DESPERTAR AL AMOR

sábado, 13 de abril de 2019

13 ABRIL: Dios, al ser Amor, es también felicidad.

AUDIOLIBRO


EJERCICIOS


LECCION 103

Dios, al ser Amor, es también felicidad.


1. La felicidad es un atributo del amor. 2No se puede separar de él 3ni experimentarse donde éste no está. 4El amor no tiene límites, al estar en todas partes. 5La dicha, por consiguiente, está asimismo en todas partes. 6Mas la mente puede negar que esto es así, al creer que hay brechas en el amor por donde el pecado puede infil­trarse y acarrear dolor en lugar de dicha. 7Esta absurda creencia pretende limitar la felicidad al definir al amor como algo limitado, e introducir desacuerdo en lo que no tiene límites ni opuestos.

2. De este modo, se asocia el miedo con el amor, y sus resultados se convierten en el patrimonio de aquellas mentes que piensan que lo que han hecho es real. 2Estas imágenes, desprovistas de toda realidad, dan testimonio del temor a Dios, olvidándose de que, al ser Dios Amor, tiene que ser también dicha. 3Hoy tratare­mos nuevamente de llevar este error básico ante la verdad y de enseñarnos a nosotros mismos que:

4Dios, al ser Amor, es también felicidad.
5Tener miedo de Él es tener miedo de la dicha.

6Comienza tus sesiones de práctica de hoy con esta asociación que corrige la falsa creencia de que Dios es miedo. 7Subraya asi­mismo que la felicidad es tu patrimonio por razón de lo que es Él.

3. Permite hoy que esta corrección sea colocada en tu mente en cada hora de vigilia. 2Da la bienvenida entonces a toda la felici­dad que dicha corrección brinda a medida que la verdad reem­plaza al miedo, y la dicha se convierte en lo que esperas ha de ocupar el lugar del dolor. 3Dado que Dios es Amor, se te conce­derá. 4Refuerza esa esperanza a menudo a lo largo del día, y aca­lla todos tus temores con la siguiente expresión de certeza, la cual es benévola y completamente cierta:

5Dios, al ser Amor, es también felicidad.
6Y la felicidad es lo que busco hoy.
7No puedo fracasar, pues lo que busco es la verdad.

 

Instrucciones para la práctica


Propósito: Intentar de nuevo corregir nuestra falsa creencia de que Dios es temible. En lugar de ello, darnos cuenta de que puesto que Dios es Amor Él debe ser un dador de pura alegría.

Ejercicios más largos: Cada hora, a la hora en punto, durante cinco minutos (si no puedes hacer esto, al menos haz el alternativo). 

  • Di: “Dios, al ser Amor, es también felicidad. Tener miedo de Él es tener miedo de la dicha” 
  • Luego, como en días anteriores, entra en meditación con el propósito de encontrar la felicidad que Dios puso en ti. Busca este santo lugar dentro de ti, lleno de esperanza, confiando en que el gozo de Dios ocupará el lugar de tu sufrimiento. Date cuenta de que no puedes fracasar, porque buscas lo que es tuyo ya. Busca este lugar dándole la bienvenida a la felicidad que con toda seguridad vendrá a ti. Y cuando tu mente se quede dormida, pensando en las falsas promesas de felicidad del mundo, recuerda retirar tu mente de ellas.

Recordatorios frecuentes: A menudo.
Refuerza tu esperanza de que encontrarás la dicha de Dios, refuérzala diciendo: “Dios, al ser Amor, es también felicidad. Y la felicidad es lo que busco hoy. No puedo fracasar, pues lo que busco es la verdad”.

Respuesta a la tentación: Cada vez que sientas cualquier clase de miedo o temor.
Acalla todos tus miedos con estas palabras: “Dios, al ser Amor, es también felicidad. Y la felicidad es lo que busco hoy. No puedo fracasar, pues lo que busco es la verdad”.

Comentario

“Dios, al ser Amor, es también felicidad”. ¡Hay un Dios del Que nunca oí hablar en la iglesia! “Dios es felicidad”. (Bueno el catecismo de Westminster de la Iglesia Presbiteriana dice que el fin principal del hombre es amar a Dios y gozar de Él eternamente. Pero no oí muy a menudo hablar de “gozar de Dios”). Sin embargo, del modo en que la lección lo expresa de manera lógica, la idea es muy clara y no te la puedes pasar por alto. Sin amor, nadie puede ser feliz. Si el amor estuviera ausente, también la felicidad estaría ausente. Esto parece muy fácil de entender. La felicidad tiene que ser una cualidad del amor, las dos van, o vienen, juntas.

Dios es Amor. “El amor no tiene límites, al estar en todas partes” (1:4). Puesto que esto es verdad, la felicidad debe estar también en todas partes, al igual que Dios. Así pues, Dios es felicidad, y también Amor.

Entonces, la negación de la felicidad es la negación de Dios. De hecho, el Texto dice algo muy parecido a esto en el Capítulo 10, cuando dice que la depresión es blasfemia (T.10.V.12:3-4). Pero ten cuidado, la razón de decir esto no es hacernos sentir culpables por sentirnos tristes o deprimidos. El propósito del Curso es deshacer la culpa, no provocarla. Nos está mostrando la causa de nuestra tristeza y depresión. Está diciendo: “Estás sufriendo porque Le estás volviendo la espalda a Dios, al Amor, a la Felicidad Misma. No es algo fuera de ti, fuera de tu control, que te lo está haciendo a ti. Tú tienes el poder de cambiarlo, elige de nuevo y sal de esa depresión”.

Estamos tristes y deprimidos porque pensamos que lo que hemos hecho es real (2:1). Pensamos que hay “brechas en el amor”, que no está en todas partes y siempre. Estamos tristes porque pensamos que, al menos en cierto modo, estamos fuera del Amor de Dios, más allá de sus “límites”. Y no lo estamos, no podemos estar fuera de Su Amor. ¡Si supiéramos que en lo más profundo de nuestro ser, nunca podemos sufrir ni ser desgraciados!

Debido a que creo que el amor tiene límites, tengo miedo de él: miedo de que se me retire, miedo de sus condiciones, miedo de que lo que parece ser amor sea sólo una burla cruel, una promesa tentadora que amenaza con desaparecer si nos portamos mal. Ese miedo, esa constante ansiedad por la posibilidad de que el amor desaparezca, es la causa de mi falta de alegría. ¿Cómo puedo estar contento, aunque las cosas vayan “bien”, si el amor puede desaparecer en cualquier momento? Éste es el error de nuestra mente que estamos tratando de destapar, de sacar a la luz, y de abandonar.


Justo ahora, en este momento, estoy rodeado por Su abrazo. Justo ahora, sin que cambie nada, el Amor de Dios me llega sin límites, sin reservas, y sin preguntas. Saber esto es felicidad, y esto es lo que busco hoy.







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