DESPERTAR AL AMOR

martes, 23 de octubre de 2018

23 OCTUBRE: El Espíritu Santo habla hoy a través de mí.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS 


LECCIÓN 296


El Espíritu Santo habla hoy a través de mí.


1. El Espíritu Santo necesita hoy mi voz para que todo el mundo pueda escuchar Tu Voz y oír Tu Palabra a través de mí. 2Estoy resuelto a dejar que hables a través de mí, pues no quiero usar otras palabras que las Tuyas, ni tener pensamientos aparte de los Tuyos, pues sólo los Tuyos son verdaderos. 3Quiero ser el salvador del mundo que fabriqué. 4Pues ya que lo condené, quiero liberarlo, de manera que pueda escapar y oír la Palabra que Tu santa Voz ha de comunicarme hoy.

2. Hoy sólo enseñaremos lo que queremos aprender, y nada más. 2De este modo, nuestro objetivo de aprendizaje queda libre de conflictos, lo cual nos permite alcanzarlo con facilidad y rapidez. 3¡Cuán gustosamente viene el Espíritu Santo a rescatarnos del infierno cuando permitimos que a través de nosotros Sus ense­ñanzas persuadan al mundo para que busque y halle el fácil sen­dero que conduce a Dios!





Instrucciones para la práctica

Ver las instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.

Comentario

Cuando permito que el Espíritu Santo vea a través de mí, (la lección de ayer), compartiendo Su percepción, también habla a través de mí.

No es que yo me convierta en el regalo de Dios al mundo en el sentido del ego, el profeta que tiene la respuesta para toda la humanidad. No, no es eso. Pero Él sí habla a través de mí. Él habla la palabra de bienvenida, de reconocimiento, de aprecio y de gratitud. A través de mí, el Espíritu Santo les comunica a mis hermanos: “Estás a salvo. Eres pleno. Eres amado”.

Habiendo condenado al mundo, ahora quiero liberarlo. Habiendo cubierto a todos con culpa, con una pesada capa, ahora quiero quitar esa culpa de todos. ¿Por qué quiero conceder esta liberación a todos sin excepción? Porque la quiero para mí mismo, y ésta es la única manera de tenerla. Si mi hermano muere culpable, yo lo hago con él. ¡Qué privilegio tan grande tengo, de eliminar la culpa de aquellos a mi alrededor, de hacerles saber que son libres!

A través de mí (y de ti) el Espíritu Santo convence al mundo para que busque y encuentre el camino a Dios. Yo soy Su representante aquí en la tierra, un embajador del Reino de los Cielos. A aquellos que todavía no han aprendido a escuchar Su Voz, yo Le represento, hablando Sus palabras, manifestando Su actitud y Su Amor a cada persona con la que me encuentro. Ésa es mi función. Ése es mi único propósito. Eso es mi vida.

Quiero ser el salvador del mundo que fabriqué. Pues ya que lo condené, quiero liberarlo, de manera que pueda escapar y oír la Palabra que Tu santa Voz ha de comunicarme hoy. (1:3-4)

¿Estoy dispuesto a salvar mi mundo? A veces me doy cuenta de que quiero dejarlo, dejar que se convierta en ruinas y acabar con ello. El Curso es muy claro acerca de esto: no puedo escapar al Cielo yo solo y dejar al mundo detrás. No puedo alcanzar el Cielo sin mis hermanos.

El sentimiento de cansancio hacia el mundo, la sensación de “¡estoy tan harto de todo este lío!” esconde mi propio juicio a mí mismo. Profundamente culpable por mi continua separación de mi Padre, quiero echarle la culpa al mundo. Quiero decir: “Es este lugar agotador el que me impide tener paz”. La paz está aquí, la paz es ahora. La paz, y el mismo Cielo, están en mí, dondequiera que yo voy. No necesito huir, y no es necesario cambiar nada.

“El Espíritu Santo necesita hoy mi voz” (1:1). Vivimos en una conspiración de silencio. Hay muchos, más de los que sabemos, que han visto el Cielo. Nosotros estamos entre ellos. Sin embargo, tenemos miedo de hablar porque tenemos miedo de que la gente se ría de nosotros, que piensen que estamos locos.

¿Cuántas veces hemos deseado, anhelado profundamente, que alguien se atreviera a decir (en medio del miedo, del sufrimiento, de la pérdida y del terror): “Estoy en paz. La paz de Dios es muy real para mí”. Hoy seré yo el que contestará a ese anhelo. “Hoy sólo enseñaremos lo que queremos aprender, y nada más” (2:1)


¿Qué es el mundo real? (Parte 6)

L.pII.8.3:4-5

Cuando nuestra mente se haya perdonado a sí misma, es “una mente que está en paz consigo misma” (3:4), y el mundo que dicha mente ve procede de esa paz interior. Como ya hemos visto, no es posible la paz interior sin el perdón. Del mismo modo, ver un mundo de paz viene cuando extendemos la paz de nuestro interior hacia fuera. Esto lo afirmó muy claramente la Lección 34:

La paz mental es claramente una cuestión interna. Tiene que empezar con tus propios pensamientos, y luego extenderse hacia afuera. Es de tu paz mental de donde nace una percepción pacifica del mundo. (L.34.1:2-4)

Una mente que ha aprendido a perdonarse a sí misma y a estar en paz “es bondadosa, y lo único que ve es bondad” (3:5). He oído a varios sabios espirituales comentar que, si la espiritualidad tuviera que resumirse a dos palabras, podrían ser: “Sé amable”. He encontrado bastantes personas en mi vida que se tienen a sí mismos por muy espirituales, quizá como autoridades espirituales, y al final lo que me llevaba a desconfiar de sus afirmaciones era simplemente esto: que no eran amables. ¡He encontrado esta misma tendencia en mí mismo también! Es demasiado fácil quedar atrapado en ser “correcto espiritualmente” o en tener razón, y perder de vista la amabilidad.

Cuando haya encontrado al ego asesino dentro de mí, y haya aprendido a perdonarlo, cuando haya descubierto mi propia creencia en mi debilidad y fragilidad, y haya aprendido a perdonarlas; cuando haya perdonado mis dudas de muchos años, cuando haya descubierto lo a menudo que no vivo de acuerdo a mis elevadas aspiraciones y haya aprendido a perdonarme; cuando haya luchado con mi constante falta de fe y haya aprendido a perdonarla, entonces seré amable. He aprendido a ser amable al ser amable conmigo mismo. Voy a grabar esta lección en mi corazón: La mente que se ha perdonado a sí misma es amable, y únicamente contempla amabilidad.

Si soy muy rápido en ver peligro acechándome en aquellos que están a mi alrededor y en dudar de las buenas intenciones de otros, lo más probable es que sea rápido en dudar de las mías propias y todavía no haya aprendido a perdonarme a mismo.




TEXTO  


V. El pequeño obstáculo


1. Un pequeño obstáculo les puede parecer muy grande a los que aún no comprenden que los milagros son todos el mismo mila­gro. 2Mas enseñar esto es la finalidad de este curso. 3Ése es su único propósito, pues es lo único que hay que aprender. 4lo puedes aprender de muchas maneras. 5Todo aprendizaje o bien es una ayuda para llegar a las puertas del Cielo o bien un obstá­culo. 6No hay nada entremedias. 7Hay solamente dos maestros, y cada uno de ellos señala caminos diferentes. 8Y tú seguirás el camino que te señale el maestro que hayas elegido. 9Sólo hay dos direcciones que puedes seguir, mientras perdure el tiempo y ele­gir tenga sentido. 10Pues jamás se podrá construir otro camino, salvo el que conduce al Cielo. 11Tú sólo eliges entre ir al Cielo o no ir a ninguna parte. 12No hay más alternativas que éstas.

2. Lo único que se puede perder es el tiempo, el cual, en última instancia, no tiene ningún sentido. 2Pues sólo supone un pequeño obstáculo para la eternidad y no significa nada para el verdadero Maestro del mundo. 3Sin embargo, dado que tú crees en el tiempo, ¿por qué desperdiciarlo no yendo a ninguna parte, cuando lo puedes utilizar para alcanzar la meta más elevada que se puede lograr mediante el aprendizaje? 4No pienses que el camino que te conduce a las puertas del Cielo es difícil. 5Nada que emprendas con un propósito firme, con absoluta determinación y lleno de una feliz confianza, llevando a tu hermano de la mano y en armonía con el himno del Cielo, es difícil de lograr. 6Lo que en verdad es difícil es vagar, solo y afligido, por un camino que no conduce a ninguna parte ni tiene ningún propósito.

3. Dios te dio Su Maestro para que reemplazase al que tú inven­taste, no para que estuviese en conflicto con él. 2lo que Él ha dispuesto reemplazar ya ha sido reemplazado. 3El tiempo tan solo duró un instante en tu mente, y no afectó a la eternidad en absoluto. 4Y así es con todo el tiempo que ha pasado; y todo per­manece exactamente como era antes de que se construyese el camino que no lleva a ninguna parte. 5El brevísimo lapso de tiempo en el que se cometió el primer error -en el que todos los demás errores están contenidos- encerraba también la Correc­ción de ese primer error y de todos los demás que partieron de él. 6Y en ese breve instante el tiempo desapareció, pues eso es lo que jamás fue. 7Aquello a lo que Dios dio respuesta ha sido resuelto y ha desaparecido.

4. A ti que aún crees vivir en el tiempo sin saber que ya desapare­ció, el Espíritu Santo te sigue guiando a través del laberinto infi­nitamente pequeño e insensato que todavía percibes en el tiempo a pesar de que ya hace mucho que desapareció. 2Tú crees estar viviendo en lo que ya pasó. 3Cada cosa que ves la viste sólo por un instante, hace mucho, antes de que su irrealidad sucumbiese ante la verdad. 4No hay ni una sola ilusión en tu mente que no haya recibido respuesta. 5La incertidumbre se llevó ante la cer­teza hace tanto tiempo que es ciertamente difícil seguir abrigán­dola en tu corazón como si aún estuviese ante ti.

5. Este ínfimo instante que deseas conservar y hacer eterno, se extinguió tan fugazmente en el Cielo que ni siquiera se notó. 2Lo que desapareció tan rápidamente que no pudo afectar el conoci­miento del Hijo de Dios, no puede estar aún ahí para que lo pue­das elegir como maestro. 3Sólo en el pasado -un pasado inmemo­rial, demasiado breve como para poder erigir un mundo en respuesta a la creación- pareció surgir este mundo. 4Ocurrió hace tanto tiempo y por un intervalo tan breve que no se perdió ni una sola nota del himno celestial. 5Sin embargo, en cada acto o pensa­miento que aún no hayas perdonado, en cada juicio y en cada creencia en el pecado, se evoca ese instante, como si se pudiese volver a reconstruir en el tiempo. 6Lo que tienes ante tus ojos es una memoria ancestral. 7Y quien vive sólo de recuerdos no puede saber dónde se encuentra.

6. El perdón es lo que nos libera totalmente del tiempo 2lo que nos permite aprender que el pasado ya pasó. 3Ya no se oye hablar a la locura. 4Ya no hay ningún otro maestro ni ningún otro camino. 5Pues lo que ha sido erradicado ha dejado de existir. 6¿Y quién puede encontrarse en una ribera lejana, y soñar que está al otro lado del océano en un lugar y en un tiempo que hace mucho que desaparecieron? 7¿Cómo iba a poder impedir este sueño que él esté donde realmente está? 8Pues donde él está es un hecho, y sus sueños, de la clase que sean, no pueden cambiarlo. 9Con todo, puede imaginarse que está en otro lugar y en otro tiempo. 10Lo que a lo sumo puede hacer es engañarse a sí mismo creyendo que eso es verdad y convertirlo de meras imaginaciones en creencias y en locura, completamente convencido de que donde prefiere estar es donde está.

7. Mas ¿podría eso impedirle estar donde está? 2¿Es cualquier eco del pasado que él pueda oír un hecho en comparación con lo que se puede oír donde él está ahora? 3¿Y en qué medida pueden sus propias ilusiones con respecto al tiempo y al espacio cambiar el lugar donde él realmente está?

8. Lo que no se ha perdonado es una voz que llama desde un pasado que ya pasó para siempre. 2lo único que lo considera real es el deseo de que lo que ya pasó pueda volver a ser real y verse aquí y ahora, en lugar de lo que realmente se encuentra aquí y ahora. 3¿Supone esto acaso un obstáculo para la verdad de que el pasado ya pasó y de que no se te puede devolver? 4¿Y querrías conservar ese temible instante en el que el Cielo pareció desapa­recer y a Dios se le temió y se le convirtió en el símbolo de tu odio?

9. Olvídate de ese momento de terror que ya hace tanto tiempo que se corrigió y se des-hizo. 2¿Podría acaso el pecado resistir la Voluntad de Dios? 3¿Podría estar en tus manos poder ver el pasado y ubicarlo en el presente? 4No puedes volver a él. 5Y todo lo que señala hacia él no hace sino embarcarte en una misión cuya consecución sólo podría ser irreal. 6Tal es la justicia que tu Amoroso Padre se aseguró de que se hiciese contigo. 7Y te ha protegido de tu propia injusticia contra ti mismo. 8No puedes extraviarte porque no hay otro camino que el Suyo y no puedes ir a ninguna parte excepto hacia Él.

10¿Cómo iba a permitir Dios que Su Hijo se extraviase por un camino que es sólo la memoria de un instante que hace mucho que pasó? 2Este curso te enseña sólo lo que es ahora. 3Un terrible instante de un pasado lejano que ha sido completamente corregi­do no es motivo de preocupación ni tiene valor alguno. 4Deja que lo muerto y lo pasado descansen en el olvido. 5La resurrección ha venido a ocupar su lugar. 6Y ahora tú eres parte de la resurrec­ción, no de la muerte. 7Ninguna ilusión del pasado tiene el poder de retenerte en un lugar de muerte: la bóveda en la que el Hijo de Dios entró por un instante, para ser instantáneamente restaurado al perfecto Amor de su Padre. 8¿Y cómo iba a podérsele mantener encadenado cuando hace tanto tiempo que se le liberó de las cadenas, que éstas desaparecieron de su mente para siempre?

11. El Hijo que Dios creó sigue siendo tan libre como Dios lo creó. 2Renació en el mismo instante en que eligió morir en vez de vivir. 3¿Y te negarías ahora a perdonarlo porque cometió un error en un pasado que Dios ni siquiera recuerda y que no existe? 4Estás ahora oscilando entre el pasado y el presente. 5A veces el pasado te parece real, como si fuese el presente. 6Oyes voces del pasado y luego dudas de que las has oído. 7Eres como alguien que aún tiene alucinaciones, pero que no está seguro de lo que percibe. 8Ésta es la zona fronteriza entre los dos mundos, el puente entre el pasado y el presente. 9Aquí todavía ronda la sombra del pasado; sin embargo, se vislumbra ya la luz del presente. 10Una vez que esta luz se ve, es imposible olvidarse de ella. 11Y esa luz te rescatará del pasado y te conducirá al presente, donde realmente te encuentras.

12. Las sombrías voces no alteran las leyes del tiempo ni las de la eternidad. 2Proceden de lo que ya pasó y dejó de existir, y no suponen ningún obstáculo para la verdadera existencia del aquí y del ahora. 3El mundo real es la contrapartida a la alucinación de que el tiempo y la muerte son reales, y de que tienen una existen­cia que puede ser percibida. 4Esta terrible ilusión fue negada en el mismo  lapso de tiempo que Dios tardó en responder a ella para siempre y en toda circunstancia. 5Y entonces desapareció y dejó de experimentarse como algo que estaba ahí.

13. Cada día, y cada minuto de cada día, y en cada instante de cada minuto, no haces sino revivir ese instante en el que la hora del terror ocupó el lugar del amor. 2Y así mueres cada día para vivir otra vez, hasta que cruces la brecha entre el pasado y el presente, la cual en realidad no existe. 3Esto es lo que es toda vida: un apa­rente intervalo entre nacimiento y muerte y de nuevo a la vida; la repetición de un instante que hace mucho que desapareció y que no puede ser revivido. 4Y el tiempo no es otra cosa que la creencia demente de que lo que ya pasó todavía está aquí y ahora.

14. Perdona el pasado y olvídate de él, pues ya pasó. 2Ya no te encuentras en el espacio que hay entre los dos mundos. 3Has seguido adelante y has llegado hasta el mundo que yace ante las puertas del Cielo. 4Nada se opone a la Voluntad de Dios ni hay necesidad de que repitas una jornada que hace mucho que con­cluyó. 5Mira a tu hermano dulcemente, y contempla el mundo donde la percepción de tu odio ha sido transformada en un mun­do de amor.















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