DESPERTAR AL AMOR

martes, 13 de noviembre de 2018

13 NOVIEMBRE: Sigo el camino que se me ha señalado.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCIÓN 317


Sigo el camino que se me ha señalado.


1. Tengo una misión especial que cumplir, un papel que sólo yo puedo desempeñar. 2La salvación espera hasta que yo elija asu­mir ese papel como mi único objetivo. 3Hasta que no tome esa decisión, seré un esclavo del tiempo y del destino humano. 4Pero cuando por mi propia voluntad y de buen grado vaya por el camino que el plan de mi Padre me ha señalado, reconoceré entonces que la salvación ya ha llegado, que se les ha concedido a todos mis hermanos y a mí junto con ellos.

2. Padre, Tu camino es el que elijo seguir hoy. 2Allí donde me conduce, es adonde elijo ir, y lo que quiere que haga, es lo que elijo hacer. 3Tu camino es seguro y el final está garantizado. 4Allí me aguarda Tu recuerdo. 5Y todos mis pesares desaparecerán en Tu abrazo, tal como le prometiste a Tu Hijo, quien pensó erróneamente que se había alejado de la segura protección de Tus amorosos Brazos.





Instrucciones para la práctica

Ver las instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.

Comentario

“Tengo una misión especial que cumplir, un papel que sólo yo puedo desempeñar” (1:1).

Tengo un lugar reservado para mí en el plan de la Expiación. Es algo que está especialmente planeado que yo haga, y hasta que encuentre y lleve a cabo mi parte, “la salvación espera” (1:2). Mi creencia en la locura de la separación tiene que ser sanada para que la sanación sea completa.

Creo que cada uno tiene un papel especial que desempeñar en la salvación. Todos tenemos una “función especial” que cumplir, y parte de seguir al Espíritu Santo consiste en aprender a descubrir cuál es ese papel. Puede que no sea algo grande a los ojos del mundo. Podría ser la sanación de una relación especial determinada. Podría ser, como en el caso de Helen Schucman, llevar un mensaje de Dios al mundo. Podría ser criar y educar niños desde la perspectiva de una mente que ha sanado. Podría ser atender un mostrador, escuchar a los clientes y perdonarles. Pero tenemos una función y tenemos que encontrarla y llevarla a cabo.

Sea cual sea, siempre será alguna forma de sanación, de deshacer la culpa, de reconocer al Cristo en aquellos que nos rodean. Será una función que, de alguna forma, da y trae la gracia al mundo, pues todas las funciones dentro del plan de Dios entran en esta categoría general. Nuestra función aquí es la sanación.

Cuando encuentre mi función, encontraré mi felicidad, pues la felicidad es mi función. Esto es lo que elijo hoy. Padre, hoy digo:

“Iré donde Tú quieres que vaya, haré lo que Tú quieres que haga. Siempre Te amaré”.

Todos mis pesares desaparecerán en Tu abrazo. (2:5)



¿Qué es el Juicio Final? (Parte 7)

L.pII.10.4:1

El Juicio Final de Dios es tan misericordioso como cada uno de los pasos de Su plan para bendecir a Su Hijo y exhortarlo a regresar a la paz eterna que comparte con él. (4:1)

El plan de Dios y su final se caracterizan por una cosa: la misericordia. El resultado final es misericordioso, y cada paso a lo largo de nuestro aprendizaje será misericordioso. Dios tiene un plan, y ese plan es llamarnos a “regresar a la paz eterna que comparte con” nosotros. Cualquier parte de ese plan es misericordiosa.

Algunas veces, aunque pensemos que el final será misericordioso, pensamos que las dificultades, el dolor y el sufrimiento son necesarios en el camino. Yo no lo creo. Pienso que la naturaleza misericordiosa del resultado está también en todo el camino. Cada parte de él está dirigido a liberarnos del sufrimiento. “No hay que sufrir para aprender” (T.21.I.3:1). Cuando, en nuestra ceguera, elegimos dolor, puede ser usado para enseñarnos; pero no es necesario que sea de ese modo. El único deseo de Dios es liberarnos de nuestro sufrimiento.

Y al final, Él nos liberará. Al final, conoceremos la totalidad de Su misericordia, la firmeza de Su Amor, y el brillante esplendor de Su dicha. En el corazón del universo, Dios es una extensión infinita de bienvenida.





TEXTO


Capítulo 28


EL DES-HACIMIENTO DEL MIEDO


I. El recuerdo del presente


1. El milagro no hace nada. 2Lo único que hace es deshacer. 3Y de este modo, cancela la interferencia a lo que se ha hecho. 4No añade nada, sino que simplemente elimina. 5lo que elimina hace mucho que desapareció, pero puesto que se conserva en la memo­ria, sus efectos parecen estar teniendo lugar ahora. 6Hace mucho que este mundo desapareció. 7Los pensamientos que lo origina­ron ya no se encuentran en la mente que los concibió y los amó por un breve lapso de tiempo. 8El milagro no hace sino mostrar que el pasado ya pasó, y que lo que realmente ya pasó no puede tener efectos. 9Recordar la causa de algo tan sólo puede dar lugar a ilusiones de su presencia, pero no puede producir efectos.

2. Todos los efectos de la culpabilidad han desaparecido, 2pues ésta ya no existe. 3Con su partida desaparecieron sus consecuen­cias, pues se quedaron sin causa. 4¿Por qué querrías conservarla en tu memoria, a no ser que deseases sus efectos? 5Recordar es un proceso tan selectivo como percibir, al ser su tiempo pasado. 6Es percibir el pasado como si estuviese ocurriendo ahora y aún se pudiese ver. 7La memoria, al igual que la percepción, es una facultad que tú inventaste para que ocupase el lugar de lo que Dios te dio en tu creación. 8Y al igual que todas las cosas que inventaste, se puede emplear para otros fines y como un medio para obtener algo distinto. 9Se puede utilizar para sanar y no para herir, si ése es tu deseo.

3. Nada que se utilice con el propósito de sanar conlleva esfuerzo alguno. 2Es el reconocimiento de que no tienes necesidades que requieran que hagas algo al respecto. 3No es una memoria selec­tiva ni se utiliza para obstruir la verdad. 4Todas las cosas de las que el Espíritu Santo puede valerse para sanar le han sido entre­gadas, sin el contenido ni los propósitos para las que fueron con­cebidas. 5Son sencillamente facultades que aún no tienen una aplicación concreta 6que sólo esperan a que se haga uso de ellas. 7No han sido consagradas a nada en particular ni tienen ningún objetivo.

4. Él Espíritu Santo puede ciertamente hacer uso de la memoria, pues Dios Mismo se encuentra en ella. 2Mas no es ésta una memoria de sucesos pasados, sino únicamente de un estado pre­sente. 3Has estado acostumbrado por tanto tiempo a creer que la memoria contiene sólo el pasado, que te resulta difícil darte cuenta de que es una facultad que puede recordar el ahora. 4Las limitaciones que el mundo le impone a ese recordar son tan vas­tas como las que permites que el mundo te imponga a ti. 5No existe vínculo alguno entre la memoria y el pasado. 6Si quieres que haya un vínculo, lo habrá. 7Mas es sólo tu deseo lo que esta­blece dicho vínculo, y sólo tú quien lo limita a una parte del tiempo donde la culpabilidad aún parece persistir.

5. El uso que el Espíritu Santo hace de la memoria no tiene nada que ver con el tiempo. 2El Espíritu Santo no la utiliza como un medio, para conservar el pasado, sino como una manera de renunciar a él. 3La memoria retiene los mensajes que recibe, y hace lo que se le encomienda hacer. 4No escribe el mensaje ni establece su propósito. 5Al igual que el cuerpo, no tiene un pro­pósito intrínseco. 6Y si parece servir para abrigar un viejo odio y presentarte escenas de injusticias y de resentimientos que has estado guardando, ése es el mensaje que le pediste, y eso es lo que es. 7La historia de todo el pasado del cuerpo se encuentra oculta allí, confinada en sus bóvedas. 8Todas las extrañas asocia­ciones que se han hecho para mantener vivo el pasado y el pre­sente muerto, están depositadas ahí, esperando tu orden de que se te traigan y vuelvan a revivirse. 9Y de este modo, sus efectos parecen haber aumentado con el tiempo, el cual se llevó consigo su causa.

6. El tiempo, no obstante, no es más que otra fase de lo que no hace nada. 2Colabora estrechamente con todos los demás atribu­tos con los que intentas mantener oculta la verdad acerca de ti mismo. 3El tiempo ni quita ni restituye. 4Sin embargo, lo utilizas de una manera extraña, como si el pasado hubiese causado el presente, y éste no fuese más que una consecuencia en la que no se puede hacer cambio alguno, toda vez que su causa ha desapa­recido. 5Un cambio, no obstante, tiene que tener una causa dura­dera, pues, de otro modo, no perduraría. 6Es imposible poder cambiar nada en el presente si su causa se encuentra en el pasado. 7Tal como usas la memoria, sólo el pasado está en ella, y así, no es más que un modo de hacer que el pasado predomine sobre el ahora.


7. Olvídate de todo lo que te has enseñado a ti mismo, pues no fuiste un buen maestro. 2¿Y quién querría conservar en su mente una lección absurda, cuando puede aprender y retener una mejor? 3Cuando memorias de viejos rencores vengan a rondarte, recuerda que su causa ya desapareció. 4Por lo tanto, no puedes entender cuál es su propósito. 5No permitas que la causa que quieres atribuirles ahora sea la misma que hizo que fuesen lo que fueron o parecieron ser. 6Alégrate de que su causa haya desapare­cido, pues de ello es de lo que se te perdona. 7Y contempla, en cambio, los nuevos efectos de una causa que se acepta ahora y cuyas consecuencias se encuentran aquí. 8Su hermosura te sor­prenderá. 9Las nuevas ideas de antaño que traen consigo, serán las felices consecuencias de una Causa tan ancestral que excede con mucho el lapso de memoria que tu percepción ve.









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