DESPERTAR AL AMOR

domingo, 19 de mayo de 2019

19 MAYO: Aceptaré la Expiación para mí mismo.

AUDIOLIBRO 


 

EJERCICIOS


LECCION 139

Aceptaré la Expiación para mí mismo.



1. Con esto se acaban todas las decisiones. 2Pues con ésta lección llegamos a la decisión de aceptarnos a nosotros mismos tal como Dios nos creó. 3¿Y qué es elegir sino tener incertidumbre con res­pecto a lo que somos? 4No hay duda que no esté arraigada en esto. 5No hay pregunta que no sea un reflejo de ello. 6No hay conflicto que no entrañe la simple pregunta: "¿Qué soy?"

2. Mas ¿quién podría hacer esta pregunta sino alguien que se ha negado a reconocerse a sí mismo? 2Sólo esta negativa a aceptarte a ti mismo es lo que hace que la pregunta parezca sincera. 3Lo único que cualquier cosa viviente puede saber con certeza es lo que ella es. 4Desde esta perspectiva de certeza, contempla otras cosas que tienen tanta certeza como ella misma.

3. Tener incertidumbre con respecto a lo que indudablemente eres es una forma de auto-engaño tan monumental, que es difícil concebir su magnitud. 2Estar vivo y no conocerte a ti mismo es creer que en realidad estás muerto. 3Pues, ¿qué es la vida sino ser lo que eres? 8Y ¿qué otra cosa sino tú podría estar viva en tu lugar? 4¿Quién es el que duda? 5¿De qué es de lo que duda? 6¿A quién le pregunta? 7¿Quién le puede responder?

4. Está simplemente declarando que él no es quien realmente es, y, por lo tanto, al creer ser otra cosa, se convierte en inquisidor de lo que esa otra cosa es. 2Sin embargo, no podría estar vivo si no supiese la respuesta. 3Si pregunta como si no supiese, ello es señal de que no quiere ser lo que es. 4Mas él ha aceptado lo que es puesto que vive; también ha juzgado contra ello y negado su valor; y ha decidido que desconoce la única certeza mediante la cual vive.

5. De esta manera, se vuelve inseguro con respecto a su vida, pues lo que ésta es, él mismo lo ha negado. 2Esta negación es lo que hace que tengas necesidad de la Expiación. 3Tu negación no cambió en nada lo que eres. 4Pero tú has dividido tu mente en dos partes: una que conoce la verdad y otra que no. 5Tú eres tú mismo. 6De esto no hay duda. 7Sin embargo, lo dudas. 8Mas no te preguntas qué parte de ti es la que puede realmente poner en duda lo que eres. 9Aquello que hace esa pregunta no puede real­mente ser parte de ti. 10Pues le hace la pregunta a alguien que sabe la respuesta. 11Mas si fuese parte de ti, entonces la certeza sería imposible.

6. La Expiación pone fin a la extraña idea de que es posible dudar de ti mismo y no estar seguro de lo que realmente eres. 2Esto es el colmo de la locura. 3Sin embargo, es la pregunta universal del mundo. 4¿Qué puede eso significar sino que el mundo está loco? 5¿Por qué compartir su locura aceptando la desafortunada creen­cia de que lo que aquí es universal es verdad?

7. Nada de lo que el mundo cree es verdad. 2Pues el mundo es un lugar cuyo propósito es servir de hogar para que aquellos que dicen no conocerse a sí mismos puedan venir a cuestionar lo que son. 3Y seguirán viniendo hasta que se acepte la Expiación y aprendan que es imposible dudar de uno mismo, así como no ser consciente de lo que se es.

8. Lo único que se te puede pedir es tu aceptación, pues lo que eres .es algo incuestionable. 2Lo que eres fue establecido para siempre en la santa Mente de Dios y en la tuya propia. 3Está tan lejos de cualquier duda o de que se cuestione que inquirir lo que debe ser es prueba suficiente de que crees en la contradicción de que no sabes aquello que es imposible que no sepas. 4¿Es esto una pregunta, o bien una afirmación que se niega a sí misma? 5No sigamos tolerando que nuestras santas mentes se entretengan en semejantes insensateces.

9. Tenemos una misión aquí. 2No vinimos a reforzar la locura en la que una vez creímos. 3No nos olvidemos del objetivo que acep­tamos. 4Vinimos a alcanzar mucho más que nuestra propia felici­dad. 5Lo que aceptamos ser, proclama lo que todo el mundo no puede sino ser junto con nosotros. 6No les falles a tus hermanos, pues, de lo contrario, te estarás fallando a ti mismo. 7Contémpla­los con amor, para que puedan saber que forman parte de ti y que tú formas parte de ellos.

10. Esto es lo que la Expiación enseña, y lo que demuestra que la unidad del Hijo de Dios no se ve afectada por su creencia de que no sabe lo que es. 2Acepta hoy la Expiación, no para cambiar la realidad, sino simplemente para aceptar la verdad de lo que eres, y luego sigue tu camino regocijándote en el infinito Amor de Dios. 3Esto es lo único que se nos pide hacer. 4Esto es lo único que haremos hoy.

11. Dedicaremos cinco minutos por la mañana y cinco por la noche a tener presente nuestro cometido de hoy. 2Comenzaremos con este repaso acerca de nuestra misión:

3Aceptaré la Expiación para mí mismo, pues aún soy tal como Dios me creó.

4No hemos perdido el conocimiento que Dios nos dio cuando nos creó semejantes a Él. 5Podemos recordarlo por todos, pues en la creación todas las mentes son una. 6Y en nuestra memoria yace el recuerdo de lo mucho que en verdad amamos a nuestros herma­nos, de lo mucho que cada mente es parte de nosotros, de cuán fieles nos han sido realmente y de cómo el Amor de nuestro Padre los incluye a todos.

12. Como muestra de gratitud por toda la creación, y en el Nombre de su Creador y de Su Unidad con todos los aspectos de la crea­ción, reiteramos hoy nuestra dedicación a nuestra causa cada hora, dejando a un lado todos los pensamientos que nos pudiesen desviar de nuestro santo propósito. 2Durante varios minutos deja que tu mente quede libre de todas las disparatadas telarañas que el mundo quiere tejer en torno al santo Hijo de Dios. 3Y date cuenta de lo frágiles que son las cadenas que parecen mantener fuera de tu conciencia el conocimiento de ti mismo, según repites: 

4Aceptaré la Expiación para mí mismo, pues aún. soy tal como Dios me creó.


Instrucciones para la práctica

Propósito: “Aceptar hoy la Expiación, y luego seguir tu camino regocijándote en el infinito Amor de Dios” (10:2).

Más largo: , mañana y noche, durante cinco minutos. 

  • Empieza repasando tu misión: “Aceptaré la Expiación para mí mismo, pues aún soy tal como Dios me creó”. 
  • Luego entra en meditación con el propósito de conectarte de nuevo con el conocimiento de quién eres. No has perdido este conocimiento. Todavía está ahí, muy dentro en tu memoria. Puedes imaginarte este conocimiento como una luz en el centro mismo de tu mente, y luego pon toda tu atención en ir hacia abajo y muy adentro para conectarte con él. Aumenta tu motivación de llegar a este conocimiento dándote cuenta de que puedes recordarlo por todos y para todos (11:5). Cuando tu mente se distraiga, asegúrate de hacerla regresar repitiendo el encabezamiento de la lección.


Más corto: Cada hora, durante varios minutos.
Haz una versión más corta del periodo más largo de práctica (empieza repitiendo: “Aceptaré la Expiación para mí mismo, pues aún soy tal como Dios me creó”). Deja a un lado todos los pensamientos que te distraen. Deja que se retiren todas tus falsas creencias acerca de ti mismo, y aprende que las cadenas que quieren esconder tu Ser de tu consciencia no son más que débiles telarañas.

Comentario

¿Qué significa aceptar la Expiación para mí mismo? Esta lección pone fin a cualquier idea de que esto es algo egoísta, o de que significa que me preocupo únicamente por mí mismo o por mi felicidad personal. Nada puede ser más claro que esto: “Vinimos a alcanzar mucho más que nuestra propia felicidad. Lo que aceptamos ser, proclama lo que todo el mundo no puede sino ser junto con nosotros” (9:4-5).

Aceptar la Expiación para mí mismo significa aceptar la verdad de lo que soy, decidir “aceptarnos a nosotros mismos tal como Dios nos creó” (1:2). ¿Y qué soy yo? Ya lo sé, en lo más profundo de mi corazón, pero me resisto a saberlo. Esta lección es espléndida en su irónico examen de la locura en el modo en que ponemos en duda nuestra Identidad. Pone en duda todas nuestras dudas. Lleva a hacernos dudar de nuestras dudas. Niega la posibilidad de la negación. Menosprecia nuestra pequeñez. ¿Cómo podemos ser algo distinto de lo que somos? “Lo único que cualquier cosa viviente puede saber con certeza es lo que ella es” (2:3).

Dios nos creó como extensiones de Su Amor. Ésa es nuestra misión, es lo que somos. Aceptar la Expiación es aceptar esta verdad acerca de lo que somos. Aceptar la Expiación es empezar a funcionar como el Amor de Dios en el mundo.

Cada vez que nos negamos a ver la grandeza en otro, estamos negando la nuestra propia. Miramos a los demás con algo menos que amor porque nos negamos a ver cuánto lo merecemos nosotros. Somos los representantes de Dios en la tierra, aceptar la Expiación es aceptar nuestra misión. Estamos aquí para devolverle a todas las mentes la grandeza de lo que todos somos, no sólo para nuestra propia grandeza. Esta grandeza, este espléndido abarcar a todos, esta generosidad divina es nuestro propio Ser. Tenemos que abrir el corazón para abrazar al mundo, recordando “lo mucho que cada mente es parte de nosotros” (11:6).

En nosotros, el Amor de nuestro Padre puede contener a todos. Nuestro corazón es lo suficientemente grande para todo el mundo.

Esto es lo que somos. Que yo lo recuerde hoy. Que hoy acepte mi santo propósito. Que hoy me conozca a mí mismo como parte de este Corazón de Dios palpitante y que abarca a todos y a todo.





No hay comentarios:

Publicar un comentario