DESPERTAR AL AMOR

martes, 28 de julio de 2020

28 JULIO: SEXTO REPASO. Repaso de la lección 189

AUDIOLIBRO


EJERCICIOS


LECCIÓN 209


No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.


1. (189) Siento el Amor de Dios dentro de mí ahora.

2El Amor de Dios es lo que me creó. 3El Amor de Dios es todo lo que soy. 4El Amor de Dios proclamó que yo soy Su Hijo. 5El Amor de Dios dentro de mí es mi liberación.

6No soy un cuerpo. 7Soy libre.
8Pues aún soy tal como Dios me creó.





Instrucciones para la práctica

Ver las instrucciones para la práctica del Sexto Repaso

Comentario

“El Amor de Dios es lo que me creó” (1:2). Crear y amar son lo mismo (T.7.I.3:3). El Amor, por su naturaleza, se extiende hacia fuera y crea más de Sí Mismo, crea a Su semejanza… “Dios te creó extendiéndose a Sí Mismo hasta dar lugar a lo que eres…” (T.7.I.5:2). “¿Crees que puedes juzgar al Ser de Dios? Dios lo creó inmune a todo juicio: como resultado de Su necesidad de extender Su Amor” (T.15.V.11:1-2). Nuestro Ser fue creado por la necesidad del Amor de extenderse a Sí Mismo. Somos el resultado natural de la extensión del Amor.

Por lo tanto, lo que somos es Amor extendido. Lo que soy es Amor, Amor es lo que yo soy. Es todo lo que soy. No hay ninguna parte de mí que no sea Amor. Soy enteramente Amor. Esa parte de mí que cree ser algo distinto -que esta mañana puede parecer temeroso, o deprimido, o aburrido, o apagado y sin vida, o enfadado, o malvado y rencoroso- es únicamente una ilusión, una invención de mi imaginación. No es real. No soy yo. Yo soy únicamente Amor y, por lo tanto, enseño sólo Amor.

Soy Hijo del Amor, “el Amor de Dios proclamó que yo soy Su Hijo” (1:4). Estoy hecho a imagen y semejanza del Amor. No puedo ser algo distinto al Amor, tampoco he hecho otra cosa que amar. Cuando creía que era otra cosa, sólo estaba soñando. No soy un cuerpo, obsesionado con la conservación de sí mismo. Soy libre para amar, y libre para amar libremente. “Dios nunca dejará de amar a Su Hijo y Su Hijo nunca dejará de amar a su Padre” (T.10.V.10:6).

“El Amor de Dios dentro de mí es mi liberación” (1:5). Unirme a ese Amor dentro de mí es lo que me libera de la esclavitud que me he impuesto a mí mismo. Aceptar ese Amor como lo que yo soy es lo que me libera de toda culpa. Permitir que ese Amor se extienda a través de mí es lo que me libera de todo sufrimiento y me llena de felicidad. El Amor es mi libertador.


Que hoy acepte que el Amor de Dios está dentro de mí. Que sienta Su Presencia. Que me alegre de ser Amor. Todas las pequeñas cosas que parecen preocuparme, que parecen decirme que yo no soy Amor, o que alguien no es Amor, todas esas pequeñas cosas desaparecen en la nada cuando abro mi corazón al Amor.










TEXTO


V. El sueño feliz

 

1. Prepárate ahora para deshacer lo que nunca tuvo lugar. 2Si ya entendieses la diferencia que existe entre la verdad y las ilusio­nes, la Expiación no tendría objeto. 3Él instante santo, la relación santa, las enseñanzas del Espíritu Santo y todos los medios por los que se alcanza la salvación no tendrían ningún propósito. 4Pues todos ellos no son sino aspectos del plan cuyo fin es cam­biar tus sueños de terror a sueños felices, desde los cuales puedas despertar fácilmente al conocimiento. 5No te pongas a ti mismo a cargo de esto, pues no puedes distinguir entre lo que es un avance y lo que es un retroceso. 6Has considerado algunos de tus mayores avances como fracasos, y has evaluado algunos de tus peores retrocesos como grandes triunfos.

2. Nunca solicites el instante santo después de haber tratado de eliminar por tu cuenta todo odio y temor de tu mente. 2Ésa es Su función. 3Nunca intentes pasar por alto tu culpabilidad antes de pedirle ayuda al Espíritu Santo. 4Ésa es Su función. 5Tu papel con­siste únicamente en estar dispuesto, aunque sea mínimamente, a que Él elimine todo vestigio de odio y de temor y a ser perdo­nado. 6Sobre tu poca fe, unida a Su entendimiento, Él establecerá tu papel en la Expiación y se asegurará de que lo cumplas sin ninguna dificultad. 7Y con Él construirás los peldaños, tallados en la sólida roca de la fe, que se elevarán hasta el Cielo. 8Y no serás tú el único que se valga de ellos para ascender hasta él.

3. A través de tu santa relación, renacida y bendecida en cada instante santo que tú no planees, miles de seres ascenderán hasta el Cielo junto contigo. 2¿Puedes acaso planear tú eso? 3¿O puedes prepararte a ti mismo para tal función? 4Sin embargo, ello es posi­ble porque es la Voluntad de Dios. 5Él no va a cambiar de pare­cer al respecto. 6Tanto el propósito como los medios le pertenecen a Él. 7Tú has aceptado el propósito, los medios se te proveerán. 8Un propósito como éste es inconcebible sin los medios. 9Él proveerá los medios a todo aquel que comparta Su propósito.

4. Los sueños felices se vuelven reales, no porque sean sueños, sino únicamente porque son felices. 2Por lo tanto, no pueden sino ser amorosos. 3Su mensaje es: "Hágase Su Voluntad", y no: "Quiero que sea de otra manera". 4La sincronización de medios y propósito es una empresa que está más allá de tu entendimiento. 5Ni siquiera te has dado cuenta de que has aceptado el propósito del Espíritu Santo como tu propósito, y lo único que harías sería utilizar medios profanos para su logro. 6La poca fe que se necesitó para cambiar de propósito es todo lo que se requiere para aceptar los medios y para ponerlos en práctica.

5. No es un sueño amar a tu hermano como a ti mismo, 2ni tu relación santa es tampoco un sueño. 3Lo único que aún le queda del mundo de los sueños es que todavía es una relación especial. 4Mas le es muy útil al Espíritu Santo, Quien tiene una función especial aquí. 5Tu relación se convertirá en el sueño feliz a través del cual Él podrá derramar Su alegría sobre miles y miles de personas que creen que el amor es miedo y no felicidad. 6Deja que Él lleve a cabo la función que Él le asignó a tu relación al aceptarla en tu nombre, y no habrá nada que no contribuya a ella para que se convierta en lo que Él quiere que sea.

6. Cuando sientas que la santidad de tu relación se ve amenazada por algo, detente de inmediato y, a pesar del temor que puedas sentir, ofrécele al Espíritu Santo tu consentimiento para que Él cambie ese instante por el instante santo que preferirías tener. 2Él jamás dejará de complacer tu ruego. 3Pero no te olvides de que tu relación es una unidad, y, por lo tanto, es inevitable que cualquier cosa que suponga una amenaza para la paz de uno sea asimismo una amenaza para la paz del otro. 4El poder de haberos unido a su bendición reside en el hecho de que ahora es imposible que tú o tu hermano podáis experimentar miedo por separado, o inten­tar lidiar con él por vuestra cuenta. 5Jamás pienses que eso es necesario o incluso posible. 6Pero de la misma manera en que es imposible, es imposible también que el instante santo le llegue a uno de vosotros y no al otro. 7Y os llegará a ambos a petición de cualquiera de los dos.

7. Él que esté más cuerdo de los dos en el momento en que se perciba la amenaza, debe recordar cuán profundo es su endeuda­miento con el otro y cuánta gratitud le debe, y alegrarse de poder pagar esa deuda brindando felicidad a ambos. 2Que recuerde esto y diga:

3Deseo que éste sea un instante santo para mí, a fin de compartirlo con mi hermano, a quien amo.
4Es imposible que se me pueda conceder a mí sin él o a él sin mí.
5Pero nos es totalmente posible compartirlo ahora.
6Elijo, por lo tanto, ofrecerle este instante al Espíritu Santo,
para que Su bendición pueda descender sobre nosotros, y mantenernos a los dos en paz.





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