Instrucciones para la práctica
Propósito: Darte cuenta de que estás disgustado porque instintivamente sientes que el mundo no tiene sentido, una pizarra en blanco. Esto te hace temer que la verdad se escriba sobre ella. Este ejercicio te ayudará a aceptar que el mundo es verdaderamente una pizarra en blanco, borra lo que has escrito en ella, y luego ve lo que Dios ha escrito en ella.
Ejercicio: Tres o cuatro veces, de 1 minuto o menos (párate cuando notes tensión). Mira a tu alrededor lentamente, cambiando tu mirada a intervalos de tiempo regulares. Mientras miras alrededor, di: “Creo ver un mundo temible, un mundo peligroso, un mundo hostil,” y así sucesivamente, usando cualquier término descriptivo que se te ocurra. Esto incluye los positivos, que suponen la posibilidad de su opuesto. Suponen un mundo en el que tanto lo positivo como lo negativo están presentes y luchan por ver cuál gana. Éste no es el mundo que Dios quiere que veas. Al final añade: “pero estoy disgustado porque veo un mundo que no tiene significado”.
Observaciones: Cambiar tu mirada a intervalos regulares refleja la idea de hoy. Al darle la misma cantidad de tiempo y atención a cada cosa, te enseñas a ti mismo que las cosas que ves son todas igualmente sin significado. Esto es lo mismo que la lección de hoy está intentando enseñarte.
Comentario
Lo que de verdad nos molesta es una pizarra vacía, un lienzo sin pintar. No lo podemos resistir, tenemos que pintarlo con nuestro significado; y cuando lo hacemos, lo que vemos es aterrador, triste, violento o loco (1:2-3). No podemos aceptar que el mundo no significa nada y “dejar que la verdad se escribiese en él por ti” (5:3); en lugar de ello, “te ves impulsado a escribir sobre él lo que tú quisieras que fuese” (5: 4). No podemos dejar que Dios le dé al mundo y a nosotros mismos nuestro significado; deseamos hacernos el nuestro propio. El resultado es una inquietante visión de todo.
Esta idea, de que lo que pienso que me está molestando no es realmente la causa de mi disgusto (lee la Lección 5 de nuevo), es enormemente útil. Puede obrar milagros en nuestra experiencia. Recuerdo la primera vez que me tocó. Acababa de tener una conversación decepcionante con mi novia, en la que me di cuenta de que ella no quería pasar tanto tiempo conmigo como yo quería pasar con ella, y de que estaba interesada en otro. Me sentí ofendido, humillado, un ciudadano de segunda clase; me sentí enfadado con ella por no darse cuenta del valioso regalo que yo era y por hacerme pasar la tarde del sábado solo. Me sentí muy desgraciado.
De repente me vino el pensamiento: “Soy yo quien me estoy haciendo esto a mí mismo, no es ella”. Pensé en la canción de la película My Fair Lady en la que Rex Harrison canta: “Yo era muy independiente y feliz antes de que nos conociéramos. Seguramente podría serlo de nuevo… y sin embargo…” Me di cuenta de que estaba eligiendo verla como la causa de mi malestar, pero era el modo en que yo estaba pensando sobre la situación lo que me hacía desgraciado. Si yo quería, todavía podía ser feliz. ¡Fue una revelación importantísima! Para ser honesto, no estaba seguro de que me gustase, pero mi sentido interno seguía diciéndome: “En este camino está la verdadera libertad”. Aquel fue un gran comienzo para mí.
Deja que para ti, hoy, el mundo pierda su significado. No te apresures a ponerle encima tu significado. Simplemente deja que sea lo que es, sin ningún significado, y dale al Espíritu Santo una oportunidad para que escriba Su significado sobre él.
Cuando tus palabras hayan sido borradas, verás la Suya. Ése es, en última instancia, el propósito de estos ejercicios. (5:8-9)
Hay una práctica semejante a las del Libro de Ejercicios, que aparece en el Texto, y que va en la misma línea de esta lección.
Cuando de alguna manera tu paz se vea amenazada o perturbada, afirma lo siguiente:
“No conozco el significado de nada, incluido esto.
No sé, por lo tanto, cómo responder a ello.
No me valdré de lo que he aprendido en el pasado
Para que me sirva de guía ahora”.
Cuando de este modo te niegues a tratar de enseñarte a ti mismo lo que no sabes, el Guía que Dios te ha dado, te hablará. Ocupará el lugar que Le corresponde en tu conciencia en el momento en que tú lo desocupes y se lo ofrezcas a Él. (T.14.XI.6:6-11).
No hay comentarios:
Publicar un comentario