DESPERTAR AL AMOR

martes, 14 de julio de 2020

14 JULIO: El amor es el camino que recorro con gratitud.

AUDIOLIBRO


EJERCICIOS


LECCIÓN 195


El amor es el camino que recorro con gratitud.


1. Para aquellos que contemplan el mundo desde una perspectiva errónea, la gratitud es una lección muy difícil de aprender. 2Lo más que pueden hacer es considerar que su situación es mejor que la de los demás. 3Y tratan de contentarse porque hay otros que aparentemente sufren más que ellos. 4¡Cuán tristes y lamentables son semejantes pensamientos! 5Pues, ¿quién puede tener motivos para sentirse agradecido si otros no los tienen? 6¿Y quién iba a sufrir menos porque ve que otro sufre más? 7Debes estarle agradecido únicamente a Aquel que hizo desaparecer todo motivo de sufrimiento del mundo.

2. Es absurdo dar gracias por el sufrimiento. 2Mas es igualmente absurdo no estarle agradecido a Uno que te ofrece los medios por los cuales todo dolor se cura y todo sufrimiento queda reempla­zado por la risa y la felicidad. 3Ni siquiera los que están parcial­mente cuerdos podrían negarse a dar los pasos que Él indica, ni dejar de seguir el camino que Él les señala a fin de escapar de una prisión que creían que no tenía salida a la libertad que ahora perciben.

3. Tu hermano es tu "enemigo" porque lo ves como el rival de tu paz: el saqueador que te roba tu dicha y no te deja nada salvo una negra desesperación, tan amarga e implacable que acaba con toda esperanza. 2Lo único que puedes desear ahora es la venganza. 3Lo único que puedes hacer ahora es tratar de arrastrarlo a la muerte junto contigo, para que sea tan impotente como tú, y para que en sus ambiciosas manos quede tan poco como en las tuyas.

4. No le das gracias a Dios porque tu hermano esté más esclavi­zado que tú, ni tampoco podrías, en tu sano juicio, enfadarte si él parece ser más libre. 2El amor no hace comparaciones. 3Y la grati­tud sólo puede ser sincera si va acompañada de amor. 4Le damos gracias a Dios nuestro Padre porque todas las cosas encontrarán su libertad en nosotros. 5Es imposible que algunas puedan libe­rarse mientras otras permanecen cautivas. 6Pues, ¿quién puede regatear en nombre del amor?

5. Da gracias, por lo tanto, pero con sinceridad. 2Y deja que en tu gratitud haya cabida para todos los que se han de escapar con­tigo: los enfermos, los débiles, los necesitados y los temerosos, así como los que se lamentan de lo que parece ser una pérdida, los que sienten un aparente dolor y los que pasan frío o hambre y caminan por el camino del odio y la senda de la muerte. 3Todos ellos te acompañan. 4No nos comparemos con ellos, pues al hacer eso los separamos en nuestra conciencia de la unidad que com­partimos con ellos y que ellos no pueden sino compartir con no­sotros también.

6. Le damos las gracias a nuestro Padre sólo por una cosa: que no estamos separados de ninguna cosa viviente, y, por lo tanto, somos uno con Él. 2Y nos regocijamos de que jamás puedan hacerse excepciones que menoscaben nuestra plenitud o inhiban o alteren en modo alguno nuestra función de completar a Aquel que es en Sí Mismo la compleción. 3Damos gracias por toda cosa viviente, pues, de otra manera, no estaríamos dando gracias por nada, y estaríamos dejando de reconocer los dones que Dios nos ha dado.

7. Permitamos, entonces, que nuestros hermanos reclinen su fati­gada cabeza sobre nuestros hombros y que descansen por un rato. 2Damos gracias por ellos. 3Pues si podemos dirigirlos a la paz que nosotros mismos queremos encontrar, el camino quedará por fin libre y franco para nosotros. 4Una puerta ancestral vuelve a girar libremente; una Palabra -hace tiempo olvidada- resuena de nuevo en nuestra memoria y cobra mayor claridad al estar nosotros dispuestos a escuchar una vez más.

8. Recorre, pues, con gratitud el camino del amor. 2Pues olvida­mos el odio cuando dejamos a un lado las comparaciones. 3¿Qué podría ser entonces un obstáculo para la paz? 4El temor a Dios por fin es obliterado, y perdonamos sin hacer comparaciones. 5Y así, no podemos elegir pasar por alto sólo ciertas cosas, mientras retenemos bajo llave otras que consideramos "pecados". 6Cuando tu perdón sea total tu gratitud lo será también, pues te darás cuenta de que todas las cosas son acreedoras al derecho a ser amadas por ser amorosas, incluyendo tu propio ser.

9. Hoy aprendemos a pensar en la gratitud en vez de en la ira, la malicia y la venganza: 2Se nos ha dado todo. 3Si nos negamos a reconocer esto, ello no nos da derecho a sentirnos amargados o a percibirnos como que estamos en un lugar donde se nos persigue despiadadamente y se nos hostiga sin cesar, o donde se nos atropella sin la menor consideración por nosotros o por nuestro futuro. 4La gratitud se convierte en el único pensamiento conque sustituimos estas percepciones descabelladas. 5Dios ha cuidado de nosotros y nos llama Su Hijo. 6¿Puede haber algo más grande que eso?

10. Nuestra gratitud allanará el camino que nos conduce a Él y acortará la duración de nuestro aprendizaje mucho más de lo que jamás podrías haber soñado. 2La gratitud y el amor van de la mano, y allí donde uno de ellos se encuentra, el otro no puede sino estar. 3Pues la gratitud no es sino un aspecto del Amor, que es la Fuente de toda la creación. 4Dios te da las gracias a ti, Su Hijo, por ser lo que eres: Su Propia compleción y la Fuente del amor junto con El. 5Tu gratitud hacia Él es la misma que la Suya hacia ti. 6Pues el amor no puede recorrer ningún camino que no sea el de la gratitud, y ése es el camino que recorremos los que nos encaminamos hacia Dios.



RESUMEN DE LA PRÁCTICA

Instrucciones generales: Tiempo de quietud por la mañana/ noche, recordatorios cada hora, Respuesta a la tentación. Ver la Lección 153.

Propósito: Abandonar tu falta de gratitud, tu envidia y gratitud falsa, y sentir la libertad y la paz dentro de ti. Esto intensificará tu motivación y fortalecerá tu compromiso.

Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Por lo menos cinco minutos; lo ideal es treinta minutos o más.
Dale gracias a tu Padre por no estar separado de ninguna cosa viviente y por ser uno con Él. Alégrate de que nadie queda fuera de esta unidad y, por lo tanto, nada te falta y estás completo. Da gracias por cada cosa viviente y, así, reconoce los regalos que Dios te ha dado.

Recordatorios cada hora: Uno o dos minutos, a la hora en punto, (menos si las circunstancias no lo permiten).
Utiliza la lección: “El amor es el camino que recorro con gratitud”, para perdonar todos los acontecimientos de la hora anterior. No dejes que nada arroje su sombra sobre la hora que empieza. De este modo sueltas las cadenas del tiempo y permaneces libre mientras continúas en el tiempo.

Respuesta a la tentación: Cuando te sientas tentado a la ira, maldad, o venganza, o a verte a ti mismo empujado sin misericordia por el mundo, sustituye estos pensamientos con la idea de hoy.

Comentario

La gratitud se ve en esta lección tanto desde un lado oscuro como desde un lado de luz. Primero la lección considera que muy a menudo, cuando nuestra manera de pensar está dirigida por el ego, nuestra gratitud es realmente una especie de ataque a los demás. Luego, habla de la verdadera gratitud, que sólo tiene lugar cuando va unida al amor (4:3).

El lado oscuro de la gratitud procede del ego. Ésta es la gratitud que ora: “Gracias a Dios que no soy como los demás, gracias a Dios yo estoy mejor”. Es el tipo de gratitud basado firmemente en las comparaciones. Es el agradecimiento que sentimos cuando tenemos una casa mayor que los demás, un coche mejor, una esposa más atractiva. Es un tipo de agradecimiento que depende de que otros tengan menos, que sufran más que nosotros. Procede de la idea que considera a nuestro hermano como el rival de nuestra paz (3:1), y se alegra cuando él sufre. Este tipo de “gratitud” no es más que una forma de venganza. Y si nos examinamos a nosotros mismos con honestidad, descubriremos que caemos en ese tipo de falso agradecimiento más a menudo de lo que nos damos cuenta.

La verdadera gratitud es algo muy diferente. “Le damos las gracias a nuestro Padre sólo por una cosa: que no estamos separados de ninguna cosa viviente, y, por lo tanto, somos uno con Él” (6:1).

“Le damos gracias a Dios nuestro Padre porque todas las cosas encontrarán su libertad en nosotros. Es imposible que algunas puedan liberarse mientras otras permanecen cautivas” (4:4-5). Este agradecimiento da “gracias por toda cosa viviente, pues, de otra manera, no estaríamos dando gracias por nada” (6:3).

Hoy me siento feliz de que los regalos que he recibido les pertenezcan a todos. Me siento agradecido por cada cosa viviente, por cada persona con la que me encuentro. Me alegro de que todos vayan conmigo, de que ninguno se quede fuera. Estoy agradecido de que cada uno de los que leéis esto sea parte de mí, de que ninguno de vosotros puede perder vuestra herencia y con ello perderla yo. Reconozco que si alguien pierde, yo pierdo; y doy gracias a Dios porque “todas las cosas son acreedoras al derecho a ser amadas por ser amorosas”, pues todas son parte de mi propio Ser (8:6).

Hoy, si siento que el mundo me da la lata, o que me atropella sin miramientos o sin ninguna consideración, elegiré reemplazar esos pensamientos absurdos con gratitud (9:1-4). “Dios ha cuidado de nosotros y nos llama Su Hijo. ¿Puede haber algo más grande que eso?” (9:5-6).

Otra palabra para la gratitud es el “aprecio”. Os ofrezco estos pensamientos del Curso acerca del aprecio:

El único regalo idéntico que se les puede ofrecer a los Hijos idénticos de Dios, es apreciarlos completamente. (T.6.V(A).4:7)

Honrar a tus hermanos es el único regalo apropiado para quienes Dios Mismo creó dignos de honor, y a quienes honra. Muéstrales el aprecio que Dios siempre les concede, pues son Sus Hijos amados en quienes Él se complace. (T.7.VII.6:1-2)

En el Reino no hay idólatras, sino un gran aprecio por todo lo que Dios creó, debido al sereno conocimiento de que cada ser forma parte de Él. (T.10.III.6:1)

Dios sabe que Su Hijo es tan irreprochable como Él Mismo, y la forma de llegar a Él es apreciando a Su Hijo. (T.11.IV.7:2)

La única reacción apropiada hacia un hermano es apreciarlo. Debes estarle agradecido tanto por sus pensamientos de amor como por sus peticiones de ayuda, pues ambas cosas, si las percibes correctamente, son capaces de traer amor a tu conciencia. (T.12.I.6:1-2)

En el instante santo compartimos la fe que tenemos en el Hijo de Dios porque juntos reconocemos que él es completamente digno de ella, y en nuestro aprecio de su valía no podemos dudar de su santidad. Y, por lo tanto, le amamos. (T.15.VI.2:5-6)




TEXTO



10. Por eso es por lo que el instante santo es tan importante para la defensa de la verdad. 2La verdad en sí no necesita defensa, mas tú necesitas ser defendido contra tu aceptación del regalo de muerte. 3Cuando tú, que eres la verdad, aceptas una idea tan peligrosa para la verdad, la amenazas con su destrucción. 4Y ahora se te tiene que defender, para poder así conservar intacta la verdad. 5El poder del Cielo, el Amor de Dios, las lágrimas de Cristo y la ale­gría de Su espíritu eterno son convocados para defenderte de tu propio ataque. 6Pues tú los atacas al ser parte de Ellos, y Ellos tienen que salvarte, pues se aman a Sí Mismos.

11El instante santo es una miniatura del Cielo, que se te envía desde el Cielo. 2Es también un cuadro, montado en un marco. 3Mas si aceptas éste regalo no verás el marco en absoluto, ya que el regalo sólo puede ser aceptado cuando estás dispuesto a poner toda tu atención en el cuadro. 4El instante santo es una miniatura de la eternidad. 5Es un cuadro de intemporalidad, montado en un marco de tiempo. 6Si te concentras en el cuadro, te darás cuenta de que era únicamente el marco lo que te hacía pensar que era un cuadro. 7Sin el marco, el cuadro se ve como lo que representa. 8Pues de la misma manera en que todo el sistema de pensamiento del ego radica en sus regalos, del mismo modo el Cielo en su totalidad radica en este instante, que se tomó prestado de la eter­nidad y se montó en el tiempo para ti.

12Se te ofrecen dos regalos. 2Cada uno de ellos es un todo en sí mismo y no puede ser aceptado parcialmente. 3Cada uno de ellos es un cuadro de todo lo que puedes tener, aunque desde una pers­pectiva muy diferente. 4No puedes comparar su valor compa­rando el cuadro de uno con el marco del otro. 5Debes comparar únicamente los cuadros, pues, de otro modo, la comparación no tendría ningún sentido. 6Recuerda que el cuadro es lo que consti­tuye el regalo. 7Y sólo sobre esa base eres realmente libre de elegir. 8Contempla los cuadros. 9Contempla los dos. 10Uno es un cuadro diminuto, difícil de ver bajo las pesadas sombras de su enorme y desproporcionado marco. 11El otro tiene un marco liviano, está colgado en plena luz y es algo maravilloso de contemplar debido a lo que es.

13. Tú que has tratado tan arduamente -y todavía sigues tratan­do- de encajar el mejor cuadro en el marco equivocado, y combi­nar de este modo lo que no puede ser combinado, acepta lo que sigue y regocíjate por ello: cada uno de estos cuadros está perfec­tamente enmarcado de acuerdo con lo que representa. 2Uno de ellos está enmarcado de forma que el cuadro esté desenfocado y no se pueda ver. 3El otro, de forma que su cuadro se vea con perfecta claridad. 4El cuadro de muerte y de tinieblas se hace cada vez menos convincente según logras dar con él entre todo lo que lo envuelve. 5A medida que se expone a la luz cada una de las piedras inertes que en la oscuridad parecían brillar desde el marco, dichas piedras se vuelven opacas y sin vida y cesan de desviar tu atención del cuadro. 6por fin miras al cuadro en sí, viendo finalmente que, sin la protección del marco, no tiene sen­tido.

14. El otro cuadro tiene un marco muy liviano, pues el tiempo no puede contener a la eternidad. 2No hay nada en él que te pueda distraer. 3El cuadro del Cielo y de la eternidad se vuelve más convincente a medida que lo contemplas. 4Y ahora, después de haberse hecho una verdadera comparación, puede por fin tener lugar una transformación de ambos cuadros. 5Y cada uno de ellos se le da el lugar que le corresponde una vez que se ve en relación con el otro. 6Cuando llevas el cuadro tenebroso ante la luz, no lo percibes como algo temible, sino que por fin te das cuenta del hecho de que no es más que un cuadro. 7Y en ese momento reconoces lo que ves ahí tal como es: un cuadro de algo que pensabas que era real, y nada más. 8Pues más allá de ese cuadro no verás nada.

15. El cuadro de luz, en claro e inequívoco contraste, se trans­forma en lo que está más allá del cuadro. 2medida que lo con­templas, te das cuenta de que no es un cuadro, sino una realidad. 3No se trata de una representación pictórica de un sistema de pensamiento, sino que es el Pensamiento mismo. 4Lo que representa está ahí. 5El marco se desvanece suavemente y brota en ti el recuerdo de Dios, ofreciéndote toda la creación a cambio de tu insignificante cuadro, que no tenía ningún valor ni ningún signi­ficado.


16. A medida que Dios ascienda al lugar que le corresponde y tú asciendas al tuyo, volverás a entender el significado de las relacio­nes, y sabrás que es verdad. 2Ascendamos juntos hasta el Padre en paz, permitiendo que adquiera predominancia en nuestras men­tes. 3Todo se nos dará al darle a Él el poder y la gloria, y al no conservar ninguna ilusión con respecto a dónde se encuentran éstos. 4Se encuentran en nosotros gracias a Su predominio. 5Lo que Él ha dado, es Suyo. 6Resplandece en cada parte de Él, así como en la totalidad. 7La realidad de tu relación con Él radica en la relación que tenemos unos con otros. 8El instante santo refulge por igual sobre todas las relaciones, pues en él todas las relaciones son una. 9En el instante santo sólo hay curación, ya completa y perfecta, 10pues Dios está en él, y donde Él está, sólo lo que es perfecto y completo puede estar.







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