DESPERTAR AL AMOR

jueves, 2 de julio de 2020

2 JULIO: Invoco el Nombre de Dios y el mío propio.

AUDIOLIBRO


EJERCICIOS



LECCIÓN 183

Invoco el Nombre de Dios y el mío propio.

1. El Nombre de Dios es sagrado, pero no es más sagrado que el tuyo. 2Invocar Su Nombre es invocar el tuyo. 3Un padre le da su nombre a su hijo y, de este modo, identifica a su hijo con él. 4Sus hermanos comparten su nombre y, así, están unidos por un vínculo en el que encuentran su identidad. 5El Nombre de tu Padre te recuerda quién eres incluso en un mundo que no lo sabe, e incluso cuando tú mismo no lo has recordado.

2. El Nombre de Dios no puede ser oído sin que suscite una res­puesta, ni pronunciado sin que produzca un eco en la mente que te exhorta a recordar. 2Di Su Nombre, y estarás invitando a los ángeles a que rodeen el lugar en el que te encuentras, a cantarte según despliegan sus alas para mantenerte a salvo y a protegerte de cualquier pensamiento mundano que quisiera mancillar tu santidad.

3. Repite el Nombre de Dios, y el mundo entero responderá aban­donando las ilusiones. 2Todo sueño que el mundo tenga en gran estima de repente desaparecerá, y allí donde parecía encontrarse hallarás una estrella, un milagro de gracia. 3Los enfermos se levantarán, curados ya de sus pensamientos enfermizos. 4Los cie­gos podrán ver y los sordos oír. 5Los afligidos abandonarán su duelo, y sus lágrimas de dolor se secarán cuando la risa de felici­dad venga a bendecir al mundo.

4. Repite el Nombre de Dios y todo nombre nimio deja de tener significado. 2Ante el Nombre de Dios, toda tentación se vuelve algo indeseable y sin nombre. 3Repite Su Nombre, y verás cuán fácilmente te olvidas de los nombres de todos los dioses que hon­rabas. 4Pues habrán perdido el nombre de dios que les otorgabas. 5Se volverán anónimos y dejarán de ser importantes para ti, si bien, antes de que dejases que el Nombre de Dios reemplazase a sus nimios nombres, te postrabas reverente ante ellos llamándo­los dioses.

5. Repite el Nombre de Dios e invoca a tu Ser, Cuyo Nombre es el Suyo. 2Repite Su Nombre, y todas las cosas insignificantes y sin nombre de la tierra se ven en su correcta perspectiva. 3Aquellos que invocan el Nombre de Dios no pueden confundir lo que no tiene nombre con el Nombre, el pecado con la gracia, ni los cuer­pos con el santo Hijo de Dios. 4Y si te unes a un hermano mien­tras te sientas con él en silencio y repites dentro de tu mente quieta el Nombre de Dios junto con él, habrás edificado ahí un altar que se eleva hasta Dios Mismo y hasta Su Hijo.

6. Practica sólo esto hoy: repite el Nombre de Dios lentamente una y otra vez. 2Relega al olvido cualquier otro nombre que no sea el Suyo. 3No oigas nada más. 4Deja que todos tus pensamientos se anclen en Esto. 5No usaremos ninguna otra palabra, excepto al principio, cuando repetimos la idea de hoy una sola vez. 6Y enton­ces el Nombre de Dios se convierte en nuestro único pensamiento, nuestra única palabra, lo único que ocupa nuestras mentes, nues­tro único deseo, el único sonido que tiene significado y el único Nombre de todo lo que deseamos ver y de todo lo que queremos considerar nuestro.

7. De esta manera extendemos una invitación que jamás puede ser rechazada. 2Y Dios vendrá, y Él Mismo responderá a ella. 3No pienses que Él oye las vanas oraciones de aquellos que lo invocan con nombres de ídolos que el mundo tiene en gran estima. 4De esa manera nunca podrán llegar a Él. 5Dios no puede oír peticio­nes que le pidan que no sea Él Mismo o que Su Hijo reciba otro nombre que no sea el Suyo.

8. Repite el Nombre de Dios, y lo estarás reconociendo como el único Creador de la realidad. 2Y estarás reconociendo asimismo que Su Hijo es parte de Él y que crea en Su Nombre. 3Siéntate en silencio y deja que Su Nombre se convierta en la idea todo ­abarcadora que absorbe tu mente por completo. 4Acalla todo pen­samiento excepto éste. 5Deja que ésta sea la respuesta para cual­quier otro pensamiento, y observa cómo el Nombre de Dios reemplaza a los miles de nombres que diste a todos tus pensa­mientos, sin darte cuenta de que sólo hay un Nombre para todo lo que existe y jamás existirá.

9. Hoy puedes alcanzar un estado en el que experimentarás el don de la gracia. 2Puedes escaparte de todas las ataduras del mundo, y ofrecerle a éste la misma liberación que tú has encontrado. 3Pue­des recordar lo que el mundo olvidó y ofrecerle lo que tú has recordado. 4Puedes también aceptar el papel que te corresponde desempeñar en su salvación, así como en la tuya propia. 5Y ambas se pueden lograr perfectamente.

10. Recurre al Nombre de Dios para tu liberación y se te conce­derá. 2No se necesita más oración que ésta, pues encierra dentro de sí a todas las demás. 3Las palabras son irrelevantes y las peticiones innecesarias cuando el Hijo de Dios invoca el Nombre de su Padre. 4Los Pensamientos de su Padre se vuelven los suyos propios. 5El Hijo de Dios reivindica su derecho a todo lo que su Padre le dio, le está dando todavía y le dará eternamente. 6Lo invoca para dejar que todas las cosas que creyó haber hecho que­den sin nombre ahora, y en su lugar el santo Nombre de Dios se convierta en el juicio que él tiene de la intranscendencia de todas ellas.

11. Todo lo insignificante se acalla. 2Los pequeños sonidos ahora son inaudibles. 3Todas las cosas vanas de la tierra han desapare­cido. 4El universo consiste únicamente en el Hijo de Dios, que invoca a su Padre. 5Y la Voz de su Padre responde en el santo Nombre de su Padre. 6La paz eterna se encuentra en esta eterna y serena relación, en la que la comunicación transciende con creces todas las palabras, y, sin embargo, supera en profundidad y altura todo aquello que las palabras jamás pudiesen comunicar. 7Quere­mos experimentar hoy esta paz en el Nombre de nuestro Padre. 8Y en Su Nombre se nos concederá.



RESUMEN DE LA PRÁCTICA

Instrucciones generales: Tiempo de quietud por la mañana/ noche, recordatorios cada hora, Respuesta a la tentación. Ver la Lección 153.

Propósito: Dejar a un lado tu defensa especial de darle valor a otros dioses, de dar valor a los ídolos del mundo, para poder sentir el regalo de la gracia. Esta experiencia intensificará tu motivación y fortalecerá tu compromiso.

Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Por lo menos cinco minutos; lo ideal es treinta minutos o más. 

  • Repite la idea. 
  • Luego siéntate en silencio y repite lentamente el Nombre de Dios, una y otra vez. Deja que Su Nombre sea la única idea que ocupa tu mente por completo. Deja que se convierta en tu único pensamiento, tu única palabra, el único Nombre de lo que quieres. Lámale a Dios, dándote cuenta de que Él es todo lo que quieres invitar a tu mente y que no hay nada más a lo que invitar. 
  • Si entran en tu mente pensamientos de otra clase, responde con el Nombre de Dios. Date cuenta de que los pensamientos que te distraen invitan otras cosas a tu mente, otros dioses. Sin embargo, date cuenta de que únicamente existe un Nombre. Llámale y ve que reemplaza a todos los miles de nombres que le has dado a tus pensamientos.


Recordatorios cada hora: Uno o dos minutos, a la hora en punto, (menos si las circunstancias no lo permiten).

Respuesta a la tentación: (Sugerencia) Cuando te sientas tentado a darle valor a los míseros dioses de este mundo, cuando te sientas tentado de apreciar un ídolo, repite el Nombre de Dios, y observa al ídolo convertirse en algo no deseado y sin nombre.

Comentario

Tal como se usa en esta lección y en la siguiente, el Nombre de Dios representa Su Identidad y nuestra identidad con Él. El Nombre de Dios no es Jehová, o Krishna, o Alá. Sin embargo cualquiera de esas palabras puede usarse para representar a Dios. Cuando esta lección nos ruega “repite el Nombre de Dios”, entonces ¿qué decimos? La palabra que usemos no importa, es la idea de Su Identidad lo que tiene que ser lo más importante en nuestra mente. Podemos decir “Dios” una y otra vez, o “Padre”, o “Madre Divina”, o cualquier palabra que para nosotros represente mejor la Identidad de Dios.

La práctica general que se explica en esta lección es muy parecida a las prácticas de las religiones orientales de repetir el Nombre de Dios una y otra vez, y la intención es la misma. En las prácticas espirituales de Oriente, esto a veces se hace cantando. Por ejemplo, a la religión Hare Krishna se la llama así por la práctica de cantar repetidamente casi sin para “Hare Krishna. Hare Rama”, siendo Krishna y Rama Nombres de Dios para ellos. Un grupo cristiano al que pertenecí una vez, daba la mayor importancia a repetir las palabras “O Señor Jesús”, durante largos periodos de tiempo, con la misma intención, y a menudo con resultados sorprendentes. Aunque este tipo de práctica no es una de las que se le da mayor importancia en el Curso, a la vista está que es uno de los medios que ofrece el Curso para ayudarnos a encontrar el instante santo. La única diferencia que veo aquí es que (en 5:4) las repeticiones tienen que ser silenciosas y hacerse “dentro de la mente quieta”, en lugar de en voz alta.

Al poner toda nuestra atención en la Identidad de Dios, soltamos el agarre que todos los nombres menores tienen en nuestra mente. Contrarrestamos la ilusión de la separación al reconocer el único Nombre que representa a todo lo que existe: “sólo hay un Nombre para todo lo que existe y jamás existirá” (8:5).

En esta lección se le atribuyen muchos resultados a repetir el Nombre de Dios: nos recuerda nuestra identidad con Él (1:5), invita a los ángeles a que nos rodeen y nos mantengan a salvo, reconociendo la santidad que compartimos con Dios (2:2), hace que el mundo abandone las ilusiones (3:1), hace que se derrumben todos los ídolos (4:1,3-4), invoca a nuestro Ser, la extensión de Dios que somos (5:1), reconoce a Dios como el único Creador de la realidad (8:1).

También se nos anima a hacer esta práctica con alguien más, sentados juntos en silencio y repitiendo el Nombre de Dios en nuestra mente; esto parece tener un mérito especial pues con ello edificamos “ahí un altar que se eleva hasta Dios Mismo y hasta Su Hijo” (5:4). Que yo sepa éste es el único lugar en el Curso en el que se menciona la meditación con otro, pero está muy a favor de ello, e indica que hay un valor añadido en juntarse con otros para meditar.


La idea principal de la práctica parece ser que el pensamiento de Dios reemplaza a cualquier otra idea en nuestra mente; y si entran otras ideas, podemos responder a ellas con el Nombre de Dios (8:3-5). En lugar de orar por cosas concretas, o por personas concretas (todas ellas tienen nombres que las diferencian y separan de todo lo demás), repetimos el Nombre de Dios que las incluye a todas ellas. “No se necesita más oración que ésta, pues encierra dentro de sí a todas las demás” (10:2). Mientras repetimos el Nombre de Dios, podemos cambiar nuestro estado mental para sentir el regalo de la gracia (9:1); finalmente venimos a un lugar donde “El universo consiste únicamente en el Hijo de Dios, que invoca a su Padre” (11:4).


TEXTO


IV. Las ilusiones y la realidad del amor

 

1. No temas examinar la relación de odio especial, pues tu libera­ción radica en que la examines. 2Sería imposible no conocer el significado del amor si no fuese por eso. 3Pues la relación de amor especial, en la que el significado del amor se halla oculto, se emprende solamente para contrarrestar el odio, no para abando­narlo. 4Tu salvación se perfilará claramente ante tus ojos abiertos a medida que examines esto. 5No puedes limitar el odio. 6La rela­ción de amor especial no lo contrarrestará, sino que simplemente lo ocultará donde no puedas verlo. 7Mas es esencial que lo veas, y que no trates de ocultarlo. 8Pues el intento de equilibrar el odio con el amor es lo que hace que el amor no tenga ningún signifi­cado para ti. 9No te das cuenta de la magnitud de la ruptura que esto representa. 10Y hasta que no te des cuenta de ello, no podrás reconocer la existencia de dicha ruptura, y, por lo tanto, no podrá ser subsanada.

2. Los símbolos del odio enfrentados a los del amor parecen dar lugar a un  conflicto que no existe. 2Pues los  símbolos siempre representan algo diferente de sí mismos, y si el amor lo es todo, la idea de un símbolo de amor no tiene sentido. 3Saldrás ileso de este último acto del proceso de des-hacimiento, y emergerás finalmente como lo que eres. 4Éste es el último paso en el proceso de estar listo para Dios. 5No te muestres renuente ahora, pues estás demasiado cerca, y cruzarás el puente sin ningún contra­tiempo, al ser transportado serenamente de la guerra a la paz. 6Pues la ilusión de amor jamás te satisfará, pero la realidad del amor, que te espera al otro lado, te lo dará todo.

3. La relación de amor especial es un intento de limitar los efectos destructivos del odio, tratando de encontrar refugio en medio de la tormenta de la culpabilidad. 2Dicha relación no hace ningún esfuerzo por elevarse por encima de la tormenta hasta encontrar la luz del sol. 3Por el contrario, hace hincapié en la culpabilidad que se encuentra fuera del refugio, intentando construir barrica­das contra ella a fin de mantenerte a salvo tras ellas. 4La relación de amor especial no se percibe como algo con valor intrínseco, sino como un enclave de seguridad desde donde es posible sepa­rarse del odio y mantenerlo alejado. 5La otra persona envuelta en esta relación de amor especial es aceptable siempre y cuando se ajuste a ese propósito. 6El odio puede hacer acto de presencia, y de hecho se le da la bienvenida en ciertos aspectos de la relación, pero la relación se mantiene viva gracias a la ilusión de amor. 7Si ésta desaparece, la relación se rompe o se vuelve insatisfactoria debido a la desilusión.         

4. El amor no es una ilusión. 2Es un hecho. 3Si ha habido desilu­sión es porque realmente nunca hubo amor, sino odio, 4pues el odio es una ilusión y lo que puede cambiar nunca pudo ser amor. 5No cabe duda de que los que eligen a algunas personas como pareja en cualquier aspecto de la vida, y se valen de ellas para cualquier propósito que no desean compartir con nadie, están tratando de vivir con culpabilidad en vez de morir de ella. 6Éstas son las únicas alternativas que ven. 7Para ellos el amor es sólo un escape de la muerte. 8Lo buscan desesperadamente, pero no en la paz en la que él gustosamente vendría hasta ellos quedamente. 9Y cuando descubren que el miedo a la muerte se cierne todavía sobre ellos, la ilusión de que la relación de amor especial es lo que no es se desvanece. 10Cuando se desmantelan las barricadas contra el miedo, éste se abalanza adentro y el odio triunfa

5. No hay tal cosa como triunfos de amor. 2Sólo el odio está inte­resado en el "triunfo del amor". 3La ilusión de amor puede triun­far sobre la ilusión de odio, pero siempre costa de convertirlas las dos en ilusiones. 4Mientras perdure la ilusión de odio, el amor será una ilusión para ti. 5Por lo tanto, la única elección que te queda entonces es cuál de las dos ilusiones prefieres. 6En la elección entre la verdad y la ilusión no hay conflicto. 7Si se viesen desde este punto de vista, nadie tendría dudas acerca de cuál elegir. 8Mas el conflicto se manifiesta en el instante en que la elec­ción parece ser entre ilusiones, si bien esta elección es intranscendente. 9Cuando una alternativa es tan peligrosa como la otra, la decisión tiene que ser una de desesperación. 

6. Tu tarea no es ir en busca del amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has levantado con­tra él. 2No es necesario que busques lo que es verdad, pero sí es necesario que busques todo lo que es falso. 3Toda ilusión es una ilusión de miedo, sea cual fuere la forma en que se manifieste. 4Y el intento de escapar de una ilusión refugiándote en otra no puede sino fracasar. 5Si buscas amor fuera de ti, puedes estar seguro de que estás percibiendo odio dentro de ti y de que ello te da miedo. 6Pero la paz nunca procederá de la ilusión de amor, sino sólo de la realidad de éste.

7. Reconoce esto, pues es verdad, y la verdad tiene que ser reco­nocida para que se pueda distinguir de la ilusión: la relación de amor especial es un intento de llevar amor a la separación. 2como tal, no es más que un intento de llevar amor al miedo y de hacer que sea real en él. 3La relación de amor especial, que viola totalmente la única condición del amor, quiere realizar lo imposi­ble. 4¿Cómo iba a poder hacer eso salvo en ilusiones? 5Es esencial que examinemos muy de cerca qué es exactamente lo que crees que puedes hacer para resolver un dilema que te parece muy real, pero que en realidad no existe. 6Ya estás muy cerca de la verdad, y esto es lo único que se interpone entre ti y el puente que te conduce hasta ella.

8El Cielo aguarda silenciosamente, y tus creaciones extienden sus manos para ayudarte a cruzar y para que les des la bienve­nida. 2Pues son ellas lo que andas buscando. 3Lo único que buscas es tu compleción, y son ellas las que te completan. 4La relación de amor especial no es más que un pobre substituto de lo que en verdad -y no en ilusiones- te completa. 5La relación que tienes con tus creaciones está libre de culpa, y esto te permite contem­plar a todos tus hermanos con gratitud, pues tus creaciones fue­ron creadas en unión con ellos. 6La aceptación de tus creaciones es la aceptación de la unicidad * de la creación, sin la cual nunca podrías ser completo. 7Ninguna clase de especialismo ** te puede ofrecer lo que Dios ha dado, y lo que tú das junto con Él.

9. Al otro lado del puente se encuentra tu compleción, pues esta­rás completamente en Dios, sin querer nada en especial, excepto ser exactamente como Él, y mediante tu compleción le brindarás a Él la Suya. 2No tengas miedo de cruzar el puente y entrar a la morada de la paz y de la perfecta santidad. 3Sólo ahí está estable­cida para siempre la compleción de Dios y la de Su Hijo. 4No busques esto en el desolado mundo de las ilusiones, donde nada es seguro y todo te deja insatisfecho. 5En el Nombre de Dios, estáte completamente dispuesto a abandonar todas las ilusiones. 6En cualquier relación en la que estés totalmente dispuesto a aceptar la compleción y sólo la compleción, ahí Dios se completa, y Su Hijo junto con Él.

10. El puente que conduce a la unión contigo mismo conduce inevi­tablemente al conocimiento, pues fue construido con Dios a tu lado, y te conducirá directamente hasta Aquel en Quien reside tu compleción, la cual es completamente compatible con la Suya. 2Cada ilusión que aceptas en tu mente considerando que es alcan­zable, invalida tu propia sensación de compleción, y, de esa forma, niega la Plenitud de tu Padre. 3Cada fantasía, ya sea de amor o de odio, te priva del conocimiento, pues las fantasías son el velo tras el cual la verdad yace oculta. 4Lo único que necesitas para descorrer ese velo que tan negro y tupido parece, es valorar la verdad por encima de cualquier fantasía y no estar dispuesto en modo alguno a conformarte con ilusiones en lugar de la verdad. 

11. ¿No te gustaría poder pasar del miedo al amor? 2Pues tal parece ser la travesía. 3El amor te llama, pero el odio quiere retenerte. 4No escuches la llamada del odio ni veas ninguna fantasía. 5Pues tu compleción radica en la verdad y sólo en la verdad. 6En cada lla­mada del odio y en cada fantasía que surge para demorarte, ve sólo la petición de ayuda que se eleva incesantemente desde ti a tu Creador. 7¿Cómo no habría Él de responder si tu compleción supone la Suya? 8Él te ama sin ilusión alguna, tal como tú no puedes sino amar también. 9Pues el amor está totalmente exento de ilusiones, y, por lo tanto, libre de miedo. 10Aquel a quien Dios recuerda, sólo puede gozar de plenitud. 11Y Dios nunca se ha olvi­dado de lo que le brinda plenitud. 12En tu compleción reside la memoria de Su Plenitud y Su gratitud hacia ti por Su compleción. 13En Su vínculo contigo reside tanto Su incapacidad de olvidarse como tu capacidad de recordar. 14En Él están unidos tanto el que estés dispuesto a amar, así como todo el Amor de Dios, Quien jamás se olvidó de ti.

12. Del mismo modo en que tu Padre no puede olvidarse de la verdad que mora en ti, tú tampoco puedes dejar de recordarla. 2El Espíritu Santo es el puente que conduce hasta Él, el cual fue cons­truido mediante tu voluntad de unirte a Él, y creado por Su júbilo en unión contigo. 3La jornada que parecía interminable está lle­gando a su fin, pues lo que es interminable está muy cerca. 4Ya casi lo has reconocido. 5Démosle ahora juntos la espalda a todas las ilusiones sin vacilación alguna, y no permitas que nada obstruya el camino que conduce a la verdad. 6Juntos emprenderemos el último viaje inútil que nos aleja de la verdad, y de ahí iremos juntos directamente a Dios, en gozosa respuesta a Su petición de que se le complete.

13.  Si las relaciones especiales, de la clase que sean, dificultan la compleción de Dios, ¿qué valor pueden tener para ti? 2Lo que supondría un impedimento para Dios tiene que serlo para ti tam­bién. 3Sólo en el tiempo parece posible que algo pueda impedir la compleción de Dios. 4El puente a través del cual Él quiere llevarte en Sus brazos, te lleva del tiempo a la eternidad. 5Despierta del tiempo, y sin miedo alguno contesta la llamada de Aquel que te hizo eterno cuando te creó. 6A este lado del puente que conduce hacia la intemporalidad no entiendes nada. 7Pero conforme lo cruces con paso ligero, sostenido por la intemporalidad, se te con­ducirá directamente al Corazón de Dios. 8Y ahí, y sólo ahí, en el centro de Su Corazón, estarás a salvo para siempre porque goza­rás de compleción eternamente. 9No hay velo que el Amor de Dios en nosotros no pueda descorrer. 10El camino a la verdad está despejado. 11Recórrelo conmigo.

















No hay comentarios:

Publicar un comentario