DESPERTAR AL AMOR

sábado, 25 de noviembre de 2017

25 NOVIEMBRE: He elegido ya lo que Tu Voluntad dispone.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCIÓN 329


He elegido ya lo que Tu Voluntad dispone.


1. Padre, pensé que me había apartado de Tu Voluntad, que la había desafiado, que había violado sus leyes y que había interpuesto otra volun­tad más poderosa que la Tuya. 2En realidad, no obstante, no soy otra cosa que una extensión de Tu Voluntad que se extiende continuamente. 3Eso es lo que soy, y ello jamás ha de cambiar. 4Así como Tú eres Uno, yo soy uno Contigo. 5Eso fue lo que elegí en mi creación, en la que mi voluntad se hizo eternamente una con la Tuya. 6Esa decisión se tomó para siempre. 7No puede cambiar ni oponerse a sí misma. 8Padre, mi voluntad es la Tuya. 9Estoy a salvo, tranquilo y sereno, y gozo de una dicha intermina­ble porque así lo dispone Tu Voluntad.

2. Hoy aceptaremos la unión que existe entre nosotros, y entre nosotros y nuestra Fuente. 2No tenemos otra voluntad que la Suya y todos somos uno porque todos compartimos Su Voluntad. 3A través de Ella reconocemos que somos uno solo. 4A través de Ella encontramos por fin el camino que nos conduce a Dios.





Instrucciones para la práctica

Ver las instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.

Comentario

Para nosotros es difícil darnos cuenta de que ya hemos elegido la Voluntad de Dios. Elegir Su Voluntad es el único modo de encontrar nuestra verdadera libertad (lección de ayer), y ya hemos hecho esa elección. Podemos pensar que nos hemos alejado de la Voluntad de Dios, que la hemos desobedecido, y que hemos violado Sus leyes (1:1), pero no lo hemos hecho. No podemos. Porque somos “una extensión de Su Voluntad que se extiende continuamente” (1:2-3).

¿Cuándo tomamos esta decisión de la que parece que no somos conscientes? En el mismo instante de nuestra creación (1:5). Dios nos creó extendiendo Su Voluntad, cuando fuimos creados éramos la extensión de Su Voluntad. Nuestra decisión ya se tomó, y “se tomó para siempre” (1:6). No podemos cambiarla. Podemos inventar una ilusión en la que parece que tenemos una voluntad separada de la de Dios, pero no podemos hacerla real. Si lo que hacemos contradice la Voluntad de Dios, todo lo que podemos hacer es ilusorio.

Este hecho es nuestra seguridad. También es nuestra salvación, pues significa que no hemos hecho lo que hemos pensado que hemos hecho, no hemos desafiado la Voluntad de Dios, únicamente nos lo hemos imaginado, únicamente lo hemos soñado. La unidad de Dios y de Su creación sigue en perfecto estado, y es esto lo que celebramos hoy.


¿Qué es la creación? (Parte 9)

L.pII.11.5:1

Nuestro Padre nos llama. (5:1)

“Padre”es igual a “Creador”, Quien nos dio el ser. Quizá, después de este tiempo pensando en lo que es la creación, la palabra “Padre” tiene un poco más de significado para nosotros. Nuestro Padre es Quien nos pensó y nos dio existencia. “Sólo el Amor crea” (1:2), y por eso nuestro Padre es el Amor Mismo, Que nos ha creado como Él Mismo. Él deseó añadir Amor a través de Su extensión, y así de este deseo fuimos creados, para permanecer para siempre en Su santa Voluntad.

¡Ese deseo inmortal de Dios todavía continúa! Con todo ese deseo infinito de Su Voluntad, Él nos llama para que seamos lo que Él creó que fuésemos: la extensión de Su Amor, creando tal como Él lo hace: extendiendo amor, siempre uno con Su santa Voluntad, compartiéndola, glorificándola, irradiándola por cada poro de nuestro ser. El Amor de Dios permanece con nosotros. Nuestra mente Le recuerda, recuerda nuestra función. Desde dentro de nuestra mente Él nos llama, acercándonos con Su Amor a ser el mismo Amor que nos acerca.

Él es nuestro Padre, nuestro Creador. No podemos escapar del hecho de lo que somos. “Soy tal como Dios me creó” (L.110). Él nos llama continuamente, constantemente, con paciencia, sin cesar, y hasta que dejemos nuestro loco intento de ser “algo más”, algo distinto al Amor, y respondamos a Su llamada, sólo podemos retrasar nuestra felicidad y nuestra dicha.

Padre, que hoy oiga Tu Voz llamándome y que conteste.

 


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