DESPERTAR AL AMOR

sábado, 22 de junio de 2019

22 JUNIO: QUINTO REPASO Repaso a las lecciones 155 y 156


AUDIOLIBRO
 




EJERCICIOS

LECCIÓN 173

Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.



1. (155) Me haré a un lado y dejaré que Él me muestre el camino.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.

2. (156) Camino con Dios en perfecta santidad.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.



Instrucciones para la práctica

Propósito: Dedicar más tiempo y esfuerzo a practicar, para que puedas acelerar el paso en tu viaje a Dios. Reconocer la verdad de la idea central (“Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo”). Hacer de este repaso un regalo a Jesús, y un tiempo en el que compartes con Él una experiencia nueva y sin embargo antigua.

La oración: Usa la oración de los párrafos 2 y 3 para dedicar el repaso a Dios. Le pides a Dios que dirija tus prácticas y que te llame de vuelta cuando te retrasas en tus prácticas, para que puedas progresar más rápido por el camino que te lleva a Él.

El pensamiento central: El centro del repaso es esta idea (“Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo”). El propósito de este repaso es llevarnos a un lugar donde entendemos y experimentamos esta idea de verdad. Y el propósito de las ideas que se repasan es apoyar la idea central, sacar diferentes aspectos de ella, y hacerla “más significativa, más personal y verdadera” (L.rV.In.4:2). Por lo tanto, haz que esta idea domine cada uno de estos diez días del repaso. Empieza y termina el día con ella, empieza y termina cada periodo de práctica, y envuelve con ella cada repetición de las ideas del repaso.

Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Por lo menos cinco minutos; lo ideal es treinta minutos o más.
Pasa un rato repitiendo el pensamiento central (“Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo”). Y las dos ideas del repaso. Envuelve cada idea del repaso con el pensamiento central. Usa las ideas del repaso para que iluminen algún aspecto del pensamiento central y hazlo más significativo para ti.
Luego entra en lo que llamamos “meditación de la mente abierta”. Mantén tu mente quieta y silenciosa, sin palabras. Las palabras son como señales indicadoras: señalan al significado; pero ahora estás buscando la experiencia directa del significado, y para esto las palabras se interponen. En este vacío de palabras, simplemente espera con “silenciosa expectación” (L.94.4:1) la experiencia de lo que nos hablan las palabras, la experiencia de nuestro verdadero Ser. Toda tu atención está esperando en “tranquila expectación” (L.157.4:3). Tu mente está en reposo, sin embargo también preparada. Toda tu consciencia está esperando que surja la comprensión y se extienda. Concéntrate en esto sin palabras. Sin embargo, cuando tu mente se distraiga, lo que sucederá de vez en cuando, repite el pensamiento central para recordarte a ti mismo lo que estás esperando: la experiencia de tu propio Ser; y luego vuelve a tu espera sin palabras.
Termina repitiendo el pensamiento central una vez más.

Recordatorios cada hora: Uno o dos minutos, a la hora en punto (más corto si las circunstancias no lo permiten).
Sugerencia: Repite las dos ideas del repaso, rodeando cada una de ellas con el pensamiento central. Luego dale gracias a Dios por Sus regalos en la hora anterior, y pídele Su dirección para la hora que comienza. Termina con el pensamiento central.

 Comentario

Párrafo 5 de la Introducción al Quinto Repaso:

El Ser que es sólo Amor, perfectamente constante en Sus pensamientos, es “lo que nos espera al final de la jornada” (5:1).A menudo necesito recordarme a mí mismo qué “estoy buscando” en este camino espiritual. A veces parece un viaje tan largo: “serán muchas las ocasiones…a lo largo de un tiempo que no parece tener fin” (T.24.VI.7:2). Recordar la meta, lo primero en la mente, para mí es una necesidad. “Eso”, con una “E” mayúscula, “Eso es lo que se nos promete” (5:4). Estoy en el viaje de encontrar mi Ser, y al final del viaje, se me ha prometido, lo encontraré. Un Ser en unión constante con Dios. Un Ser en perfecta paz dentro de Sí Mismo. Eso merece la pena “buscarlo”.

El viaje parece largo, pero cada paso me acerca un poco más, “a medida que lo ponemos en práctica es a Eso a lo que nos acercamos” (5:2). Cada vez que me paro un minuto para recordar me acerca un poco más. Cada vez que abro mi corazón con amor a un hermano, me acerca un poco más. Cada vez que hago la práctica de la mañana o de la noche, sentado en silencio, escuchando, me acerca un poco más. El camino que ofrece el Curso no es llamativo. A veces no es muy emocionante. Pero funciona. Para mí está tan claro que debe hacerse este trabajo de algún modo, los retorcidos pensamientos de mi ego tienen que ser deshechos y sustituidos por otra cosa. Los muchísimos disfraces del miedo deben ser descubiertos y reemplazados con amor. A veces deseo que sucediese de la noche a la mañana. A veces me pregunto por qué parece necesitar tanto tiempo y avanzar tan lentamente. Y luego me doy cuenta de mis propios pensamientos, apartándome, retrasándome, y me doy cuenta de la causa. De vez en cuando incluso Le doy las gracias a Dios por no obligarme a nada en contra de mi voluntad, porque cuando por fin termine mi viaje, no habrá ni la más pequeña duda de que es mi voluntad, así como la Suya. Y vuelvo al trabajo seguro que el Curso presenta, sabiendo que (para mí al menos) éste es el único camino que he encontrado que funciona.

“Este repaso (hecho como se pide que se haga, por supuesto) acortará el tiempo de manera inconmensurable” (5:3). Por eso me entran las prisas, aquí está el medio de acortar el tiempo que es necesario. Se me han dado los medios, en bandeja de plata, se me ponen delante de los ojos día tras día. ¿Quiero utilizarlos? ¿Quiero usar los medios para acortar el tiempo? A menudo digo que quiero que el viaje avance más rápido. Sin embargo, si se me han dado los medios para acortar el tiempo y no los utilizo, ¿qué dice eso de mi deseo? Mi constancia en la práctica es la medida de mi verdadero deseo.
Si practico con la meta en mi mente, si recuerdo por qué lo estoy haciendo, el beneficio será máximo. Sin embargo, si hago la práctica a duras penas, como si fuera un deber que se me ha impuesto, una tares aburrida, mi beneficio será menor.

Que hoy “levantemos de las cenizas nuestros corazones y dirijámoslos hacia la vida, recordando que Eso es lo que se nos promete” (5:4).Que levante mis ojos y recuerde la gloriosa meta, mi Ser a Quien nada Le falta y que espera a que yo recuerde. Que mi ansia interna, que nunca me deja, se salga con la suya y me lleve hacia adelante.

Las dos ideas del repaso de hoy encajan muy bien con el párrafo de la Introducción a este repaso. “Me haré a un lado y dejaré que Él me muestre el camino” siguiendo Su dirección gustosamente. Y me siento animado en mi viaje sabiendo que mientras lo hago, “Camino con Dios en perfecta santidad”.

Este curso nos fue enviado para allanar el sendero de la luz y enseñarnos, paso a paso, cómo regresar al eterno Ser que creíamos haber perdido. (5:5)


Gracias, Padre, por este Curso. Gracias por sus instrucciones que me guían paso a paso. Gracias por este tiempo de repaso, por los momentos que puedo pasar Contigo, en la quietud, en silencio, escuchando, esperando, sabiendo que cada minuto me acerca más a mi meta, cada minuto ahorra un tiempo inmenso. Gracias por abrir el camino de la luz.


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