. 2El ego siempre habla primero. 3Es caprichoso y no le desea el bien a su hacedor. 4Cree, y con razón, que su hacedor puede dejar de brindarle apoyo en cualquier momento. 5Si te desease el bien se alegraría de ello, tal como el Espíritu Santo se alegrará cuando te haya conducido de vuelta a tu hogar y ya no tengas necesidad de que Él te guíe. 6El ego no se considera a sí mismo parte de ti. 7En eso radica su error fundamental, la base de todo su sistema de pensamiento.   
   
2. Cuando Dios te creó te hizo parte de Él. 2Por eso es por lo que el ataque no tiene cabida dentro del Reino. 3Hiciste al ego sin amor, y, por consiguiente, él no te ama. 4No puedes permanecer dentro del Reino sin amor, y puesto que el Reino es amor, crees estar privado de él. 5Esto le permite al ego considerarse a sí mismo algo separado y externo a su hacedor, y de ahí que hable en representación de la parte de tu mente que cree que tú estás separado y que eres algo externo a la mente de Dios.. 6El ego planteó entonces la primera pregunta que jamás se hizo, pre­gunta que él jamás podrá contestar. 7La pregunta: "¿Qué eres?" representó el comienzo de la duda. 8Desde entonces el ego jamás ha contestado ninguna pregunta, aunque ha hecho muchas. 9Las actividades más ingeniosas del ego no han hecho más que enma­rañar la pregunta, pues dispones de la respuesta y el ego te tiene miedo.

3. No podrás entender el conflicto hasta que entiendas plena­mente el hecho fundamental de que el ego no sabe nada. 2El Espí­ritu Santo no es el que habla primero, pero siempre contesta. 3Todo el mundo en uno u otro momento ha acudido a Él para de una u otra forma obtener ayuda, y Él ha contestado. 4Puesto que el Espíritu Santo responde de verdad, responde para siempre, lo cual quiere decir que todo el mundo dispone de la respuesta ahora mismo.

4. El ego no puede oír al Espíritu Santo, pero cree que parte de la mente que lo hizo está en su contra. 2Interpreta esto como una justificación para atacar a su hacedor. 3Cree que la mejor defensa es el ataque, y quiere que tú creas eso también. 4A no ser que lo creyeses no te podrías poner de su parte, y el ego tiene gran nece­sidad de aliados, aunque no de hermanos. 5Al percibir en tu mente algo ajeno a sí mismo, el ego hace del cuerpo su aliado porque el cuerpo no forma parte de ti.. 6Esto hace del cuerpo el amigo del ego. 7Ésta es una alianza claramente basada en la sepa­ración. 8Si te pones de parte de esta alianza no podrás sino sentir miedo porque te estarás poniendo de parte de una alianza basada en el miedo.

5. El ego se vale del cuerpo para conspirar contra tu mente, y puesto que el ego se da cuenta de que su "enemigo" puede acabar con él y con el cuerpo reconociendo simplemente que no for­man parte de él, él y el cuerpo se unen para llevar a cabo un ataque conjunto. 2Tal vez sea ésta la más extraña de todas las percepciones, si te detienes a considerar lo que ello realmente implica. 3El ego, que no es real, trata de persuadir a la mente, que sí es real, de que ella es su recurso de aprendizaje, y, lo que es más, de que el cuerpo es más real que ella. Nadie que esté en su mente recta podría creer semejante cosa, y nadie que está en su mente recta lo cree. 

6. Escucha,. pues, la única respuesta del Espíritu Santo a todas las preguntas que el ego plantea: eres una criatura de Dios, una parte de Su Reino de inestimable valor que Él creó como parte de Sí Mismo. 2Eso es lo único que existe y lo único que es real. 3Has elegido un sueño en el que has tenido pesadillas, pero el sueño no es real y Dios te exhorta a despertar. 4Cuando le oigas no quedará ni rastro de tu sueño porque despertarás. 5Tus sueños contienen muchos de los símbolos del ego y éstos te han confundido. 6Eso se debe, no obstante, a que estabas dormido y no te dabas cuenta de ello. 7Cuando despiertes, verás la verdad a tu alrededor y dentro de ti, y ya no creerás en los sueños porque éstos dejarán de ser reales para ti. 8El Reino, en cambio, y todo lo que allí has creado, será sumamente real para ti porque es hermoso y verdadero.

7. En el Reino no hay ninguna duda acerca de lo que eres y de donde te encuentras. 2La duda no tiene cabida allí porque la pri­mera pregunta jamás se planteó. 3Al haber sido por fin completa­mente contestada, nunca existió. 4Sólo el Ser vive en el Reino, donde todo mora en Dios con absoluta certeza. 5El tiempo dedi­cado a hacer preguntas en el sueño, ha dado paso a la creación y a su eternidad. 6Tú gozas de tanta certeza como Dios, pues eres tan real como Él, pero lo que antes gozaba de absoluta certeza en tu mente ha pasado a ser ahora únicamente la capacidad para gozar de ella.

8. Él origen de las capacidades representó el principio de la incer­tidumbre porque las capacidades son logros en potencia, pero todavía no son logros. 2Tus capacidades son inútiles en presencia de los logros de Dios y de los tuyos propios. Los logros son resul­tados que ya se han alcanzado. 4Cuando son perfectos, las capacidades dejan de tener sentido. 5Es curioso que lo que es perfecto tenga ahora que ser perfeccionado. 6De hecho, eso es imposible. 7Mas recuerda que cuando te pones a ti mismo en una situación imposible crees que lo imposible es posible.

9. Debes desarrollar tus capacidades antes de poder usarlas. 2Esto no es cierto con respecto a nada que Dios creó, pero es la solución más benévola para lo que tú has fabricado. 3En una situación imposible puedes desarrollar tus capacidades hasta el punto en que ellas mismas te pueden liberar de tal situación. 4Dispones de un Guía que te muestra cómo desarrollarlas, pero no tienes otro jefe que tú mismo. 5Esto te pone a cargo del Reino, con un Guía para encontrarlo y los medios para conservarlo. 6Tienes un mo­delo a seguir que reforzará tu mando y nunca lo menoscabará en modo alguno. 7Por consiguiente, ocupas todavía el lugar central en tu imaginada esclavitud, lo cual de por sí demuestra que no eres un esclavo.

10Te encuentras en una situación imposible únicamente porque crees que es posible estar en una situación así. 2Te encontrarás en una situación imposible si Dios te mostrase tu perfección, y a la vez te probase que estabas equivocado. 3Esto demostraría que los que son perfectos son incapaces de cobrar conciencia de su pro­pia perfección, y reforzaría la creencia de que aquellos que lo tienen todo necesitan ayuda y son, por lo tanto, desvalidos. 4Éste es el tipo de "razonamiento" en que el ego se embarca. 5Dios, que sabe que Sus creaciones. son perfectas; no las humilla. Eso sería tan imposible como la noción del ego según la cual él ha humi­llado a Dios.

11Por eso es por lo que el Espíritu Santo jamás da órdenes. 2Dar órdenes implica desigualdad, y el Espíritu Santo demuestra que la desigualdad no existe. 3Ser fiel a una premisa que se ha aceptado es una ley de la mente, y todo lo que Dios creó es fiel a Sus leyes. 4Es posible también ser fiel a otras leyes, pero no porque las leyes sean ciertas, sino porque tú las promulgaste. 5¿De qué te serviría que Dios te probase que has pensado de forma demente? 6¿Podría Dios perder Su propia certeza? 7He dicho frecuentemente que eres lo que enseñas. 8¿Querrías que Dios te enseñase que has pecado? 9Si Él confrontase al ser que fabricaste con la verdad que Él creó para ti, ¿cómo no ibas a tener miedo? 10En ese caso dudarías de tu mente recta, que es el único lugar donde puedes encontrar la cor­dura que Él te dio.

12. Dios no enseña, 2pues enseñar implica una insuficiencia que Dios sabe que no existe. 3Dios no está en conflicto. 4El propósito de enseñar es producir cambios, pero Dios sólo creó lo inmuta­ble. 5La separación no fue una pérdida de la perfección, sino una interrupción de la comunicación. 6La voz del ego surgió entonces como una forma de comunicación estridente y áspera. 7Esto no podía alterar la paz de Dios, pero sí podía alterar la tuya. 8Dios no la acalló porque erradicarla habría sido atacarla. 9Habiendo sido cuestionado, Él no cuestionó. 10Él simplemente dio la Respuesta. 11Su Respuesta es tu Maestro.









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