DESPERTAR AL AMOR

lunes, 11 de junio de 2018

11 JUNIO: Soy tal como Dios me creó.

AUDIOLIBRO





EJERCICIOS


LECCION 162

Soy tal como Dios me creó.



1. Sólo con que mantuvieses este pensamiento fijo en la mente, el mundo se salvaría. 2Lo repetiremos de vez en cuando, según vayamos alcanzando nuevos niveles en nuestro aprendizaje. 3Y a medida que avances tendrá cada vez más significado para ti. 4Estas palabras son sagradas, pues son las palabras que Dios dio como respuesta al mundo que tú construiste. 5Con ellas éste de­saparece, y todo lo que se ve en sus brumosas nubes y vanas ilusiones se desvanece cuando se pronuncian estas palabras, 6pues proceden de Dios.

2. He aquí la Palabra mediante la cual el Hijo se convirtió en la felicidad de Su Padre, en Su Amor y en Su compleción. 2He aquí donde se proclama la creación y donde se honra tal como es. 3No hay sueño que no se disipe con estas palabras; no hay pensa­miento de pecado o ilusión en dicho sueño que no se desvanezca ante su poder. 4Estas palabras son la trompeta del despertar que resuena por todo el mundo. 5Los muertos despiertan en res­puesta a su llamada. 6Y los que viven y oyen este sonido jamás verán la muerte.

3. Santo es en verdad aquel que hace suyas estas palabras; que se levanta con ellas en su mente, las recuerda a lo largo del día, y por la noche se las lleva consigo al irse a dormir. 2Sus sueños son felices y su descanso está asegurado, su seguridad es indudable y su cuerpo goza de perfecta salud porque duerme y despierta con la verdad ante sí en todo momento. 3Salvará al mundo porque le da a éste lo que él mismo recibe cada vez que practica las palabras de la verdad.

4. Nuestra práctica de hoy es muy simple. 2Pues las palabras que utilizamos son poderosas y no necesitan pensamientos adiciona­les para poder producir un cambio en la mente de aquel que las utiliza. 3Este cambio es tan absoluto, que ahora dicha mente se convierte en la tesorería en la que Dios deposita todos Sus dones y todo Su Amor, para que sean distribuidos por todo el mundo, se multipliquen al darse y se conserven intactos porque su com­partir es ilimitado. 4Y así aprendes a pensar con Dios. 5La visión de Cristo ha restaurado tu vista al haber rescatado tu mente.

5. Hoy te honramos a ti. 2Tienes derecho a la perfecta santidad que ahora aceptas. 3Con esta aceptación todo el mundo se salva, pues, ¿quién seguiría abrigando el pecado cuando una santidad como ésta ha bendecido al mundo? 4¿Quién podría desesperarse cuando la perfecta dicha es suya y está al alcance de todos como remedio para el pesar y la miseria, para toda sensación de pér­dida y para escapar totalmente del pecado y la culpabilidad?

6. Y ¿quién no sería ahora un hermano para ti, al ser tú su salva­dor y redentor? 2¿Quién no te abriría su corazón amorosamente, ansioso de unirse a uno que es tan santo como él? 3eres tal como Dios te creó. 4Estas palabras disipan la noche, y ya no hay más oscuridad. 5La luz ha venido hoy a bendecir el mundo. 6Pues tú has reconocido al Hijo de Dios, y en ese reconocimiento radica el del mundo.



Instrucciones para la práctica

Propósito: Aceptar la perfecta santidad que es tu derecho, reconocer al Hijo de Dios en ti. Y así llevar esta aceptación y reconocimiento a todos.
Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Por lo menos cinco minutos; lo ideal es treinta minutos o más.

Mi sugerencia: Pasa este tiempo en profunda meditación. Deja que el poder de estas palabras sagradas (“Soy tal como Dios me creó”) te lleve al lugar de tu mente donde sientes el Ser que Dios creó como tú. Puedes empezar esta meditación repasando las diferentes imágenes que tienes de ti mismo, afirmando cada una como “Me veo a mí mismo como…” y abandonando cada una al afirmar: “Pero soy tal como Dios me creó”.

Recordatorios cada hora: Uno o dos minutos, a la hora en punto, (menos si las circunstancias no lo permiten).
Concéntrate en la idea y deja que lleve tu mente a la quietud. Luego dale gracias a tu Padre por Sus regalos en la hora que ha terminado. Y pídele Su dirección para esta hora que comienza.

Observaciones generales: Recomiendo tomar una decisión consciente de empapar tu mente en estas palabras hoy. Empieza el día con ellas, termina el día con ellas, e intenta mantenerlas contigo todo el tiempo entre medias. Si lo haces así, sentirás su poder de elevar tu estado. Pueden transformar tu mente en el almacén de tesoros en el que se guardan todos los regalos de Dios, listos para que tú los repartas al mundo. La lección de hoy da por sentado que tu comprensión de esta idea se ha metido muy adentro, pues mientras que en las anteriores apariciones de esta idea (Lecciones 94 y 110) se te dieron frases añadidas a repetir, esta lección dice que no se necesitan pensamientos adicionales para entender su significado (4:2).

Comentario

Por tercera vez encontramos como el pensamiento principal de una lección lo que es el pensamiento más repetido en el Curso. (Las primeras dos lecciones fueron la 94 y la 110, la idea ya apareció también en la 93). La frase “como Dios me creó” aparece 105 veces en el Curso. La veremos como el centro de atención de nuestro repaso en el Libro de Ejercicios en otras veinte lecciones: 201-220.

¿Por qué es tan importante y se repite tan a menudo esta idea? “Sólo con que mantuvieses este pensamiento fijo en la mente, el mundo se salvaría” (1:1). En el Texto, todo nuestro viaje espiritual se describe como esta idea: “No haces sino emerger de una ilusión de lo que eres a la aceptación de ti mismo tal como Dios te creó” (T.24.II.14:5). Si estas afirmaciones son verdad, es motivo suficiente para aprender esta idea de memoria y repetirla una y otra vez hasta que se convierta en parte de nuestro sistema de pensamiento. Podemos decir que todo el Curso no tiene otro objetivo, ni más ni menos, que llevarnos al punto en el que mantenemos firmemente este pensamiento en nuestra mente.

En el párrafo 4 se describe nuestra práctica del día de una manera muy sencilla. Todo lo que necesitamos son las palabras de la idea principal: “no necesitan pensamientos adicionales para poder producir un cambio en la mente de aquel que las utiliza” (4:2). El cambio de mente que el Curso pretende es sencillamente la aceptación de nosotros mismos tal como Dios nos creó. Al poner toda nuestra atención en este pensamiento, meditarlo, repetirlo, y darle vueltas en nuestra mente, aceleramos este cambio de mente. “Y así aprendes a pensar con Dios. La visión de Cristo ha restaurado tu vista al haber rescatado tu mente” (4:4-5).

En la Lección 93, había unas palabras añadidas, que a mí me ayudaron a aclarar su significado:

La salvación requiere que aceptes un solo pensamiento: que eres tal como Dios te creó, y no lo que has hecho de ti mismo. Sea cual sea el mal que creas haber hecho, eres tal como Dios te creó. Sean cuales sean los errores que hayas cometido, la verdad con respecto a ti permanece inalterada. La creación es eterna e inalterable. (L.93.7:1-4)

No somos lo que hemos imaginado de nosotros mismos. Nuestros errores no han cambiado la verdad acerca de nosotros. Eso es lo que significa aceptar esta idea: el reconocimiento de que nada que hayamos hecho ha podido alterar nuestra relación con Dios en lo más mínimo, ni cambiar nuestra naturaleza, que Dios nos dio en nuestra creación. Nuestros actos más vergonzosos, los pensamientos que nunca mostraríamos al mundo, no han cambiado la creación de Dios en lo más mínimo. No hay razón para la culpa, no hay motivo para alejarnos de Dios con miedo, nuestros imaginados “pecados” no han tenido ningún efecto. Todavía estamos a salvo, y completos, y sanos, y nada nos falta.

¿Cómo tenemos que usar estos pensamientos? “Santo es en verdad aquel que hace suyas estas palabras; que se levanta con ellas en su mente, las recuerda a lo largo del día, y por la noche se las lleva consigo al irse a dormir” (3:1). Me recuerda a las palabras escritas acerca de Dios en el Antiguo Testamento: “Se las repetirás a tus hijos, les hablarás de ellas tanto si estás en casa como si vas de viaje, así como acostado o levantado” (Deuteronomio 6:7). En otras palabras, haz de ellas parte de toda tu vida, especialmente al levantarte por la mañana y cuando te vas a dormir.


Reconocer que “Soy tal como Dios me creó” es reconocer al Hijo de Dios. Es estar libre de culpa. Es conocer la inocencia de cada cosa viviente. Es reconocer a Dios como el Creador perfecto. Es liberar el pasado. Es perdonar al mundo. Todo lo que necesitamos está en estas palabras: “Soy tal como Dios me creó”.




TEXTO


X. La igualdad de los milagros

 

1. Cuando ninguna percepción se interponga entre Dios y Sus creaciones, o entre Sus Hijos y las suyas, el conocimiento de la creación no podrá sino continuar eternamente. 2Los reflejos que aceptas en el espejo de tu mente mientras estás en el tiempo o bien te acercan a la eternidad o bien te alejan de ella. 3Pero la eternidad en sí está más allá del tiempo. 4Salte del tiempo y con la ayuda del reflejo de la eternidad en ti, extiéndete y tócala. 5pasarás del  tiempo a la santidad tan inevitablemente como el reflejo de la santidad exhorta a todos a dejar a un lado la culpabi­lidad. 6Sé un reflejo de la paz del Cielo aquí y lleva este mundo al Cielo, 7pues el reflejo de la verdad atrae a todo el mundo a ésta, y a medida que todos entran en ella, dejan atrás todos los reflejos. 

2. En el Cielo la realidad no se refleja, sino que se comparte. 2Al compartir su reflejo aquí, su verdad se vuelve la única percep­ción que el Hijo de Dios acepta. 3De este modo aflora en él el recuerdo de su Padre, y a partir de ése momento nada más puede satisfacerle, excepto su propia realidad. 4Vosotros en la tierra no tenéis idea de lo que significa no tener límites, pues el mundo en el que aparentemente vivís es un mundo de límites. 5No es cierto que en este mundo pueda ocurrir algo que no conlleve grados de dificultad. 6El milagro, por lo tanto, tiene una función única, y lo inspira un Maestro único que trae las leyes de otro mundo á éste. 7Obrar milagros es lo único que puedes hacer que transciende la idea de grados de dificultad, pues los milagros no están basados en diferencias sino en la igualdad.

3. Los milagros no compiten entre sí, y el número de milagros que puedes obrar es ilimitado. 2Pueden ser legión y a la vez simultáneos. 3Esto no es difícil de entender una vez que concibes que son posibles. 4Lo que más cuesta entender es que la falta de grados de dificultad que caracteriza al milagro es algo que tiene que proce­der de otra parte y no de aquí. 5Desde el punto de vista del mundo, eso es imposible.

4. Tal vez te hayas dado cuenta de que tus pensamientos no com­piten entre sí, y de que, aunque estén en conflicto entre sí, pue­den ocurrir simultáneamente y con gran profusión. 2Puedes ciertamente estar tan acostumbrado a eso que ya apenas te sor­prenda. 3No obstante, estás acostumbrado también a clasificar algunos de tus pensamientos como más importantes o mejores que otros, como más sabios, productivos o valiosos. 4Esto es cierto con respecto a los pensamientos que se les ocurren a los que creen vivir separados. 5Pues algunos pensamientos son refle­jos del Cielo, mientras que otros los suscita el ego, el cual tan sólo aparenta pensar.

5. El resultado de todo esto es un patrón zigzagueante y variable que nunca descansa y jamás se detiene. 2Se mueve incesante­mente por todo el espejo de tu mente, y los reflejos del Cielo aparecen fugazmente para luego desvanecerse, a medida que la oscuridad los envuelve. 3Allí donde había luz, la oscuridad la elimina en un instante, dando lugar a que patrones que alternan entre la luz y la oscuridad atraviesen tu mente sin tregua. 4La poca cordura que aún te queda permanece ahí gracias a un sen­tido de orden que tú mismo estableces. 5Mas el hecho mismo de que puedas hacer eso y seas capaz de imponer orden donde reina el caos, demuestra que tú no eres un ego y que en ti tiene que haber algo más que un ego. 6Pues el ego es caos, y si eso fuese lo único que hay en ti, te sería imposible imponer ningún tipo de orden. 7No obstante, aunque el orden que le impones a tu mente limita al ego, también te limita a ti. 8Ordenar es juzgar y clasificar por medio de juicios. 9Por lo tanto, es una función que le corresponde al Espíritu Santo, no a ti.

6. Te parecerá difícil aprender que no tienes ninguna base para poner orden en tus pensamientos. 2El Espíritu Santo te enseña esta lección ofreciéndote los ejemplos deslumbrantes de los milagros, fin de mostrarte que tu modo de ordenar es desacertado, pero que se te ofrece uno mejor. 3El milagro responde siempre de la misma manera ante cualquier petición de ayuda. 4No la juzga. 5Simplemente reconoce lo que es y responde consecuentemente. 6No se detiene a considerar qué petición es más importante, más urgente o más apremiante. 7Tal vez te preguntes por qué se te pide que hagas algo que no requiere que emitas ningún juicio, cuando todavía eres prisionero de los juicios. 8La respuesta es muy simple: 9el poder de Dios, no el tuyo, es el que engendra los milagros. 10El milagro en sí no hace sino dar testimonio de que el poder de Dios se encuentra dentro de ti. 11Ésa es la razón de que el milagro bendiga por igual a todos los que de alguna manera son partícipes en él, y ésa es también la razón de que todos sean partícipes en él. 12El poder de Dios es ilimitado. 13Y al ser siempre máximo, ofrece todo a cualquiera que se lo pida. 14No hay grados de dificultad en esto. 15A una petición de ayuda se le presta ayuda.

7. El único juicio involucrado en esto es que el Espíritu Santo divide la petición en dos categorías: una en la que se extiende amor y otra en la que se pide amor. 2Tú no puedes hacer esa división por tu cuenta sin riesgos, pues estás demasiado confun­dido como para poder reconocer el amor, o para creer que cual­quier otra cosa no es sino una petición de amor. 3Estás demasiado aferrado a la forma, y no al contenido. 4Lo que consideras el con­tenido no es el contenido en absoluto. 5Es simplemente la forma, y nada más que la forma. 6Pues no respondes a lo que un her­mano realmente te ofrece, sino sólo a la percepción particular que tienes de su ofrecimiento tal como el ego lo juzga.

8. El ego es incapaz de entender lo que es el contenido, y no se interesa en él en absoluto. 2Para el ego, si la forma es aceptable el contenido lo es también. 3De otro modo, atacará la forma. 4Si crees que entiendes algo de la "dinámica' del ego, déjame asegurarte que no entiendes nada. 5Pues por tu cuenta no podrías entenderla. 6El estudio del ego no es el estudio de la mente. 7De hecho, al ego le encanta estudiarse a sí mismo, y aprueba sin reservas los esfuerzos que, para "analizarlo", llevan a cabo los que lo estudian, quienes de este modo demuestran su importancia. 8Lo único que estudian, no obstante, son formas desprovistas de todo contenido significativo. 9Su maestro no tiene sentido, aunque les oculta este hecho con gran celo tras palabras que parecen ser muy elocuentes, pero que cuando se enlazan revelan su falta de coherencia.

9. Esto es típico de los juicios del ego. 2Por separado, parecen ser coherentes, pero enlázalos, el sistema de pensamiento que resulta de ese enlace es incoherente y totalmente caótico. 3Pues la forma no es suficiente para impartirle significado, y la falta de contenido subyacente impide la viabilidad de un sistema de pensamiento cohesivo. 4La separación sigue siendo, por lo tanto, la condición, que el ego siempre elegirá. 5Pues por su cuenta nadie puede juzgar al ego correctamente. 6Sin embargo, cuando dos más se unen para ir en busca de la verdad, el ego ya no puede defender por más tiempo su falta de contenido. 7El hecho de que puedan unirse les indica que el sistema de pensamiento del ego es falso.

10. Es imposible recordar a Dios en secreto y a solas. 2Pues recordarle significa que no estás solo y que estás dispuesto a recordar ese hecho. 3No pienses acerca de ti, pues ninguno de los pensamientos que albergas es tuyo únicamente. 4Si quieres recordar a tu Padre, deja que el Espíritu Santo ponga orden en tus pensamientos y te dé la única respuesta con la que Él responde. 5Todo el mundo anda en busca de amor al igual que tú, pero no pueden saberlo a menos que se unan a ti en esa búsqueda. 6Si emprendéis la búsqueda juntos, la luz que os acompañará será tan poderosa que impartirá significado a todo lo que veáis. 7La jornada que se hace en solitario está destinada al fracaso porque ha excluido lo que quiere encontrar.

11. De la misma manera en que Dios se comunica con el Espíritu Santo en ti, de igual modo el Espíritu Santo te traduce Su comunicación a través de ti para que puedas entenderla. 2Ninguna comu­nicación de Dios es secreta, pues todo lo que es Suyo está al descubierto y es completamente accesible a todos, puesto que es para todos. 3Nada puede vivir en secreto, y lo que tú quisieras ocultarle al Espíritu Santo no existe. 4Ninguna interpretación que hagas de un hermano tiene sentido. 5Deja que el Espíritu Santo te muestre a tu hermano y te enseñe tanto su amor como sus peticio­nes de amor. 6Ni tu mente ni la de tu hermano albergan otros órdenes de pensamiento que no sean estos dos.


12. El milagro es el reconocimiento de que esto es verdad. 2Allí donde hay amor, tu hermano no puede sino ofrecértelo por razón de lo que el amor es. 3Pero donde lo que hay es una petición de amor, tú tienes que dar amor por razón de lo que eres. 4Dije antes que este curso te enseñará a recordar lo que eres y te restituirá tu Identidad. 5Ya hemos aprendido que se trata de una Identidad que compartes. 6El milagro se convierte en el medio a través del cual la compartes. 7Reconocerás tu Identidad al ofrecerla donde­quiera que Ésta no se reconoce. 8Y Dios Mismo, Quien ha dispuesto estar con Su Hijo eternamente, bendecirá cada acto de reconocimiento de Su Hijo con todo el Amor que le profesa. 9El poder de todo Su Amor estará presente en todos los milagros que le ofrezcas a Su Hijo. 10¿Cómo podría ser, entonces, que hubiese grados de dificultad en los milagros?

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