DESPERTAR AL AMOR

viernes, 15 de mayo de 2020

15 MAYO: Si me defiendo he sido atacado.

AUDIOLIBRO




EJERCICIOS



LECCION 135

Si me defiendo he sido atacado.



1. ¿Quién se defendería a sí mismo a menos que creyese que ha sido atacado, que el ataque es real y que defendiéndose es cómo puede salvarse? 2En esto radica la insensatez de las defensas, las cuales otorgan absoluta realidad a las ilusiones y luego intentan lidiar con ellas como si fuesen reales. 3Ello no hace sino añadir más ilusiones, a las ilusiones, haciendo así que la corrección sea doblemente difícil. 4Y esto es lo que haces cuando tratas de planear el futuro, reactivar el pasado u organizar el presente de acuerdo con tus deseos.

2. Actúas basándote en la creencia de que tienes que protegerte de lo que está ocurriendo porque ello encierra una amenaza para ti. 2Sentirte amenazado es el reconocimiento de una debilidad inhe­rente; es asimismo, la creencia de que hay un peligro que tiene el poder de incitarte a que busques una defensa apropiada. 3El mundo está basado en esta creencia demente. 4Y todas sus estruc­turas, pensamientos y dudas, sus castigos y su pesado arma­mento, sus definiciones legales y sus códigos, su ética, sus líderes y sus dioses, no hacen sino perpetuar esta sensación de amenaza. 5Pues nadie andaría por el mundo. cargando con una pesada armadura si no fuese porque el terror le encoge el corazón.

3. Las defensas son atemorizantes. 2Surgen del miedo, el cual se intensifica con cada defensa adicional. 3Crees que te ofrecen segu­ridad. 4Sin embargo, lo que hacen es proclamar que el miedo es real y que el terror está justificado. 5¿No te parece extraño que al elaborar planes para reforzar tu armadura y afianzar tus cerrojos todavía más, jamás te detienes a pensar qué es lo que estás defen­diendo, cómo lo estás defendiendo y contra qué?

4. Examinemos en primer lugar qué es lo que defiendes. 2Debe ser algo muy débil y vulnerable. 3Algo que es presa fácil, incapaz de protegerse a sí mismo y que, por lo tanto, necesita que tú lo defiendas. 4¿Qué otra cosa sino el cuerpo adolece de tal fragili­dad que para proteger su insignificante vida es necesario pres­tarle un constante cuidado y preocuparse en gran manera por su bienestar? 5¿Qué otra cosa sino el cuerpo flaquea y es incapaz de ser el digno anfitrión del Hijo de Dios?

5. Sin embargo, no es el cuerpo el que puede temer o ser algo temible. 2Las únicas necesidades que tiene son las que tú mismo le impones. 3No necesita complicadas estructuras que lo defiendan, ni medicamentos para conservar la salud, ni cuidados, ni que te preocupes por él en absoluto. 4Si defiendes su vida, le haces rega­los para embellecerlo o construyes murallas para su protección, estarás declarando que tu hogar está a merced del ladrón del tiempo, que es corruptible, que se está deteriorando y que es tan vulnerable que tienes que protegerlo con tu propia vida.

6. ¿No es este cuadro aterrador? 2¿Cómo puedes estar en paz con semejante concepto de tu hogar? 3Sin embargo, ¿qué fue lo que dotó al cuerpo con el derecho de servirte de esta manera sino tus propias creencias? 4Fue tu mente la que le asignó al cuerpo todas las funciones que percibes en él, y la que fijó su valor muy por encima del pequeño montón de polvo y agua que realmente es. 5¿Quién defendería semejante cosa si reconociese que eso es lo que es?

7. El cuerpo .no necesita ninguna defensa. 2No podemos hacer suficiente hincapié en esto. 3El cuerpo se mantendrá fuerte y salu­dable si la mente no abusa de él asignándole funciones que no puede cumplir, propósitos que están fuera de su alcance y eleva­das metas que no puede alcanzar. 4Tales intentos ridículos, aun­que celosamente atesorados, son la fuente de los múltiples y dementes ataques a que lo sometes. 5Pues el cuerpo parece frus­trar tus esperanzas, tus valores y tus sueños, así como no satisfa­cer tus necesidades.     
                                       
8. El "ser" que necesita protección no es real. 2El cuerpo, que de por sí no tiene valor ni es merecedor de la más mínima defensa, sólo requiere que se le perciba como algo completamente ajeno a ti, para convertirse en un instrumento saludable y útil a través del cual la mente puede operar hasta que deje de tener utilidad. 3Pues ¿quién querría conservarlo una vez que deja de ser útil?

9. Defiende el cuerpo y habrás atacado a tu mente. 2Pues habrás visto en ella las debilidades, las limitaciones, las faltas y los defec­tos de los cuales crees que el cuerpo debe ser liberado. 3De este modo, no podrás ver a la mente como algo separado de las condi­ciones corporales. 4Y descargarás sobre el cuerpo todo el dolor que procede de concebir a la mente como frágil, limitada y sepa­rada de las demás mentes y de su Fuente.

10.   Estos son los pensamientos que necesitan curación, y una vez que hayan sido corregidos y reemplazados por la verdad, el cuerpo gozará de perfecta salud. 2La verdad es la única defensa real del cuerpo. 3Sin embargo, ¿recurres a ella para defenderlo? 4El tipo de protección que le ofreces no le beneficia en absoluto, sino que le añade más angustia a tu mente. 5Y no sólo no te curas, sino que eliminas toda esperanza de curación, pues no puedes ver dónde se deben depositar las esperanzas si es que éstas han de ser esperanzas fundadas.

11. La mente que ha sanado no planifica. 2Simplemente lleva a cabo los planes que recibe al escuchar a una Sabiduría que no es la suya. 3Espera hasta que se le indica lo que tiene que hacer, y luego procede a hacerlo. 4No depende de sí misma para nada, aunque confía en su capacidad para llevar a cabo los planes que se le asignan. 5Descansa serena en la certeza de que ningún obstá­culo puede impedir su avance hacia el logro de cualquier obje­tivo que sirva al gran plan que se diseñó para el bien de todos.

12. La mente que ha sanado se ha liberado de la creencia de que tiene que planear, si bien no puede saber cuál sería el mejor desen­lace, los medios por los que éste se puede alcanzar, ni cómo reco­nocer el problema que el plan tiene como propósito solucionar. 2La mente no podrá sino hacer un mal uso del cuerpo al hacer sus planes mientras no reconozca que esto es así. 3Mas cuando acepte que esto es verdad, sanará y dejará a un lado al cuerpo.

13. Forzar al cuerpo a que se amolde a los planes que una mente no curada traza para salvarse a sí misma es lo que hace que el cuerpo enferme. 2En tal caso el cuerpo no es libre para ser un instrumento de ayuda en un plan que le ofrece mucha más pro­tección de la que él podría prestarse a sí mismo, y que por un tiempo requiere de sus servicios. 3Cuando se utiliza con este pro­pósito, la salud está asegurada. 4Pues todo aquello de lo que la mente se valga para tal fin funcionará perfectamente y con la fortaleza que se le ha otorgado, la cual no puede fallar.

14. Tal vez no sea fácil darse cuenta de que los planes que uno mismo inicia son tan sólo defensas, al ser su propósito el mismo para el que se concibieron todas las defensas: 2Estos planes cons­tituyen los medios a través de los cuales una mente atemorizada intenta hacerse cargo de su propia protección a costa de la ver­dad. 3Esto se puede reconocer fácilmente en algunas de las for­mas que adopta este auto-engaño, en las que la negación de la realidad es muy evidente. 4No obstante, rara vez se reconoce que hacer planes es en sí una defensa.

15. La mente que se dedica a hacer planes para sí misma está tra­tando de controlar acontecimientos futuros. 2No cree que se le vaya a proveer de todo cuanto pueda necesitar, a menos que ella misma lo haga. 3El tiempo se convierte en algo en lo que lo que se enfatiza es el futuro, el cual se debe controlar mediante el apren­dizaje y la experiencia derivada de sucesos pasados y de las cre­encias que se abrigan. 4Dicha mente pasa por alto el presente, basándose en la idea de que el pasado le ha enseñado lo suficiente como para permitirle dirigir su futura trayectoria.

16. La mente que hace planes, por lo tanto, no permite ningún cam­bio. 2Lo que aprendió en el pasado se convierte en la base de sus futuros objetivos. 3Sus experiencias pasadas determinan su elección de lo que ha de suceder. 4Y no se da cuenta de que aquí y ahora se encuentra todo cuanto necesita para garantizar un futuro muy diferente del pasado, libre de la continuidad de las viejas ideas y de las creencias enfermizas. 5No hay ansiedad con respecto al porvenir, pues la confianza presente está a cargo de éste.

17. Las defensas son los planes que emprendes para atacar la ver­dad. 2Su objetivo es seleccionar aquello a lo que le das tu confor­midad, y descartar lo que consideras incompatible con tus creencias acerca de lo que es tu realidad. 3No obstante, lo que queda ciertamente no tiene significado. 4Pues tu realidad es la amenaza que tus defensas intentan atacar, ocultar, despedazar y crucificar.

18. ¿Qué no ibas a poder aceptar si supieses que todo cuanto sucede, todo acontecimiento, pasado, presente y por venir; es amorosamente planeado por Aquel cuyo único propósito es tu bien? 2Tal vez no hayas entendido bien Su plan, pues Él nunca podría ofrecerte dolor. 3Mas tus defensas no te dejaron ver Su amorosa bendición iluminando cada paso que jamás diste. 4Mien­tras hacías planes para la muerte, Él te conducía dulcemente hacia la vida eterna.

19. Tu presente confianza en Él es la defensa que te promete un futuro tranquilo, sin ningún vestigio de sufrimiento y lleno de un júbilo que es cada vez mayor, a medida que esta vida se vuelve un instante santo, ubicado en el tiempo, pero reconociendo úni­camente la inmortalidad. 2No permitas que ninguna defensa, excepto tu presente confianza, dirija el futuro, y esta vida se con­vertirá en un encuentro significativo con la verdad, la cual sólo tus defensas podrían ocultar.

20.   Sin defensas, te conviertes en una luz que el Cielo mismo, lleno de gratitud, reconoce como propia. 2Y te conducirá por los cami­nos que se diseñaron para tu felicidad, de acuerdo con el plan ancestral que comenzó al nacer el tiempo. 3Tus seguidores unirán su luz a la tuya, y ésta aumentará hasta que el júbilo ilumine al mundo. 4Y nuestros hermanos gustosamente dejarán a un lado sus engorrosas defensas, que de nada les sirvieron y sólo les causaban terror.

21. Esperaremos hoy con gran expectación ese momento llenos de absoluta confianza en el presente, pues esto es parte de lo que se planeó para nosotros. 2Descansaremos en la certeza de que se nos proveerá de todo cuanto podamos necesitar para lograr esto hoy. 3No haremos planes acerca de cómo se va a lograr, sino que nos daremos cuenta de que nuestra indefensión es lo único que se requiere para que la verdad alboree en nuestras mentes con abso­luta certeza.

22. Durante quince minutos, en dos ocasiones hoy, nos abstendre­mos de elaborar planes sin sentido y de albergar pensamientos que le impidan la entrada a la verdad en nuestras mentes. 2Hoy recibiremos en lugar de planear, de manera que podamos dar en vez de organizar. 3Y en verdad se nos da cuando decimos:

4Si me defiendo he sido atacado.
5Mas en mi indefensión seré fuerte.
6Y descubriré lo que mis defensas ocultan.

23. Eso es todo. 2Si tienes que hacer planes, ya se te dirá cuáles son. 3Puede que no sean los planes que tú creías necesarios, ni las respuestas a los problemas a los que creías enfrentarte. 4Mas son las respuestas a otro tipo de pregunta, la cual sigue aún sin con­testar -si bien necesita ser contestada- hasta que por fin te llegue la Respuesta.

24. El propósito de todas tus defensas ha sido impedir que recibas lo que has de recibir hoy. 2Y ante la luz y la dicha de la simple confianza, te preguntarás sorprendido cómo pudiste jamás pensar que tenías que defenderte de tu liberación. 3El Cielo no pide nada. 4Es el infierno el que exige extravagantes sacrificios. 5Hoy no esta­rás renunciando a nada durante estos momentos en los que, sin defensas, te presentas ante tu Creador tal como realmente eres. 

25. Él se ha acordado de ti. 2Hoy nosotros nos acordaremos de Él. 3Pues ésta es la Pascua Florida de tu salvación. 4Y tú emerges de nuevo de lo que parecía ser la muerte y la desesperanza. 5Ahora renace en ti la luz de la esperanza, pues ahora vienes sin defensas a descubrir cuál es tu papel en el plan de Dios. 6¿Qué insignifi­cantes planes o creencias mágicas pueden seguir teniendo valor una vez que la Voz que habla por Dios Mismo te ha mostrado tu función?

26. No trates de que este día se ajuste a lo que según tú sería más beneficioso para ti. 2Pues no puedes ni concebir toda la felicidad que te llega sin que tú tengas que planear nada. 3Decídete a aprender hoy, 4y todo el mundo se unirá a ti para dar este paso gigantesco y celebrar tu Pascua Florida contigo. 5Si en cualquier momento a lo largo del día adviertes que cosas pueriles e insigni­ficantes parecen ponerte a la defensiva y tentarte a urdir planes, recuerda que éste es un día dedicado a un aprendizaje especial, y reconócelo repitiendo lo siguiente:

6Ésta es mi Pascua Florida.
7Y quiero conservarla santa.
8No me defenderé, pues el Hijo de Dios no necesita defen­sas contra la verdad de su realidad.



Instrucciones para la práctica

Propósito: Dejar a un lado tus planes y aprender tu papel en el plan de Dios, acercar el momento en que tu luz, unida a la luz de tus seguidores, iluminará al mundo de alegría. Éste es un día muy importante en tu despertar, es la Pascua Florida en tu salvación. Éste es otro de los pasos gigantescos del Libro de Ejercicios (26:4).

Más largo: 2 veces, durante quince minutos. 

  • Repite: “Si me defiendo, Mi Ser es atacado. Mas en mi indefensión seré fuerte. Y descubriré lo que mis defensas ocultan. 
  • Luego descansa de todo plan y de todo pensamiento. Tus planes han sido murallas que has levantado para no dejar entrar al plan del Espíritu Santo para tu vida. Su plan es que tú “te conviertas en una luz” (20:1) cuyos “seguidores” (20:3) iluminen al mundo. Así que abandona tus ideas sobre tu vida y abre tu mente a la Suya. Ven sin defensas y escucha mientras Él te revela “cuál es tu papel en el plan de Dios (25:5). Puede decirte sólo tus planes para hoy, pero esos planes son parte de Su plan más amplio para ti. No tengas miedo de que estos planes te pidan sacrificio alguno. Son el camino a tu liberación. Y todo lo que necesites para llevarlos a cabo se te dará. Puesto que éste es un ejercicio de escuchar la Voz de Dios, recuerda tu entrenamiento en escuchar en espera de dirección: espera con la mente en silencio, espera con confianza, y de vez en cuando repite la petición.

Respuesta a la tentación: Cuando te sientas tentado a hacer tus propios planes.
Repite: “Ésta es mi Pascua Florida. Y quiero conservarla santa. No me defenderé, pues el Hijo de Dios no necesita defensas contra la verdad de su realidad”. Como esto es largo necesitarás probablemente escribirlo en una ficha si vas a usarlo

Observaciones: En el transcurso del día, intenta no darle forma ni organizarlo según lo que tú crees que son tus necesidades. En lugar de ello, si escuchas Sus planes y los sigues, encontrarás una felicidad que no te puedes imaginar, y todo el mundo celebrará “tu Pascua Florida contigo” (26:4).

Comentario

“Si me defiendo, mi Ser es atacado”. El pensamiento general que encabeza esta lección afirma que todas las formas de defensa son en realidad testigos de ataque, o de tu creencia en el ataque. Si ves necesidad de una defensa, tienes que estar viendo un ataque.

El ser que crees que eres es tan débil que necesita defensa; tu verdadero Ser, que es espíritu, no necesita defensa. Esta lección demuestra que cuando haces planes cuyo propósito es defender tu pequeño “yo” (la imagen que te has hecho de ti mismo, que se compone del ego y su expresión: el cuerpo), estás indirectamente atacando tu verdadero Ser, porque ves a ese Ser atacándote a “ti”.

El Curso continuamente nos enseña que “todo ataque es un ataque contra uno mismo” (T.10.II.5:1). Dice que nos estamos atacando continuamente, pero que no nos damos cuenta de ello. Pensamos que el ataque viene de algún lugar fuera de nosotros, y nunca nos damos cuenta que proviene de nuestros pensamientos de culpa. Una y otra vez, el Curso nos dice que estemos atentos a lo que estamos haciendo y pensando, para reconocer nuestro propio ataque, y para elegir abandonarlo.

La Lección 135 aplica este principio general a una parte concreta de nuestra vida de la que no hemos pensado que es un ataque a nosotros mismos: hacer planes. Primero, señala que todas las defensas son una forma de ataque a uno mismo porque hacen real la ilusión de amenaza, y luego intenta ocuparse de las “amenazas” como si fueran reales. Nos pide que miremos de cerca lo que pensamos que nos estamos defendiendo, cómo nos defendemos, y contra qué.

Segundo, identifica nuestros planes como una forma de defensa contra futuras amenazas que nos imaginamos. Si esto es así, lo contrario es cierto: todas las “defensas son los planes que emprendes para atacar la verdad” (17:1). En otras palabras, las defensas y los planes son lo mismo. Cuando preparas una defensa, estás haciendo planes. Todas las defensas son planes, y todos los planes que iniciamos por nuestra cuenta son defensas.
Resumiendo, hacer planes es una forma de defensa, y todas las defensas son ataques contra uno mismo. Por lo tanto, hacer planes es únicamente otra forma de ataque a ti mismo, date cuenta de ello y abandónalos.

Finalmente, la lección habla de cómo se plantea la vida “la mente que ha sanado” (11:1; 12:1): no haciendo planes, sino recibiendo los planes del Espíritu Santo, con confianza total en la dirección del Espíritu Santo, y con confianza en Su plan. Únicamente este enfoque permite el cambio, la sanación, y que los milagros ocurran en el momento presente.

“La mente que ha sanado no planifica. Simplemente lleva a cabo los planes que recibe al escuchar a una Sabiduría que no es la suya.” (11:1-2)

Esto no significa que una mente que ha sanado no siga un plan. Sigue un plan, sólo que él no hace el plan. Recibe el plan a través de la dirección del Espíritu Santo.

Dicho de manera sencilla, la mente que ha sanado escucha al Espíritu Santo y hace lo que Él le dice, en lugar de escuchar los planes del ego, que siempre están basados en el miedo y toman una postura defensiva. Los planes del ego siempre están intentando proteger y conservar el cuerpo; a menudo, los planes del Espíritu Santo parecen no preocuparse por el cuerpo en absoluto. El Espíritu Santo tiene prioridades muy diferentes.

Cuando el Curso habla de “la mente que ha sanado” se refiere a la meta del Curso (el estado en el que estará tu mente cuando te hayas graduado en el Curso). Esto no es algo en lo que entras sólo con hacer unas pocas lecciones, esto es cómo estarás después de trabajar con el Curso y lo hayas integrado totalmente a tu vida.









TEXTO

V. Las dos emociones

 

1. Dije anteriormente que sólo puedes experimentar dos emociones: amor y miedo. 2Una de ellas es inmutable aunque se inter­cambia continuamente, al ser ofrecida por lo eterno a lo eterno. 3Por medio de este intercambio es como se extiende, pues aumenta al darse. 4La otra adopta muchas formas, ya que el con­tenido de las fantasías individuales difiere enormemente. 5Mas todas ellas tienen algo en común: son todas dementes. 6Están compuestas de imágenes que no se pueden ver y de sonidos que no se pueden oír. 7Constituyen un mundo privado que no se puede compartir. 8Pues únicamente tienen sentido para su hace­dor, y, por consiguiente, no tienen sentido en absoluto. 9En este mundo su hacedor ronda solo, ya que únicamente él las percibe.

2. Cada cual puebla su mundo de figuras procedentes de su pasado individual, y ésa es la razón de que los mundos privados difieran tanto entre sí. 2No obstante, las imágenes que cada cual ve jamás han sido reales, pues están compuestas únicamente de sus reacciones hacia sus hermanos, y no incluyen las reacciones de éstos hacia él. 3No se da cuenta, por lo tanto, de que él mismo las forjó y de que están incompletas. 4Pues dichas figuras no tie­nen testigos, al ser percibidas únicamente por una mente sepa­rada.

3. A través de estas extrañas y sombrías figuras es como los que no están cuerdos se relacionan con su mundo demente. 2Pues sólo ven a aquellos que les recuerdan esas imágenes, y es con ellas con las que se relacionan. 3Por lo tanto, se comunican con los que no están ahí, y son éstos quienes les contestan: 4Mas nadie oye su respuesta, excepto aquel que los invocó, y sólo él cree que le contestaron. 5La proyección da lugar a la percepción, y no pue­des ver más allá de ella. 6Has atacado a tu hermano una y otra vez porque viste en él una sombría figura de tu mundo privado. 7Y así, no puedes sino atacarte a ti mismo primero, pues lo que atacas no está en los demás. 8La única realidad de lo que atacas se encuentra en tu propia mente, y al atacar a otros estás literal­mente atacando algo que no está ahí.

4. Los que viven engañados pueden ser muy destructivos, pues no se dan cuenta de que se han condenado a sí mismos. 2No desean morir, sin embargo no dejan de condenar. 3De esta manera, cada uno se aisló en su propio mundo, en el que reina el desorden y en el que lo que está adentro aparenta estar afuera. 4Mas no ven lo que está adentro, pues no pueden reconocer la realidad de sus hermanos.

5. Sólo puedes experimentar dos emociones, pero en tu mundo privado reaccionas ante cada una de ellas como si se tratase de la otra. 2El amor no puede residir en un mundo aparte, donde no se le reconoce cuando hace acto de presencia. 3Si lo que ves en tu hermano es tu propio odio, no estás viéndolo a él. 4Todo el mundo se acerca a lo que ama, y se aleja de lo que teme. 5Y tú reaccionas con miedo ante el amor y te alejas de él. 6Sin embargo, el miedo te atrae, y tomándolo por amor, lo invitas a que venga a ti. 7Tu mundo privado está lleno de figuras tétricas que tú mismo has invitado, y, por lo tanto, no puedes ver todo el amor que tus hermanos te ofrecen.

6. Al contemplar con claridad el mundo que te rodea, no puedes sino darte cuenta de que estás sumergido en la demencia. 2Ves lo que no está ahí, y oyes lo que no emite sonido. 3Las emociones que expresas reflejan lo opuesto de lo que sientes. 4No te comuni­cas con nadie, y te encuentras tan aislado de la realidad como si tú fueses lo único que existe en todo el universo. 5En tu demencia pasas por alto la realidad completamente, y dondequiera que tu mirada se posa no ves más que tu mente dividida.. 6Dios te llama, mas tú no le oyes, pues estás embebido en tu propia voz. 7no puedes ver la visión de Cristo, pues sólo te ves a ti mismo.  

7. Criatura de Dios, ¿es eso lo que le quieres ofrecer a tu Padre? 2Pues si te lo ofreces a ti mismo, se lo ofreces Él. 3Mas Él no te lo devolverá, pues no es digno de ti porque no es digno de Él. 4Aun así, Él quiere librarte de ello y ponerte en libertad. 5Su Respuesta cuerda te dice que lo que te has ofrecido a ti mismo no es verdad, pero que el ofrecimiento que Él te hizo sigue en pie. 6Tú que no sabes lo que haces puedes aprender lo que es la demencia y mirar más allá de ella. 7Se te ha concedido poder aprender a negarla y a escapar de tu mundo privado en paz. 8Verás todo lo que negaste en tus hermanos al haberlo negado en ti mismo. 9Pues los amarás y, al acercarte a ellos, los atraerás a ti al percibirlos como los testi­gos de la realidad que compartes con Dios. 10Yo estoy con ellos tal como estoy contigo, y juntos los extraeremos de sus mundos privados, pues tal como nosotros estamos unidos, así nos uniremos a ellos. 11El Padre nos da la bienvenida a todos con alegría, y alegría es lo que le debemos ofrecer. 12Pues se te ha encomendado cada Hijo de Dios a quien Dios se dio a Sí Mismo. 13Y es Dios lo que les debes ofrecer, para que puedas reconocer el regalo que Él te hizo.

8. La visión depende de la luz. 2En la oscuridad no puedes ver. 3Mas en la oscuridad -el mundo privado que habitas cuando duermes- ves en sueños a pesar de que tus ojos están cerrados. 4Ahí es donde lo que ves es obra tuya. 5Con todo, si abandonas la oscuridad dejarás de ver todo lo que hiciste, pues verlo depende de negar la visión. 6Sin embargo, negar la visión no quiere decir que no puedas ver. 7Mas eso es lo que hace la negación, pues mediante ella aceptas la demencia, al creer que puedes construir un mundo privado y gobernar tu propia percepción. 8Mas para esto, la luz tiene que ser excluida. 9Cuando ésta llega, no ­obstante, los sueños se desvanecen y entonces puedes ver.

9. No intentes alcanzar la visión valiéndote de los ojos, pues tú mismo inventaste tu manera de ver para así poder ver en la os­curidad, y en eso te engañas. 2Más allá de esta oscuridad, pero todavía dentro de ti, se encuentra la visión de Cristo, Quien con­templa todo en la luz. 3Tu "visión" emana del miedo, tal como la Suya emana del amor. 4Él ve por ti, al ser tu testigo del mundo real. 5Él es la manifestación del Espíritu Santo, y lo único que hace es contemplar el mundo real, invocar a sus testigos y acer­cártelos. 6Cristo ama lo que ve en ti, y Su deseo es extenderlo. 7no retornará al Padre hasta que haya extendido tu percepción de forma que incluya al Padre. 8Y allí acaba la percepción, pues Él te habrá llevado consigo de vuelta al Padre.

10. Solo puedes experimentar dos emociones. 2Una la inventaste tú y la otra se te dio. 3Cada una de ellas representa una manera diferente de ver las cosas, y de sus correspondientes perspectivas emanan dos mundos distintos. Ve través de la visión que se te ha dado, pues través de la visión de Cristo Él se contempla a Sí Mismo. 5Y al ver lo que Él es, conoce a Su Padre. 6Más allá de tus sueños más tenebrosos Él ve en ti al inocente Hijo de Dios, res­plandeciendo con un fulgor perfecto que tus sueños no pueden atenuar. 7esto es lo que verás a medida que veas todo a través de Su visión, pues Su visión es el regalo de amor que Él te hace, y que el Padre le dio para ti.

11. El Espíritu Santo es la luz en la que Cristo se alza revelado. 2Y todos los que desean contemplarlo lo pueden ver, pues han pedido luz. 3No lo verán a Él solo, pues tal como ellos no están solos, Él tampoco lo está. 4Al ver al Hijo, ascendieron con Él hasta el Padre. 5Y todo esto lo entenderán porque miraron en su interior, más allá de la oscuridad, y al ver el Cristo en ellos lo reconocie­ron. 6En la cordura de Su visión se contemplaron a sí mismos con amor, y se vieron tal como el Espíritu Santo los ve. 7Y con esta visión de la verdad que mora en ellos, toda la belleza del mundo vino a resplandecer sobre ellos.







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