DESPERTAR AL AMOR

miércoles, 6 de mayo de 2020

6 MAYO: Todo lo que doy es a mí mismo a quien se lo doy.

AUDIOLIBRO




EJERCICIOS


LECCION 126

Todo lo que doy es a mí mismo a quien se lo doy.


1. La idea de hoy, que es completamente ajena al ego y a la manera de pensar del mundo, es de suma importancia para la inversión de pensamiento al que este curso dará lugar. 2Si creyeses lo que la idea de hoy afirma, no te resultaría difícil perdonar com­pletamente, tendrías certeza con respecto a tu objetivo y no ten­drías ninguna duda acerca de tu rumbo. 3Entenderías los medios a través de los cuales se alcanza la salvación, y no vacilarías en emplearlos ahora mismo.

2. Examinemos lo que crees en lugar de esta idea. 2Te parece que los demás están separados de ti, que son capaces de adoptar com­portamientos que no tienen repercusión alguna sobre tus pensa­mientos; y que los que tú adoptas no tienen repercusión alguna sobre los de ellos. 3Tus actitudes, por lo tanto, no tienen ningún efecto sobre ellos, y sus súplicas de ayuda no guardan relación alguna con las tuyas. 4Crees además que ellos pueden pecar sin que ello afecte la percepción que tienes de ti mismo, mientras que tú puedes juzgar sus pecados y mantenerte a salvo de cualquier condenación y en paz.

3. Cuando "perdonas" un pecado, no ganas nada con ello directa­mente. 2Es una ofrenda de caridad a alguien que no se la merece, a fin de demostrar simplemente que tú eres mejor y que te encuen­tras en un plano superior a él. 3Él no se ha ganado la limosna de tu tolerancia -que tú le concedes sabiendo que no es digno de tal dádiva- ya que sus pecados lo han situado muy por debajo de una verdadera igualdad contigo. 4No tiene derecho a tu perdón, el cual supone un regalo para él, pero no para ti.

4. De este modo, el perdón es básicamente algo falso: un capricho caritativo, benévolo tal vez, pero inmerecido; una dádiva que a veces se concede y a veces se niega. 2Puesto que es inmerecido, es justo no otorgarlo, pero no es justo que tú tengas que sufrir por haberte negado a concederlo. 3El pecado que perdonas no es tu pecado. 4Alguien que se encuentra separado de ti lo cometió. 5Y si tú entonces eres magnánimo con él y le concedes lo que no se merece, la dádiva es algo tan ajeno a ti como lo fue su pecado.

5. Si esto fuese verdad, el perdón no tendría ningún fundamento sobre el que basarse con certeza y seguridad. 2Sería una excentri­cidad, según la cual algunas veces decides conceder indulgente­mente un indulto inmerecido. 3Conservarías, no obstante, el derecho a no eximir al pecador de la justa retribución por su pecado. 4¿Crees que el Señor de los Cielos iba a permitir que la salvación del mundo dependiera de esto?  5¿No sería acaso Su interés por ti ciertamente ínfimo, si permitiese que tu salvación dependiese de un capricho?

6. No entiendes lo que es el perdón. 2Tal como lo ves, no es sino un freno al ataque abierto que no requiere corrección alguna en tu mente. 3Tal como lo percibes, no te puede brindar paz. 4No constituye un medio por el que liberarte de aquello que ves en otro, pero no en ti mismo. 5No tiene poder alguno para restaurar en tu conciencia tu unidad con él. 6Eso no es lo que Dios dispuso para ti.

7. Al no haberle concedido al Padre el regalo que Él te pide, no puedes reconocer Sus regalos; y crees que Él no te los ha dado. 2Sin embargo, ¿te pediría Él un regalo que no fuese para ti? 3¿Podría acaso quedar satisfecho con gestos vacíos y considerar que tales míseros regalos son dignos de Su Hijo? 4La salvación es un regalo mucho mejor que eso. 5Y el verdadero perdón, que es el medio por el que se alcanza la salvación, no puede sino sanar a la mente que da, pues dar es recibir. 6Lo que no se ha recibido, no se ha dado, pero lo que se ha dado tiene que haberse recibido.

8. Hoy trataremos de entender la verdad según la cual el que da y el que recibe son uno. 2Vas a necesitar ayuda para poder entender esto, ya que es una idea completamente ajena a los pensamientos a los que estás acostumbrado. 3Mas la Ayuda que necesitas ya está aquí. 4Deposita tu fe en Él hoy, y pídele que esté contigo a la hora de practicar con la verdad. 5Y si sólo logras captar un pequeño atisbo de la liberación que reside en la idea que practicamos hoy, éste será ciertamente un día glorioso para el mundo.

9. Dedica hoy quince minutos en dos ocasiones a tratar de enten­der la idea de hoy. 2Esta idea es el pensamiento mediante el cual el perdón pasa a ocupar el lugar que le corresponde entre tus prioridades. 3Es el pensamiento que liberará a tu mente de cual­quier obstáculo que te impida comprender el significado del per­dón y lo valioso que es para ti.

10. Mientras permaneces en silencio, cierra los ojos al mundo que no comprende lo que es el perdón, y busca amparo en el sereno lugar en el que los pensamientos quedan transformados y donde las falsas creencias se abandonan. 2Repite la idea de hoy, y pide poder entender lo que realmente significa. 3Estáte dispuesto a dejarte enseñar. 4Alégrate de oír lo que te dice la Voz de la verdad y de la curación, y entenderás las palabras que Él te diga y recono­cerás que son tus propias palabras.

11. Tan a menudo como puedas hoy, recuérdate a ti mismo que tienes un objetivo, una meta que hace que éste sea un día de especial importancia para ti y para todos tus hermanos. 2No per­mitas que tu mente se olvide de este objetivo por mucho tiempo, sino que di para tus adentros:

3Todo lo que doy es a mí mismo a quien se lo doy.
4La Ayuda que necesito para comprender que esto es verdad, está conmigo ahora.
5Y confiaré en Él plenamente.

6Permanece luego en silencio por un momento y deja que tu mente sea receptiva a Su corrección y a Su Amor. 7Y creerás lo que le oigas decir, pues recibirás lo que Él te dé.



Instrucciones para la práctica

Propósito: Entender la idea de que dar no es perder, sino recibir.

Más largo: 2 veces, durante quince minutos.
La idea de hoy es tan distinta a nuestro modo de pensar habitual que necesitamos la ayuda interna del Espíritu Santo para comprenderla de verdad. No puede hacerse únicamente con la inteligencia. Para buscar esta ayuda, “cierra los ojos… y busca amparo en el sereno lugar” (10:1) a donde vas en la meditación. Cuando llegas a ese lugar, “repite la idea de hoy, y pide poder entender lo que realmente significa” (10:2). Estate dispuesto a dejar a un lado tu falsa creencia de que dar es una pérdida, y desea tener una comprensión nueva, en la que te das cuenta de que dar es un regalo para ti mismo. Siente la Presencia del Espíritu Santo en tu sesión de práctica, y estate preparado para repetir tu petición de una comprensión verdadera hasta que recibas esa comprensión.

Observaciones: Y si “sólo logras captar un pequeño atisbo” (8:5) de la idea, del verdadero significado de dar, éste será un día glorioso para ti y para el mundo. Pues esta idea hará que el perdón ya no sea una tensión, sino algo a lo que te sentirás obligado a dar todo el tiempo, como un modo de darte a ti mismo.

Recordatorios frecuentes: Tan a menudo como puedas (no dejes pasar mucho tiempo), durante un momento.
Repite: “Todo lo que doy es a mí mismo a quien se lo doy. La Ayuda que necesito para comprender que esto es verdad está conmigo ahora. Y confío en Él plenamente”. Luego haz una versión corta de la sesión larga de la mañana: aquieta tu mente y ábrela al Espíritu Santo, dejándole que sustituya tus viejas creencias acerca de dar con la verdad. Por medio de estas sesiones de práctica, durante todo el día puedes mantener viva la sensación de que tu meta es de gran importancia hoy.

Comentario

Ésta es una lección que apunta claramente a cambiar por completo de tu manera de pensar (1:1). Empieza con la suposición de que tenemos ideas equivocadas sobre el perdón. “No entiendes lo que es el perdón” (6:1). En el párrafo 6 explica que nuestra comprensión equivocada del perdón es la razón por la que no podemos entender que el perdón nos da paz, que es un medio para nuestra liberación, y que el perdón puede devolvernos la consciencia de la unidad con nuestros hermanos. Nuestra comprensión equivocada acerca del perdón es la razón de que quizá hayamos tenido problemas con las Lecciones 121 y 122, que nos dijeron que el perdón es la llave de la felicidad y que nos ofrece todo lo que queremos.

La idea de que “todo lo que doy es a mí mismo a quien se lo doy” es fundamental para cambiar por completo nuestra manera de pensar, comprendiendo que hará que el perdón no nos cueste ningún esfuerzo. El párrafo 2 repasa una lista de “lo que crees en lugar de esta idea” (2:1). Así que, practiquemos la inversión del pensamiento, y cambiemos el significado de este párrafo para ver lo que supone la idea de hoy.

Si comprendiéramos que todo lo que damos se nos da a nosotros mismos, nos daríamos cuenta de que los demás no están separados de nosotros. Su compartimiento influye en nuestros pensamientos, y nuestro comportamiento influye en sus pensamientos. Nuestras actitudes afectan a otras personas. Sus peticiones de ayuda están estrechamente relacionadas con las nuestras. Verlos como “pecadores” afecta a nuestra percepción de nosotros mismos. Condenar su pecado nos condena a nosotros mismos y perdemos nuestra paz mental.

Si comprendiéramos todo esto y lo creyéramos, perdonaríamos de manera natural. Nos daríamos cuenta de que juzgar a alguien como pecador nos produce culpa y pérdida de paz, y no elegiríamos hacerlo.

Comprendiéramos que la manera en que vemos a la otra persona es la manera en que nos vemos a nosotros mismos, y no querríamos vernos de esa manera. Aprenderíamos rápidamente a ver que las acciones de su ego no son pecados sino peticiones de ayuda, estrechamente relacionadas con nuestras propias peticiones de ayuda, y responderíamos de la manera más apropiada a ellas. Comprenderíamos que nuestra actitud de juzgar tiene un efecto negativo sobre el comportamiento de los demás, y elegiríamos cambiar nuestra actitud. Cambiaríamos nuestros pensamientos para tener un efecto beneficioso en lugar de un efecto perjudicial. Reconoceríamos que no estamos separados y aparte, sino que compartimos la misma lucha contra los miedos y las dudas, al igual que compartimos la liberación de ellos.

Dado todo esto, podríamos entender que el perdón es la llave a la felicidad. Veríamos que si juzgar ocasiona la pérdida de paz, entonces el perdón podría llevarnos de nuevo a la paz. Entenderíamos que el perdón nos devuelve la consciencia de la unidad con la otra persona. Veríamos que puede liberarnos de lo que parece ser un problema con otra persona.

La práctica de hoy es una especie de meditación de pensar. Se nos pide que vengamos al Espíritu Santo con la idea de hoy: “Todo lo que doy es a mí mismo a quien se lo doy”, y que nos abramos a Su ayuda para aprender que es verdad, “y deja que tu mente sea receptiva a Su corrección y a Su Amor” (11:6). Estamos pidiendo ayuda para comprender lo que significa la idea de hoy (10:2), y lo que el perdón significa realmente. Estamos pensando en las ideas con Su ayuda, pidiendo nueva comprensión, nuevo entendimiento.

Nuestro comportamiento, nuestras actitudes, y nuestras dolorosas experiencias en este mundo son toda la evidencia que necesitamos para dejar que nuestros pensamientos sean corregidos. Si de verdad creyéramos lo que dice la idea de hoy, no estaríamos teniendo estas experiencias dolorosas. Todavía tenemos que tener falsas ideas alojadas en nuestra mente, y necesitamos ser sanados. Quizá pensamos que entendemos lo que se dice, y sin duda hay una parte de nosotros que está de acuerdo con ello, o no estaríamos estudiando estas lecciones. Es la otra parte la que nos preocupa, los guerreros escondidos, las creencias contrarias que hemos separado e incluso escondido y de las que no nos damos cuenta.

Si pedimos ayuda sinceramente, se nos dará ayuda (8:3). Hoy nos llegará comprensión nueva. Quizá venga en forma de comprensión interna mientras meditamos. Quizá nos llegue en el laboratorio de la vida, cuando las circunstancias nos impresionan y hacen ver que todavía creemos alguna que otra de las ideas que menciona la lección al describir lo que creemos en lugar de la idea de hoy. Pero llegará.

“La Ayuda que necesito para comprender que esto es verdad está conmigo ahora. Y confiaré en Él plenamente”. (11:4-5)





TEXTO

VII. Introspección

 

1. Los milagros demuestran que el aprendizaje ha tenido lugar bajo la debida dirección, pues el aprendizaje es invisible y lo que se ha aprendido sólo se puede reconocer por sus resultados. 2Su generalización se demuestra a medida que lo pones en práctica en más y más situaciones. 3Reconocerás que has aprendido que no hay grados de dificultad en los milagros cuando los apliques a todas las situaciones. 4No hay situación a la que los milagros no sean aplicables, y al aplicarlos a todas las situaciones el mundo real será tuyo. 5En esta santa percepción te volverás íntegro, y por tu propia aceptación de la Expiación, ésta irradiará hacia todos aquellos que el Espíritu Santo te envíe para que les des tu bendi­ción. 6La bendición de Dios mora en todos Sus Hijos, y en tu bendición de ellos radica la bendición que Dios te da a ti. 

2. Cada uno debe desempeñar el papel que le corresponde en la redención del mundo para poder reconocer que el mundo ha sido redimido. 2No puedes ver lo invisible. 3Mas si ves sus efec­tos sabes que tiene que estar ahí. 4Al percibir sus obras, reconoces su existencia. 5por lo que hace, te das cuenta de lo que es. 6Tú no puedes ver tus propios puntos fuertes, pero puedes tener cada vez mayor confianza en su existencia medida que te capacitan para actuar. 7Y los resultados de tus acciones tú los puedes ver.

3. El Espíritu Santo es invisible, pero puedes ver los resultados de Su Presencia, y por ellos te darás cuenta de que Él está ahí. 2Es claro que lo que Él te capacita para hacer no es de este mundo, pues los milagros violan todas las leyes de la realidad tal como este mundo la juzga. 3Las leyes del tiempo y del espacio, del volumen y de la masa son transcendidas, pues lo que el Espíritu Santo te capacita para hacer está claramente más allá de todas ellas. 4Al percibir Sus resultados, comprenderás dónde debe estar Él, y sabrás por fin lo que Él es.

4. No puedes ver al Espíritu Santo, pero puedes ver Sus manifestaciones. 2Y a menos que las veas no te darás cuenta de que Él está ahí. 3Los milagros son Sus testigos, y hablan de Su Presencia: 4Lo que tú no puedes ver, únicamente cobra realidad para ti a través de los testigos que hablan en su favor. 5Puedes cobrar con­ciencia de lo que no ves, y Ello puede volverse increíblemente real para ti a medida que Su Presencia se ponga de manifiesto a través de ti. 6Lleva a cabo la labor del Espíritu Santo, pues com­partes Su función. 7De la misma manera en que tu función en el Cielo es crear, aquí en la tierra es curar. 8Dios comparte tu función contigo en el Cielo, y el Espíritu Santo comparte la Suya contigo en la tierra. 9Mientras sigas creyendo que tienes otras funciones, seguirás teniendo necesidad de corrección, 10pues dicha creencia es la destrucción de la paz, objetivo éste que está en directa oposición al propósito del Espíritu Santo.

5. Ves lo que  esperas ver y esperas ver aquello que invitas. 2Tu percepción es el resultado de tu invitación, y llega a ti tal como la pediste. 3¿De quién son las manifestaciones que quieres ver? 4¿De qué presencia quieres convencerte. 5Pues creerás en aquello que manifiestes, y tal como contemples lo que está afuera, así mismo verás lo que está adentro. 6En tu mente hay dos maneras de con­templar al mundo, y tu percepción reflejará el asesoramiento que hayas elegido.  

6. Yo soy la manifestación del Espíritu Santo y cuando me veas, será porque lo has invitado a Él. 2Pues Él te enviará Sus testigos sólo con que desees verlos. 3Nunca te olvides de que siempre ves lo que buscas, pues lo que buscas lo encontrarás. 4El ego encuen­tra lo que busca y nada más. 5No encuentra amor porque no es eso lo que busca. 6Mas buscar es lo mismo que encontrar y si vas en pos de dos objetivos opuestos los encontrarás, pero no podrás reconocer ninguno de ellos. 7Creerás que los dos son lo mismo porque deseas alcanzar los dos. 8La mente siempre busca su propia integración, mas si está dividida y quiere conservar la divi­sión, seguirá creyendo que sólo tiene un objetivo haciendo que parezca uno solo.


7. Dije anteriormente que lo que proyectas o extiendes depende de ti, pero tienes que hacer una u otra cosa, ya que ello es una ley de la mente, y antes de mirar afuera tienes que mirar adentro. 2Al mirar adentro eliges al guía cuya visión deseas compartir. 3Y luego miras afuera y contemplas sus testigos. 4Por eso es por lo que siempre encuentras lo que buscas. 5Lo que desees para ti es lo que manifestarás, y lo aceptarás del mundo porque al desearlo lo ubicaste en él. 6Cuando crees que estás proyectando lo que no deseas, es porque todavía lo deseas. 7Esto conduce directamente a la disociación, puesto que representa la aceptación de dos objeti­vos, cada uno de los cuales se percibe en un lugar diferente y separado del otro porque hiciste que fueran diferentes. 8La mente ve entonces un mundo dividido fuera de sí misma, pero no den­tro de ella. 9Esto le da una ilusión de integridad y le permite creer que está yendo en pos de un solo objetivo. 10Sin embargo, mien­tras sigas percibiendo un mundo dividido, no habrás sanado. 11Pues haber sanado es ir en pos de un solo objetivo, al haber aceptado uno solo y no desear más que uno solo.




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