DESPERTAR AL AMOR

domingo, 31 de diciembre de 2017

31 DICIEMBRE: Te entrego este instante santo. Sé Tú Quien dirige, pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me brindará paz.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCION 365


Te entrego este instante santo.
Sé Tú Quien dirige, pues quiero simplemente seguirte, seguro de que Tu dirección me brindará paz.


1. Y si necesito una palabra de aliento, Él me la dará. 2Si necesito un pensamiento, Él me lo dará también. 3Y si lo que necesito es quietud y una mente receptiva y serena, ésos serán los regalos que de Él recibiré. 4Él está a cargo a petición mía. 5Y me oirá y contestará porque Él habla en Nombre de Dios mi Padre y de Su santo Hijo.






Instrucciones para la práctica

Ver las instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.

LECCIONES FINALES

Propósito: Recibir el regalo que Dios ha prometido a Su Hijo. Dedicar nuestra mente a seguir el camino de la verdad y llevar allí a nuestros hermanos. Perdonar al mundo y acelerar el final del sueño que Dios ha fijado.

Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Tanto tiempo como sea necesario.  Utiliza las palabras sólo al comienzo, y únicamente para recordarte a ti mismo que estás intentando ir más allá de ellas. Deja el resto de la lección al Espíritu Santo. Ponle a Él a cargo de todo. Cualquier cosa que necesites, sea un pensamiento, una palabra, o quietud y serenidad, Él te lo dará.

Recordatorios cada hora: No hay instrucciones concretas.

Recordatorios frecuentes: No hay instrucciones concretas.

Respuesta a la tentación: No hay instrucciones concretas.

Comentario

¡La última lección del año! Pero ciertamente no, espero, nuestro último instante santo. Al acercarse el Nuevo Año, me encuentro pensando en esta lección como “Te entrego este año santo”. ¡Ah, lo siento resonar dentro de mí, descubriendo un sonido que se hace eco de un profundo y eterno anhelo!

Como dije ayer, el Epílogo habla de que nuestro viaje continúa después del estudio formal del Libro de Ejercicios, continuando con el Espíritu Santo como Guía a través de lo que todavía puede ser un largo viaje. El segundo punto en el que el Epílogo insiste mucho es que el final del viaje es seguro.

Tu llegada al hogar es tan segura como la trayectoria que ha sido trazada para el sol antes de que despunte el alba, después del ocaso y en las horas de luminosidad parcial que transcurren entremedias. De hecho, tu camino es todavía más seguro. (Ep.2:1-2)

Podemos caminar con Él, tan seguros de nuestro destino como lo está Él; tan seguros de cómo debemos proceder como lo está Él; tan seguros de la meta y de que al final la alcanzaremos como lo está Él (4:6). Pienso que a menudo mis sentimientos de “¿Cuánto tiempo más va a durar esto?” son realmente el miedo suprimido de “¿Voy a llegar alguna vez al Hogar?” Convertimos la duración del tiempo en un testigo de la idea de que nunca lo lograremos. Si realmente supiera que mi llegada al hogar es tan segura como la trayectoria que ha sido trazada para el sol, y todavía más segura, podría viajar “ligero de equipaje y sin contratiempos” (T.13.VII.13:4) sin que me importara cuánto dure.

Pienso que la actitud que el Curso nos anima a tener es:

1) Aferrarnos y mantener esta seguridad de que la llegada al Hogar es segura.

2) Y al mismo tiempo despreocuparnos de cuánto tiempo vaya a durar.

El Texto nos dice que cuánto tiempo es sólo una pregunta acerca del tiempo, y el tiempo es sólo una ilusión. Nos pide que no estemos inquietos ni preocupados, y señala que estar inquieto y preocupado en el viaje a la paz no tiene ningún sentido.

El final es seguro, y los medios también. A esto decimos "Amén". (Ep.5:1-2)

Yo también digo “Amén”. “Sí, así sea, y así es”. ¿Por qué es tan seguro el final? Porque tenemos al Espíritu Santo con nosotros. “Y Él hablará por Dios y por tu Ser, asegurándose así de que el infierno no te reclame, y de que cada decisión que tomes te acerque aún más al Cielo” (5:4). Él es la garantía. Su Presencia hace que el final sea seguro. Y Él está seguro porque sabe que el final depende de nosotros, y no hay nada más seguro que el Hijo de Dios.

Nos dirigimos a nuestro hogar a través de una puerta que Dios ha mantenido abierta para darnos la bienvenida. (Ep.5:7)

¡Ah, qué escena más hermosa! A mi librito “El Viaje al Hogar” podría haberle llamado por ese nombre “Al Hogar a través de una Puerta Abierta”.

Los ángeles de Dios revolotean a tu alrededor, muy cerca de ti. Su Amor te rodea, y de esto puedes estar seguro: yo nunca te dejaré desamparado. (Ep.6:7-8)

¿Qué más necesitamos? El Espíritu Santo está en nosotros. Los ángeles de Dios revolotean a nuestro alrededor. El Amor de Dios nos rodea y Jesús nos promete que Él nunca nos dejará sin consuelo ni nos abandonará.


¿Puedes sentirlo ahora que el año llega a su fin? ¿Puedes cerrar los ojos un momento y sentirles a tu alrededor? ¿Puedes darte cuenta de la santidad de este instante, el nacimiento de Cristo en ti que se extiende al mundo para cambiarlo con Su luz? Ellos están aquí, y Ellos están observando, y como Jesús dice a menudo en el Curso: Ellos te dan las gracias por estar dispuesto a abrirte a la Luz. Entonces, al acabar el año, démosles gracias a Ellos por darnos esta Luz a nosotros.






AUDIOLIBRO




EJERCICIOS

EPÍLOGO



1. Este curso es un comienzo, no un final. 2Tu Amigo te acompaña. 3No estás solo. 4Nadie puede llamarlo en vano. 5Sean cuales sean tus problemas ten por seguro que Él tiene la solución y que gusto­samente te la dará sólo con que te dirijas a Él y se la pidas. 6Él no se negará a darte todas las respuestas que necesites para cualquier cosa que parezca perturbarte. 7Él sabe cómo solventar todos los problemas y aclarar todas las dudas. 8Su certeza es tuya. 9Tan sólo necesitas pedírsela, para que te sea dada.

2. Tu llegada al hogar es tan segura como la trayectoria que ha sido trazada para el sol antes de que despunte el alba, después del ocaso y en las horas de luminosidad parcial que transcurren entremedias. 2De hecho, tu camino es todavía más seguro. 3Pues es imposible cambiar el curso de aquellos que Dios ha llamado a Su vera. 4Obedece, por lo tanto, tu voluntad, y sigue a Aquel a Quien aceptaste como tu voz, para que te diga lo que realmente quieres y necesitas. 5Suya es la Voz que habla por Dios y también por ti. 6Por lo tanto, Él habla de la libertad y de la verdad.

3. Ya no se asignarán más lecciones específicas, pues ya no son necesarias. 2En lo sucesivo, oye tan sólo la Voz que habla por Dios y por tu Ser cuando abandonas el mundo para buscar en su lugar la realidad. 3Él dirigirá tus esfuerzos, diciéndote exactamente lo que debes hacer, cómo dirigir tu mente y cuándo debes venir a Él en silencio, pidiendo Su dirección infalible y Su Palabra certera. 4Suya es la Palabra que Dios te ha dado. 5Suya es la Palabra que elegiste para que fuese la tuya propia.

4. Y ahora os pongo en Sus manos, para que seáis Sus fieles segui­dores y Él, vuestro Guía en toda dificultad o dolor que consideréis real. 2Él no os dará ningún placer pasajero, pues sólo da lo bueno y lo eterno. 3Dejad que Él os prepare aún más. 4Él se ha ganado vuestra confianza hablándoos diariamente de vuestro Padre, de vuestro hermano y de vuestro Ser. 5Y continuará haciéndolo. 6Ahora camináis con Él, tan seguros de vuestro destino como lo está Él; tan seguros de cómo debéis proceder como lo está Él; tan seguros de la meta y de que al final la alcanzaréis como lo está Él.

5. El final es seguro, y los medios también. 2A esto decimos "Amén".  3Cada vez que tengas que tomar una decisión se te indi­cará claramente cuál es la Voluntad de Dios para ti al respecto. 4Y Él hablará por Dios y por tu Ser, asegurándose así de que el infierno no te reclame, y de que cada decisión que tomes te acer­que aún más al Cielo. 5Así es como hemos de caminar con Él de ahora en adelante, recurriendo a Él para que nos guíe, nos brinde paz y nos ofrezca una dirección segura: 6El júbilo nos acompaña, 7pues nos dirigimos a nuestro hogar a través de una puerta que Dios ha mantenido abierta para darnos la bienvenida.

6. A Él le encomendamos nuestros pasos y decimos "Amén”. 2Continuaremos recorriendo Su camino en paz; confiándole todas las cosas.  3Yesperaremos Sus respuestas llenos de confianza, cuando le preguntemos cuál es la Voluntad de Dios en todo lo que hagamos. 4Él ama al Hijo de Dios tal como nosotros queremos amarlo. 5Y nos enseña cómo contemplarlo a través de Sus ojos y a amarlo tal cómo Él lo ama. 6No caminas solo. 7Los ángeles de Dios revolotean a tu alrededor, muy cerca de ti. 8Su Amor te rodea, y de esto puedes estar seguro: yo nunca te dejaré desamparado.

FIN
*    *    *




Y A PARTIR DE AHORA, ¿QUÉ?

¡Enhorabuena! Has terminado todo el Libro de Ejercicios. Si eres nuevo en el Curso en este año, puede que no te des cuenta de cuántos alumnos empiezan el Libro de Ejercicios y no lo terminan, así que terminarlo es un gran logro. Realmente mereces la enhorabuena.
Habiendo terminado una vuelta al Libro de Ejercicios, hay dos preguntas que se te pueden ocurrir ahora:
 ¿Debería repetir las lecciones del Libro de Ejercicios, o es suficiente con una vez? Si siento que he terminado con las lecciones, ¿qué debo hacer ahora para continuar mi trabajo con Un Curso de Milagros?


¿DEBERÍA REPETIR EL LIBRO DE EJERCICIOS?

Creo que la respuesta a esta pregunta depende de ti. Pero, de un modo general, puedo responderte. Esta respuesta es mi opinión pero está basada en algunas observaciones objetivas acerca del Libro de Ejercicios y el propósito de su entrenamiento, y un poco de sentido común.

La porción de sentido común es ésta: ¿Cómo decides si repetir o no algún curso, de cualquier asignatura? Te preguntas a ti mismo: ¿He aprendido lo que el curso se proponía enseñarme? Si lo has aprendido, no tienes necesidad de repetir. Si no lo has aprendido, probablemente te beneficiarías repitiendo el curso.

Cuando estaba en el instituto estudié francés durante tres años. Los dos últimos años fueron con un profesor horrible. Cuando entré en la facultad, hice un examen de aptitud en francés para responder a la pregunta: “¿Cuánto francés aprendí en el instituto?” La respuesta fue: “Casi nada”. Me apunté a francés 1, del nivel de la facultad y empecé todo de nuevo. No había razón para avergonzarse de ello. No significaba que yo era torpe como alumno de francés. De hecho, terminé especializándome en francés, pasé un año viviendo en Francia y ¡me tomó por francés un alumno de francés en la universidad!

No tenemos un examen escrito que pueda determinar si has aprendido lo que el Libro de Ejercicios se propone que aprendas. No hay razón para avergonzarse de no haberlo aprendido. Para ser completamente honesto, diría que no conozco ni a una sola persona que en un año haya aprendido todo lo que se puede aprender del Libro de Ejercicios. Mi opinión personal (y en las palabras del Curso no hay nada que lo apoye) es que todo el mundo puede beneficiarse de hacer el Libro de Ejercicios dos, tres, cuatro o incluso más veces.

Para contestar la pregunta: “¿He aprendido lo que el Libro de Ejercicios se proponía enseñarme?” antes necesitas saber la respuesta a esto: ¿Qué intenta enseñarnos el Libro de Ejercicios? ¿Cuál es su objetivo principal? Si sabes la respuesta es bastante fácil determinar si lo has aprendido o no, si en tu caso el propósito del Libro de Ejercicios se ha logrado o no.

Si has estado leyendo estos comentarios y “los Comentarios para la Práctica” de Robert, ya conoces las respuestas. Mientras que el propósito final de la práctica espiritual que nos da el Libro de Ejercicios es entrenar nuestra mente a contemplar de manera diferente a todos y a todas las cosas del mundo, pensar siempre con Dios, escuchar siempre la Voz de Dios y perdonar a todo el mundo, el propósito inmediato del Libro de Ejercicios es mucho más fácil de alcanzar y más práctico.

Ese propósito inmediato es entrenarnos en la práctica espiritual diaria, establecer en nuestra vida la costumbre de dedicar tiempo por la mañana y por la noche a encontrarnos con Dios y a poner nuestra mente en la verdad, la costumbre de dirigir cada hora nuestra mente hacia dentro a Dios durante uno o dos minutos, la costumbre de pensar a menudo en Dios o en los pensamientos espirituales entre esos recordatorios de cada hora, y la costumbre de responder a la tentación de inmediato con algún pensamiento de Dios, una herramienta de nuestro repertorio para solucionar problemas que hemos desarrollado durante el año de nuestra práctica del Libro de Ejercicios.

Así que la respuesta a “¿Debería repetir el Libro de Ejercicios?” es: Si has establecido esas costumbres de práctica espiritual diaria hasta el punto de que continuarás diariamente sin el apoyo continuo del Libro de Ejercicios, entonces no necesitas repetir el Libro de Ejercicios. Si quieres puedes elegir repetirlo, pero no necesitas hacerlo. Sin embargo, si no has establecido esas costumbres de práctica espiritual diaria, entonces deberías apuntarte de nuevo al programa que está planeado para ayudarte a establecer esas costumbres: ¡el Libro de Ejercicios!

Probablemente puedes por ti mismo responder fácilmente a la pregunta sobre lo firmemente que has establecido esas costumbres de práctica espiritual diaria. Si todavía hay muchas mañanas o noches en que no haces los momentos de quietud, si pocas veces te acuerdas de la lección cada hora, y todavía te acuerdas menos de ella entre horas, si tu ego salta a menudo y dirige tu mente sin que tu mente recta le quite el mando, negándote a escuchar al ego, entonces ciertamente puedes beneficiarte de hacer el Libro de Ejercicios de nuevo.

Por otra parte, si has establecido firmes costumbres de práctica espiritual diaria, no costumbres perfectas necesariamente, pero costumbres reales bastante firmes, entonces puedes estar listo para dejar a un lado el Libro de Ejercicios. Al igual que cuando has estado usando “rueditas de aprendizaje” para aprender a andar en bicicleta, la única manera de saber con seguridad si estás listo es intentar andar sin “rueditas de aprendizaje”. La primera vez que intenté continuar mi práctica espiritual sin el Libro de Ejercicios, fracasé estrepitosamente, el equivalente a darse morradas continuamente con la bicicleta. ¡Para entonces ya había leído el Libro de Ejercicios seis veces! (Sin embargo, no había intentado seguir realmente las instrucciones, así que no es de extrañar que no hubiese formado buenas costumbres de practicar). ¡A las pocas semanas no hacía ninguna práctica espiritual! Me di cuenta de que todavía no estaba preparado para dejar a un lado las “rueditas de aprendizaje”, y continué haciendo las lecciones del Libro de Ejercicios.


¿QUÉ HAGO DESPUÉS DEL LIBRO DE EJERCICIOS?

El Manual para el Maestro ofrece instrucciones muy claras para continuar nuestra práctica espiritual diaria después de haber completado el Libro de Ejercicios, en la sección titulada “¿Cómo Debe Pasar el Día el Maestro de Dios?” (M.16). Si piensas que estás preparado para continuar sin el Libro de Ejercicios, ahí es donde tienes que buscar tus instrucciones. Y si te preguntas si estás preparado o no, te ayudará a tomar una decisión leer estas instrucciones y preguntarte a ti mismo: “¿Estoy preparado para esto?”

La sección empieza hablando de un maestro de Dios avanzado. Básicamente dice que un maestro de Dios avanzado no necesita ninguna estructura o programa, la pregunta de cómo debe pasar el día no tiene importancia, porque el maestro de Dios avanzado vive en contacto directo con el Espíritu Santo, y simplemente sigue Su dirección momento a momento.

Sin embargo, sigue diciendo que el maestro de Dios corriente, por ejemplo alguien que acaba de completar el Libro de Ejercicios (y completar el Libro de Ejercicios es un requisito necesario para llevar el título de “maestro de Dios”), todavía necesita estructura. No tanta estructura como alguien que está haciendo el Libro de Ejercicios por primera vez, pero no tan poca como un maestro de Dios avanzado. Algo intermedio. Esta persona todavía no está preparada para vivir sin ninguna estructura, todavía se está entrenando, todavía está aprendiendo a escuchar al Espíritu Santo en todo momento. El Manual sigue diciéndonos con detalle cómo debería ser esa estructura.

Como hemos señalado en nuestra Introducción a la Segunda Parte del Libro de Ejercicios y también en las “Notas Preliminares sobre la Práctica del Libro de Ejercicios”, las instrucciones que se dan aquí en el Manual se parece muchísimo al patrón de práctica plenamente madurado que se establece hacia el final de la Primera Parte del Libro de Ejercicios, y con el que se sigue durante toda la Segunda Parte. Éstas son:

Éste es el esquema para la práctica después del Libro de Ejercicios:

1. Empieza bien el día, tan pronto como puedas después de despertarte. “Dedica un rato lo antes posible después de despertarte a estar en silencio, y continúa durante uno o dos minutos más después de que haya comenzado a resultarte difícil” (M.16.4:7). El objetivo de ese rato es “unirte a Dios”. Deberíamos dedicar tanto tiempo como sea necesario hasta que nos resulte difícil, la cantidad de tiempo que le dediquemos a ello no es lo más importante (4:4-8).

2. Repite “el mismo procedimiento” por la noche, si es posible justo antes de acostarte (5:1)
.
3. Recuerda a Dios durante todo el día (6:1-14).

4. Acude al Espíritu Santo con todos tus problemas (7:4-5).

5. Responde a toda tentación recordándote a ti mismo la verdad (8:1-3, 11:9).

Sería conveniente leer toda la Sección 16 del Manual si estás pensando en la práctica después del Libro de Ejercicios, y dedicar un tiempo a estudiar con detalle lo que dice. El esquema que acabo de escribir aquí da sólo las ideas generales. Puede ser suficiente para que decidas si te sientes preparado para llevar o no este programa a cabo.

¿Estás dispuesto a dedicar tanto tiempo como sea necesario para unirte a Dios cada mañana y cada noche? Puedes necesitar unos pocos minutos o una hora. ¿Te sientes seguro de saber qué hacer en ese rato, sin la ayuda del Libro de Ejercicios a mano para que te dé algunas instrucciones para esa práctica? ¿Te sientes suficientemente cómodo con las instrucciones para la meditación del Curso para emprenderla por tu cuenta?

¿Sientes que tienes la costumbre de recordar a Dios durante el día, y podrás hacerlo sin tener el pensamiento concreto de la lección del día para que te lo recuerde? (Puedes escoger algún pensamiento del Texto o del Libro de Ejercicios, para usarlo como el pensamiento de la lección).

¿Has empezado a acudir al Espíritu Santo con todos tus problemas, por principio, como una costumbre?

¿Puedes por ti mismo responder a la tentación con la verdad? ¿O todavía te es más útil tener una lección del Libro de Ejercicios que te da alguna sugerencia para hacerlo?
Si tus respuestas a estas preguntas son en su mayoría afirmativas, entonces estás preparado para dejar atrás el Libro de Ejercicios. Si la mayoría de tus respuestas es “No”, entonces sin ninguna duda te será beneficioso repetir el Libro de Ejercicios.


CONSEJOS PARA LA PRÁCTICA DESPUÉS DEL LIBRO DE EJERCICIOS

Voy a ofrecerte algunos consejos prácticos, si has decidido pasar a la práctica después del Libro de Ejercicios. A mí me ha resultado útil hacer una lista de pensamientos del Curso (no sólo del Libro de Ejercicios), pensamientos que me resultan efectivos para responder a la tentación, o pensamientos que me han ayudado en la meditación para ir más rápido al “centro de quietud”. Algunas personas han empezado a escribir esos pensamientos o párrafos del Curso en un cuaderno. Puedes clasificarlos, por ejemplo: frases útiles para trabajar el perdón, para cuando tienes miedo, y así sucesivamente.

Si miras en el Texto, verás varias frases que están en cursiva. Casi todos son diferentes formas de prácticas espirituales que se sugieren. Dirán algo parecido a: Cada vez que te sientas preocupado por algo, dite a ti mismo… y luego viene la parte en cursiva. Puedes hacer una colección de estos trozos y luego pasar varios días trabajando con cada uno de ellos.

Puedes estar estudiando el Texto y algo que estás leyendo te impacta, viendo cómo se aplica a una situación en tu vida. Toma ese trozo y conviértelo en tu propia práctica espiritual personalizada. Utilízalo para que te conduzca a tus meditaciones, utilízalo en los recordatorios de cada hora o como respuesta a la tentación.

Hablando de estudiar el Texto, por supuesto, ¡estúdialo! No lo leas solamente, ¡estúdialo! Y no pienses realmente que puedes estudiar cuidadosamente todo el Texto en menos de tres años de lectura y estudio diarios. Yo una vez leí todo el Texto en dos meses, pero me ha costado los últimos cuatro años estudiar cuidadosamente cada capítulo.

Sólo porque día tras día no estés haciendo las lecciones del Libro de Ejercicios, eso no quiere decir que no puedes hacer una lección de vez en cuando. A veces una lección determinada del Libro de Ejercicios te vendrá a la mente, sigue tu Voz Interior y haz la lección. ¿Recuerdas alguna lección, que mientras estabas haciendo el Libro de Ejercicios te pareció tan poderosa o efectiva que quizá quisiste pararte y pasar una o dos semanas con alguna de ellas? Bueno, ¡ahora puedes hacerlo! Puedes establecer tu propio programa. Ahora el asunto es mantener una costumbre de práctica diaria firme, pero ahora tú junto con el Espíritu Santo estás eligiendo tu propio programa de estudios.

Una de las técnicas con las que practicamos en el Libro de Ejercicios es dejar que surjan pensamientos relacionados. A menudo el pensamiento con el que elijas trabajar puede ser uno de esos pensamientos relacionados, en lugar de las palabras del Libro de Ejercicios.
Algunos días puede que no tengas ninguna palabra concreta con la que practicar, puedes usar el día para la práctica de buscar y hallar la paz de Dios.

La idea básica para la práctica después del Libro de Ejercicios es que puedes usar cualquiera de las técnicas y prácticas que se dan en cualquier parte del Curso, y puedes centrarte en aquello que sientes que necesitas más, o que te va mejor.

Y recuerda que se trata de continuar con esas prácticas hasta que, como dice el Libro de Ejercicios, ya no las necesites más. Tu vida será un continuo instante santo. Puede parecer imposible, pero el Curso promete que Dios hará que sea posible para ti:

Con el tiempo y la práctica nunca más dejarás de pensar en Él o de oír Su amorosa Voz guiando tus pasos por serenos rumbos por los que caminarás en un estado de absoluta indefensión. Pues sabrás que el Cielo va contigo. No permitirás que tu mente se aparte de Él un solo instante, aun cuando tu tiempo transcurra ofreciéndole la salvación al mundo. ¿Dudas acaso de que Él no vaya a hacer que esto sea posible para ti que has elegido llevar a cabo Su plan para la salvación del mundo, así como para la tuya? (L.153.18:1-4)




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