DESPERTAR AL AMOR

martes, 20 de noviembre de 2018

20 NOVIEMBRE: No quiero ser guía. Quiero ser simplemente un seguidor.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCIÓN 324


No quiero ser guía. Quiero ser simplemente un seguidor.


1. Padre, Tú eres Quien me dio el plan para mi salvación. 2Eres asi­mismo Quien determinó el camino que debo recorrer, el papel que debo desempeñar, así como cada paso en el sendero señalado. 3No puedo per­derme. 4Tan sólo puedo elegir desviarme por un tiempo, y luego volver. 5Tu amorosa Voz siempre me exhortará a regresar, y me llevará por el buen camino. 6Mis hermanos pueden seguir el camino por el que les dirijo. 7Mas yo simplemente recorreré el caminó que conduce a Ti, tal como Tú me indiques y quieras que yo haga.

2. Sigamos, por lo tanto, a Uno que conoce el camino. 2No tene­mos por qué rezagarnos, ni podemos soltarnos de Su amorosa Mano por más de un instante. 3Caminamos juntos, pues le segui­mos. 4Y es Él Quien hace que el final sea seguro y Quien garan­tiza que llegaremos a salvo a nuestro hogar.




Instrucciones para la práctica

Ver las instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.

Comentario

Aprender a seguir la orientación interior es una gran parte de hacer el Curso. Esa orientación es la Voz que habla por Dios, el Espíritu Santo. Es parte de mí y parte de Dios. Al fin y al cabo todo es Uno, pero mientras piense que estoy separado, sentiré esa Voz como una voz separada, llamándome a volver al hogar: “Tu amorosa Voz siempre me exhortará a regresar, y me llevará por el buen camino” (1:5).

Padre, necesito aprender que no estoy solo y que Algo o Alguien ha planeado “el camino que debo recorrer, el papel que debo desempeñar, así como cada paso en el sendero señalado” (1:2). Como me recordaba la Lección 321: “No entendía lo que me podía hacer libre, ni lo que era mi libertad o adónde ir a buscarla”. De hecho, Tú has establecido el camino, y el Espíritu Santo es la Voz que habla por Ti. Así que voy a seguir a “Uno que conoce el camino” (2:1). ¡Qué alivio tener a Éste Uno en Quien confiar! Caminando por una selva oscura de caminos retorcidos y confusos, ¡qué consuelo saber que tengo un Guía Que conoce cada detalle del camino! Debido a Él, “no puedo perderme” (1:3).

Que hoy recuerde que Tú has establecido cada paso de mi camino. Cuando miro hacia atrás Contigo, sé que es cierto: todo lo que he hecho ha sido para mi bien, todo ha funcionado perfectamente para traerme exactamente donde estoy ahora. Incluso mis correrías estaban perfectamente planeadas para enseñarme la falsedad de las ilusiones. Yo era un seguidor. Lo que pensaba que eran desviaciones que me alejaban de Ti, eran realmente lecciones que me acercaban al Hogar, y estoy agradecido por todos ellos. Que ahora mire al futuro con la confianza que me da ese conocimiento: no puedo perderme. Cada persona, cada acontecimiento y cada circunstancia de mi vida, vistas con la visión, hoy pueden ser un paso hacia el Hogar, un medio de encontrar mi camino de regreso a Ti.
Si hoy me desvío, Padre, tráeme de regreso. Te doy las gracias por el bendito alivio de saber que yo no tengo que resolver nada. Ha sido resuelto para mí. Puedo dejar que el día se desenvuelva como venga, confiando en que todo ha sido perfectamente planeado por Ti para traerme tu recuerdo a mi mente lo más rápidamente posible.

“No quiero ser guía” (el pensamiento de hoy). No quiero que se me conozca como guía de otros. No sé el camino para mí, ¿cómo puedo saber el camino para otros? Algunos de mis hermanos pueden seguirme; de hecho los traeré a mí con ese propósito. Pero todo lo que hago es seguir Tu Voz; si alguien me sigue en este camino, no me están siguiendo a mí sino a Ti. Que siempre les recuerde eso y nunca haga que nadie dependa de mí.

“No tenemos por qué rezagarnos, ni podemos soltarnos de Su amorosa Mano por más de un instante” (2:2). Para Jesús, seis billones de años es “un instante” que no es nada en comparación con la eternidad, tan pequeño que “no se perdió ni una sola nota del himno celestial” (T.26.V.3:5; 5:1,4). A nosotros nos parece que nos rezagamos mucho más que un instante. Un ejemplo matemático que me viene a la mente es éste: cuando dividimos un número entre otro, en cierto sentido los estamos comparando. Cien dividido entre diez es diez, eso significa que comparado con diez, cien es diez veces mayor. Lo interesante del número cero es que cualquier número, comparado matemáticamente con él, es infinito. Imagínate dividir una línea en puntos de cero de ancho, en la línea hay un número infinito de puntos de esos, da lo mismo que la línea sea de un centímetro o de un kilómetro de largo.

El “instante” es como el cero. La eternidad es infinita y, comparada con ella, todo el tiempo no es literalmente nada. No se pueden comparar. El tiempo que pasamos retrasándonos, que a nosotros nos parece tan largo, no es nada más que un instante, una parte infinitamente pequeña de nada, un trozo de un sueño. Todos hemos tenido la experiencia de sueños que parecían durar horas o días, sin embargo sucedió en unos pocos segundos de tiempo “real”.Y eso es todo lo que el tiempo es:

El tiempo es un truco, un juego de manos, una gigantesca ilusión en la que las figuras parecen ir y venir como por arte de magia. No obstante, tras las apariencias hay un plan que no cambia. El guión ya está escrito. (L.158.4:1)

Hay un plan detrás de las apariencias, y en eso es en lo que puedo confiar hoy. Siguiendo al Espíritu Santo, sé que el final es seguro. Él “garantiza que llegaremos a salvo a nuestro hogar” (2:4). Me puedo sentir destrozado y confundido, pero ¡no puedo estropear nada! Tengo un Guía perfecto, y Él va a permanecer conmigo hasta que llegue al final y de nuevo caiga en los brazos de mi Padre.

No quiero ser guía. Quiero ser simplemente un seguidor.


¿Qué es la creación? (Parte 4)

L.pII.11.2:4

Lo que Dios ha dispuesto que sea uno eternamente, lo seguirá siendo cuando el tiempo se acabe, y no cambiará a través del tiempo, sino que seguirá siendo tal como era antes de que surgiera la idea del tiempo. (2:4)

Dios ha dispuesto que toda la creación sea una Por lo tanto, es una. El tiempo no puede cambiar nada de lo que Dios creó. El tiempo y el cambio parecen estar estrechamente relacionados: cambio es lo que produce el paso del tiempo, y parece imposible que pase el tiempo sin que haya cambios. Es imposible que la creación de Dios pueda cambiar. La creación de Dios está completamente fuera del tiempo, y el tiempo es sólo una ilusión, un sueño en el que el cambio es posible.

Lo que somos juntos, como el Hijo de Dios, existía antes de que surgiera la idea del tiempo, todavía existe durante el aparente paso del tiempo, y seguirá existiendo como uno cuando se acabe el tiempo. El Hijo de Dios no se ve afectado por lo que parece ocurrir en el tiempo, tal como el sol no se ve afectado porque yo pase algunos de sus rayos a través de una lupa y los desvíe de su camino, o como el océano no se ve afectado por un niño que arroja un palo al agua. En otras palabras, nada le afecta. Ése es el poder de la Creación. Nada puede cambiarla, es inmutable. Por lo tanto, soy inmutable cuando reconozco a mi Creador.

Tu Ser se alza radiante en este santo júbilo, inalterado e inalterable por siempre jamás. (L.190.6:5)





TEXTO

 

IV. La unión mayor



1. Aceptar la Expiación para ti mismo significa no prestar apoyo a los sueños de enfermedad y muerte de nadie. 2Significa que no compartes con ningún individuo su deseo de estar separado ni dejas que vuelque sus ilusiones contra sí mismo. 3Tampoco deseas que éstas se vuelquen contra ti. 4De este modo, no tienen ningún efecto. 5te liberas de los sueños de dolor porque permites que él se libere de ellos. 6A menos que lo ayudes, sufrirás con él, ya que ése es tu deseo. 7Y te convertirás en un protagonista en su sueño de dolor, tal como él lo es en el tuyo. 8De este modo, los dos os convertís en ilusiones sin ninguna identidad. 9Tú puedes ser cual­quier persona o cualquier cosa, según de quién sea el sueño de maldad que compartas. 10Pero de una cosa puedes estar seguro: que eres perverso, pues compartes sueños de miedo.

2. Hay un modo de encontrar certeza aquí y ahora. 2Niégate a ser parte de ningún sueño de miedo, sea cual sea su forma, pues si lo haces perderás tu identidad en ellos. 3La manera de encontrarte a ti mismo es negándote a aceptar tales sueños como tu causa, o como que tienen efectos en ti. 4Tú no tienes nada que ver con ellos, pero sí con aquel que los sueña. 5De esta manera, separas al soñador del sueño, al unirte a uno y abandonar el otro. 6El sueño no es más que una ilusión de la mente. 7Y a ésta te puedes unir, pero jamás al sueño. 8Es del sueño de lo que tienes miedo, no de la mente. 9Sin embargo, los ves como si fuesen lo mismo porque crees que tú no eres más que un sueño. 10Y no sabes lo que es real acerca de ti o lo que es ilusorio, ni puedes distinguir entre lo uno y lo otro.

3. Al igual que tú, tu hermano cree que él es un sueño. 2No com­partas con él su ilusión acerca de sí mismo, pues tu identidad depende de su realidad. 3Piensa en él más bien como una mente en la que todavía persisten las ilusiones, pero con la que tienes una relación fraternal. 4Lo que él sueña no es lo que lo convierte en tu hermano, ni tampoco su cuerpo, el "héroe" del sueño, es tu hermano. 5Su realidad es lo que es tu hermano, de la misma manera en que tu realidad es lo que es hermano suyo. 6Tu mente y la suya están unidas en hermandad. 7Su cuerpo y sus sueños tan sólo aparentan abrir una diminuta brecha en la que tus sue­ños se han unido a los suyos.

4. Entre vuestras mentes, sin embargo, no hay ninguna brecha. 2Unirte a sus sueños significa que no te unes a él, pues sus sueños lo separan de ti. 3Libéralo, por lo tanto, proclamando sencilla­mente tu hermandad con él y no con sueños de miedo. 4Ayúdale a que reconozca quién es, negándote a apoyar sus ilusiones con tu fe, pues si lo haces, no podrás sino tener fe en las tuyas. 5al tener fe en las tuyas, él no podrá liberarse y tú quedarás atrapado en sus sueños. 6Y sueños de terror vendrán a rondar la diminuta brecha, la cual está poblada únicamente por las ilusiones que habéis apoyado en la mente del otro.

5. Ten absoluta certeza de que si tú haces lo que te corresponde hacer, él hará lo que le corresponda hacer a él, pues se unirá a ti allí donde tú estés. 2No lo invites a unirse a ti en la brecha que hay entre vosotros, pues si lo haces, creerás que ésa es tu realidad así como la suya. 3Tú no puedes llevar a cabo su papel por él, mas esto es precisamente lo que haces cuando te vuelves una figura pasiva en sus sueños, en vez del soñador de los tuyos. 4Tener una identidad carece de significado en los sueños porque el soñador y el sueño son lo mismo. 5El que comparte un sueño no puede sino ser el sueño que comparte porque el acto de compartir es lo que produce la causa.

6. Como consecuencia de compartir confusión estás confundido, pues en la brecha no existe un yo estable. 2Lo que es lo mismo parece diferente porque lo que es lo mismo aparenta ser algo distinto. 3Los sueños de tu hermano son los tuyos porque tú per­mites que lo sean. 4Mas si lo librases de tus sueños, él se liberaría de ellos, así como de los suyos. 5Tus sueños dan testimonio de los suyos y, los suyos, de la verdad de los tuyos. 6No obstante, si vieses que no hay verdad en los tuyos, sus sueños desaparecerían y él comprendería qué fue lo que dio origen al sueño.

7. El Espíritu Santo mora en vuestras dos mentes, y Él es Uno porque no hay brecha que pueda dividir Su Unicidad*2La bre­cha que separa vuestros cuerpos es irrelevante, pues lo que está unido en Él es siempre uno. 3Nadie puede estar enfermo si alguien acepta su unión con él. 4Su deseo de ser una mente enferma y separada no puede seguir vigente sin un testigo o una causa. 5tanto el testigo como la causa desaparecen si alguien decide unirse a él. 6En su sueño él estaba separado de su her­mano, quien, al no compartir su sueño con él, ha eliminado el espacio que había entre ellos. 7Y el Padre viene a unirse con Su Hijo, a quien el Espíritu Santo se unió.

8. La función del Espíritu Santo es tomar la imagen fragmentada del Hijo de Dios y poner cada fragmento nuevamente en su lugar. 2Él muestra esta santa imagen, completamente sanada, a cada fragmento separado que piensa que en sí es una imagen completa. 3A cada uno de ellos Él le ofrece su Identidad, que la imagen en su totalidad representa, en vez de la fragmentada y diminuta porción que él insistía que era él mismo. 4Mas cuando él vea esta imagen, se reconocerá a sí mismo. 5Si tú no compartes con tu hermano su sueño de maldad, ésa es la imagen con la que el milagro llenará la diminuta brecha, la cual quedará así libre de todas las semillas de enfermedad y de pecado. 6Y ahí el Padre recibirá a Su Hijo porque Su Hijo ha sido misericordioso consigo mismo.

9. Te doy las gracias, Padre, sabiendo que Tú vendrás a salvar cada diminuta brecha que hay entre los fragmentos separados de Tu santo Hijo. 2Tu santidad, absoluta y perfecta, mora en cada uno de ellos. 3Y están unidos porque lo que mora en uno solo de ellos, mora en todos ellos. 4¡Cuán sagrado es el más diminuto grano de arena, cuando se reconoce que forma parte de la ima­gen total del Hijo de Dios. 5Las formas que los diferentes frag­mentos parecen adoptar no significan nada, 6pues el todo reside en cada uno de ellos. 7Y cada aspecto del Hijo de Dios es exacta­mente igual a todos los demás.



10. No te unas a los sueños de tu hermano, sino a él, y ahí donde te unes a Su Hijo, ahí está el Padre. 2¿Quién iría en busca de sustitu­tos si se diese cuenta de que no ha perdido nada? 3¿Quién querría disfrutar de los "beneficios" de la enfermedad cuando ha recibido la simple bendición de la salud? 4Lo que Dios ha dado no puede suponer pérdida alguna, y lo que no procede de Él no tiene efec­tos. 5¿Qué podrías percibir, entonces, en la brecha? 6Las semillas de la enfermedad proceden de la creencia de que es posible encontrar felicidad en la separación y de que renunciar a ella sería un sacrificio. 7Mas los milagros son el resultado de no seguir tratando de ver en la brecha lo que no se encuentra en ella. 8Lo único que requiere el Sanador del Hijo de Dios es que estés dispuesto a abandonar todas las ilusiones. 9Él sembrará los milagros de cura­ción allí donde antes se encontraban las semillas de la enferme­dad. 10Y no habrá pérdidas de ninguna clase, sino sólo ganancias.







TEXTO


V. La alternativa a los sueños de miedo


1. ¿Qué puede ser la sensación de estar enfermo, sino una sensa­ción de estar limitado, 2o de estar desunido de algo y separado de ello? 3¿O de una brecha que percibes entre tu hermano y tú y lo que ahora consideras la salud? 4Y de este modo, lo bueno se ve como si estuviese afuera, y lo malo, adentro. 5así, la enferme­dad aparta al ser de lo bueno, y conserva lo malo adentro. 6Dios es la Alternativa a los sueños de miedo. 7El que es partícipe de sueños de miedo, no puede ser partícipe de Él. 8Pero el que se niega a ser partícipe de ellos, participa en Él. 9No hay ninguna otra alternativa. 10Nada puede existir a menos que tú compartas su existencia. 11Y tú existes porque Dios compartió Su Voluntad contigo para que Su creación pudiese crear.

2. Lo que les confiere realidad a los perniciosos sueños de odio, maldad, rencor, muerte, pecado, sufrimiento, dolor y pérdida es el hecho de compartirlos. 2Si no se comparten, se perciben como algo sin sentido. 3Pues al no prestarles apoyo dejan de ser una fuente de miedo. 4Y el amor no puede sino llenar el espacio que el miedo ha dejado vacante porque ésas son las únicas alternativas que existen. 5Donde uno aparece, el otro desaparece. 6Y el que compartas, será el único que tendrás. 7Y tendrás el que aceptes, pues es el único que deseas tener.

3. Si perdonas al soñador, y percibes que él no es el sueño que él mismo tejió, no estás compartiendo con él su nefasto sueño. 2Por lo tanto, él no puede ser parte del tuyo, del cual ambos os libe­ráis. 3El perdón separa al soñador del sueño nefasto, y así, lo libera. 4Recuerda que si compartes un sueño de maldad, creerás ser ese sueño que compartes. 5Y al tener miedo de él, no desearás conocer tu verdadera Identidad porque pensarás que es temible. 6Y negarás tu Ser, y caminarás por tierras extrañas que tu Crea­dor no creó, donde parecerás ser algo que no eres. 7Lucharás contra tu propio Ser, el cual parecerá ser tu enemigo, y atacarás a tu hermano, como parte de lo que odias. 8En esto no hay térmi­nos medios. 9O bien eres tu Ser o bien una ilusión. 10¿Qué puede haber entre la ilusión y la verdad? 11Creer que hay un lugar inter­medio donde puedes ser algo que no eres, no puede ser la ver­dad, sino un sueño.

4. Has concebido una diminuta brecha entre las ilusiones y la verdad para que sea el lugar donde reside tu seguridad y donde lo que has hecho mantiene celosamente oculto a tu Ser. 2Aquí es donde se ha establecido un mundo enfermizo, que es el que los ojos del cuerpo perciben. 3Aquí están los sonidos que oye, las voces para las que sus oídos fueron concebidos. 4Sin embargo, los panoramas y los sonidos que el cuerpo percibe no significan nada. 5El cuerpo no puede ver ni oír. 6No sabe lo que es ver, ni para qué sirve escuchar. 7Es tan incapaz de percibir como de juz­gar; de entender como de saber. 8Sus ojos son ciegos; sus oídos, sordos. 9No puede pensar, y, por lo tanto, no puede tener efectos.

5. ¿Podría haber creado Dios algo para que enfermase? 2¿Y cómo podría existir algo que Él no hubiese creado? 3No permitas que tus ojos se posen en un sueño ni que tus oídos den testimonio de una ilusión. 4Pues los ojos fueron concebidos para que viesen un mundo que no existe, y los oídos, para que oyesen voces insono­ras. 5Mas hay otros panoramas y sonidos que sí se pueden ver, oír y comprender. 6Pues los ojos y los oídos son sentidos sin sentido, y lo único que hacen es relatar lo que ven y lo que oyen. 7Mas no son ellos los que ven y oyen, sino tú, quien ensambló cada trozo irregular, cada migaja y fragmento absurdo de prueba para que diera testimonio del mundo que deseas. 8No permitas que los ojos y los oídos del cuerpo perciban estos innumerables fragmen­tos dentro de la brecha que tú te imaginaste, ni permitas que persuadan a su hacedor de que sus fabricaciones son reales.

6. La creación es la prueba de la realidad porque comparte la función que toda la creación comparte. 2No se compone de troci­tos de cristal, de un pedazo de madera, o quizá de una hebra o dos, ensamblados para que den testimonio de la verdad. 3La rea­lidad no depende de eso. 4No hay brecha que separe a la verdad de los sueños o de las ilusiones. 5La verdad no ha dejado sitio para ellos en ningún lugar o tiempo, 6pues ella ocupa todo lugar y tiempo, y hace que los sueños y las ilusiones sean absoluta­mente indivisibles.

7. Tú que crees que entre tu hermano y tú hay una diminuta bre­cha, no te das cuenta de que ahí es donde os encontráis prisione­ros en un mundo que se percibe como que existe aquí. 2El mundo que tú ves no existe porque el lugar desde donde lo percibes no es real. 3La brecha se halla celosamente oculta entre las tinieblas, e imágenes nebulosas surgen para cubrirla con formas vagas e indefinidas y con siluetas cambiantes, por siempre insustanciales e inciertas. 4Sin embargo, en la brecha no hay nada. 5No hay secretos impresionantes ni tumbas tenebrosas desde los que el terror surge de los huesos de la muerte. 6Observa la diminuta brecha y contemplarás la inocencia y la ausencia de pecado que verás dentro de ti cuando ya no tengas miedo de reconocer el amor.










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