Propósito: Experimentar la resplandeciente luz de tu realidad que no cambia nunca, ni siquiera un sólo instante. Volver a definir a Dios como Amor y darte cuenta de que tú estás incluido en Su definición de Sí Mismo.
Ejercicios más largos: Una vez, duración de diez a quince minutos.
- Repite la idea.
- Luego pasa unos minutos añadiendo pensamientos relacionados con las líneas siguientes: “La Santidad me creó santo. La Asistencia me creó servicial”. Usa únicamente cualidades que estén de acuerdo con las enseñanzas del Curso acerca de Dios.
- Durante un breve intervalo, intenta abandonar todos los pensamientos
- El resto es un ejercicio de meditación, utilizando el método enseñado a partir de la lección 42:
- Ve más allá de la espesa nube de todas las imágenes que tienes de ti mismo a la luz de tu verdadero Ser. Pasa de largo las ilusiones acerca de ti y sumérgete en la verdad en ti.
- Cuando te distraigas, repite la idea. Si esto no es suficiente, añade más pensamientos relacionados, como en la fase anterior.
- Mantén en tu mente la confianza de que la luz de tu verdadero Ser está ahí y puedes alcanzarla; incluso aunque no la alcances ahora, tendrás éxito en hacer que esa experiencia venga antes.
Recordatorios frecuentes: 4 o 5 veces por hora, quizá más.
Repite la idea. Mientras lo haces, date cuenta de que no es tu diminuta voz la que te dice esto, sino la Voz de la verdad diciéndote Quién eres realmente. Te recomiendo que la repitas así ahora, y veas el efecto que tiene.
Observaciones: El comentario en 5:2 es muy importante. Las lecciones a partir de la 71 a la 80 dan mucha importancia a las repeticiones frecuentes, y esta frase explica por qué son tan importantes. Necesitas practicar la verdad con frecuencia porque practicas la ilusión muy a menudo. Concretamente: “tu mente está tan ocupada con falsas imágenes de sí misma” (5:2). Dentro de cada pensamiento habitual hay una falsa imagen de ti mismo. Por esa razón necesitas introducir en tu mente tantos pensamientos como puedas acerca de la verdad de lo que tú eres.
Comentario
El Curso emplea una grandísima cantidad de espacio diciéndonos lo que somos, cómo fuimos creados a semejanza de Dios, Quien nos creó, y cómo esa realidad no ha cambiado ni puede cambiar (2:1). La Lección 229 prácticamente es el pensamiento de hoy: “El Amor, que es lo que me creó, es lo que soy”. El Quinto Repaso nos hace repetir durante cada día a lo largo de diez días: “Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo”. Y luego están todas las lecciones con ese tema exacto (la única lección que se da más de una vez con las mismas palabras, en la 94, 110 y 162); otras cuantas en las que la idea se repite (132, 139, 237 y 270); y veinte lecciones de repaso (201 a 220) en las que repetimos las palabras: “Aún soy tal como Dios me creó”. ¡Está claro que el Curso piensa que esta idea merece ser repetida!
De hecho, la lección de hoy nos dice exactamente por qué este pensamiento es tan importante, y por qué es tan necesaria la repetición:
“Hoy te resultará especialmente beneficioso practicar la idea del día tan a menudo como puedas. Necesitas oír la verdad acerca de ti tan a menudo como sea posible, debido a que tu mente está tan ocupada con falsas imágenes de sí misma. Sería sumamente beneficioso que te recordaras cuatro o cinco veces por hora, o incluso más si fuese posible, que el Amor te creó a semejanza de Sí Mismo. Oye en esto la verdad acerca de ti” (5:1-4)
Necesitamos oír la verdad acerca de nosotros tan a menudo como podamos porque nos hemos enseñado a nosotros mismos una imagen falsa acerca de lo que somos, y nos la hemos enseñado muy, muy bien. “Enseña solamente amor, pues eso es lo que eres” (T.6.I.13:2) es una de las frases más famosas del Curso, y le da muchísima importancia a lo mismo: Lo que somos es Amor, porque el Amor nos creó a Su Semejanza.
¿Cuántos de nosotros, si se nos pregunta: “¿Qué eres?”, encontraría la palabra “amor” surgiendo inmediatamente en nuestra mente? Para la mayoría de nosotros es demasiado pensar en nosotros como amor, y sólo amor. Podemos pensar que hay algo de amor en nosotros, pero ¿pensar: Amor es lo que somos? Nunca. Por eso necesitamos oírlo tan a menudo como sea posible, la razón por la que necesitamos repetir hoy la idea 4 o 5 veces cada hora, o incluso más, durante el día. Eso hace unas 80 veces hoy, si estamos despiertos 16 horas.
Amor es lo que soy. Por esa razón soy la luz del mundo. Por esa razón soy el salvador del mundo, y la razón por la que el Cristo en todos busca la salvación en mí, porque lo que yo soy es la salvación del mundo (1:2-5). Sabiendo esto acerca de mí mismo ¿viviría hoy de manera diferente?
Date cuenta de que la lección no espera que “cojamos” esta idea inmediatamente. Si se esperase que la atrapásemos al instante, no tendríamos que repetirla 80 veces. Todo lo que buscamos es “darnos cuenta plenamente, aunque sólo sea por un momento, de que es verdad” (1:6). El Amor está en nosotros como nuestro verdadero Ser, y estamos intentando ponernos en contacto con el Amor dentro de nosotros (3:2-3). Puede que hoy no entremos en contacto con Él directamente, pero se merece el esfuerzo, aunque sintamos que no hemos tenido éxito: “Confía en que hoy harás mucho por acercarte a esa conciencia, tanto si sientes que has tenido éxito como si no” (4:4).
Algún día, en algún momento, tendremos éxito, quizá incluso hoy. Es inevitable porque no podemos escondernos por siempre de lo que somos, no podemos escaparnos de lo que está dentro de nosotros. En algún momento sucederá: “superar todo eso… y valiéndote del intervalo en el que tu mente está libre de pensamientos, quizá puedas llegar a la conciencia de una luz resplandeciente en la cual te reconoces a ti mismo tal como el Amor te creó” (4:3).
“El Amor te creó a semejanza de Sí Mismo” (6:4).
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