DESPERTAR AL AMOR

jueves, 4 de junio de 2020

4 JUNIO: Me haré a un lado y dejaré que Él me muestre el camino.

AUDIOLIBRO 



 

EJERCICIOS


LECCION 155

Me haré a un lado y dejaré que Él me muestre el camino.


1. Hay una manera de vivir en el mundo que no es del mundo, aunque parezca serlo. 2No cambias de apariencia, aunque sí son­ríes mucho más a menudo. 3Tu frente se mantiene serena; tus ojos están tranquilos. 4Y aquellos que caminan por el mundo con la misma actitud que tú reconocen en ti a alguien semejante a ellos. 5No obstante, los que aún no han percibido el camino también te reconocerán y creerán que eres como ellos, tal como una vez lo fuiste.

2. El mundo es una ilusión. 2Aquellos que eligen venir a él andan buscando un lugar donde poder ser ilusiones y así escapar su propia realidad. 3Mas cuando se dan cuenta de que su realidad se encuentra incluso aquí, entonces se hacen a un lado y dejan que ésta les muestre el camino. 4¿Qué otra alternativa tienen real­mente? 5Dejar que las ilusiones vayan delante de la verdad es una locura. 6Mas dejar que las ilusiones se rezaguen detrás de la ver­dad y que ésta se alce como lo que es, es simplemente muestra de cordura.

3. Ésta es la sencilla elección que hoy llevaremos a cabo. 2La demente ilusión permanecerá de manifiesto por un tiempo para ser contemplada por aquellos que eligieron venir y que aún no han experimentado el regocijo de descubrir que se equivocaron al decidir. 3Ellos no pueden aprender directamente de la verdad, puesto que la han negado. 4Y así, tienen necesidad de un Maestro que pueda percibir su demencia, pero que pueda ver también más allá de la ilusión la simple verdad que mora en ellos.

4. Si la verdad exigiese que renunciasen al mundo, les parecería como si se les estuviese pidiendo que sacrificasen algo que es real. 2Muchos han elegido renunciar al mundo cuando todavía creían que era real. 3Y como resultado de ello se han visto abati­dos por una sensación de pérdida, y, consecuentemente, no se han liberado. 4Otros no han elegido otra cosa que el mundo, y su sensación de pérdida ha sido aún mayor, lo cual no han sido capaces de entender.

5. Entre estas dos sendas hay un camino que conduce más allá de cualquier clase de pérdida, pues tanto el sacrificio como la priva­ción se abandonan de inmediato. 2Éste es el camino que se te pide recorrer ahora. 3Caminas por esta senda tal como otros lo hacen, mas no pareces ser distinto de ellos, aunque ciertamente lo eres. 4Por lo tanto, puedes ayudarlos al mismo tiempo que te ayudas a ti mismo, y encauzar sus pasos por el camino que Dios ha despe­jado para ti y para ellos, a través de ti.

6. La ilusión aún parece estar ceñida a ti, a fin de que puedas comunicarte con ellos. 2Sin embargo, ha retrocedido. 3Y no es de ilusiones de lo que te oyen hablar, ni son ilusiones  lo que les presentas para que sus ojos las vean y sus mentes las entiendan. 4La verdad, que va delante de ti, tampoco puede hablarles a tra­vés de ilusiones, pues este camino conduce ahora más allá de la ilusión, y mientras sigues adelante los llamas para que te sigan. 

7. Todos los caminos conducen finalmente a éste. 2Pues el sacrifi­cio y la privación son sendas que no llevan a ninguna parte, deci­siones que conducen al fracaso, así como metas que jamás se podrán alcanzar. 3Todo esto retrocede a medida que la verdad se alza en ti para que conduzcas a tus hermanos lejos de los caminos de la muerte y los encamines por la senda de la felicidad. 4Su sufrimiento es pura ilusión. 5Sin embargo, necesitan un guía que los ayude a escapar de ella, pues confunden las ilusiones con la verdad.

8. Tal es la llamada de la salvación. 2Te pide que aceptes la verdad y permitas que vaya delante de ti alumbrando la senda que te rescata de lo ilusorio. 3No se trata de un rescate que tiene un pre­cio, pues no cuesta nada. 4Al contrario, sólo te aporta ganancias. 5Las ilusiones tan sólo dan la impresión de mantener al santo Hijo de Dios encadenado. 6Es únicamente de las ilusiones de lo que se le salva. 7A medida que éstas retroceden, él se vuelve a encontrar a sí mismo.

9. Camina seguro ahora, pero con cuidado, ya que esta senda es nueva para ti. 2Puede que descubras que aún te sientes tentado de ir delante de la verdad y de dejar que las ilusiones sean tu guía. 3Se te dieron tus santos hermanos para que siguiesen tus pasos conforme tú caminas seguro de tu propósito hacia la ver­dad. 4Ésta va delante de ti ahora, para que ellos puedan ver algo con lo que poder identificarse, algo que entiendan que les señale el camino.

10.  Al final de la jornada, no obstante, no habrá brecha ni distan­cia alguna entre la verdad y tú. 2Y todas las ilusiones que marcha­ban por el mismo camino que tú recorres se alejarán de ti, y no quedará nada que mantenga a la verdad separada de la compleción de Dios, la cual es tan santa como Él Mismo. 3Hazte a un lado con fe y deja que la verdad te muestre el camino. 4No sabes adónde vas. 5Pero Uno que sabe te acompaña. 6Deja que Él te guíe junto con los demás.

11. Cuando los sueños se hayan acabado, cuando el tiempo haya cerrado sus puertas a todo lo pasajero y los milagros ya no tengan objeto, el Hijo de Dios no emprenderá más jornadas. 2Ya no tendrá ningún deseo de ser una ilusión en vez de la verdad. 3Hacia esto es hacia lo que nos encaminamos, a medida que seguimos ade­lante por el camino que la verdad nos señala. 4Ésta es nuestra jornada final, la cual llevamos a cabo por todos. 5No perdamos el rumbo. 6 Pues así como la verdad va delante de nosotros, también va delante de los hermanos que nos seguirán.

12. Nos encaminamos hacia Dios. 2Haz una pausa y reflexiona sobre esto: 3¿Qué camino podría ser más santo, más merecedor de tus esfuerzos, de tu amor y de tu absoluta dedicación? 4¿Qué camino podría darte más de lo que es todo, u ofrecerte menos y aun así satisfacer al santo Hijo de Dios? 5Nos encaminamos hacia Dios. 6La verdad que va delante de nosotros es una con Él ahora, y nos conduce allí donde Él siempre ha estado. 7¿Qué otro camino sino éste podría ser una senda que quisieses elegir?

13. Tus pies ya están firmemente asentados en el camino que con­duce al mundo hasta Dios. 2No busques otros caminos que parez­can llevar a otra parte. 3Los sueños no son guías dignos de ti que eres el Hijo de Dios. 4No olvides que Él te ha tomado de la mano, y te ha dado tus hermanos con la confianza de que eres merece­dor de la Confianza que Él ha depositado en ti. 5Él no puede ser engañado. 6Su Confianza ha hecho que tu trayectoria sea induda­ble y tu meta segura. 7No les fallarás a tus hermanos ni a tu Ser.

14. Y ahora sólo te pide que pienses en Él por un rato cada día, para que pueda dialogar contigo y hablarte de Su Amor, recor­dándote cuán grande es Su Confianza, cuán infinito Su Amor. 2En tu nombre y en el Suyo, que son el mismo, gustosamente practi­camos con este pensamiento:


3Me haré a un lado y dejaré que Él me muestre el camino, pues deseo recorrer el camino que me conduce hasta Él.



Instrucciones para la práctica

Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Por lo menos cinco minutos; lo ideal es treinta minutos o más.
Se nos están dando menos instrucciones acerca de lo que tenemos que hacer durante los periodos más largos de práctica. Se espera que confiemos cada vez más en lo que antes se ha trabajado y en lo que el Espíritu Santo nos inspire a hacer en el momento. Durante la práctica más larga de hoy, se espera que nos unamos mentalmente a Dios, Quien nos hablará, diciéndonos cuánto nos ama y cómo nos ha encomendado nuestros hermanos a nosotros, confiando totalmente que les llevaremos al hogar, a Él. Por eso, repitamos las palabras que se nos dan (“Me haré a un lado y dejaré que Él me muestre el camino, pues deseo recorrer el camino que conduce hasta Él”), y luego entra profundamente en tu mente, escuchando en silencio y quietud Su Voz. Recuerda tu entrenamiento acerca de cómo hacerlo: escucha en quietud, con confianza, y con paciencia, repitiendo las frases cuando tu mente se distraiga.
El propósito de la práctica de la mañana es agarrarte firmemente a Su Mano, para que Él pueda llevarte, mientras tú a tu vez llevas a tus hermanos. Al prepararte para servir a tus hermanos, el propósito de la práctica de hoy es fundamentalmente la misma que la de ayer.

Recordatorios cada hora: Uno o dos minutos, a la hora en punto, (menos si las circunstancias no lo permiten).
Repite la idea y luego escucha en silencio y quietud la Voz de Dios. Pregúntale cómo quiere dirigirte en esta hora que comienza, cómo quiere que guíes a tus hermanos por el camino que lleva a Él. Y dale gracias por Su dirección en la hora que ha pasado.

Comentario

“Hay una manera de vivir en el mundo que no es del mundo, aunque parezca serlo” (1:1). Y todos aspiramos a este modo de vida. Lo sorprendente del Curso es que ofrece lo que podría llamarse un camino del medio entre renunciar al mundo y meterte de lleno en él. Muchos, quizá la mayoría, de los buscadores espirituales cometen el error de pensar que una vida espiritual de algún modo tiene que parecer diferente. Algunos se visten de manera diferente, algunos renuncian a las comodidades modernas, algunos encuentran la espiritualidad en las verduras, algunos llenan sus hogares de incienso, algunos viven en pobreza, o alejados de la normal multitud mundana.

Esta lección es una de las más claras afirmaciones en el Curso de que un buen estudiante del Curso no cambia de aspecto, excepto que quizá sonríe más frecuentemente. Hay caminos espirituales que piden un cambio de apariencia (una cabeza afeitada, vestimenta diferente) y esto no es para quitarle mérito a estos otros caminos. Pero no son el camino del Curso. Una de las lecciones más difíciles para los estudiantes del Curso, por lo que he observado, parece ser aprender a ser normales. Un verdadero estudiante del Curso es como todos los demás, tanto es así que “los que aún no han percibido el camino también… creerán que eres como ellos, tal como una vez lo fuiste” (1:5).

Sin embargo, somos diferentes. La diferencia está dentro; nos hemos hecho a un lado, hemos dejado el control de nuestras vidas, y estamos dejando que nuestro Guía Interno dirija nuestro camino a Dios. Todo el mundo, incluidos nosotros, vinimos a este mundo por elección propia, “buscando un lugar donde poder ser ilusiones y así escapar su propia realidad” (2:2). Pero hemos descubierto que no podemos escaparnos de nuestra realidad, y hemos elegido darle menos importancia a las ilusiones, y seguir la verdad. Hemos aceptado nuestra función, y reconocemos que estamos aquí ahora, no por nosotros solos, sino para servir a aquellos que nos rodean tal como nos servimos a nosotros mismos (5:4). Caminamos hacia Dios, y llevamos al mundo con nosotros hacia Dios (12:1; 13:1). Nos hacemos a un lado, y dejamos que Él nos muestre el camino.







TEXTO


VI. La luz de la comunicación


1. La jornada que juntos emprendemos es el intercambio de la oscuridad por la luz, y el de la ignorancia por el entendimiento. 2Nada que entiendas puede ser temible. 3Es sólo en la oscuridad y en la ignorancia donde percibes lo aterrador, y huyes de ello para sumirte en una oscuridad todavía más tenebrosa. 4Mas sólo lo que está oculto puede aterrorizar, no por lo que es intrín­secamente, sino por el hecho de estar oculto. 5Lo tenebroso es aterrador porque no comprendes su significado. 6Si lo comprendieses estaría claro para ti, y ya no estarías en la oscuridad. 7Nada tiene un valor oculto, pues lo que está oculto no puede ser compartido, y por lo tanto, se desconoce su valor. 8Lo que está oculto se mantiene aparte, pero el valor de algo reside siempre en el aprecio que se le da conjuntamente. 9Lo que está oculto no puede ser amado, y, así, sólo puede ser temido.

2. La serena luz en la que el Espíritu Santo mora dentro de ti es sencillamente una luz donde todo está al descubierto, donde no hay nada oculto, y, por ende, donde no hay nada que temer. 2El ataque siempre cederá ante el amor si se lleva ante éste y no se mantiene oculto de él. 3No hay tinieblas que la luz del amor no pueda disipar, a menos que se mantengan. ocultas de la influencia benéfica del amor. 4Lo que se mantiene fuera del alcance del amor no puede compartir su poder curativo, pues ha sido separado de él y se ha mantenido en la oscuridad. 5Los centinelas de la oscu­ridad la vigilan celosamente, y tú, que fabricaste de la nada a esos guardianes de lo ilusorio, tienes ahora miedo de ellos.

3. ¿Vas a continuar otorgándole un poder imaginario a esas extra­ñas ideas de seguridad? 2No son ni seguras ni inseguras. 3No Pro­tegen ni tampoco atacan. 4No hacen nada en absoluto, pues no son nada en absoluto. 5En cuanto que guardianes de las tinieblas y de la ignorancia no recurras a ellas a no ser que quieras sentir miedo, pues lo que mantienen en la oscuridad es temible. 6Abandónalas, y lo que era temible dejará de serlo. 7Sin la protección de la oscu­ridad, lo único que queda es la luz del amor, pues sólo éste tiene significado y sólo él puede vivir en la luz. 8Todo lo demás no puede sino desaparecer.

4. La muerte cede ante la vida, simplemente porque la destruc­ción no es verdad. 2La luz de la inocencia desvanece la culpabili­dad con su fulgor porque cuando se pone una al lado de la otra, la verdad de una hace que la falsedad de la otra resulte perfecta­mente evidente. 3No mantengas la culpabilidad separada de la inocencia, pues tu creencia de que puedes conservar las dos es una absurdidez. 4Lo único que has hecho al mantenerlas separa­das es perder el significado de ambas al confundir la una con la otra. 5así, no te das cuenta de que sólo una de ellas tiene sen­tido. 6La otra no tiene sentido en absoluto.

5. Tú has considerado la separación como un medio de interrum­pir la comunicación con tu Padre. 2El Espíritu Santo la reinter­preta como un medio, de re-establecer lo que nunca se inte­rrumpió, pero sí se había velado. 3Él puede valerse de todo lo que has fabricado para Su santísimo propósito. 4Él sabe que tú no estás separado de Dios, pero percibe muchas cosas en tu mente que te hacen pensar que lo estás. 5De eso, y sólo de eso, es de lo que Él desea apartarte. 6Él te enseñará cómo usar en tu favor tu poder de decisión, que tú concebiste para sustituir tu poder creador. 7Tú que concebiste el poder de decisión para crucificarte a ti mismo, tienes que aprender del Espíritu Santo cómo utili­zarlo en beneficio de la santa causa de la restauración.

6. Tú que hablas haciendo uso de símbolos turbios y engañosos no entiendes el lenguaje que has inventado. 2No tiene sentido, pues su propósito no es facilitar la comunicación, sino interrum­pirla. 3Si el propósito del lenguaje es facilitar la comunicación, ¿cómo puede tener sentido dicha lengua? 4Mas incluso este extraño y tergiversado esfuerzo de querer comunicar no comuni­cando, contiene suficiente amor como para hacer que tenga sen­tido si su intérprete no es su hacedor. 5Tú que la inventaste sólo estás expresando conflictos, y el Espíritu Santo quiere liberarte de ellos. 6Pon en Sus manos lo que quieres comunicar. 7Él lo inter­pretará con perfecta claridad, pues sabe con Quién estás en per­fecta comunicación.

7. No sabes lo que dices, y, por lo tanto, no sabes lo que se te dice, 2pero tu Intérprete se da cuenta de lo que quieres decir en tu extraño lenguaje. 3Él no intentará comunicar lo que no tiene sen­tido, sino que separará todo lo que lo tiene, descartando el resto, y les transmitirá a aquellos que verdaderamente quieran comuni­carse contigo lo que en verdad quieres comunicarles. 4Hablas dos lenguajes al mismo tiempo, lo cual no puede sino ser algo ininte­ligible. 5Mas si uno de ellos no tiene sentido y el otro lo tiene, sólo este último. puede utilizarse para la comunicación. 6El otro no haría sino obstruirla.

8. La única función del Espíritu Santo es facilitar la comunicación. 2Para poder restablecerla, por consiguiente, tiene que eliminar todo lo que la obstaculizaría. 3No le ocultes nada, por lo tanto, que pudiera obstaculizarla, pues Él no atacará a tus centinelas. 4Sim­plemente llévalos ante Él, y permite que Su dulzura te muestre que en la luz no son temibles y que no pueden servir de guardia­nes de las tenebrosas puertas tras las cuales no hay nada que se encuentre celosamente oculto. 5Abramos todas las puertas y deje­mos que la luz entre a raudales. 6En el templo de Dios no hay recintos secretos. 7Sus puertas están abiertas de par en par para recibir a Su Hijo. 8Nadie puede dejar de acudir allí donde Dios lo ha llamado, a menos que él mismo le dé la espalda a la bienvenida que le extiende su Padre.






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