DESPERTAR AL AMOR

viernes, 15 de noviembre de 2019

15 NOVIEMBRE: Vine a salvar al mundo.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCIÓN 319


Vine a salvar al mundo.


1. He aquí un pensamiento del que se ha eliminado toda traza de arrogancia y en el que sólo queda la verdad. 2Pues la arrogancia se opone a la verdad. 3Mas cuando la arrogancia desaparece, la ver­dad viene inmediatamente y llena el espacio que, al irse el ego, quedó libre de mentiras. 4Únicamente el ego puede estar limitado y, por consiguiente, no puede sino perseguir fines limitados y res­trictivos. 5El ego piensa que lo que uno gana, la totalidad lo pierde. 6La Voluntad de Dios, sin embargo, es que yo aprenda que lo que uno gana se le concede a todos.

2. Padre, Tu Voluntad es total. 2Y la meta que emana de ella comparte su totalidad. 3¿Qué otro objetivo podrías haberme encomendado sino la salvación del mundo? 4¿Y qué otra cosa sino eso podría ser la Voluntad que mi Ser ha compartido Contigo?




Instrucciones para la práctica

Ver las instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.

Comentario

El Curso es muy claro aquí acerca de que nuestro propósito, el de cada uno de nosotros, es la salvación del mundo. Éste es muy diferente del propósito para el que el ego vino al mundo, que es encontrar un lugar en el que Dios no pudiese entrar, escondernos de Dios, por así decirlo, y finalmente morir. Pero el Espíritu Santo tiene un propósito diferente para todo lo que ha inventado el ego para sus fatales propósitos. Nuestro propósito aquí es llevar el mundo a la luz al permitir que seamos transformados, convirtiéndonos en extensiones de Dios en el sueño, para despertar a todos nuestros hermanos junto con nosotros.

Decir: “Estoy aquí para salvar al mundo”, que es lo mismo que el título de la lección, nos parece muy arrogante, pero “he aquí un pensamiento del que se ha eliminado toda traza de arrogancia” (1:1). No es arrogante porque es la verdad, esto es para lo que Dios nos creó, y la función que nos dio. Decir lo contrario es arrogante porque se opone a la verdad e intenta inventar un papel para nosotros que no es el nuestro.

Cuando nuestra arrogancia desaparece, “la verdad viene inmediatamente” (1:3) para llenar el lugar que ha quedado vacío. Los papeles que nos hemos inventado para nosotros mismos están impidiendo e interfiriendo con la función que Dios nos ha dado. La razón por la que pensar que estamos aquí para salvar al mundo no es arrogante es que “lo que uno gana se le concede a todos” (1:6). Así que, aceptar nuestra función como salvadores significa que lo aceptamos por todos, nuestros hermanos se convierten en nuestros salvadores tal como nosotros nos convertimos en los suyos. Si la Voluntad de Dios es total (2:1), entonces el propósito de Dios debe ser total, debe ser la salvación de todo el mundo (2:3), no sólo la mía y la tuya y la de nuestra hermana Susana.

La Voluntad de Dios es llevar el mundo al hogar a la unidad y, por lo tanto, es “la Voluntad que mi Ser ha compartido Contigo” (2:4). Es también mi voluntad. Estamos aquí para la sanación de todas las mentes. Nuestra voluntad es que todos despierten al amor, y ése es nuestro único propósito de estar aquí.

“Vine a salvar al mundo”. Repítete esto a ti mismo, recordártelo es un ejercicio importante. Otro modo de decir esto es: “Estoy aquí únicamente para ser útil”. Que me acuerde de esto hoy. No estoy aquí para hacerme famoso, para hacer dinero, o para lograr cosas pasajeras que considero mis metas. Estoy aquí para ayudar. Estoy aquí para sanar. Estoy aquí para bendecir. Estoy aquí para salvar al mundo.


¿Qué es el Juicio Final? (Parte 9)

L.pII.10.5:1

Este es el juicio Final de Dios: "Tú sigues siendo Mi santo Hijo, por siempre inocente, por siempre amoroso y por siempre amado, tan ilimitado como tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. (5:1)

Leo estas frases una y otra vez, siento que necesito oírlas a menudo, porque soy consciente de la parte de mi mente que no lo cree.

Soy inocente para siempre. Y sin embargo, a veces me siento culpable. He hecho cosas en mi vida de las que no me siento orgulloso. He fallado a otros. No he estado allí cuando esperaban que estuviera allí. He abandonado al amor. He dicho cosas con la intención de hacer daño. He engañado. Como todos, tengo un montón de cosas que lamento del pasado. Pero Dios me ve siempre inocente. Para mí, una de las frases más conmedoras del Curso es: “Tú no has perdido tu inocencia” (L.182.12:1). A veces pienso que la mejor definición del “milagro” es el cambio de percepción que nos permite vernos a nosotros mismos completamente inocentes. Para nosotros es extremadamente difícil ver esto de nosotros mismos, para mí esto es uno de los principales valores de una relación santa. El Curso nos dice que solos no podemos vernos a nosotros mismos completamente inocentes, necesitamos a otro con quien aprender esto juntos.

Soy amoroso para siempre. De nuevo, hay pruebas en mi pasado que contradicen esto. El Curso dice que eso es falso, que no estamos viendo la totalidad de la imagen, y que lo que parecía ser no amoroso era en realidad nuestro propio miedo y una petición de amor. Sentimos dolor por lo que hemos hecho, pero el Juicio Final nos liberará de ese dolor para siempre, y podremos ver que siempre hemos sido amorosos y que lo somos para siempre. Nada de lo que hemos hecho ha cambiado esto.

Soy amado por siempre. ¡Ah! Esto es a veces difícil de creer, y por las mismas razones: no nos sentimos dignos de ser amados y a veces no nos amamos a nosotros mismos. Recuerdo haber participado en una meditación guiada en la que me sentí dirigido a extender amor, bendiciones y comprensión compasiva a cada uno de los de la sala, y luego a los del barrio, y después al mundo entero. Y luego imaginarme a mí mismo mirando hacia abajo al mundo desde arriba, para verme a mí mismo sentado allí y extender ese mismo amor, bendiciones y comprensión compasiva a mí mismo. Sentí que algo se derretía muy dentro de mí, la severidad de los juicios a mí mismo se derretía cediéndole el lugar a la compasión, y lloré ¡Qué duros somos con nosotros mismos! ¡Y qué pocas veces nos damos cuenta de lo fuertemente que nos atamos a nosotros mismos al banquillo del juicio y de los acusados!

Soy tan ilimitado como mi Creador. Eso pone a prueba mi credulidad y mi comprensión. El lugar al que el Curso nos está llevando, donde se comprende que esto es verdad, está mucho más allá de lo que nos imaginamos.

Soy absolutamente inmutable, sin cambios. La experiencia del cambio constante, de los cambios de humor, de los altibajos, no es lo que yo soy. El Curso me dice: “No eres tú el que es tan vulnerable y susceptible de ser atacado que basta una palabra, un leve susurro que no te plazca, una circunstancia adversa o un evento que no hayas previsto para trastornar todo tu mundo y precipitarlo al caos” (T.24.III.3:1). Eso es lo que pienso que soy, pero eso no soy yo, no mi verdadero Ser.

Soy absolutamente inmaculado para siempre. Puro significa sin contaminación, sin cambio ni alteración. A menudo me siento como una mezcla enfermiza de bondad, maldad e indiferencia. Eso no es lo que yo soy. Yo soy puro, sin mezclas.

Y en el Juicio Final de Dios yo sabré esto, lo sabré todo. Puedo saberlo ahora. Puedo oír Su Voz a mí hoy, ahora, en el instante santo. Este mensaje es lo que se me comunica sin palabras cada vez. Entro en Su Presencia. Este mensaje es lo que se me da a mí, y a ti, para compartirlo con el mundo.







TEXTO

 


II. La inversión de efecto y causa




1. Sin causa no puede haber efectos, mas sin efectos no puede haber causa. 2Lo que hace que una causa sea causa son sus efectos; el Padre es Padre por razón de Su Hijo. 3Los efectos no crean su causa, pero sí establecen su condición de causa. 4De este modo, el Hijo otorga Paternidad a su Creador y recibe el regalo que le ha dado. 5puesto que es el Hijo de Dios, tiene que ser a su vez un padre, que crea tal como su Padre lo creó a él. 6El círculo de creación no tiene fin. 7Su punto de partida y su punto final son el mismo, 8pero dentro de sí encierra a todo el universo de la crea­ción, sin principio ni fin.


2. La paternidad es creación. 2El amor tiene que extenderse. 3La pureza no está limitada en modo alguno. 4La naturaleza del ino­cente es ser eternamente libre, sin barreras ni limitaciones. 5La pureza, por lo tanto, no es algo propio del cuerpo. 6Ni tampoco puede hallarse allí donde hay limitaciones. 7El cuerpo puede curar gracias a los efectos de la pureza, los cuales son tan ¡limitados como ella misma. 8No obstante, toda curación tiene lugar cuando se reconoce que la mente no está dentro del cuerpo, que su inocencia es algo completamente aparte de él y que está allí donde reside la curación. 9¿Dónde se encuentra, entonces, la cura­ción? 10Únicamente allí donde a su causa se le confieren sus efec­tos. 11Pues la enfermedad es un intento descabellado de adjudicar efectos a lo que carece de causa y de hacer de ello una causa.


3. La enfermedad es siempre un intento por parte del Hijo de Dios de ser él su propia causa y de no permitirse a sí mismo ser el Hijo de su Padre. 2Como consecuencia de este deseo irrealizable, él no cree ser el efecto del Amor, sino que él mismo debe ser su propia causa debido a lo que es. 3La causa de la curación es la única Causa de todo 4y sólo tiene un efecto. 5En este reconoci­miento no se le adjudica ningún efecto a lo que carece de causa y no se percibe ninguno. 6Una mente contenida en un cuerpo y un mundo poblado de otros cuerpos, cada uno de ellos con una mente separada, es lo que constituye tus "creaciones", y tú eres la "otra" mente que crea efectos diferentes de sí misma. 7Y al ser su "padre", tienes que ser como ellos.


4. En realidad no ha ocurrido nada, excepto que te quedaste dor­mido y tuviste un sueño en el que eras un extraño para ti mismo y tan sólo una parte del sueño de otro. 2El milagro no te des­pierta, sino que simplemente te muestra quién es el soñador. 3Te enseña que mientras estés dormido puedes elegir entre diferen­tes sueños, dependiendo del propósito que le hayas adscrito a tu soñar. 4¿Deseas sueños de curación o sueños de muerte? 5Un sueño es como una memoria, en el sentido de que te presenta las imágenes que quieres que se te muestren.


5. Todos tus retazos de memorias y sueños se conservan en un almacén vacío, cuyas puertas están abiertas de par en par. 2Pero si tú eres el soñador, puedes percibir cuando menos esto: que tú eres el causante del sueño, y, por lo tanto, que puedes aceptar otro sueño. 3Pero para que este cambio en el contenido del sueño tenga lugar, es esencial que te des cuenta de que fuiste tú quien soñó el sueño que no te gusta. 4Pues no es otra cosa que un efecto que tú causaste, y del que ya no quieres ser la causa. 5Cuando los sueños son de asesinato y ataque, tú eres la víctima en un cuerpo moribundo que ha sido herido. 6Pero cuando los sueños son de perdón, a nadie se le pide ser la víctima o el que padece. 7Éstos son los felices sueños que el milagro te ofrece a cambio de los tuyos. 8No te pide que concibas otro sueño, sino sólo que te descuenta de que inventaste el que quieres intercambiar por los de perdón.

6. Este mundo carece de causa, al igual que todos los sueños que nadie jamás haya tenido en él. 2Ningún plan es posible en él, ni hay nada que sea comprensible. 3¿Qué otra cosa se puede esperar de lo que no tiene causa? 4Sin embargo, si no tiene causa, tam­poco tiene propósito. 5Puedes ser el causante de un sueño, pero jamás podrás hacer que sus efectos sean reales. 6Pues ello cambia­ría su causa, y eso es precisamente lo que no puedes hacer. 7El soñador de un sueño no está despierto ni sabe que duerme. 8En sus sueños tiene fantasías de estar enfermo o sano, deprimido o feliz, pero sin una causa estable con efectos garantizados.

7. El milagro establece que estás teniendo un sueño y que su con­tenido no es real. 2Éste es un paso crucial a la hora de lidiar con ilusiones. 3Nadie tiene miedo de ellas cuando se da cuenta de que fue él mismo quien las inventó. 4Lo que mantenía vivo al miedo era que él no veía que él mismo era el autor del sueño y no una de sus figuras. 5Él se causa a sí mismo lo que sueña que le causó a su hermano. 6Y esto es todo lo que el sueño ha hecho y lo que le ha ofrecido para mostrarle que sus deseos se han cumplido. 7Y así, él teme su propio ataque, pero lo ve venir de la mano de otro. 8Como víctima que es, sufre por razón de los efectos del ataque, pero no por razón de su causa. 9No es el autor de su propio ata­que, y es inocente de lo que ha causado. 10El milagro no hace sino mostrarle que él no ha hecho nada. 11De lo que tiene miedo es de una causa que carece de los efectos que habrían hecho de ella una causa. 12Por lo tanto, nunca lo fue.

8. La separación comenzó con el sueño de que el Padre estaba privado de Sus Efectos y de que era incapaz de conservarlos, pues había dejado de ser su Creador. 2En el sueño, el soñador se hizo a sí mismo. 3Pero lo que hizo se volvió contra él, asumiendo el papel de creador suyo, tal como él mismo había hecho. 4Y así como él odió a su Creador, del mismo modo las figuras del sueño lo odian a él. 5Su cuerpo es esclavo de ellas, que abusan de él porque los motivos que él le adjudicó al cuerpo ellas los han adoptado como propios. 6Y odian al cuerpo por la venganza que éste quiere hacer que recaiga sobre ellas. 7Mas la venganza de ellas contra el cuerpo es lo que parece probar que el soñador no es el autor del sueño. 8Primero se separan efecto y causa, y luego se invierten, de forma que el efecto se convierte en causa y la causa en efecto.

9. Ése es el último paso de la separación, con el que da comienzo la salvación, la cual se encamina en dirección contraria. 2Este último paso es un efecto de lo que ha sucedido antes, que ahora parece ser la causa. 3El milagro es el primer paso en el proceso de devolverle a la Causa la función de ser causa y no efecto. 4Pues esta confusión ha dado lugar al sueño, y mientras no se resuelva, despertar seguirá siendo algo temible. 5Y la llamada a despertar no será oída, pues parecerá ser la llamada al temor.

10Al igual que todas las lecciones que el Espíritu Santo te pide que aprendas, el milagro es inequívoco. 2El milagro es la demos­tración de lo que Él quiere que aprendas, y te enseña que lo que te interesa son sus efectos. 3En Sus sueños de perdón, los efectos de tus sueños quedan des-hechos, y aquellos que eran tus enemi­gos acérrimos se perciben ahora como amigos que te desean el bien. 4Ahora se ve que vuestra enemistad jamás tuvo causa, puesto que ellos no la causaron. 5Y puedes aceptar que fuiste tú el autor de su odio porque te das cuenta de que no tiene efectos. 6Te has liberado del sueño lo suficiente como para darte cuenta de que el mundo es neutral y de que no es necesario tener miedo de los cuerpos que parecen moverse por él como entes separa­dos. 7Por lo tanto, no están enfermos.

11. El milagro te devuelve la causa del miedo a ti que lo inven­taste. 2Pero también te muestra, que, al no tener efectos, no es realmente una causa porque la función de lo causativo es produ­cir efectos. 3Y allí donde los efectos han desaparecido, no hay causa. 4De este modo, el cuerpo se cura gracias a los milagros, ya que éstos demuestran que la mente inventó la enfermedad y que utilizó al cuerpo para ser la víctima, o el efecto, de lo que ella inventó. 5Mas la mitad de la lección no es toda la lección. 6El milagro no tiene ninguna utilidad si lo único que aprendes es que el cuerpo se puede curar, pues no es ésta la lección que se le encomendó enseñar. 7La lección que se le encomendó enseñar es que lo que estaba enfermo era la mente que pensó que el cuerpo podía enfermar. aProyectar su culpabilidad no causó nada ni tuvo efectos.

12. Este mundo está repleto de milagros. 2Se alzan en radiante silencio junto a cada sueño de dolor y sufrimiento, de pecado y culpabilidad. 3Representan la alternativa al sueño, la elección de ser el soñador, en vez de negar el papel activo que has desempe­ñado en la fabricación del sueño. 4Los milagros son los felices efectos de devolver la enfermedad -la consecuencia- a su causa. 5EI cuerpo se libera porque la mente reconoce lo siguiente: "Nadie me está haciendo esto a mí, sino que soy yo quien me lo estoy haciendo a mí mismo". 6Y así, la mente queda libre para llevar a cabo otra elección. 7A partir de ahí, la salvación procederá a cam­biar el rumbo de cada paso que jamás se haya dado en el descenso hacia la separación, hasta que lo  andado se haya desandado, la escalera haya desaparecido y todos los sueños del mundo hayan sido des-hechos.











No hay comentarios:

Publicar un comentario