DESPERTAR AL AMOR

jueves, 28 de diciembre de 2017

28 DICIEMBRE: Te entrego este instante santo. Sé Tú Quien dirige, pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me brindará paz.

AUDIOLIBRO




EJERCICIOS


LECCION 362


Te entrego este instante santo.
Sé Tú Quien dirige, pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me brindará paz.


1. Y si necesito una palabra de aliento, Él me la dará. 2Si necesito un pensamiento, Él me lo dará también. 3Y si lo que necesito es quietud y una mente receptiva y serena, ésos serán los regalos que de Él recibiré. 4Él está a cargo a petición mía. 5Y me oirá y contestará porque Él habla en Nombre de Dios mi Padre y de Su santo Hijo.




Instrucciones para la práctica

Ver las instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.

LECCIONES FINALES

Propósito: Recibir el regalo que Dios ha prometido a Su Hijo. Dedicar nuestra mente a seguir el camino de la verdad y llevar allí a nuestros hermanos. Perdonar al mundo y acelerar el final del sueño que Dios ha fijado.

Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Tanto tiempo como sea necesario.  Utiliza las palabras sólo al comienzo, y únicamente para recordarte a ti mismo que estás intentando ir más allá de ellas. Deja el resto de la lección al Espíritu Santo. Ponle a Él a cargo de todo. Cualquier cosa que necesites, sea un pensamiento, una palabra, o quietud y serenidad, Él te lo dará.

Recordatorios cada hora: No hay instrucciones concretas.

Recordatorios frecuentes: No hay instrucciones concretas.

Respuesta a la tentación: No hay instrucciones concretas.

Comentario

El Libro de Ejercicios nos lleva a este momento: “… de aquí en adelante Le entregamos también nuestras vidas” (L.FL.In.1:4). Si la idea de entregarle tu vida a Dios no te parece atrayente, piensa en la alternativa: “Pues no queremos volver a creer en el pecado, que fue lo que hizo que el mundo pareciese un lugar feo e inseguro, hostil y destructor, peligroso desde cualquier punto de vista, y traicionero más allá de cualquier esperanza de poder tener confianza o de escapar del dolor” (L.FL.In.1:5).

La idea de que queremos algo distinto a Dios es lo que organizó todo este tinglado. No existe nada distinto a Dios. La “creencia en el pecado” que se menciona no es nada más que nuestra creencia de que hemos conseguido hacer algo separado de Dios. Realmente no queremos esto, aunque hemos creído que lo queríamos. Esta creencia es la fuente de todo nuestro dolor así que, en lugar de eso, entreguemos nuestra vida a la Fuente de toda dicha. Entreguémosle nuestra vida para que Su Voz, el Espíritu Santo, la dirija.

Pongamos este instante santo y cada instante en Sus manos.

El suyo es el único camino para hallar la paz que Dios nos ha dado. Su camino es el que todo el mundo tiene que recorrer al final, pues éste es el final que Dios Mismo dispuso. (L.FL.In.2:1-2)

No dejes que esas palabras “el único camino” te asusten. Esto no quiere decir que Un Curso de Milagros sea el único camino a Dios, lo que quiere decir es que el camino del perdón, la verdad de que todos somos inocentes para Dios, es el único camino, sea cual sea la forma que tome. Dios nos creó a todos para ser Su expresión y, al final, Su Voluntad se hará. Como dice en la Introducción al Texto, no tenemos elección en cuanto al contenido del programa de estudios, sólo en cuándo queremos aprenderlo.

En el sueño del tiempo este final parece ser algo muy remoto. Sin embargo, en verdad ya está aquí, como un amable guía que nos indica qué camino tomar. (L.FL.In.2:3-4)

Robert, en nuestro boletín informativo, escribió un artículo sobre el tema: “¿Cuánto tiempo queda hasta que salgamos de aquí?” o en otras palabras “¿Cuánto tiempo queda hasta que lleguemos al final del viaje?” El Curso está lleno de aparentes contradicciones como la siguiente: La verdad ya está aquí y sin embargo, en el tiempo, parece estar muy, muy lejos. Las dos son ciertas, cada una dentro de su contexto adecuado. Un sueño que dura sólo unos segundos puede parecer que dura años, dentro del sueño. ¿No es posible que un sueño que dura tan sólo un “brevísimo lapso de tiempo” (T.26.V.3:5) pueda parecer que dura billones de años? Dentro del sueño del tiempo, nuestro viaje al Hogar parece que dura muchísimo tiempo. En realidad ya se acabó, y el poder de su final está presente ahora, guiándonos a través del sueño.

Así que, ¿qué deberíamos hacer? ¿Cómo deberíamos vivir? ¿Deberíamos decir: “Ya se terminó todo”, tranquilizarnos y relajarnos? No, para nosotros el sueño todavía nos parece real. Por lo tanto:

Marchemos juntos por el camino que la verdad nos señala. Y seamos los líderes de los muchos hermanos que andan en busca del camino, pero que no lo encuentran. (L.FL.In.2:5-6)

En su artículo, Robert llega a la conclusión de que “¿cuánto tiempo?” es una pregunta que no tiene importancia, y que deberíamos estar contentos tanto si vamos al Hogar mañana o en el año 10.000. Nuestra función es ser la luz del mundo mientras estemos en él. Tenemos que llevar al Hogar a todos nuestros hermanos que todavía están perdidos, que todavía andan a tientas en la oscuridad. Tenemos que perdonar al mundo, llevarles a todos el mensaje de la inocencia, extender a todo el mundo la paz y el amor que hemos encontrado.

Esto es lo que hacemos cuando decimos: “pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me brindará paz”. ¿Qué dirección? La dirección del perdón, la dirección de perdonar al mundo. Ésa es la dirección que “me brindará paz”. Cumplir nuestra tarea de perdonar al mundo se convierte en el contenido de nuestros días. Cuando hayamos aceptado que ésta es la única función que queremos llevar a cabo, el Espíritu Santo arreglará todo por nosotros, nos dará todo lo que necesitemos para el camino.







TEXTO

 

VII. La visión del salvador


1. Aprender significa cambiar. 2La salvación no intenta valerse de medios que todavía sean tan ajenos a tu modo de pensar que no te sirvan de nada, ni tampoco es su intención producir cambios que tú no puedas reconocer. 3Mientras perdure la percepción habrá necesidad de conceptos, y la tarea de la salvación es cambiarlos. 4Pues tiene que lidiar, valiéndose de contrastes, no de la verdad, la cual no tiene opuestos ni puede cambiar. 5De acuerdo con los con­ceptos del mundo, los culpables son "malos" y los inocentes "bue­nos". 6Y no hay nadie aquí que no tenga un concepto de sí mismo que cuenta con lo "bueno" para que le perdone lo "malo". 7No puede tampoco confiar en el aspecto."bueno" de nadie, pues cree que el "malo" anda por ahí al acecho. 8Éste concepto hace hinca­pié en la traición, de modo que resulta imposible tener confianza. 9Nada de esto puede cambiar mientras percibas lo "malo" en ti.

2. Mientras le atribuyas valor al ataque no podrás ver tus "malos" pensamientos. 2Puede que algunas veces los percibas, pero no te darás cuenta de que no significan nada. 3Y así, se presentarán en formas temibles, ocultando su contenido, a fin de quebrantar el pobre concepto que tienes de ti mismo y ennegrecerlo con otro "crimen" más. 4No puedes concederte a ti mismo tu inocencia, pues estás demasiado confundido con respecto a quién eres. 5Mas sólo con que considerases a un solo hermano como completa­mente digno de perdón, tu concepto de ti mismo cambiaría por completo. 6Tus "malos" pensamientos quedarían perdonados junto con los suyos, al no haber permitido que ninguno de ellos te afectase. 7Abandonarías tu empeño de querer ser el símbolo de su maldad y culpabilidad. 8al depositar tu confianza en lo que es bueno en él, la depositarías en lo que es bueno en ti.

3. Desde un punto de vista conceptual, ésta es la manera de verlo a él como algo más que un cuerpo, pues el cuerpo nunca parece ser lo que es bueno. 2Las acciones del cuerpo se perciben como procedentes de lo más "bajo" en ti, y, por ende, de lo más "bajo" en él. 3Al concentrarte únicamente en lo bueno en él, ves el cuerpo cada vez menos y a la larga tan sólo se verá como una sombra que circunda lo bueno. 4cuando hayas llegado al mundo que se encuentra más allá de lo que sólo se puede ver con los ojos del cuerpo, ése será el concepto que tendrás de ti mismo. 5Pues no interpretarás nada de lo que veas sin la Ayuda de la que Dios te proveyó. 6Y en Su visión yace otro mundo.

4. Vives en ese mundo tanto como en éste, 2pues los dos son con­ceptos de ti mismo que se pueden intercambiar, pero que jamás pueden albergarse simultáneamente. 3El contraste es mucho mayor de lo que te imaginas, pues amarás ese otro concepto de ti mismo porque no se concibió sólo para ti. 4Aunque nació como un regalo para alguien a quien no percibías como tu propio ser; se te ha dado a ti. 5Pues el perdón que le concediste a él ha sido aceptado ahora para los dos.

5. Ten fe en aquel que camina a tu lado, para que tu temeroso concepto de ti mismo pueda cambiar. 2contempla lo bueno en él, para que tus "malos" pensamientos no te asusten al no poder nublar la manera en que lo ves. 3lo único que se requiere es que estés dispuesto a que este feliz cambio tenga lugar. 4No se te pide nada más. 5En apoyo de ese cambio, recuerda lo que el concepto de ti mismo que ahora abrigas te trajo en su estela, y dale la bienvenida al grato contraste que se te ofrece. 6Extiende la mano y recibe el regalo de dulce perdón que le ofreces a aquel que tiene tanta necesidad de él como tú. 7Y permite que el cruel concepto que tienes de ti mismo sea intercambiado por otro que te brinda la paz de Dios.

6. El concepto que ahora tienes de ti mismo garantiza que tu fun­ción aquí sea por siempre irrealizable e imposible de llevar a cabo. 2así, te condena a una amarga y profunda sensación de depresión y futilidad. 3Dicho concepto, sin embargo, no tiene por qué ser fijo e inalterable, a menos que decidas que no hay espe­ranzas de que pueda cambiar y lo mantengas estático y oculto en tu mente. 4En lugar de ello, entrégaselo a Aquel que entiende cuáles son las modificaciones que necesita para que pueda serle útil a la función que se te encomendó a fin de brindarte paz, de modo que puedas ofrecer paz para así gozar de ella. 5Las alterna­tivas están en tu mente para que las uses, y tú puedes verte a ti mismo de otra manera. 6¿No preferirías considerarte a ti mismo alguien que es necesario para la salvación del mundo, en vez de un enemigo de ella?.

7. El concepto del yo se alza como un escudo, como una silenciosa barricada contra la verdad, y la oculta de tu vista. 2Todas las cosas que ves son imágenes, porque las contemplas a través de una barrera que te empaña la vista y deforma tu visión, de manera que no puedes ver nada con claridad. 3La luz está ausente de todo lo que ves. 4Como máximo, vislumbras una sombra de lo que se encuentra más allá. 5Como mínimo, ves simplemente la oscuri­dad y percibes las aterrantes imaginaciones procedentes de pen­samientos de culpabilidad y de conceptos nacidos del miedo. 6lo que ves es el infierno, pues eso es lo que es el miedo. 7Mas todo lo que se te da es para tu liberación, y la vista, la visión y el Guía interno te sacarán del infierno junto con aquellos que amas a tu lado, y al universo junto con ellos.

8. ¡Mirad el papel que se os ha encomendado en el universo! 2El Señor del Amor y de la Vida le ha encomendado a cada aspecto de la verdadera creación que salve a todo el mundo de la aflic­ción del infierno. 3Y a cada uno Él le ha concedido la gracia de ser el salvador de los santos hermanos que especialmente se le con­fiaron. 4esto es lo que él aprende cuando primero ve a otro tal como se ve a sí mismo y contempla su propio reflejo en él. 5Así es como deja de lado el concepto que tiene de sí mismo, pues nada viene a interponerse entre su visión y lo que contempla, para juzgar lo que él ve. 6Y en esta única visión él ve la faz de Cristo y se da cuenta de que contempla a todo el mundo según contempla a este hermano. Pues ahora hay luz donde antes había oscuri­dad, y el velo que cubría su vista ha sido descorrido.

9. El velo que cubre la faz de Cristo, el temor a Dios y a la salva­ción, así como el amor a la culpabilidad y a la muerte, no son sino diferentes nombres de un mismo error: que hay un espacio entre tu hermano y tú que os mantiene aparte debido una ilusión de ti mismo que lo mantiene él separado de ti y a ti alejado de él. 2La espada del juicio es el arma que le entregas a esta ilusión de ti mismo, para que pueda luchar impedir que el amor llene el espacio que mantiene a tu hermano separado de ti, mientras empuñes esa espada, no obstante, no podrás sino percibirte a ti mismo como un cuerpo, pues te habrás condenado a estar sepa­rado de aquel que sostiene el espejo que refleja otra imagen de lo que él es, y, por ende, de lo que tú no puedes sino ser también.

10¿Qué es la tentación sino el deseo de permanecer en el infierno y en la aflicción? 2¿Y a qué puede dar lugar esto, sino a una ima­gen de ti mismo que puede estar afligida y permanecer atormen­tada y en el infierno? 3El que ha aprendido a no ver a su hermano de esta manera, se ha salvado a sí mismo y, por ende, se ha con­vertido en el salvador de todos los demás. 4Dios ha encomen­dado a todos a cada uno, pues un salvador parcial es uno que sólo se ha salvado parcialmente. 5Los santos hermanos que Dios te ha encomendado para que los salves son todos aquellos con quienes te encuentras o a quienes contemplas sin saber quién son; los que viste por un instante y luego olvidaste; los que cono­ciste hace mucho; los que conocerás algún día; aquellos de los que ya no te acuerdas y los que aún no han nacido. 6Pues Dios te ha dado a Su Hijo para que lo salves de cualquier concepto que él jamás haya abrigado.

11. Mas ¿cómo podrías ser el salvador del Hijo de Dios mientras todavía desees permanecer en el infierno? 2¿Cómo ibas a ser consciente de su santidad mientras lo veas separado de la tuya? 3Pues la santidad se ve a través de los santos ojos que ven la inocencia en su interior, y que, debido a ello, esperan verla en todas partes. 4De esta manera, la invocan en todo aquel que con­templan, para que pueda ser lo que ellos esperan de él. 5Esta es la visión del salvador: él ve su inocencia en todos los que contem­pla, y su propia salvación en todas partes. 6No tiene un concepto de sí mismo que se interponga entre sus ojos despejados y sere­nos y lo que ve. 7De este modo, lleva la luz a todo lo que contem­pla para así poderlo ver como realmente es.

12. Sea cual sea la forma en que la tentación parezca manifestarse, no es más que un reflejo de tu deseo de ser algo que no eres. 2de ese deseo surge un concepto que te enseña que tú eres aquello que deseas ser. 3Y hasta que no dejes de atribuirle valor al deseo que lo engendró, ése será el concepto que tendrás de ti mismo. 4Y mientras lo tengas en gran estima, verás a tu hermano como la imagen de ti que dicho deseo engendró. 5Pues ver es tan sólo la representación de un deseo, ya que no tiene el poder de crear. 6Puede, no obstante, contemplar con amor o con odio, depen­diendo sencillamente de si eliges unirte a lo que ves o mantenerte aparte y separado de ello.

13. Así como la visión del salvador está desprovista de cualquier juicio acerca de ti, del mismo modo es inocente con respecto a lo que tu hermano es. 2No ve el pasado de nadie en absoluto. 3Y así, sirve a una mente completamente receptiva, libre de viejos con­ceptos y dispuesta a contemplar sólo lo que el presente contiene. 4No puede juzgar porque no sabe nada. 5Y al haber reconocido esto, simplemente pregunta: "¿Cuál es el significado de lo que contemplo?" 6Entonces se le da la respuesta. 7Y la puerta se abre para que la faz de Cristo refulja sobre aquel que con inocencia pide ver más allá del velo de las viejas ideas y de los conceptos ancestrales que por tanto tiempo abrigó contra la visión de Cristo en ti.

14.  Así pues, mantente alerta contra la tentación, recordando que no es más que un deseo demente e insensato de convertirte en algo que no eres. 2Y piensa también en esa cosa que querrías ser en cambio. 3Pues de lo que esa cosa se compone es de locura, de dolor y muerte; de traición y de profunda desesperación, así como de sueños fallidos y de haber perdido toda esperanza, salvo la de morir, para así poner fin al sueño de miedo. 4Eso es todo lo que es la tentación, nada más. 5¿Cómo iba a ser difícil elegir contra ello? 6Examina lo que es la tentación y reconoce cuá­les son las verdaderas alternativas entre las que eliges. 7Pues sólo hay dos. 8No te dejes engañar por el hecho de que aparentan ser muchas. 9Las alternativas son el infierno o el Cielo, y de éstas, sólo puedes elegir una.


15. No dejes que la luz del mundo, la cual te ha sido concedida, permanezca oculta del mundo. 2El mundo necesita la luz, pues es ciertamente un lugar sombrío, y los hombres se desesperan por haber negado la visión del salvador y lo que ven es la muerte. 3Su salvador se encuentra ahí, desconocidamente y desconocido, y los contempla con los ojos cerrados. 4ellos no podrán ver hasta que él los contemple con ojos videntes y les ofrezca el perdón que se ofrece a sí mismo. 5¿Podrías tú a quien Dios exhorta: "¡Libera a mi Hijo!" caer en la tentación de no escuchar, una vez que te has dado cuenta de que es tu propia liberación la que Él pide? 6¿Y qué otra cosa sino ésta pretende enseñar este curso? 7¿Y qué otra cosa sino ésta tienes que aprender?





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